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Entrevista a Iván Gordillo, trabajador y activista de la Asamblea de Barcelona

«Hay que construir de nuevo un contrapoder, una cultura obrera que se ha extinguido»

Fuentes: Rebelión

Iván Gordillo es un trabajador que participa activamente en la Asamblea de Barcelona y en el comité contra los recortes sociales de la Asamblea de Sants. Nuestra conversación se centra básicamente en la constitución de la Asamblea de Barcelona y en el desalojo policial del pasado sábado 29 de enero. ¿Qué es la Asamblea de […]

Iván Gordillo es un trabajador que participa activamente en la Asamblea de Barcelona y en el comité contra los recortes sociales de la Asamblea de Sants. Nuestra conversación se centra básicamente en la constitución de la Asamblea de Barcelona y en el desalojo policial del pasado sábado 29 de enero.

¿Qué es la Asamblea de Barcelona?

El pasado junio, frente a la convocatoria de huelga general del 29 de septiembre y delante de la ofensiva de recortes sociales que el gobierno estaba planteando, a la que cabía añadir la pasividad con la que hasta el momento se había estado sufriendo la crisis, con únicamente alguna lucha aislada en empresas amenazadas con EREs, una serie de trabajadores de los autobuses de TMB (Transports Metropolitans de Barcelona) propusieron hacer un encuentro para plantear simplemente que hacía falta hacer algo. Como recordarás los «autobuseros» barceloneses llevaron a cabo recientemente una interesante lucha por los dos días de descanso…

Que consiguieron ganar…

Exacto, que consiguieron ganar con el apoyo de amplios sectores de los movimientos sociales y con la que se ganaron muchas simpatías. Aprovechando aquél «pedigrí», como dice Mercader, uno de los trabajadores que estuvo detrás de todo aquello, decidieron convocar una asamblea invitando a todas las personas interesadas en organizar la lucha contra la crisis y los recortes. Organizaciones políticas, sindicatos, movimientos sociales y vecinales, y personas a título individual se juntaron en esta primera reunión que congregó unas 300 personas.

¿Y qué se decidió en esa reunión?

Se decidió constituir la asamblea de Barcelona como un espacio de encuentro y organización entre los participantes antes mencionados. En ella se puede encontrar una amplia representación de los diferentes movimientos sociales anticapitalistas o críticos, o al menos preocupados con el devenir de la crisis y las políticas planteadas por la administración y la pasividad de los sindicatos institucionales. La forma de funcionamiento es muy sencilla; consiste en una asamblea, allí se discute qué hacer y cómo, y lo que allí se acuerda es asumido por toda la asamblea, como cualquier otro movimiento asambleario.

El primer reto fue preparar la huelga del 29 de septiembre, con la idea de crear un espacio donde encontrarse aquellos que no querían ir a remolque de CCOO y UGT. Se crearon comités de barrio en diversos barrios de la ciudad, y se creó una comisión para enlazar con los trabajadores de las empresas, sobre todo aquellas en lucha. Se hizo una asamblea pública en la plaza Universitat el día 15 de septiembre, días antes de la huelga, a la que asistieron unas 500 personas. Hay que decir que no surgieron de golpe y porrazo multitud de comités y que la labor en los centros de trabajo se limitó a difundir la asamblea y sus convocatorias, pero después de la huelga general del 29, donde se consiguió aglutinar un piquete numeroso en el centro de la ciudad y hubo buena respuesta en los barrios, se alcanzó cierta fuerza.

¿Qué se hizo después?

Con el paso de los meses y después de haber llevado a cabo diversas movilizaciones, hacer difusión y seguir con el trabajo de hormiguita, se está consolidando un espacio que creo muy interesante y necesario. Por un lado, me parece un espacio necesario porque sólo desde la suma de nuestros esfuerzos podremos conseguir algún logro, aunque sea pequeño, dejando de lado la visión miope provocada por las siglas o la pertenencia a tal o cual familia política. No creo que ninguna organización pueda aglutinar el descontento, ni sea capaz de erigirse como la fuerza alternativa hegemónica. Por otro lado, me parece interesante, saludable y constructiva por la mezcla de familias de la amalgama de la izquierda, digamos extraparlamentaria, por las sinergias que se producen en el seno de la asamblea. Si me permites un ejemplo ligero…

Te permito cualquier ejemplo.

A mi me parece muy interesante que los sindicalistas de cierta edad se contagien de la creatividad y atrevimiento de sectores como el movimiento autónomo o que gente del movimiento okupa entienda que hay que cuidar el discurso político para llegar al grueso de trabajadores.

Ahora lo que toca es arrimar el hombro, sumar esfuerzos y extender las ideas movilizadoras entre los trabajadores y trabajadoras y los vecinos y vecinas, porque sólo un movimiento amplio y numeroso puede frenar la política de agresión a las clases populares que está llevando a cabo el gobierno.

Posiblemente mi idea de lo que es la asamblea no sea compartida por alguno de sus participantes pero así lo creo yo y así se lo he contado.

¿Apoyasteis la manifestación del pasado sábado 22 de enero en Barcelona? ¿Por qué se convocó esa manifestación?

La manifestación del 22 de enero contra la reforma de las pensiones estuvo organizada por la coordinación de diversas asambleas ciudadanas de Catalunya, en la que también participó la asamblea de Barcelona, juntamente con otras organizaciones políticas y sindicales.

La manifestación era la convocatoria central de toda una semana de concentraciones y movilizaciones no sólo en Catalunya, también en Valencia y las Baleares. Se distribuyeron 40.000 ejemplares de la publicación «Ja n’hi ha prou» [1] en la que se explicaba detalladamente en qué consistirá la reforma de las pensiones y qué consecuencias tendrá sobre la clase trabajadora, denunciando las grandes falacias que se han propagado alrededor de este tema como excusa para abrir la puerta a las pensiones privadas. La campaña se centró en el rechazo a la reforma de las pensiones que en estos momentos, si bien aún no está aprobada por el congreso, ya tiene el beneplácito del llamado diálogo social llevado a cabo por CCOO, UGT, CEOE y el gobierno, y se pretendía aprovechar el impulso para difundir la huelga y las movilizaciones del 27 de enero.

Poco después de la manifestación, si no ando errado, se ocupó, si me permites la expresión, un local céntrico, un antiguo cine propiedad de la familia Balañá que llevaba años sin ser usado. ¿Qué se pretendió con ello? ¿Tener un espacio para discutir? ¿Agitar las aguas para preparar la huelga del próximo 27 de enero?

Según tengo entendido el inmueble ya estaba ocupado desde el pasado 18 de enero y al finalizar la manifestación se hizo público. Se pretendía liberar un espacio que sirviese a la asamblea de Barcelona y a otras entidades o colectivos de la ciudad como lugar de encuentro para organizar actividades diversas. De hecho. para ese mismo fin de semana ya se tenía un calendario de reuniones para preparar la huelga del 27, una conferencia sobre la reforma de las pensiones y la crisis, y el pase de la película «La sal de la tierra» y alguna actuación musical.

Se pretendía añadir una voz más a las voces críticas que piden una convocatoria de huelga como herramienta de lucha política contra las propuestas de recortes sociales. ¿Y qué mejor que hacerlo con una ocupación? Viendo como la crisis ha afectado al sector inmobiliario y de la construcción y sabiendo, como cifró la CUP, que en Barcelona hay cerca de 80.000 pisos vacíos

¿Ochenta mil dices en Barcelona?

80 mil digo. Creo que la ocupación puede ser una alternativa a la crisis. En el terreno de lo práctico hay que denunciar la falta de espacios en la ciudad donde se puedan reunir más de 100 personas en una asamblea sin necesidad de pagar un euro en concepto de alquiler.

¿Cuántas personas ocuparon el local? ¿Eran ocupas la mayoría de las personas que participaron en la acción del sábado por la noche?

En el momento de abrir la casa de la huelga tras la manifestación, entraron en el local alrededor de 400 personas porque allí y en aquel momento se debían hacer una serie de parlamentos y definir los actos y reuniones de las comisiones de la asamblea de Barcelona de cara a organizar la huelga del 27. Supongo que habría personas vinculadas al movimiento okupa pero muchas otras no lo serían, la manifestación era amplia y diversa. De todos modos eso es irrelevante porque de lo que se trataba era de conseguir un lugar donde organizar la huelga y la continuidad de la lucha contra los recortes y hacer difusión de esta. Ni más ni menos.

Déjame insistir en este punto. Los ciudadanos y ciudadanas que participaron en la acción renombraron el local, el ex cine, como «Casa de la vaga», casa de la huelga. ¿Por qué?

Esto era evidente dado el contexto político del momento. Personalmente entiendo la huelga como una herramienta de lucha, como un elemento para paralizar parcialmente la economía, como estrategia de presión a la clase gobernante, y especialmente en un momento en el que se pretende recortar derechos sindicales como la negociación de los convenios. En Italia hemos visto como la pasada semana, en una empresa vinculada a la Fiat, los trabajadores han firmado limitarse el derecho a huelga, entre otras cosas. En este contexto de ataque a los derechos de los trabajadores y trabajadoras creo que poner en el centro del discurso elementos como la huelga es imprescindible. También, sabiendo el miedo que hay en este país a ir a la huelga, y las dificultades que tienen muchos colectivos de trabajadores temporales, de la economía sumergida, etc. para ejercer este derecho, la huelga es una herramienta a reivindicar.

¿Han imputado algún delito a las personas que participaron en la acción? ¿Qué delito ha sido ese?

En principio se identificaron a todos las personas que se encerraron en el cine, pero desconozco si puede llegar algún tipo de sanción o citación judicial tratándose de tantas personas. Habrá que esperar a ver si llega alguna sanción.

¿Medió alguien, como ha ocurrido en otras ocasiones, entre los activistas y los Mossos? Se dice que los Mossos no llevaban identificación. ¿Es el caso?

Se intentó hablar con alguien. Se preguntó si aún existía la figura de la mediadora pero la respuesta que el gobierno había cambiado y con ello las formas de hacer del cuerpo de ahora en adelante. Esta actitud ha estado corroborada con las declaraciones que ha hecho el conseller de Interior durante la semana hablando de tolerancia cero con los antisistema.

Lo de la falta de identificación de los mossos es ya una constante. Desde mayo de 2009, especialmente a raíz de las agresiones que se produjeron durante las movilizaciones anti-Bolonia, también con algún periodista herido, están obligados a llevar la identificación de su número de placa visible en el uniforme pero esto nunca sucede. De hecho, algunos agentes se lo ponen con un velcro y cuando tienen que hacer alguna actuación se lo quitan. Puede parecer de risa pero es así.

¿Es cierto que los mossos comprobaron, uno tras otro, si las personas que participaron en la acción tenían antecedentes policiales?

No sé cómo funciona exactamente el proceso de identificación. Sé que se identificó a todos los allí presentes pero no sé qué harían con esos nombres. Lo que sí se ha conocido posteriormente por la prensa es la posible existencia de ficheros policiales porqué trascendieron el número de anarquistas, independentistas y antisistemas entre los identificados, según la clasificación de la policía. Yo tampoco soy un experto jurista pero creo que la Constitución dice que «Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias» (Artículo 16.2).

¿Hay alguna relación entre el encierro del sábado y la ocupación en septiembre de la antigua sede del Banesto en Barcelona?

Lo cierto es que la ocupación del Banesto días previos a la anterior huelga fue una experiencia positiva porque sirvió como herramienta de agitación y propaganda. Entiendo que en este caso se quería conseguir algo parecido, pero aprendiendo de los errores del pasado, dotando a la casa de la huelga de mayor contenido político. La anterior ocupación la del Banesto la llevó a cabo el Moviment del 25, vinculado a la asamblea. En el caso de la casa de la huelga, la asamblea participó de cerca dado que a la larga debía ser un espacio para su propio desarrollo.

¿Qué ocurrió, cómo desalojaron el local los mossos d’esquadra? Por parte de algunas veces críticas, se ha hablado de una actuación no legal y tramposa por parte de los mossos. ¿Por qué? ¿Tenían mandato judicial? Añaden que ese tipo de actuación sólo es posible 24 horas después de la ocupación y no tres horas después. ¿Es el caso?

Si han pasado 48 horas desde la ocupación se necesita una orden judicial para proceder con el desalojo, ello exige una denuncia por parte de la propiedad del inmueble y un proceso legal más lento. Si el juez de guardia a instancias de la policía cree que puede haber algún acto delictivo puede decretar el desalojo exprés. Algo que en este caso se comentó y que la prensa no recogió es que no encontraban al juez de guardia, algo que me parece grave. Por ese motivo se tardó unas horas hasta que empezó el desalojo, que entiendo ilegal porqué el inmueble llevaba ocupado unos días. De todos modos, en estos casos la policía procede con el desalojo y aunque después se demuestre o reconozca que era ilegal el desalojo ya está hecho y no sirve de nada demostrar la ilegalidad.

¿Es cierto que algunos activistas anticapitalistas fueron atendidos por un médico?

Desconozco el número exacto de partes de lesiones pero sé que algunas personas necesitaron asistencia médica. Hay imágenes del interior del cine donde se ve como proceden con el desalojo uno a uno y aquel que ofrecía cierta resistencia era agredido.

Felip Puig, el conseller d’Interior de la Generalitat de Catalunya, ha hablado de que ya se ha acabado la impunidad. ¿A qué se ha podido referir el senyor conseller? ¿Se alteró el orden público como ha afirmado el conseller?

Supongo que pretende lanzar un mensaje de advertencia y de temor para futuras movilizaciones. Quieren asustar a las personas más activas políticamente y advertir a quién se quiera sumar. Está claro que a medida que los gobiernos central y autonómico apliquen más medidas de recorte, ahora vendrá el ataque a la negociación colectiva y una batería de privatizaciones empezando por las cajas de ahorro, el nivel de rechazo irá en aumento y las manifestaciones probablemente sean más numerosas. Entonces esas medidas antisociales deben acompañarse de un mayor nivel represivo para acallar las voces críticas. Esto siempre ha sido así, por eso es importante encontrar canales de información donde explicar que estas medidas neoliberales atacan a la clase trabajadora y no ayudan a superar la crisis, para que la gente no nos creamos el discurso oficial.

Lo que sí es cierto es que nadie antes, en 15 días en el cargo, había provocado que tantas entidades y voces críticas denunciasen los riesgos de dejar barra libre a la actuación policial. Otra de las medidas que el conseller quiere aplicar es la «reorientación», al principio se habló de eliminación, de las cámaras que el anterior gobierno hizo instalar en las comisarías para reducir las torturas que se habían producido durante algunas detenciones.

En cuanto al «orden público»…

El orden público no se alteró en ningún momento. Al finalizar la manifestación, que transcurrió sin incidentes, se entró en el cine para hacer el acto que se tenía previsto. La actitud de los desalojados fue pacífica, no se produjo ningún enfrentamiento, con lo que no sé a qué se refiere el conseller más allá de lo antes comentado.

Alguna prensa habla, pretendiendo insultar o cuanto menos descalificar, de grupos antisistema, de colectivos anticapitalistas. En tu opinión, ¿qué sentido tiene ser un ciudadano antisistema, un ciudadano anticapitalista?

Este tema daría para un debate largo. A mi entender, primero se etiqueta con la palabra «antisistema» a un colectivo más o menos amplio y diverso como son los grupos, personas, organizaciones y sindicatos críticos con el status quo. Una vez que toda esta amalgama ya está clasificada con ese término se pasa a definir el adjetivo con aquellos elementos que la gran mayoría de la población identifica como negativos o contrarios a su escala de valores. Y ya tenemos un mecanismo de deslegitimación de todo aquello que moleste o critique a la clase política y dirigente y el estado de las cosas, partiendo de la idea de que la situación actual es la deseable por toda la sociedad y que si existe algún defecto o injusticia este es un mal menor.

Ser un ciudadano antisistema o anticapitalista es ser una persona crítica con el funcionamiento de la sociedad actual en la que vivimos que es el capitalismo, o al menos con algunos de sus elementos. Exige un proceso de comprensión de que aquello que sucede no es deseable para la gran mayoría de la población, que vivimos en una sociedad injusta. En mi opinión, el termino antisistema no es peyorativo porqué para mí este sistema es indeseable y por tanto es positivo estar en contra. Me parece positivo estar en contra de la pobreza y las desigualdades sociales y económicas que son consecuencias de este sistema, en una sociedad en la que hay riqueza y abundancia, y esta ha sido producida por todos los trabajadores y trabajadoras. El problema es doble porque nos han inculcado que este sistema es bueno y que los antisistema son muy malos. Esta concepción se debe combatir con mucha pedagogía y mano izquierda, especialmente en un momento de total derrota en el que lo único que nos queda es la capacidad de decirle a nuestro vecino aquello que pensamos. Hay que construir de nuevo un contrapoder, una cultura obrera que se ha extinguido. La tarea es ardua y muy larga pero es la que hay que hacer. Seguramente nosotros no recojamos el fruto, pero al menos habremos puesto la semilla.

Nota:

[1] ¡Ya basta!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.