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Entrevista a Guillem Llorens y Laia Bonastra, copresidentes de la Federació de Cooperatives de Treball

“Hay que cooperativizar la sociedad, demostrar que hay unos valores necesarios para la sostenibilidad de la vida”

Fuentes: La Marea

Con una «plataformización» de la economía que repercute en las condiciones de los trabajadores y una monopolización de muchos sectores económicos, el cooperativismo reclama espacio como un contramodelo efectivo que «tiene a las personas en el centro y no el capital». Guillem Llorens (GL) y Laia Bonastra (LB), copresidentes de la Federació de Cooperatives de Treball aseguran que “el modelo ha cambiado y hace que el cooperativismo que nació en un contexto muy determinado hace 150 años, de repente es más actual que nunca”. Además, defienden que «el cooperativismo se afianza y se reconoce como modelo de salud, de empoderamiento y de cambio hacia un sistema que es necesario como país».

¿El cooperativismo es un modelo en auge o en retroceso?

GL: Ahora tenemos una crisis, que siempre hace reflexionar a nivel social. Antes de la crisis estábamos en un momento de auge por un cambio de paradigma de una parte de la sociedad y por un tema generacional. Muchos hemos sido educados en “el trabajo dignificado” y de modelos basados ??en estudiar en una carrera y ganar mucho dinero. El concepto de éxito para las nuevas generaciones es muy distinto por las personas que han fracasado en estos modelos. Hay un cambio de visión de cómo queremos vivir; de qué es la calidad de vida y de cuáles son las cosas que queremos para vivir bien. El modelo ha cambiado y hace que el cooperativismo que nació en un contexto muy determinado hace 150 años, de repente es más actual que nunca.

Después de la pandemia hemos visto una mayor concienciación sobre la importancia de unas buenas condiciones laborales. De hecho, en EEUU se hablaba de «la gran dimisión», por las malas condiciones de los trabajadores. ¿Qué mejoras plantea el modelo cooperativo al respecto?

LB: No es tanto por las condiciones de trabajo como por el alineamiento de tus valores y los de la empresa. Al final no te compensa porque no crees en lo que estás haciendo. La democracia interna de las cooperativas te permite alinear más. A nivel de condiciones de trabajo, las personas socias participan en todas las decisiones y pueden decidir qué políticas aplicar.

¿Y ha visto un aumento de cooperativas desde la pandemia?

GL: La pandemia ha dado más sentido a las políticas que estábamos trabajando. Algo que muchos hacíamos por convicción ahora mismo es mucho más justificable y tiene más adeptos. El cooperativismo se afianza y se reconoce como modelo de salud, de empoderamiento y de cambio hacia un sistema que es necesario como país.

Los autónomos son también un sector, a menudo vulnerable, por las cuotas y una mayor inestabilidad laboral. ¿Plantea el cooperativismo alguna solución al sector?

GL: El autónomo es una figura típica de nuestra economía y muy acompañada de debilidad. Planteamos un cooperativismo de servicios como el del taxi. No es nuestro foco principal, pero hemos hablado de acercarnos a buscar una unión de autónomos en determinados sectores para llevarlos al trabajo colectivo.

Existen casos de cooperativas de trabajo grandes como Abacus o Som Energia. ¿Cuáles son las principales dificultades que se encuentra en su funcionamiento una cooperativa grande?

LB: El reto es velar por una participación real y democrática y parece que en una mayor es más difícil. Es necesario poner más recursos y poder formar a todas las personas y procurar que todo el mundo tenga la visión de transformación social.

GL: Los recursos deben ser proporcionales a la dimensión de la cooperativa. Hasta hace cinco años existía una desconfianza hacia el cooperativismo a gran escala. Por suerte, hoy en día, se entiende que el cooperativismo pequeño es importante, pero el cooperativismo grande es indispensable por la función de empoderamiento y su capacidad de escala si queremos transformar la sociedad. Es muy difícil realizarlo con proyectos de tres y cuatro personas.

En los últimos años hemos visto una digitalización de la economía con el surgimiento de plataformas como Glovo, aunque la falta de regulación ha demostrado que repercute en las condiciones de los trabajadores. ¿Es viable el cooperativismo en las economías de plataforma? ¿Existe algún caso de éxito?

GL: Como con los autónomosm lo estamos trabajando y existen ejemplos de cooperativas alternativas de plataforma que funcionan. Tenemos un problema de eficacia y conciencia. Estoy en el Valle de Arán y Amazon en 24 horas te envía cualquier producto. Combatirlo desde la efectividad es inviable. Se trabaja desde la conciencia y procurando realizar el producto y el servicio lo más ágil posible sin afectar a las condiciones de los trabajadores. Terminar con la comodidad no es fácil. Hagamos llegar el discurso cooperativo más allá del cooperativismo. Es necesario cooperativizar la sociedad, hacer ver que existen unos valores necesarios para la sostenibilidad de la vida.

También existen varios sectores muy monopolizados como el energético o el digital. ¿Puede el cooperativismo romper con esa monopolización?

GL: Poner fin al monopolio son palabras mayores. Tenemos proyectos con más de 100.000 usuarios, que no son pocos. Hay proyectos de cultura, energía, cuidados que pueden dar un salto de escala. ¿Romper los monopolios? Por el momento procuramos luchar contra ellos. Tenemos proyectos sólidos y con evolución que trabajaremos para que tengan incidencia para romper los monopolios y acabar con un sistema impuesto. Cataluña es un país muy cooperativo que tiene un sistema impuesto que no es el nuestro.

¿Y ve un apoyo institucional al modelo cooperativo con inversiones?

GL: Nunca es suficiente. Si se debe cambiar el sistema se necesitan muchos recursos. La inversión ha ido en aumento y hoy en día disponemos de 50 y 60 millones de euros. Si nos comparamos con hace diez años debemos estar a un 1000% de lo que estábamos. Para pedir es necesario demostrar y así lo estamos haciendo.

Para “democratizar a las empresas”, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, proponía que los trabajadores entren en los consejos de las empresas para mejorar la productividad y las condiciones laborales. ¿Cree que es un acercamiento al cooperativismo?

LB: Para nosotros el centro son las personas y no el capital. Entre todas debemos encontrar la mejor forma de cambiar la sociedad para que beneficie a todos los agentes.

GL: Es un primer paso. Para nosotros, dirigir una empresa sin tener en cuenta a las personas que trabajan en ella es inviable. Además de escuchar, es necesario dar voto. Incluso la empresa capitalista, para tener una mejor gestión, debe dar voz a los trabajadores.

Esta entrevista se ha publicado originalmente en La fàbrica digital. Puedes leerla en catalán aquí.

Fuente: https://www.lamarea.com/2022/08/25/guillem-llorens-hay-que-cooperativizar-la-sociedad-demostrar-que-hay-unos-valores-necesarios-para-la-sostenibilidad-de-la-vida/