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[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo del nacionalismo-secesionismo

¿Han sido los resultados en Cataluña muy distintos de los del resto de España?

Fuentes: Rebelión

Para los y las activistas que opinan con fundamento que otro mundo y otra España son posibles y luchan con tenacidad, sin sectarismos y sin desánimo para conseguirlo.  Continuar hoy pretendiendo cambiar la UE desde el interior para mantener un discurso sobre «Europa social» es una mentira como un callejón sin salida. Esta mentira debe […]

Para los y las activistas que opinan con fundamento que otro mundo y otra España son posibles y luchan con tenacidad, sin sectarismos y sin desánimo para conseguirlo.
 

Continuar hoy pretendiendo cambiar la UE desde el interior para mantener un discurso sobre «Europa social» es una mentira como un callejón sin salida. Esta mentira debe ser denunciado sin descanso si queremos que queda un día en un punto muerto.

Jacques Sapir (2016)

Hace falta todavía mucho tiempo, mucho trabajo, mucha, muchísima gente trabajando durante años y paños, hace falta mucha socialización de experiencia, hace falta gente organizada, socializada en comunes, en colectivos, en gente creando sociedad nueva. Hacen falta millones de «animales políticos» (Aristóteles), no átomos dispersos. En definitiva, hace falta mucha cultura nueva para salir de la actual fase de conciencia económico-corporativa para poder pasar a una fase ético-política.

Joan Tafalla (2016)

A partir de mañana habrá que afrontar los hechos y ver cómo se maniobra en una relación de fuerzas en cualquier caso muy compleja y objetivamente mejor que la de hace dos años. Pero ahora mismo el reto mayor para Unidos Podemos no es soportar el triunfalismo del PP o los guantazos de Sánchez; ni apañar una estrategia sensata y reparadora para las próximas semanas. El mayor reto es el de mantener la unidad. El peligro de divisiones y quiebras es muy grande y nuestros rivales van a tratar de alimentar esa pendiente. Mucho cuidado. Habrá quien eche la culpa al exceso de transversalidad o al exceso de confluencia; a la baja intensidad del discurso o a la baja intensidad de la campaña; a la desmovilización de los movimientos o al liderazgo televisivo. La victoria hubiera hecho buenos todos los pasos; la «derrota» da la razón a todas las críticas. Es imprescindible debatir sobre lo que ha pasado, sin eufemismos ni rodeos, pero sería bueno que partiéramos del presupuesto de que en realidad no sabemos -nadie sabe- por qué ha pasado. Hay que evitar a todo trance los análisis tajantes («ya lo decía yo») que sirvan de arma arrojadiza entre las corrientes internas divergentes. Dentro de IU y dentro de Podemos, y entre IU y Podemos, es imperativo conservar la serenidad y acentuar los cuidados. Ya no hay alternativa a la unidad, salvo la derrota definitiva del cambio; es decir, la derrota definitiva de la ética y la democracia. Estamos ya condenados a salvarnos juntos, nos guste o no; y si hay todavía -porque la hay- alguna posibilidad de recuperar el terreno pasa porque entendamos que lo único cierto, lo único indudable, lo único que sabemos con certeza es que cualquier división nos matará y que los medios, los partidos del régimen y el gobierno de Rajoy se han sentido -y se sienten- tan amenazados que han hecho todo lo posible, y lo seguirán haciendo, para matarnos. Ése debería ser suficiente motivo para preservar por encima de todo la unidad del proyecto, mientras lo repensamos, como condición para sumar a los que faltan.

Santiago Alba Rico (2016)

Empiezo por lo más importante, con una información de EFE. La Inspección de Trabajo de Cataluña ha destapado una «trama irregular» de subcontratación de servicios técnicos de Telefónica que implica a un centenar de empresas y que ha supuesto una propuesta de sanciones y liquidaciones por un importe de 5,7 millones de euros. ¡De Telefónica, de Timofónica! La actuación, que se ha desarrollado en colaboración con la Seguridad Social, ha permitido comprobar la extensa cadena de subcontratación de «la gran multinacional» y las «irregularidades» en las condiciones de trabajo de muchos de los trabajadores. La investigación ha permitido que unos 200 «falsos autónomos» que trabajaban para las compañías subcontratadas hayan sido dados de alta en el Régimen General de la Seguridad Social y que un centenar de trabajadores temporales hayan pasado a ser fijos. En cuanto a la propuesta de sanciones y liquidaciones a la Seguridad Social, deberán hacer frente a ella a partes prácticamente iguales tanto Telefónica, considerada responsable subsidiaria (3,1 millones de euros), como el centenar de empresas investigadas». Lo que todos nos imaginábamos. De acuerdo, de acuerdo, pero ¡ya era hora! ¡Bien, muy bien!

La pregunta abre una respuesta con la que intento disentir de las afirmaciones nacionalistas-secesionistas en .Cat (ERC principalmente) de estos días pasados. Resumo la «narrativa» desplegada : el Estado español (es decir, España en este caso) es incorregible, nada podemos hacer, nada puede hacerse. ¡ Vayámonos, no tienen remedio! En Cataluña, en cambio, todo es distinto y para bien y avance popular , los resultados electorales no tienen nada que ver. Veamos. Pero antes unas pinceladas dispersas.

Tras el golpe del 26J: de todas las historias de la Historia la historia más triste no es la de España. Jaime Gil de Biedma hablaba de otra España y en otras circunstancias. Y no es la más triste p orque no va a terminar mal esta historia y porque millones de ciudadanas, millones de activistas y electores, siguen transitando por los caminos de la dignidad, la rebeldía y el lema de «unidos, sin sectarismos y aprend iendo un a s de otros, podemos. ¡Y tanto que podemos!». Me vienen a la memoria unos versos de Guillevic citados y traducidos por Sacristán en una conferencia de 1979 sobre una política socialista de la ciencia. Decían así: Nous n’avons jamais dit / Q ue vivre c’est facile [No hemos dicho nunca que vivir sea fácil]/Et que c’est simple de s’aimer…[Ni que sea sencillo amarse]/ Ce sera tellement autre chose [Será, pues, una cosa bien distinta]/ Alors. Nous espérons [No perdemos la esperanza ]. Eso, la lucha, la no claudicación, la organización y el esperancismo, no la desesperación o el pesimismo inútiles y, además, injustos y poco fundamentados.

¿Pudo haber un pucherazo el pasado 26J más o menos organizado con la colaboración del Ministro de la ultraderecha opusdeísta? Por supuesto y mucho más. De hecho, pequeños pucheracitos han podido acompañar muchas de las elecciones celebradas. Ya se habló de una situación similar en las elecciones de 1977 (500 mil votos de más a la UCD. si mi memoria no me falla). En una revista de aquella época, El Cárabo, se publicaron estudios sobre el tema. Pero yo no gastaría demasiadas energías en el tema. No insistamos. Mejor cambiar de tema y de terreno de intervención.

Sobre las citas que abren el texto. La de Sapir es muy breve. Necesaria y significativa en estos momentos. Recoge la opinión de sectores crecientes de las izquierdas europeas que en absoluto merecen el calificativo de antieuropeístas o lindezas afines. El tema de fondo de la reflexión de Sapir: el referéndum del pasado 23J.

La observación de Joan Tafalla, excelente, como todas las suyas, no debería pasar inadvertida. Señala, sin duda, una de nuestras tareas, esencial como pocas.

El texto del autor de Capitalismo y nihilismo. Dialéctica del hambre y la mirada, un pelín más largo, recoge, en mi opinión, un tema central de las reflexiones que podemos y debemos hacer en estos momentos tras los resultados del 26J. Mi acuerdo es total. Por el contrario, reflexiones-latigazos como los siguientes no ayudan, en absoluto : «Anoche tras un resultado desolador y comprobar que 5 + 1 no eran 6, sino que eran 5 e incluso menos, Pablo Iglesias de manera precipitada, nos dijo que ese camino, ese camino que no ha permitido desbancar al Partido Popular, ni al PSOE, es el correcto. ¿Por qué? ¿Queremos seguir siendo Podemos? Esa es la pregunta que muchos deben hacerse tras escuchar las palabras de ayer de nuestro secretario general». Por la misma senda: «Hablar de marketing versus contenido es una excusa para volver a la izquierda.»

Por lo demás, José Juan Toharia, presidente de Metroscopia, alguien que conoce muy bien el asunto de las encuestas y los cambios de opinión, ha señalado un punto, un punto my gordo, que no debemos olvidar: «El Brexit, que al principio pareció un factor de escasa relevancia electoral, puede haber acabado resultando decisivo. En la tarde noche del viernes, y según un sondeo de Metroscopia concluido entonces, apenas el 1% de los votantes potenciales (el 1,4% exactamente: unas 350.000 personas) señalaba que el Brexit le haría, con total seguridad, cambiar el sentido de su voto. Un 3% adicional (es decir, unas 750.000) consideraba poco probable que eso ocurriera, pero tampoco lo descartaba». Pero algo pasó, sin duda, añade Toharia, en el sábado de reflexión, «que, informativamente, supuso un aluvión sobre las múltiples y graves posibles consecuencias que el Brexit podría suponer para Reino Unido, para la UE… y para España». La atención pública, prosigue, se abrió abruptamente a un nuevo contexto referencial, «en el que el atractivo de apoyar lo nuevo y de infligir un castigo a lo viejo cedió el paso a la prudencia que parecía imponer la, hasta ese momento inadvertida, gravedad de los hechos al otro lado del Canal de la Mancha» [la cursiva es mía]. Preguntarse por las razones de ello no es tema baladí.

Añado, por otra parte, lo que todos sabemos: una alianza de estas características no es fácil, nunca ha sido fácil. Hay compañeras, hay compañeros, los que yo conozco han estado y están en los alrededores de IU (sin ser militantes de la organización), que han manifestado su disidencia respecto a algunos de los candidatos, respecto a partes del programa (también respecto algunas ausencias sin duda importantes), respecto a la vindicación de tradiciones y nombres, en torno a la política de alianzas, sobre significantes vacíos cuyo significado había que ir construyendo poco a poco, etc. Al final, no han votado. Tal vez en Andalucía este haya sido uno de los factores. Hay, por supuesto, actitudes más discutibles, menos honestas políticamente. No entro en ellas. Por lo demás, la defensa del «dret a decidir» de Cataluña (he manifestado mi opinión al respecto) y creo que de Euskadi (lugares donde ciertamente los resultados han sido buenos o muy buenos), aunque ya presente en las elecciones del 20D tanto por parte de Podemos como por parte de Izquierda Unida-Unidad Popular, tiene o puede tener sus consecuencias electorales a no ser que se sea clara y explícitamente federal en la apuesta y a veces esa claridad está muy lejos de estar presente cuanto menos aquí, en Cataluña.

Aunque no sea el tema de esta nota, vale la pena insistir que estamos ante resultados de un combate electoral, que no toda la lucha de clases se centra en este ámbito, que la organización, la formación y las luchas concretas en diversas esferas siguen siendo esenciales, que evitar la absorción por parte de las instituciones es tarea primordial y que no deberíamos confundir ilusiones político-electorales, sin duda importantes e incluso necesarias, con resultados factibles. Si comparamos la situación actual con la situación de hace tres años en este ámbito institucional (no apunto a otras luchas y, sobre todo, al papel de los movimientos sociales críticos ahora sin duda y en general menos pujantes) nuestra situación es mucho mejor.

Reconocer, como se ha reconocido, que no sabemos explicar bien por el momento las razones de lo sucedido es un síntoma excelente. Si no sabemos, no sabemos… y a pensar y a analizar no para lanzarnos los trastes a la cabeza sino para comprender, mejorar e incidir con más éxito. Desde una perspectiva de unidad, no desde el mantra «ya lo decía yo que soy muy listo y tengo la verdad indiscutible de toda la escena».

Añado: tras el 26J, más allá de ilusiones y esperanzas justificadas, sin olvidar errores de unos y de otros (y también los propios por supuesto), desde un punto de vista institucional, dejando aparte el caso de Grecia donde Syriza hace casi todo aquello que dijo que no iba a hacer, ¿hay algún país de la UE que tenga una izquierda o el término complementario que se quiera usar, mejor implantada en las instituciones (que ya sé que no es todo, ni mucho menos)? Tal vez Portugal, pero no muchos países más. Diferencia: en Portugal, una de las fuerzas de izquierda, que por cierto dan apoyo al gobierno del Partido Socialista, estoy hablando del PCP, tiene una implantación organizativa, militante, cultural, sindical, mucho, muchísimo mayor. Ignoro la situación del Bloque.

Pero no era el tema. Tampoco lo es Susana Díaz: lo peor de lo peor de lo peor, una de las políticas profesionales más nefastas que se recuerdan en nuestra historia reciente. A la altura dek peor Felipe González que se recuerda. Que una política así, chula y ambiciosa hasta lo insoportable, sea la presidente del PSOE andaluz produce temblor y horror (de los 120.606 votos perdidos por el PSOE, 77.561 se concentraron en el «feudo» de la baronesa Díaz).

El tema finalmente es este: tal como han señalado reiteradamente estos días algunos portavoces-líderes de ERC (David Fernández de la CUP pidió el voto para esta formación según cuenta la prensa), ¿España -para ellos: Madrid, Estado español, el país que les explota, oprime y esclaviza (Carme Forcadell dixit)- es incorregible? ¿Nosotros, los catalanes, el pueblo catalán, estamos hechos de otra pasta? ¿El resultado electoral aquí, en .Cat, no tiene nada que ver con el resultado del resto de España? ¿Cataluña siempre está en la vanguardia de la modernidad y la emancipación, y España en el retroceso y en el conservadurismo neofranquista o afín? Veamos aunque advierto que la cosa es algo aburrida. Va de cifras con pocas letras. Diez observaciones, no más.

1. Fuerza política con mayor incremento de votos en Cataluña: el PP con 44.628 votos (ERC unos 27.500).

2. Votos sumados de las dos fuerzas abiertamente independentistas (ERC, CDC): 1.111.133.

2.1. En el 20D: 1.169.035. Pérdida de votos: unos 59.000.

3. Suma de votos de las fuerzas partidarias del dret a decidir: 1.959.659. En torno al 57% de los votantes.

3.1. Lejos del 80% del que suele hablar sin alteración.

4. Suma de votos de fuerzas partidarias abiertamente del neoliberalismo (CDC, PP, Ciudadanos): en torno a 1.322.000. Sumando ERC (que forma parte del Junts pel sí y no echa pestes de esta UE): 1.950.000. Sumando el PSC (que ha practicado esas políticas en muchas ocasiones): 2.500.000 (el 73% de los votantes si tenemos en cuenta la última cifra).

5. Fuerza vencedora en ocho distritos de Barcelona: En Comú Podem. Partido vencedor en Sarrià-Sant Gervasi: CDC. En Les Corts: el PP.

6. Porcentaje de voto de las derechas (PP, CDC, Ciutadans) en Cataluña: en torno al 44%. En el conjunto de España: en torno al 47%.

7. Madrid, 74,27% de participación: suma porcentual de los votos de Unidos Podemos y PSOE: 40,98%, Barcelona, participación del 66,68%: suma porcentual de los votos del PSC y En comú Podem: 41,07%.

8. Fuerza política más votada en las ciudades de Tarragona y Lérida: En comú Podem.

9. Participación electoral en Cataluña: Gerona, 62,3%; Lérida, 64,02%; Tarragona, 61,31%; Barcelona, 66,68%. Participación electoral en Aragón: Huesca: 70,39%; Teruel, 72,14%; Zaragoza, 72,20%

10. Ciudades trabajadoras del primer o segundo extrarradio de Barcelona en las que ha resultado vencedora En Comú Podem: Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Esplugues del Llobregat, L’Hospitalet de Llobregat, Sabadell, Castelldefels, Cerdanyola del Vallès, Cornellà de Llobregat, Sant Adrià del Besòs, Sant Boi de Llobregat, Granollers, Mataró, Sant Feliu de Llobregat, Sitges, Terrassa. Hay más.

Cierro -vienen las letras- con otro de los magníficos análisis del historiador José Luis Martín Ramos. De nuevo en la diana:

«Parto del principio de que la unidad de izquierda es una necesidad estratégica. No podemos pensar que un proyecto de cambio pueda imponerse en condiciones de democracia a partir de una sola de las organizaciones políticas (partidos, plataformas, movimientos, lo que sea) presentes… En España el eje fundamental de esa unidad de la izquierda es la de la que representa la principal tradición de cambio (con todos los peros que no anulan esa condición) que es IU y la que ha surgido como nueva cristalización política -creo que aún no acabada- de la movilización social del último decenio, Podemos. En la situación actual – y ya desde hace algún tiempo- el PSOE no forma, en su conjunto, parte de ese eje entre otras cosas porque está prisionero del grupo que desde hace décadas ha ido llevando al partido fuera de ese proyecto de cambio y hacia una transformación socioliberal que conspira por definición contra la unidad de la izquierda. A pesar de eso, habrá que contar con parte o partes del PSOE para reforzar ese eje y sobre todo habrá que llevarlo fuera de la influencia del proyecto socioliberal para avanzar en la unidad popular».

Más aún:

«Por esa razón consideró un pleno acierto el primer acuerdo político entre IU y Podemos y rechazo que se juzgue en clave electoralista el sentido de ese acierto; juicio que resulta todavía más incongruente cuando procede de sectores, nuevos o tradicionales, que frecuentemente critican el electoralismo y el tacticismo (…) Pero además el pacto UP ha sido un acierto electoral y no el desastre que algunas intervenciones de oportunismo pretenden. Quien dice que dos y dos no suman cuatro -boutade política bastante vieja, por cierto, que si se hubiera aplicado a febrero de 1936 habría dado la victoria a la derecha autoritaria y fascista- descuida que tener dos no te asegura mantener dos. En el movimiento de placas que se viene produciendo desde algún tiempo en el sistema político español y en el sistema de partidos la situación todavía no ha cuajado en continentes estables. Quien añora la presentación de IU y Podemos por separado seis meses atrás esconde la probabilidad -la mayor probabilidad- de que en el transcurso de seis meses, sin alguna novedad importante por ofrecer o que surja -en beneficio de la izquierda, no en el de la derecha-, los movimientos de votos serían mínimos, estarían repitiéndose los de diciembre- así que los mismos 69+2 diputados -o todo lo más un leve crecimiento de Podemos si, muy hipotéticamente, hubiera podido arrebatar los votos y diputados perdidos por el PSOE. No creo que IU hubiera podido tener resultados mejores y todo indica que podría estar contenta de mantener los dos diputados».

La presentación por separado, concluye Martín Ramos, «habría dado los mismos resultados, un hipotético: avance pírrico de Podemos hasta 72-73 diputados, y -¿por qué no se considera también esa posibilidad?- un retroceso de Podemos y de IU, por pérdida de votantes desanimados por la falta de unidad. En unas elecciones que eran, de facto, de segunda vuelta, se imponía ir en una misma candidatura para intentar un salto exponencial que produjera el sorpasso electoral; la aritmética del resultado del 20-D así lo sugería y por ello, quienes no estaban de acuerdo con el pacto no tuvieron argumentos para rechazarlo; es ventajista ponerlo ahora en cuestión y, sobre todo, es una falta de seriedad en el análisis».

Largo pero muy interesante en mi opinión.

Un apunte final sobre el caso Fernández Opus Dei Díaz: 1. Se ha dicho, a propósito del caso Xavier Trias, que es inadmisible perseguir a un político por sus posiciones independentistas. Por supuesto. Lo sería también si fuera federalista. Se entiende, pues, que los que denuncian esta persecución con toda la razón del mundo (yo soy uno de ellos) deberían denunciar otras persecuciones u ostracismos por los otros motivos señalados. No vale en un caso sí y no en el otro. 2. Se ha afirmado también que usar las cloacas del Estado para aplastar al adversario político no es recibido. No lo es. Tampoco lo es si las cloacas se asocian a una parte del Estado, como es la Generalitat de Cataluña, que, como sabemos y hemos experimentado, también tiene sus cloacas. 3. Se ha señalado que no cabe usar las instituciones del Estado para defender una causa política, la lucha contra el independentismo por ejemplo. Si es así, y debe ser así, tampoco es de recibo usar las instituciones políticas de la Generalitat, sin apoyo popular (no lo tienen ahora ni lo tuvieron en la anterior legislatura) para abonar y extender la opción secesionista, para apoyar asociaciones de la sociedad civil suyas como la Assemblea Nacional de Catalunya, para crear, como dicen, estructuras de Estado propias, para contentar a los tuyos, para montar jornadas de movilización secesionista, etc. Si lo primero (Fernández Díaz) no, tampoco lo otro.

PS. Una recomendación: Para los que aún no hayan visto el video del cara a cara Borrell-Junqueras. Muy recomendable http://www.asec-asic.org/2016/06/21/usted-se-inventa-las-cosas/ Recuerden que Oriol Junqueras sigue siendo vicepresidente del gobierno catalán. Ni se le ha pasado por la cabeza dimitir de su responsabilidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.