Este año ha sido un periodo histórico en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba desde la revolución socialista caribeña en 1959. Con la reapertura de las embajadas este mes de julio, después del anuncio oficial en diciembre de 2014 del inicio de normalización de relaciones y la salida de Cuba de la lista […]
Este año ha sido un periodo histórico en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba desde la revolución socialista caribeña en 1959.
Con la reapertura de las embajadas este mes de julio, después del anuncio oficial en diciembre de 2014 del inicio de normalización de relaciones y la salida de Cuba de la lista norteamericana de países terroristas celebrándose la primera reunión entre Raúl Castro y Obama en la Cumbre de las Américas en Panamá el pasado mes de abril, se generó rápidamente un imaginario optimista sin hacer un análisis exhaustivo de nuevos escenarios e intereses en las relaciones internacionales y la conciencia colectiva.
En las relaciones Internacionales uno de los primeros impactos, y por su docilidad con la política internacional estadounidense, fue la facilidad del proceso de acercamiento de la Unión Europea con la isla, iniciado en abril de 2014, después de los niveles de ruptura de relaciones comerciales con la Posición Común que aprobó la UE en 1996 por propuesta del expresidente español José María Aznar. El restablecimiento de relaciones de Cuba con EUA facilitó posteriormente las relaciones de Cuba con la UE llegando a que incluso la diplomacia del gobierno español conservador del Partido Popular acercara a nuevos empresarios españoles [1] al mercado cubano. Una relación comercial que ha hecho que muchos medios españoles hoy no vean a Cuba como su principal objetivo político sino a otros países, por sus estratégicas reservas petroleras, como Venezuela.
Una de las primeras tesis que podemos presentar por la cercanía de occidente hacia Cuba es el interés de Estados Unidos y Europa para que la isla empiece a disponer de la oferta, que nunca tuvo anteriormente, de otros mercados internacionales centrales y así de esta manera poder debilitar las relaciones de Cuba con Venezuela y aislar al incómodo estado bolivariano en el discurso antiimperialista. Algo similar se hizo con Irán, principal socio antiimperialista norteamericano de Venezuela en la OPEP, tras el histórico Acuerdo Nuclear del país persa con Estados Unidos (y otros sujetos del G5) el mes de julio.
En lo referente a la conciencia colectiva nacional en la población cubana siempre ha sido insertado un patriotismo antiimperialista por encima de un socialismo, para algunos autóctono caribeño para otros prosoviético, y esta particularidad de la isla fue uno de los principios que la hicieron resistir tras la caída de la URSS en 1989. La imagen de un pueblo ganando la Batalla de Playa Girón en 1961, los discursos del Che Guevara o Fidel contra el imperialismo norteamericano, la financiación o el soporte de Estados Unidos al terrorismo anticastrista visibilizado con el caso de los 5 Cubanos o la protección al prófugo Posada Carriles vinculado con la CIA ejecutando acciones bélicas como el derribo del Vuelo 455 de Cubana en 1976 donde fallecieron 73 personas, y sobre todo el Bloqueo político y económico con leyes estadounidenses atacantes a la soberanía de las isla como la de Ajuste Cubano de 1966, la Torricelli en 1992, o la Helms Burton en 1996, entre muchas más, eran experiencias que construían el lema de «Patria o Muerte». Un lema de la conciencia colectiva que hizo resistir las duras condiciones económicas que sufrió la isla, aunque nunca con indicadores de desnutrición infantil o pérdida de calidad educativa y sanitaria, durante el llamado Periodo Especial iniciado en los 90 con el endurecimiento del bloqueo.
La actual apertura de las relaciones de Estados Unidos hacia Cuba puede producir la contradicción de debilitar el discurso antimperialista en el gobierno cubano que tanto ha calado en la población civil y en la misma memoria histórica de la Revolución. Una contradicción dialéctica – principio marxista – de la que poco se ha hablado en la izquierda antiimperialista sobre la posibilidad de perder esencia de unidad, y poder generarse choques internos al difuminarse el enemigo común, el Imperio. Posiblemente experiencias que se han vivido en modelos asiáticos como Vietnam, olvidándose la conciencia nacional del pueblo asiático de la injerencia cruenta del Imperio de los Estados en el conflicto armado tras restablecer relaciones políticas y comerciales en 1995 y levantarse el bloqueo.
Al estadista y longevo Fidel Castro muchos medios occidentales conservadores le han etiquetado, y no por primera vez, de caduco o sectario con el momento actual al reflejar el líder en un escrito suyo en enero de 2015 su desconfianza hacia las acciones de Estados Unidos [2]. Y justamente, en agosto de 2015, con la histórica llegada del secretario de estado estadounidense John Kerry a Cuba, Fidel en otro escrito, La realidad y los sueños, volvió a señalar la deuda de Estados Unidos con Cuba por sus injerencias durante más de 50 años ya que «se adeuda a Cuba las indemnizaciones equivalentes a daños, que ascienden a cuantiosos millones de dólares como denunció nuestro país con argumentos y datos irrebatibles a lo largo de sus intervenciones en las Naciones Unidas» [3]. Fidel es más que consciente de la importancia de no olvidar el papel histórico del enemigo y sus intenciones para entender el presente.
Cuba puede sufrir una crisis existencial si su discurso antiimperialista norteamericano es suprimido rápidamente por el nuevo contexto de relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba, y es más que necesario construir un discurso actual más acorde a las nuevas condiciones, sin nunca olvidar la memoria histórica y también la persistencia de las relaciones entre centro y periferias, para que no pierda la Revolución su razón de ser.
Cuba dispone de algo más de tiempo para marcar nuevas esencias, ya que por «suerte» obtuvo nuevamente el rechazo de Estados Unidos y su socio Israel a condenar el bloqueo hacía la isla como han hecho los 191 países restantes de la Asamblea General de la ONU este 27 de octubre y eso le dio un periodo de prórroga al guión del antimperialismo norteamericano, pero posiblemente pronto esto no vuelva a suceder y la Revolución deba estar preparada para sus nuevas contradicciones internas y externas.
Notas:
[1] http://www.elmundo.es/economia/2015/07/02/559543ec46163fb0678b4589.html
[2] http://www.cubadebate.cu/noticias/2015/01/26/fidel-castro-para-mis-companeros-de-la-federacion-estudiantil-universitaria/#.Vi_SdLcvfIU
[3] http://www.granma.cu/reflexiones-fidel/2015-08-13/la-realidad-y-los-suenos
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