Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Unas horas después de que acabara la Conferencia de Roma, Hezbola endurecía su postura rechazando el despliegue de una fuerza internacional en el sur del Líbano. Su postura difiere sensiblemente de la expuesta en Italia por el primer ministro libanés.
La comunidad internacional no es la única que presenta divergencias sobre los medios de detener la guerra entre Líbano e Israel. A penas unas horas después de que acabara la Conferencia de Roma, que no ha hecho un llamamiento al alto el fuego a causa del veto estadounidense, aparecieron las distensiones inter-libanesas respecto a qué actitud política había que adoptar frente a la ofensiva israelí. En efecto, Hezbola rechazó indirectamente el plan para salir de la crisis propuesto por el primer ministro.
En Roma Fouad Siniora había hecho un llamamiento a un alto el fuego inmediato, a un intercambio de prisioneros entre Líbano e Israel, a que las Granjas de Chaaba, ocupadas por el Estado hebreo, quedaran bajo la autoridad de Naciones Unidas en espera de la delimitación de las fronteras con Siria, al despliegue de tropas regulares en el sur del país «para impedir cualquier presencia armada diferente de la del Estado, según los Acuerdos de Taëf» que puso fin a la guerra civil, a la ampliación de las prerrogativas y del mandato de las fuerzas de Naciones Unidas en el Sur para «garantizar la estabilidad y la seguridad con el fin de permitir la vuelta de los desplazados a sus pueblos y ciudades«.
Jacques Chirac se desmarca del proyecto estadounidense
El proyecto de Fouad Siniora coincide en varios puntos con el propuesto por Jacques Chirac. También éste da prioridad al cese de los combates antes que al despliegue de una fuerza internacional a condición de que se llegue a un «acuerdo político que suponga el alto el fuego«. Contrariamente a Estados Unidos, que ignoran completamente a Hezbola, el presidente francés quiere asociar cualquier solución con este partido islamista que está representado en el gobierno y en el Parlamento. Según Chirac, el alto el fuego «se debe negociar por una parte entre el gobierno libanés y Hezbola y, por otra, entre la comunidad internacional, Israel y Líbano«. Lo que pretende el jefe del Estado francés es evitar imponer a Hezbola una solución por la fuerza que podría provocar una guerra civil.
Jacques Chirac descarta la participación de su país en una fuerza de la OTAN «que, queramos o no, se percibe como el brazo armado de occidente en estas regiones. Para Francia, la OTAN no tiene por vocación instalar una fuerza de este tipo«, declaró en una entrevista del periódico francés Le Monde. El presidente francés se desmarca así de los estadounidenses que, según él, desearían que se enviara lo antes posible a la «Fuerza de Reacción de la OTAN (NRF, en sus siglas en inglés) que estaría comandada por el Estado Mayor de los cuerpos europeos compuesto por Alemania, Francia, Bélgica y España y que en cierto modo se encargaría de aplicar el alto el fuego«.
Jacques Chirac precisa que su país opta por un plan en tres etapas: «un alto el fuego, después un compromiso político y a partir de ahí una fuerza multinacional sobre el terreno «. El mandato de esta fuerza, que «que debe ser elaborada muy cuidadosamente, debe permitir al gobierno legal libanés recuperar toda su soberanía sobre el conjunto de su territorio «.
Sean cuales sean los detalles, incluso fundamentales, entre las visiones estadounidense y francesa, y las diferencias entre los planes de Jacques Chirac y de Fouad Siniora, no le importan a Hezbola. Desaprobando de manera indirecta al primer ministro, el partido chiíta afirma que «sólo le concierne el alto el fuego inmediato y las negociaciones para el intercambio de prisioneros» con Israel. «Todo lo que salga de este marco sólo expresa puntos de vista personales«, declaró Mohammad Raad, jefe del grupo parlamentario de Hezbola.
Hezbola llama a la movilización general
«Frente a los objetivos de esta guerra bárbara«, explica el diputado de Hezbola, «es inconcebible que algunos partidos en Líbano expongan sus ideas personales y las presenten como constantes susceptibles de ser explotadas por los estadounidenses para servir a sus intereses«. Por su parte el jeque Mohammad Hussein Fadlallah, que se le considera la más alta referencia religiosa chiíta en Líbano, fue aún más explícito. En una entrevista a la televisión qatari al-Jazeera, el dignatario rechazó el despliegue de una fuerza internacional en el sur del Líbano. «No aceptamos que dicha fuerza venga a nuestro país. Puesto que su misión consiste en proteger a Israel, su misión es, pues, que se despliegue del lado israelí de la frontera«.
El jeque Fadlallah incluso ha publicado una fatwa (un decreto religioso) apelando a la movilización general. «Cada persona que posea un arma, incluso a título individual, debe dirigirse hacia la frontera para defender al país «, decretó. Es la primera vez que una personalidad religiosa de esta envergadura lanza un llamamiento a la movilización general. Estos desarrollos políticos y diplomáticos intervienen cuando la ofensiva israelí ha entrado en su tercera semana. El miércoles tuvieron lugar combates de una rara violencia en torno a la ciudad de Bint-Jbeil, donde Hezbola opone una resistencia feroz a las tropas israelíes que tiene dificultades para progresas por tierra. El ejército israelí ha reconocido la muerte de nueve militares en estos enfrentamientos que también ocasionaron 22 herido en sus filas.
La noche del miércoles al jueves la aviación israelí reinició sus bombardeos contra el ejército libanés, uno de cuyos cuarteles resultó afectado, en la localidad cristiana de Amchit, a unos cuarenta kilómetros al norte de Beirut. Estos ataques se producen después del anuncio hecho por los servicios de seguridad libaneses de la detención de 40 personas sospechosas de suministrar información a los israelíes para permitirles ajustar sus tiros de artillería y ataques aéreos.