I. Agudización de las contradicciones interimperialistas en el marco de una profunda crisis capitalista. I.a. Una crisis del capitalismo de dimensiones históricas I.b. Importantes cambios en la estructura económica mundial. II. Oriente Medio escenario permanente de guerra. III. Un siglo de intervención y saqueo colonial en Oriente Medio. De Sikes-Picot a la devastación de Iraq […]
I. Agudización de las contradicciones interimperialistas en el marco de una profunda crisis capitalista.
I.a. Una crisis del capitalismo de dimensiones históricas
I.b. Importantes cambios en la estructura económica mundial.
II. Oriente Medio escenario permanente de guerra.
III. Un siglo de intervención y saqueo colonial en Oriente Medio. De Sikes-Picot a la devastación de Iraq en 1991.
III.a. El acuerdo franco-británico de Sikes-Picot, un antecedente histórico básico.
III.b. Irán e Iraq. La soberanía nacional y la industria petrolera.
III.c. La guerra Irán-Iraq, primera Guerra del Golfo. III.d. El ataque a Iraq de 1991, empieza la cacería.
IV. El Consejo de Seguridad herramienta de aniquilación de pueblos a manos del imperialismo: Iraq de 1991 a 2003.
V. La OTAN pieza clave, política y militar, en la estrategia imperialista en Oriente Medio.
V.a. El Diálogo Mediterráneo de la OTAN
V.b. El eje EE.UU., Israel y Turquía.
Vc. El cambio estratégico de la OTAN en la Cumbre de 1999
V.d. El Gran Oriente Medio y el Gran Israel. La estrategia neocolonial un siglo después.
V.e. La Iniciativa de Cooperación de Estambul (ICE)
V.f. Líbano, un eslabón difícil en la geoestrategia imperial
V.g. La destrucción de Libia
VI. Nuevas contradicciones, nuevas alianzas
VII. Decadencia económica y hegemonía militar.
VII.a. Escalada en los preparativos de guerra en Oriente Medio
VII.b. El cerco a Rusia
VII.c. China, el enemigo principal
VIII. Últimos datos sobre el explosivo tablero árabe.
VIII.a. Egipto
VIII.b. Palestina
IX. Un futuro abierto: Comunismo o barbarie.
I. Agudización de las contradicciones interimperialistas en el marco de una profunda crisis capitalista.
I.a. Una crisis del capitalismo de dimensiones históricas.
Si el capitalismo llegó al mundo chorreando lodo y sangre, el imperialismo en periodos de crisis tan profunda como la actual muestra su determinación a destruir todo lo vivo para seguir alargando su agonía. Cuando la mano invisible del mercado se debilita hasta la extenuación, el puño de hierro se hace más mortífero que nunca. En estas condiciones la extracción de plusvalía sólo se asegura incrementando exponencialmente la explotación y la lucha a muerte por las materias primas dibuja nuevos escenarios de guerra. Lenin, en el prólogo de «El imperialismo, fase superior del capitalismo», escrito en abril de 1917 nos recuerda: «Quiero abrigar la esperanza de que mi folleto ayudará a orientar en la cuestión económica fundamental, sin cuyo estudio es imposible comprender nada en la apreciación de la guerra y de la política actuales, a saber: la cuestión de la esencia económica del imperialismo.»(1)
La profunda crisis del capitalismo, que ahora comienza su etapa más dura, se origina en la década de los 70 del siglo pasado y tiene su manifestación esencial en una caída sostenida Tasa de Crecimiento del Producto Mundial Bruto – como se observa en este gráfico tomado del trabajo de Jorge Beinstein, «La crisis en la era senil del capitalismo.»(2)
En el mismo gráfico se observa el crecimiento espectacular de los productos financieros derivados que comienza precisamente cuando la crisis debiera haber tocado fondo y haberse iniciado el crecimiento. El estallido de la burbuja especulativa en 2007 haría de detonante de la fase más intensa de la crisis general. Se pone así de manifiesto una vez más el recurso al crédito como intento desesperado de salida de la crisis por parte de un «capitalismo que lleva en su seno los gérmenes de su propia destrucción»(3). El crédito en las proporciones delirantes actuales, como en otras etapas históricas, no hace más que posponer la explosión y agigantar sus dimensiones. Unos elementos que dan cuenta de gran intensidad de la crisis es que desde 2008 la masa financiera mundial ha dejado de crecer y la capitalización bursátil está estancada.
El siguiente gráfico, tomado también de Jorge Beinstein, se muestra cómo, rompiendo la tendencia observada en ciclos largos anteriores, el quinto periodo de crecimiento que hubiera debido iniciarse a comienzos de los noventa del siglo pasado no ha hecho su aparición, ni tiene visos de hacerlo. Llama la atención que la fase de descenso – que ha tenido una duración promedio de 22,6 años en ciclos anteriores – dura ya más de 40 años, a pesar de que sí se produjeron los avances científicos-técnicos en materia de informática, biotecnología y nuevos materiales, que en otras etapas históricas de la historia del capitalismo contribuyeron decisivamente a la aparición de la fase ascendente, como señala el autor citado.
I.b. Importantes cambios en la estructura económica mundial
Si bien la crisis del capitalismo tiene carácter sistémico y afecta a todos los países del planeta, en el transcurso de su desarrollo se desvelan con mayor claridad las grandes diferencias con que afecta a los diferentes territorios. El proceso muestra que, como manifestación de la ley del desarrollo desigual y combinado, en un marco general de crisis con una caída general de los productos brutos de todos los estados, la recesión es muy fuerte en la mayor parte de la Unión Europea y en EE.EE, mientras que en países emergentes como los llamados BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica) y en otros países de Asia y América Latina, la crisis se refleja en una desaceleración del crecimiento.
El primer elemento destacado es la prevista pérdida de la hegemonía económica por EE.UU. a corto plazo. Goldman Sachs situaba ese acontecimiento en 2026, pero un reciente estudio de PWC (4 ) prevé que China se convierta en primera potencia mundial en 2018 (5). Así mismo el estudio prevé que el grupo de países integrado por India, China, Rusia, Brasil, México y Turquía supere para la misma fecha al G-7 integrado por EE.UU. Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Francia y Canadá.
Datos recientes vienen a confirmar estas aseveraciones. Brasil acaba de hacer públicos los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística según los cuales su crecimiento en 2011 fue del 2,7%. Esta cifra supone un retroceso significativo con respecto a la del año anterior en el que su crecimiento fue del 7,5%, reflejando el impacto de la profunda crisis mundial en curso. No obstante, ese débil aumento le ha permitido desbancar a Gran Bretaña como sexta potencia mundial (6) que tuvo en 2011 un crecimiento mucho menor, el 0,5% (7).
Algo semejante ocurre con el consumo de petróleo. La Agencia Internacional de la Energía prevé un descenso promedio mundial calculado en 750.000 barriles/día, pero mientras las potencias occidentales han tenido una reducción de dos millones de barriles/día entre 2008 y 2011, en China se ha producido un aumento de la misma cantidad. A pesar del descenso global del consumo, los precios no cesan de aumentar. Todos los pronósticos para 2012 indican que el precio del barril Brent oscilará en 2012 entre los 100 y los 120 dólares, «debido a que las preocupaciones por el suministro pesan más que los temores por el lento crecimiento económico mundial»(8).
El estancamiento en la producción de petróleo y la caída en la misma, prevista para los próximos años, es el factor principal que interviene en el aumento del precio. Es mucho más importante que hechos tan relevantes como el riesgo de guerra en Irán y el más que probable cierre del Estrecho de Ormuz a quien se atribuye una subida del precio del barril entre 10 y 15 dólares (9). Otra cosa es que un ataque de EE.UU o de Israel a Siria o a Irán encienda la mecha de una reacción en cadena que abarque al conjunto de Oriente Medio.
Estos elementos combinados, crisis estructural, agotamiento de recursos energéticos, exacerbación del expolio de materias primas mediante guerras y cambios en la hegemonía económica que no coinciden con el liderazgo en la dominación militar, configuran un panorama de gran inestabilidad. El capitalismo en crisis intensifica el recurso a la violencia y a la sobre-explotación. Sus atisbos de legitimidad se pierden y la represión se agudiza. La inteligencia, la capacidad de organización, la voluntad de lucha y la decisión de la clase obrera y de los pueblos tienen la palabra.
II. Oriente Medio escenario permanente de guerra
Desde el hundimiento de la URSS Oriente Medio es la clave de bóveda de la estrategia del imperialismo euro-estadounidense, que tiene su epicentro en el expansionismo sionista. Desde finales de la década de los 70, época en la que tanto Irán como Iraq nacionalizan su petróleo, la agudización de las contradicciones entre un imperialismo decadente pero con ventajas militares representado por EE.UU, la UE y la OTAN – en cuya urdimbre central siempre se encuentra el Estado de Israel – va perfilando el enfrentamiento entre este bloque y países como Rusia, y sobre todo China, que perciben con claridad creciente que se sitúan en el centro de su objetivo.
Por ahora, la partida se ha ido jugando en lo militar sobre el cuerpo de países intermedios como Iraq, Afganistán, la ex Yugoslavia , Libia. Ahora apunta hacia Siria e Irán. También se han producido importantes acontecimientos que entorpecen los planes imperiales como la derrota de Israel en 2006 por la resistencia libanesa hegemonizada por Hezbollah, algunas de las movilizaciones populares de 2011 en determinados países árabes como Egipto o los avatares de Palestina y los diferentes intentos de neutralizar su potencial de catalizador de la unidad antisionista árabe y musulmana.
Los principios fundamentales del análisis científico exigen situar el fenómeno en el devenir histórico de su desarrollo y en sus relaciones. En un proceso social de la complejidad del imperialismo, aislar los acontecimientos en un país del mundo de su contexto regional y su evolución en relación con la geoestrategia imperialista conduce a cometer errores muy graves, como aquellos en los que han caído una buena parte de las organizaciones de la izquierda europeas que, deslumbradas por la propaganda sobre los derechos humanos o sobre el carácter genuinamente «popular» de determinadas rebeliones, han jugado el penoso papel de comparsas del imperialismo.
El objetivo de este trabajo es analizar cómo el imperialismo ha utilizado los conflictos históricos entre los diferentes estados de la región y el baile de alianzas entre ellos, así como la exacerbación de los conflictos internos – en definitiva el «divide y vencerás» – para asegurar su hegemonía depredadora en las últimas décadas. Se revisará para ello el papel jugado en cada conflicto por cada uno de los estados en el Consejo de Seguridad de la ONU y el rol desempeñado por la OTAN como instrumento militar y diplomático, forjador de nuevas alianzas en la región. Se analizarán las nuevas relaciones entre Rusia y China, la guerra de baja intensidad contra Siria e Irán y el nuevo escenario militar en un amplio territorio centrado en Oriente Medio, pero que se extiende por Asia e incluye desde el Mediterráneo al Océano Pacífico. Finalmente se valorará un escenario incierto en el que los planes del imperialismo euro- estadounidense encuentran cada vez más obstáculos para realizarse.
Identificar los intereses del imperialismo en Oriente Medio, sus objetivos económicos y geoestratégicos, sus alianzas y sus debilidades es vital para enfrentar desde la resistencia antiimperialista los planes de dominación de un monstruo en declive pero con una capacidad de destrucción que no dudará en utilizar, como ha demostrado.
Tanto para la lucha de clases en cada nación y en cada Estado, como para el combate de cada pueblo por su soberanía y tanto o más en el plano internacional, la solidaridad internacionalista es vital.
III. Un siglo de intervención y saqueo colonial en Oriente Medio. De Sikes-Picot a la devastación de Iraq en 1991
III.a. El acuerdo franco-británico de Sikes-Picot, un antecedente histórico básico
La comprensión de las claves actuales de la injerencia imperialista en Oriente Medio requiere retrotraerse a acontecimientos sucedidos hace casi un siglo. En 1908 se descubrió el petróleo en Irán que desde el primer momento estuvo controlado por compañías británicas. Pronto le seguirían hallazgos semejantes en Iraq y el Golfo Pérsico. En plena Guerra Mundial, en 1916, Francia, Rusia y Gran Bretaña acordaron mediante el Tratado de Sikes-Picot el reparto de Oriente Medio tras la derrota del Imperio Otomano, aliado de Alemania, una vez finalizada la contienda. Francia obtenía el control de la zona que hoy ocupan Siria, Líbano y una parte de Turquía, a la que se añadía un área de influencia que llegaba hasta Mosul (hoy Iraq). Gran Bretaña recibió la zona que hoy ocupan Iraq – excepto la parte norte de Mosul – y Kuwait, más un área de influencia que incluía la actual Jordania, Palestina y una parte de Arabia Saudí. La Rusia zarista debía conseguir la ansiada salida al Mediterráneo a través de los Dardanelos, remitiendo su realización al final de la guerra. La Paz de Brest-Litovsk firmada en 1918 entre la recién nacida URSS y Alemania eximió al eje franco-británico de cumplir su compromiso.
Gran Bretaña ocupaba Siria y Palestina desde que en 1917 derrotara al imperio otomano. La Sociedad de Naciones otorgó formalmente Palestina, mediante un Mandato, a Gran Bretaña en 1920. El Mandato se mantuvo hasta que a finales de la II Guerra Mundial, en 1948, la recién creada ONU repartió el territorio y creó el Estado de Israel. Comenzaba Al Naqba, el Gran Desastre del genocidio palestino.
El reparto de zonas de influencia entre las potencias coloniales se hizo contando con la colaboración de las fuerzas vivas locales, conseguida no sólo con sobornos. Los colonizadores vendieron con éxito su apoyo a la lucha árabe por la independencia frente a los opresores otomanos mientras ponían en marcha sus propios mecanismos de dominación y saqueo de la zona.
Los nuevos dueños crearon estados títere y establecieron las fronteras actuales. El propio diseño de los nuevos estados árabes como Iraq, Jordania, Siria, Líbano o Kuwait – con escuadra y cartabón como recuerdan sus pueblos – por parte Francia y Gran Bretaña, obedeció a los intereses de control a largo plazo de la zona, creando zonas de inestabilidad y de litigio que facilitaran intervenciones «pacificadoras» de las grandes potencias. EE.UU. heredó, como es sabido, el imperio colonial inglés manteniendo una estrecha alianza con Gran Bretaña.
Como puede observarse la historia parece repetirse. La estrategia imperialista en Oriente Medio repite métodos y áreas de influencia con el objetivo de conseguir la reordenación colonial de la región. Hasta la destrucción de Libia la estrategia funcionó. No está tan claro que lo siga haciendo en el futuro.
III.b. Irán e Iraq. La soberanía nacional y la industria petrolera
El diseño de Sikes-Picot empieza a resquebrajarse en la década de los cincuenta. Importantes países de la zona depusieron a las monarquías impuestas y supeditadas a las potencias coloniales, y nacionalizaron sus recursos petrolíferos.
El imperialismo anglo-estadounidense fuertemente anclado sobre el Estado sionista – puso en marcha sus planes con el objetivo de colocar nuevamente la región bajo su control. Iraq e Irán eran las piezas clave.
Iraq e Irán son dos destacadas potencias regionales que, sobre todo desde que se sacudieron el yugo colonial, consiguieron un importante desarrollo demográfico y tecnológico, con una fuerte identidad nacional. Ambos países se sitúan en los primeros lugares del mundo en cuanto a reservas y producción de petróleo y gas de gran calidad y con bajos costes de extracción. Irán produce cerca de 4 millones de barriles por día. Iraq extraía, antes de 1991, 3 millones de barriles diarios y cuenta con las segundas más grandes reservas del mundo.
Iraq, junto a Palestina, era un referente de la identidad árabe, con políticas claramente antisionistas y antimperialistas. Nacionalizó su petróleo en 1972 – al tiempo que lo hicieron Argelia y Libia – después de un periodo de revueltas populares que acabaron con la monarquía títere de Gran Bretaña. A la expropiación de la compañía británica Irak Petroleum Company le sucedió un embargo total que duró varios años durante el cual, según recuerda el pueblo iraquí, «sólo comieron dátiles».
En Irán, en 1953, el primer ministro Mohammad Mosaddeq fue derrocado mediante un golpe orquestado por británicos y estadounidenses a través de la CIA y el MI6, tras nacionalizar el petróleo en 1951 y declarar nulos los acuerdos de concesión de la explotación del petróleo a empresas extranjeras. La mayor parte de la industria petrolera estaba en poder de la Anglo-Iranian Oli Company (más tarde British Petroleum Company).
El Sha, impuesto por ambas potencias, gobernó con su apoyo mediante una brutal dictadura militar, la criminal policía secreta Savak, y una ley marcial permanente. Durante los 25 años de gobierno del Sha el petróleo iraní estuvo en manos de un consorcio hegemonizado por firmas estadounidenses. Su derrocamiento en enero de 1979 fue provocado en lo inmediato por una prolongada huelga de los 37.000 trabajadores del petróleo que hizo descender la producción de 6 millones de barriles diarios a 1,5. El precio del petróleo se multiplicó por 2,7 entre 1978 y 1981.
En 1979, una de las primeras medidas del nuevo Consejo de la Revolución fue declarar nulos todos los tratados de explotación de compañías extranjeras, aunque Irán siguió dependiendo de empresas foráneas para los procesos tecnológicos más complejos. En agosto de 2011 el presidente Ahmadineyad nacionalizó por completo la industria petrolera.
A pesar de la fuerza que les da la posesión de la materia prima esencial para el funcionamiento de los países industrializados, una sola vez en la historia los países integrantes de la OPEP han utilizado el petróleo como arma antiimperialista. Ocurrió durante la guerra del Yom Kipur en 1973 iniciada por la ofensiva de Siria y Egipto contra Israel en respuesta a la Guerra de los Seis Días (1967), por la que el estado sionista se apropió de Sinaí, los Altos del Golán, Cisjordania y Jerusalén Este. Por iniciativa de los países árabes e Irán integrantes de la OPEP se redujo drásticamente la producción de petróleo y se declaró un embargo progresivo a las potencias occidentales por su apoyo a Israel, lo que provocó una gran escalada de los precios con graves repercusiones económicas.
III.c. La guerra Irán-Iraq, primera Guerra del Golfo
Desde 1980 hasta 1988 Iraq e Irán se desangraron y debilitaron enormemente en una guerra sin vencedor claro que dejó más de un millón de muertos. Iraq recibió importante apoyo técnico y armamentístico de EE.UU, directamente interesado en desgastar a un Irán que había salido decididamente de su órbita tras el derrocamiento del Sha un año antes. Irán fue respaldado por Siria y Libia.
Bien conocido es el affaire Iran – Contra (9a), operación mediante la cual el Gobierno de Reagan vendió armas a Irán – violando el embargo por él decretado – por valor de 47 millones de dólares con los que financió a la Contra nicaragüense. Henry Kissinger, en el transcurso de la guerra afirmó: «Espero que no gane ninguno y que se maten mutuamente». Parafraseaba a Harry Truman presidente de EE.UU durante la II Guerra Mundial quien en 1941 proponía: «Si los alemanes están a punto de ganar, se debe ayudar a los rusos, y si los rusos empiezan a imponerse, hay que ayudar a los alemanes, y que se maten mutuamente, cuanto más mejor». Ambos explicitaron una de las constantes de la política exterior y de guerra del imperialismo norteamericano.
Sin entrar en detalles el saldo fue claro: dos potencias independientes, dueñas de ingentes recursos energéticos quedaron enormemente desgastadas y profundamente enfrentadas.
III.d. El ataque a Iraq de 1991, empieza la cacería
Tras la guerra contra Irán, Iraq quedó muy debilitado económicamente. Había contraído importantes deudas con los países del Golfo, estimadas en 80.000 millones de dólares, y se había visto obligado a reducir drásticamente su producción de petróleo de 2 millones y medio a 600.000 barriles por día.
En la reunión de la OPEP mantenida el 26 de julio de 1990 se produjo un grave enfrentamiento entre Iraq y Kuwait por la propuesta de este último de reducir el precio del petróleo a 14 dólares aumentando sustancialmente la producción. Iraq pretendía situarlo entre 18 y 25 dólares, nivel imprescindible para financiar su recuperación. Por otra parte Iraq se había quedado sin salida al mar tras la destrucción de las instalaciones del estuario del Tigris y el Eúfrates en Chat el Arab, en la guerra con Irán , y necesitaba utilizar la franja costera kuwaití, objeto también de históricas reivindicaciones territoriales.
El 2 de agosto de 1990 Iraq decide invadir este país. Kuwait formaba parte del territorio histórico de Iraq y fue escindido artificialmente por Gran Bretaña 70 años antes, donde colocó una monarquía títere. El objetivo fue desgajar de Iraq un territorio repleto de petróleo, usurparle su salida al mar y utilizarlo como palanca de desestabilización de la zona. La perspectiva histórica y los acontecimientos sucedidos permiten afirmar que el gobierno iraquí mordió el anzuelo de una provocación que formaba parte de planes geoestratégicos del imperialismo sobre Oriente Medio. George H.W. Bush en su discurso ante la ONU el 11 de septiembre de 1990 (10) anuncia el proyecto geoestratégico de Nuevo Orden Mundial: «Lo que está en juego es más que un pequeño país, es una gran idea, un Nuevo Orden Mundial». Las bellas palabras con que adornó el discurso las concretaría poco después el Secretario de Estado James Baker en una entrevista con el vicepresidente iraquí Tarek Aziz el 9 de enero de 1991: «nuestras fuerzas harán que Iraq vuelva a la era preindustrial».
El 16 de enero de 1991 se inició la devastación de Iraq. Durante 42 días, EE.UU. la mayor potencia imperial del mundo lanzaba sobre un país periférico, de 20 millones de habitantes y con nivel de desarrollo medio, 109.876 misiones de bombardeos, una cada 34 segundos, que dejaron 88.500 toneladas de bombas (11), siete veces y media más que las que la misma potencia arrojó en 1945 sobre Hiroshima.
El horror sin límites de la población iraquí que vio aniquiladas sus fábricas, refinerías, infraestructuras de todo tipo, escuelas hospitales, carreteras… etc, junto a su medio millón de muertos, llegó al resto del mundo en forma de lucecitas de colores en la pantalla del televisor. A continuación, doce largos años de embargo decretado por el Consejo de Seguridad de la ONU debilitaron el país hasta la extenuación. Un millón y medio de iraquíes, la mayor parte de ellos menores de 5 años, murieron directamente como consecuencia de las sanciones. Madeleine Albright respondió en una entrevista con la CBS, mientras era todavía representante permanente de EE.UU. en el Consejo de Seguridad de la ONU, a la pregunta de si valía la pena pagar el precio de la muerte de 800.000 niños iraquíes: «Fue una elección difícil, pero sí, valió la pena pagar ese precio»(12).
El ataque fue realizado por una coalición multinacional liderada por EE.UU. y Gran Bretaña, en la que participaron Arabia Saudita, Egipto, Siria y Francia. Japón y Alemania contribuyeron generosamente a su financiación. La Comunidad Económica Europea calló otorgando, mientras los países miembros, el Estado español incluido, reafirmaban con el envío de tropas y el apoyo logístico su compromiso con la OTAN. La implicación directa de la OTAN, que si participó en la Operación Southern Guard de «precaución y apoyo», fue impedida por la oposición de Francia y Alemania, países que, no obstante, apoyaron en diferente medida el ataque. El Estado español también participó en el marco de la OTAN (13) y sobre todo con las Bases de Rota y de Morón, que sirvieron de inmensos portaaviones en el ataque.
Turquía, país miembro de la OTAN, tampoco envió tropas, aunque su participación fue decisiva facilitando el uso intensivo de la base estadounidense de Incerlik, cercana a la frontera turco-iraquí, desde el que despegaban y al que volvían los bombarderos.
Israel no participó, al menos públicamente, en ninguna operación militar, pero recibió en su territorio el impacto de 39 misiles Scud, disparados desde Iraq. La pasividad aparente del estado sionista era clave para lograr lo que poco tiempo atrás parecía imposible: la presencia de tropas de tres países árabes en un ataque militar dirigido por EE.UU. contra otro. Además de Arabia Saudí, la participación de Egipto, que ocupa el tercer lugar del mundo entre los mayores receptores de ayuda militar de EE.UU. (detrás de Israel y Colombia) desde que firmó el acuerdo de paz con Israel en 1979, era previsible. No obstante Mubarak enfrentó una altísima tensión interna fruto de la masiva oposición popular al ataque a Iraq.
Siria por su parte jugó su baza en un tablero mucho más pequeño: el de su influencia en Líbano. A cambio de cumplir la función estratégica para el imperialismo de contribuir decisivamente a dar fachada árabe al ataque a Iraq, consiguió que EE.UU. y Francia retiraran su apoyo al gobierno anti-sirio del General Aoun, que inmediatamente cayó.
IV. El Consejo de Seguridad herramienta de aniquilación de pueblos en manos del imperialismo: Iraq de 1991 a 2003
Dos años antes del inicio de los bombardeos sobre Iraq, en 1989, conocido en determinados círculos como «el año de los milagros» seguramente por la importante participación en la conspiración del Papa Wojtyla, se producía el hundimiento de la URSS. Sin entrar en otras consideraciones vale la pena retener estos datos: el PNB de Rusia en 1997 era la mitad del de 1989, el de Armenia y Georgia era el 30%. La tasa de mortalidad general aumentó un 42% (13a). 1991, el año del ataque a Iraq, fue también el año clave de la desintegración de la URSS. Boris Yeltsin comunica el 24 de diciembre de 1991 la sustitución de esta última por Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU. La URSS, el gran contrapeso a los objetivos imperiales de EE.UU., había colapsado.
Las catorce Resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU relativas a Iraq (14), desde la 660 del 2 de agosto de 1990 hasta la 687 del 3 de abril de 1991 por la que se establecen las condiciones de Alto el Fuego inauguraron una etapa inconclusa de violaciones sistemáticas de los principios fundamentales del Derecho Internacional por parte de máximo órgano con competencias para aplicarlos.
Los treinta años transcurridos desde el primer ataque a Iraq a los bombardeos de la OTAN sobre Libia, pasando por la ex Yugoslavia , Afganistán, la invasión de Iraq, Líbano y Palestina, han marcado la sustitución de la ONU por la Alianza Atlántica y el Derecho Internacional por la Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU.
El Consejo de Seguridad, desaparecido el contrapeso de la URSS, jugaba entonces, por primera vez desde su creación tras la II Guerra Mundial, el vergonzante papel de legitimador del ataque de una gran potencia contra un país del tercer mundo y de protagonista en la aplicación del embargo genocida decretado tras la invasión de Kuwait, que asolaría el país durante los doce años siguientes.
Ningún país con derecho a veto, Rusia y China se abstuvieron, se opuso al embargo (Resolución 660), ni al masivo ataque, legalizado mediante el eufemismo «utilizar todos los medios necesarios» para asegurar el embargo (Resolución670). Sólo dos pequeñas naciones, Cuba y Yemen (este último único país árabe, en ese momento, en el Consejo de Seguridad), resistieron las fortísimas presiones y amenazas que se les hicieron y votaron en contra.
Las sanciones adoptadas cumplieron los siguientes objetivos:
– Destruir la capacidad militar de Iraq y evitar su rearme.
– Bloquear su desarrollo científico y tecnológico mediante su aislamiento y la congelación de sus importaciones, a lo que hay que añadir el asesinato selectivo de sus hombres de ciencia ejecutado por el Mossad.
– El control absoluto de los ingresos obtenidos por la venta de petróleo y de sus haberes en el exterior que irían destinados a sufragar la «ayuda humanitaria, el pago de la deuda de guerra – al cual el país destinaba 1/3 de sus exportaciones desde 1991 y debía finalizar en 2125 – así como la financiación de los gastos de las diferentes agencias de la ONU presentes en Iraq.
Era la primera vez desde la II Guerra Mundial que se producía un ataque de esas dimensiones, por parte grandes potencias sobre un país periférico. Se inauguraba una época cuyas líneas maestras: guerra mediática, bombardeos masivos y participación en el ataque de estados vecinos, embargo general y sostenido, e invasión, no han dejado de desarrollarse (14a).
El primer objetivo era destruir el estado árabe que con un nivel de desarrollo más alto posibilitado por una exitosa mezcla de recursos económicos, demográficos y científicos, era el más firme baluarte de nacionalismo panarabista y por ello símbolo, junto a Palestina, de la identidad árabe. La devolución de Iraq a la Edad media estaba en vías de realizarse.
El debilitamiento de Iraq mediante la acción combinada de la guerra y el embargo iniciaba un proceso de dominación regional mucho más amplio. Pretendía el control in situ de los yacimientos de petróleo y gas, la presencia militar directa para «proteger los oleoductos», todo ello en el marco de un ambicioso plan destinado a forzar una inserción integral (económica, militar, social y cultural) de los países árabes de la zona en el capitalismo neoliberal, bajo la hegemonía de Israel.
El segundo era romper cualquier vestigio de unidad árabe. La participación militar directa de Arabia Saudita y, sobre todo, de Siria y Egipto, marcó un hito en el sometimiento de los gobiernos árabes a los planes de EE.UU. e Israel y encendió la mecha del polvorín del enfrentamiento de los primeros con una «calle árabe» de bien acreditada rebeldía.
El tercero trataba de domesticar la OLP y de destruirla como referente de liberación de su pueblo. En el convincente escenario de la devastación de Iraq, el objetivo era reconducir el conflicto árabe israelí y transformándolo en israelo-palestino, e inaugurar un «proceso de paz», abierto desde entonces, que niega las reivindicaciones nacionales palestinas, además de la liberación de los presos y el regreso de los refugiados.
El cuarto tenía por meta poner en escena la mayor estrategia de manipulación informativa a escala mundial destinada a demonizar al régimen iraquí para justificar la intervención y neutralizar la capacidad de respuesta de los pueblos ante la masacre.
En 2003 una coalición liderada por EE.UU, Gran Bretaña y España – el Trío de las Azores – invadió Iraq. Millones de personas en todo el mundo clamaron contra la guerra. No se consiguió parar pero la deslegitimación de los gobiernos inició un proceso que no ha hecho más que profundizarse.
La invasión y ocupación de Iraq ha deja un país arrasado. Un millón de muertos, millón y medio – al menos – de exiliados, la capacidad productiva destrozada, las infraestructuras y los servicios públicos aniquilados, toneladas de uranio empobrecido contaminando su suelo y dejando su estela permanente de enfermedad y muerte, su patrimonio artístico en buena parte expoliado, la soberanía del país borrada, la violencia sectaria persistiendo y enconándose.
Los responsables de uno de los mayores Crímenes contra la Humanidad no han sido procesados.
V. La OTAN pieza clave, política y militar, en la estrategia imperialista en Oriente Medio
V.a. El Diálogo Mediterráneo de la OTAN
En 1994, la División de Diplomacia Pública de la Alianza (DDPA) que tan bien había jugado su papel promoviendo la Alianza Para la Paz, destinada a destruir el bloque de países socialistas del Este de Europa cambia de objetivos. Tras cumplir su misión con el hundimiento de la URSS, y culminar su función de suavizar resistencias y compra de dirigentes en los países del extinto Pacto de Varsovia para engrasar su ingreso en la OTAN, decide declarar al Norte de África y a Oriente Medio objetivos prioritarios.
La misma DDPA lanza la iniciativa del Diálogo Mediterráneo, que desde el primer momento es apoyada por Egipto, Israel, Mauritania, Marruecos y Túnez, incorporándose después Jordania (1995) y Argelia (2000). Su finalidad es promover una asociación militar de los estados implicados entre sí y teniendo a Israel como un socio más, bajo la égida de la OTAN. Para ello realiza un trabajo sistemático y sostenido, semejante al que desarrolló durante décadas en los Países del Pacto de Varsovia, dirigido a altos cargos militares, políticos, académicos, empresarios, sindicalistas, expertos, líderes de opinión, periodistas, etc, mediante subvenciones, cursos de formación, viajes a EE.UU. y sobornos de todo tipo. El objetivo era cambiar radicalmente una opinión pública árabe que identificaba al Estado sionista y a sus aliados imperialistas como sus enemigos históricos y que había impedido la participación directa de Israel y de la OTAN en el ataque a Iraq.
Nicola de Santis, Coordinador para los países del Diálogo Mediterráneo y la ICI [Iniciativa de Cooperación de Estambul] en la División de Diplomacia Pública de la OTAN formula así sus objetivos: «El Diálogo Mediterráneo nació para promover la seguridad y estabilidad regionales, mejorar la comprensión mutua entre la OTAN y sus Socios mediterráneos, corregir la imagen distorsionada que algunos de los países participantes tenían de la Alianza, y fomentar unas buenas relaciones de amistad en toda la región. Además pretende complementar otras iniciativas internacionales relativas a esta región, como el Proceso de Barcelona de la Unión Europea y la Iniciativa Mediterránea de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE)»(16).
Estos amables propósitos encubrían realidades más pragmáticas como eran: la participación de estos países en maniobras de la OTAN, la planificación «conjunta» de la reforma de sus fuerzas armadas, incluida la compra masiva de armamento a EE.UU. y otros países de la OTAN (17), la formación de militares, la estrecha vinculación en materia de servicios secretos, el apoyo mutuo en la lucha antiterrorista, etc.
Como expresión palpable del nivel de integración alcanzado sirve la siguiente información proporcionada por el mismo De Santis en 2004: «Dentro del contexto de estas operaciones cabe reseñar que uno de los países del Diálogo Mediterráneo, Marruecos, participa en la Fuerza de Estabilización de Bosnia-Herzegovina y en la Fuerza para Kosovo, y que otros dos, Egipto y Jordania, aportaron en el pasado tropas a las operaciones de la OTAN en Bosnia-Herzegovina. Y es posible que los países del Diálogo Mediterráneo quieran participar en la Operación Active Endeavour, la misión marítima de la Alianza que debe detectar, disuadir y desarticular cualquier posible actividad terrorista en el Mediterráneo»(18).
V.b. El eje EE.UU., Israel y Turquía
El mismo año 1994 EE.UU. patrocina otra iniciativa en la región de gran trascendencia y destinada a caminar a gran velocidad. Se trata del llamado Acuerdo de Seguridad Secreto entre Turquía e Israel que además de acercar decisivamente a Israel a la OTAN, tiene importantes consecuencias en el ámbito regional. El acuerdo se dirige sistemáticamente contra Iraq, Irán y Siria, países todos ellos fronterizos con Turquía y enfrentados a Israel por sus conexiones con la resistencia palestina y libanesa.
La alianza militar entre Israel y Turquía, primer y cuarto país del mundo, respectivamente, en el ranking de receptores de ayuda militar de EE.UU, respondía a fuertes intereses comunes vinculados al control del transporte de hidrocarburos y al objetivo estratégico de Israel de apropiarse de las riquezas hídricas de la zona. La asociación del estado sionista con Turquía facilitaba enormemente esta tarea, al tiempo que les reforzaba frente a Siria y Líbano.
Ignacio Gutierrez de Terán informa en un interesante artículo de 1998, (19) que: Israel.. «controla parcial o totalmente la ribera occidental del Jordán, el lago Tiberíades, los altos del Golán (ricos en manantiales), el Yarmuk y los ríos Litani y Hasbani en Líbano, disponiendo en algunos casos de plena potestad para decidir las cuotas de racionamiento a países vecinos, como Jordania, obligada a regatear los cupos en las conversaciones de paz. O también puede utilizar el agua como soga gruesa con la que atenazar los territorios autónomos palestinos que, en este aspecto y en casi todos los demás, no tienen plena autonomía sobre sus propios recursos hídricos. Si las aguas ya bajaban turbias para Siria y los países árabes de la región entre el aluvión israelí y las últimas obras hidráulicas turcas en los ríos Éufrates y Tigris (que afectan especialmente a Siria e Iraq), el acuerdo militar de 1996 ha encendido todas las luces de alarma. Y es que tras el tratado firmado por Israel y Turquía, que mantienen desde hace años diversos programas de colaboración hidráulica y de técnicas de regadío, el eje Tel Aviv-Ankara se convierte no sólo en una formidable tenaza militar sino también en el aguador de Oriente Medio». Uno de los proyectos más ambiciosos es, efectivamente, captar el agua del Tigris y el Eúfrates en Turquía, en detrimento de Siria e Iraq y trasladarlo mediante un acueducto al estado sionista.
El alto grado de cooperación militar entre Turquía e Israel, alcanzado en tiempo récord, se reflejó dos años más tarde, en 1998, en al Acuerdo de Capacitación y Cooperación Militares que incluye la producción conjunta de armamento. Poco tiempo después ambos países iniciaron conversaciones para lograr un acuerdo de libre comercio que se hizo efectivo en el año 2000. (20)
Vc. El cambio estratégico de la OTAN en la Cumbre de 1999
La Cumbre de la OTAN, celebrada en Washington en 1999, a los 50 años de su creación y en pleno apogeo de sus bombardeos sobre la ex Yugoslavia, fue financiada por doce grandes empresas multinacionales con 250.000 dólares cada una. Las razones de su interés fueron claramente explicitadas: «La mayor parte de las firmas del comité de honor venden, justamente, el tipo de productos más demandado por los mercados emergentes de Europa oriental y central, (…) su apoyo continúa el activo papel que han jugado numerosas compañías estadounidenses, sobre todo las que lideran el sector de la Defensa como Lockheed Martín o Bethesda, en la ampliación de la OTAN. Estos últimos años, las sociedades militares de EE.UU. han ejercido una potente presión sobre el Congreso para conseguir la admisión de Hungría, Polonia y la República Checa. Gerald B. H. Solomon, antiguo diputado y hoy miembro de estos grupos de presión declaró: «Nosotros queríamos que [estos países] compren americano» (20a)
El nuevo concepto estratégico de la OTAN se recoge en el documento titulado: «La Nueva OTAN del siglo XXI». Lo más destacado es la supresión de las dos restricciones a su capacidad de actuación contenidas en el Tratado Fundacional de 1949, artículos 5 y 6: La Alianza sólo actuaría en «la defensa de sus Estados miembros» y la «respuesta militar sólo se produciría tras una agresión exterior y exclusivamente dentro de sus fronteras».
Las menazas que justificarán intervenciones militares de la Alianza según la nueva carta aprobada es la siguiente:
– «proliferación de armas de destrucción masiva» en países fuera de la OTAN.
– «peligros derivados de la amenaza de agresión a gran escala de grandes potencias regionales con intereses antitéticos a los nuestros», conflictos étnicos y religiosos, y «apoyo estatal al terrorismo y a la subversión contra gobiernos amigos». Los movimientos migratorios masivos son considerados un grave riesgo para «la estabilidad regional que puede amenazar seriamente y ser un peligro para las propias fronteras de los países de la OTAN».
– «amenazas a la democracia y a las reformas en la antigua Unión Soviética, Europa Oriental y otros lugares».
– «amenazas a nuestra seguridad nacional que pudieran dificultarnos la construcción de una economía fuerte, competitiva y en crecimiento».
La nueva OTAN, nacida en pleno bombardeo sobre Yugoslavia, representa la legitimación de la intervención imperialista a escala mundial bajo la égida de EE.UU. y garantiza su dominación mediante el recurso directo al uso de la fuerza contra aquellos estados o pueblos que se resistan a los planes del poder en cualquier rincón del planeta. Se pulverizaron así los principios básicos del Derecho Internacional y todo el sistema de relaciones creado en torno a las Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial (20b).
A partir de la eliminación de esas limitaciones, cualquier país del mundo podía – como así ha sucedido – ser escenario de intervención de la OTAN sin autorización previa, ni del Consejo de Seguridad de la ONU, ni de ningún otro organismo internacional, y por cualquier motivo «que pueda poner en peligro los intereses comunes y los valores de los miembros de la Alianza». A pesar de que la formulación de la doctrina de la «guerra preventiva» como «guerra total permanente» o «guerra asimétrica de amplio espectro» que inauguraría la nueva escalada bélica, no se llevaría a cabo hasta 2001 tras el 11S, es innegable que en 1999 los cimientos estaban puestos.
En febrero de 2003, un mes antes de que comenzara la invasión de Iraq, EE.UU. propuso en el seno de la OTAN (21) un plan para incrementar espectacularmente la dotación de armamento a Turquía. El objetivo era contrarrestar la posible respuesta iraquí ante la participación directa de los turcos en el ataque a su territorio. Se invocaba de forma absolutamente perversa el artículo 4 de la OTAN por el cual los países miembros responden solidariamente cuando uno de ellos es atacado. El criterio es el mismo que se perfeccionará más tarde con el «escudo antimisiles»: neutralizar la respuesta del país atacado. La diferencia de criterios entre la UE y EE.UU, en relación con la forma de controlar Iraq, se expresó en la oposición inicial a la propuesta por parte Francia, Alemania y Bélgica que daba cuenta del complejo contencioso de la UE con Turquía e impedía la participación directa de la OTAN en la invasión de Iraq. Finalmente EE.UU. ganó el pulso y se llevó a cabo la operación de la OTAN Display Deterrence de «protección» de Turquía.
V.d. El Gran Oriente Medio y el Gran Israel. La estrategia neocolonial un siglo después
El Estado Israel desde su constitución hasta la fecha se ha negado a definir sus fronteras. La estrategia expansionista israelí es un elemento clave para establecer la continuidad histórica de los acontecimientos en la región y su imbricación con los planes del imperialismo estadounidense, que se expresan en proyectos tan relacionados como el proyecto sionista que preconiza el Gran Israel, desde el Nilo al Eufrates, y el Gran Oriente Medio.
Existe una línea de continuidad entre el primer ataque multinacional a Iraq en 1991, la posterior invasión 12 años después, el continuo expansionismo israelí y sus masacres periódicas sobre el pueblo palestino, el ataque del estado sionista contra Líbano en 2006, la intervención de la OTAN en Libia y las amenazas de ataque contra Siria e Irán.
En junio de 2004, mientras se configuraba el nuevo escenario de alianzas militares se presentaba el gran proyecto del capitalismo imperialista al que sirven. EE.UU. presentó en la cumbre del G8, a la que asistía un curioso grupo de representantes de gobiernos (Afganistán, Argelia, Bahrein, Jordania, Túnez, Turquía y Yemen), además del nuevo presidente de Iraq, su Iniciativa para un Gran Oriente Medio y Norte de África.
Como analiza Loles Oliván (22), se trata de un programa multisectorial de remodelación integral que tiene su epicentro en el Iraq ocupado. Bajo títulos tales como «democracia», «derechos humanos», «estado de derecho», «sociedad civil», «avance de la mujer», la iniciativa pretende hacer de la región entera, incluyendo a Israel y Turquía, un todo homogéneo económica, social y culturalmente, plenamente integrado en el capitalismo neoliberal.
Los instrumentos para la implementación del plan se pusieron rápidamente en marcha. Un Foro para el Futuro integrado por el G8, gobiernos, empresas y la «sociedad civil», definiría las reformas globales, un Plan de Apoyo proporcionaría «ayudas» para llevarlas a cabo, un Servicio de Desarrollo Empresarial Privado para mejorar negocios e inversiones dotado con 100.000 millones de dólares, una Fuerza Especial sobre Inversión, un Consejo Empresarial Árabe, etc. Por cierto como señala la citada autora, en cada apartado aparece una gran preocupación por «los derechos de las mujeres». El gran premio final a los esfuerzos será el ingreso del país correspondiente en la Organización Mundial del Comercio.
V.e. La Iniciativa de Cooperación de Estambul (ICE)
El mismo mes de junio de 2004 se reunió una trascendental Cumbre de la OTAN, significativamente en Estambul. En ella se incorporaron a la Alianza siete nuevos países – antiguos miembros del Pacto de Varsovia -, se «aceptó» el control de la ISAF en Afganistán, y se puso en marcha la Misión de Adiestramiento del ejército y las fuerzas de seguridad iraquíes. Su Declaración afirma: «La OTAN puede contribuir a la reforma y la democracia en esta región realzando el Diálogo Mediterráneo en el que participan actualmente Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Mauritania, Marruecos y Túnez. La OTAN puede crear también un conjunto más amplio de relaciones con naciones seleccionadas del Gran Medio Oriente, colaborando con ellas en los aspectos del antiterrorismo, la oposición a las armas de destrucción masiva, la interceptación y las operaciones de estabilidad».
El Director de Planificación Política J. Patrick Shea, analizando el marco de la ICE, vinculaba directamente los avances realizados por la OTAN en la construcción de alianzas con los países del sur del Mediterráneo con los cambios producidos tras el 11-S, si bien no ocultaba que la presencia de la Alianza en la zona se justificaba esencialmente «en el marco de intereses comunes estratégicos» es decir, el control de los recursos de la zona (23).
La ICE se lanzó de manera complementaria y paralela al Diálogo Mediterráneo (DM) para integrar a los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). El éxito fue fulminante. En junio de 2005 cuatro de los seis países que lo integran, Bahrein, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos(EAU), se habían unido a la Iniciativa.
El objetivo declarado es semejante al del DM. Mediante reuniones de estos países con los 26 miembros de la OTAN o de los 26 con cada uno de ellos se busca: «reforzar la seguridad y la estabilidad..(…) en particular en el contexto de la lucha contra el terrorismo y la proliferación de las armas de destrucción masiva»(24).
Los avances fueron muy rápidos a lo largo de 2005 y 2006 y no cabe duda de que en sus muy secretas reuniones se preparó minuciosamente el papel a jugar por cada uno de los Estados en lo que estaba destinado a ser un elemento clave para la estrategia imperialista de dominación de la zona: el ataque de Israel a Líbano en julio de 2006.
Algunas de las fechas fundamentales fueron las siguientes:
– En marzo de 2005 tuvo lugar en Roma una importante conferencia titulada: la OTAN y las fronteras en Oriente Medio. En ella participaron un centenar de altos oficiales, parlamentarios, académicos y expertos en materia de seguridad de la OTAN y de los países del CCG.(25)
– En febrero de 2006 tuvo lugar el primer encuentro de ministros de defensa de los países del Diálogo Mediterráneo (26).
– El 9 y 10 de mayo de ese mismo año se reunieron por primera vez en Bruselas los jefes de los servicios de inteligencia de los 26 países miembros de la OTAN más los siete del Diálogo Mediterráneo (27).
– En julio se anunció la participación de Israel y Argelia en la operación Active Endeavour, «apoyando desde la costa las labores de inteligencia y de interrupción del tráfico de mercancías, personas y armas»(28).
El papel que ha estado desempeñando la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y sus enfrentamientos con el gobierno de Hamás en Gaza, deben entenderse desde la perspectiva del alineamiento de la primera con la estrategia imperial. No se trata sólo de la escandalosa extorsión a que EE.UU. y la UE – con la complicidad de la ANP, – están sometiendo al pueblo palestino de Gaza por haber votado «mal», sino de los pasos dados por la misma para integrarse en la misma Alianza militar que la potencia sionista ocupante. El primer encuentro informal y discreto entre Saeb Erakat y Mohamed Dahlan en representación de Israel y la ANP respectivamente, y Hoop Sheffer, en nombre de la OTAN, tuvo lugar en la Cumbre de Madrid de marzo de 2005 y en su preparación jugó un papel destacado el gobierno español del PSOE. En el otoño de 2006 el embajador español ante la OTAN confirmaba la existencia de contactos «informativos» entre la ANP y la Alianza. (29)
El escenario del ataque al Líbano estaba preparado.
V.f. Líbano, un eslabón difícil en la geoestrategia imperial
Como ha informado Michel Chossudovsky en su imprescindible artículo «La guerra de Líbano y la batalla por el petróleo» (30), el día antes del comienzo de los bombardeos de Israel sobre Líbano tenía lugar no lejos del escenario de la masacre un acontecimiento que, de haber saltado a los grandes medios de comunicación, hubiera permitido a la opinión pública hacerse con las claves de un ataque de ferocidad inusitada y que se pretendía justificar con un argumento tan peregrino como el secuestro de un soldado israelí realizado por Hezbollah.
El 13 de julio de 2006 se inauguraba el oleoducto mayor del mundo que transporta petróleo del mar Caspio al Mediterráneo oriental. En un recorrido de 1.600 km, une Baku (Azerbaiján), Tiflis (Georgia) y desemboca en el puerto turco de Ceyhan, situado junto a la frontera con Siria y próximo también a la costa libanesa. Tuvo una significación especial que el oleoducto fuera inaugurado precisamente en Estambul y contara con la presencia del presidente de Turquía y del ministro de Energía e Infraestructuras de Israel.
El oleoducto conocido como BTC (Baku, Tiflis, Ceyhan) es propiedad de un consorcio cuyo principal propietaria es la British Petroleum – controlada por los banqueros Rohschild, de origen hebreo – y del que forman parte también Chevron (EE:UU), Conoco-Philips (EE.UU.), Unocal (EE.UU.), Statoil (Noruega), TotalFinaElf (Francia) y Eni (Italia). Su construcción ha costado 3.500 millones de dólares y ha obtenido préstamos públicos del Banco Mundial y del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), a pesar de las múltiples denuncias por su negativo impacto medioambiental y social para los pueblos de la zona.
Se trata del mayor oleoducto del mundo, capaz de transportar 50 millones de toneladas de petróleo crudo al año, un millón de barriles de petróleo al día. El BTC, también llamado Terminal Petrolera Caspio Mediterránea, asegura el control de los hidrocarburos del Caspio a las grandes multinacionales de EE.UU y la UE. Su transporte hacia el Mediterráneo, hace posible su derivación hacia el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, camino de India y de Japón, en una importante victoria estratégica por el control del petróleo frente a Rusia y China. Se delimita así uno de los aspectos esenciales del Gran Oriente Medio: es la región del mundo que va del Yemen al Mar Caspio y desde el Mediterráneo Oriental al Golfo Pérsico en la que se concentra más del 60% de las reservas mundiales de petróleo.
Una infraestructura de tamaña trascendencia económica, requiere un férreo control militar. Georgia y Azerbaiján actúan como «protectorados» de EE.UU., firmemente integrados en una alianza militar con ese país y con la OTAN. Más aún, ambas repúblicas tienen acuerdos de cooperación militar de larga data con Israel.
El ataque de Israel al Líbano formaba parte de una estrategia perfectamente planificada, de una larga guerra por el control de aquéllos países – Líbano, Siria e Irán – , cuyos gobiernos se resisten a colaborar en los objetivos imperiales, como es el caso de los dos últimos, o en los que una potente resistencia popular bloquea los deseos de alineamiento de sus gobernantes, como es el caso del país de los cedros.
El gran despliegue militar de la OTAN en el Mediterráneo se inicia en 2001 con la Operación Active Endeavour, en la que participan además de diversos estados miembros de la OTAN como el español, Israel y otros países árabes, como se ha visto.
Estas fuerzas navales de la OTAN, además de las tropas terrestres desplegadas formalmente como fuerzas de la ONU – la FINUL- son las que se encargan de ejecutar el escandaloso e ilegal embargo naval a Líbano para impedir la llegada de armas y suministros militares, así como del embargo aéreo del país bombardeado, mientras el país atacante no ha sido objeto de sanción alguna. Hay que constar que la tajante negativa de Hezbollah impidió que las tropas instaladas en la frontera israelo-libanesa estuvieran bajo mando de la OTAN como la Alianza imperialista pretendía.
En un importante estudio de la escalada militar en Oriente Medio, en la que el ataque a Líbano era una etapa intermedia, realizada por Mahdi Darius Nazemroaya para Global Research (31), se cita una fuente israelí para desenmascarar los verdaderos objetivos del descomunal despliegue militar, naval y terrestre, en la zona e ilustrar el papel de la OTAN en el Mediterráneo Oriental como parte de los planes de guerra contra Siria e Irán. «Esta expectativa [de una guerra lanzada contra Irán y Siria] ha reunido la mayor armada naval y aérea que Europa [la OTAN] haya juntado nunca en algún punto del globo desde la Segunda Guerra Mundial: dos portaaviones con 75 caza bombarderos, aviones espía y helicópteros sobre sus cubiertas; 15 barcos de guerra de varios tipos, 7 franceses, 5 italianos, 2-3 griegos, 3-5 alemanes y 5 usamericanos; miles de marines franceses, italianos y alemanes, así como 1.800 marines usamericanos. Se presenta como apoyo para sólo 7.000 [anticipados] soldados europeos que se desplegarán en Líbano para impedir que la fuerza decreciente de 4.000-5.000 soldados israelíes y unos 15.000 a 16.000 milicianos de Hezbolá se enfrenten, así como para una variedad de trabajos humanitarios (…) Así que si no es para Líbano, ¿para qué este tremendo despliegue de poderío naval? Primero, según nuestras fuentes militares [en Israel], los participantes europeos sienten la necesidad de una fuerte presencia naval en el Mediterráneo Oriental para impedir que una posible guerra iraní-USA-israelí provoque un ataque iraní con misiles Shahab contra [Bases Usamericanas-OTAN utilizadas contra Irán desde] Europa [oriental]. Segundo, para disuadir a Siria y a Hezbolá de abrir un segundo frente contra USA e Israel desde sus costas del Mediterráneo Oriental.»
V.g. La OTAN destruye de Libia
En enero de 2011 en Portugal la OTAN se autodefinió como una fuerza global de intervención militar. Desde la década de los 90, época en la que se materializa el hundimiento de la URSS y la desaparición del Pacto de Varsovia, la Alianza no ha hecho más que expandirse y consolidar su poder. «Ahora tiene 40 socios en cuatro continentes más allá de la zona Euro-Atlántica bajo los auspicios de los programas de la Asociación por la Paz en Europa y Asia, el Diálogo Mediterráneo en África y Oriente Medio, la Iniciativa de Cooperación de Estambul en el Golfo Pérsico, el formato de País de Contacto en la región del Pacífico asiático (Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur), Programas Nacionales Anuales con Georgia y Ucrania, la Comisión Tripartita Afganistán-Pakistán-Internacional de las Fuerzas de Asistencia de Seguridad, el Consejo OTAN-Rusia, la Misión de Entrenamiento de la OTAN en Irak y la Misión de Entrenamiento de la Organización en Afganistán (con la versión libia que viene a continuación), un acuerdo bilateral con el gobierno de transición federal en Somalia, donde la Organización ha aerotransportado miles de tropas de Burundi y Uganda para las guerras locales, y otros acuerdos» (32).
Antes de que las bombas de la «coalición internacional» empezaran a caer sobre Libia las grandes empresas mediáticas ya estaban bombardeando con titulares como: «EE.UU. denuncia un baño de sangre de Gaddafi con centenares de libios muertos», «Gaddafi ametralla a los manifestantes desde aviones militares» o «Libia se hunde en un caos genocida», que curiosamente no pudieron ser acompañados de soporte documental alguno. A pesar de ello, la propaganda de guerra caló profundamente, no sólo en la opinión pública, sino en buena parte de la izquierda europea que incluso clamaba por el envío de armas a los «rebeldes».
Una vez más la ONU al servicio de la OTAN dió cobertura a la destrucción de un pequeño país, prácticamente desarmado. Como en Iraq el ataque se organizó c on el pretexto de cumplir lo dispuesto por la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la que se autorizaba la adopción de «todas las medidas necesarias […] para proteger a los civiles y las zonas pobladas por civiles que estén bajo amenaza de ataque» de las fuerzas leales al gobierno de Gadafi y en la que se establecía la «prohibición de todos los vuelos en el espacio aéreo«, al tiempo que se autorizaba a adoptar «todas las medidas necesarias para hacer cumplir» dicha prohibición.
La Liga Árabe, en una irregular reunión promovida por Arabía Saudí y casi sin asistentes a excepción de los países del Golfo, apoyó la creación de la zona de exclusión aérea y suspendió la participación de Libia en la misma. Qatar, Los Emiratos Árabes y Jordania participaron en el ataque de la OTAN. China y Rusia, a pesar de sus importantes intereses económicos en Libia, se abstuvieron en la votación del Consejo de Seguridad.
De entre los numerosos artículos publicados que explican desde diferentes puntos de vista las verdaderas razones del ataque, destaco el de Jean Paul Pougala «Libia, las mentiras de una guerra» (33). El autor destaca como razones principales las siguientes:
– La decisiva participación de Libia en la creación en 2007 del primer satélite africano RASCOM, que en seguida contó con la colaboración técnica de Rusia y China, hecho que ha permitido el lanzamiento de nuevos satélites. El satélite inicial con un coste total de 400 millones de dólares – de los que Libia puso 300 – permitió acabar con un costosísimo alquiler de 500 millones de euros anuales pagado a empresas europeas.
– El avanzado proyecto de creación de tres instituciones claves como el Fondo Monetario Africano, Banco Central Africano, Banco Africano de Inversiones, que contó con el impulso decisivo de Gadafi y que debe permitir a los países africanos sacudirse progresivamente el yugo del Fondo Monetario Internacional. La gravedad de este asunto para los intereses imperialistas es tal que varias potencias occidentales solicitaron ser miembros del Fondo Monetario Africano, pretensión que fue rechazada por unanimidad en diciembre de 2010 con el argumento de que sólo los países africanos podían ser miembros de la institución.
– La construcción de los Estados Unidos de África, que también favoreció decisivamente Libia. Este avanzado proyecto cuenta con la hostilidad abierta de la UE, que de la mano de la OTAN impulsa alianzas regionales como el Diálogo Mediterráneo, intentando a toda costa separar los países del norte e África del resto.
Libia, al igual que Iraq tras la invasión, se ha convertido en un estado fallido. Ha habido un brutal retroceso social y económico, el país se hunde en el caos de una guerra civil latente, mientras se garantiza el expolio de los recursos naturales – al igual que en Iraq – por parte de las multinacionales extranjeras de los países que participaron en el ataque.
VI. Nuevas contradicciones, nuevas alianzas
Por primera vez en la historia, Rusia y China han ejercido de forma conjunta su derecho de veto en el Consejo de Seguridad. Han bloqueados en dos ocasiones, octubre de 2011 y el 4 de febrero de 2012, sendas resoluciones sobre Siria presentadas por los países miembros de la OTAN y por los estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo que pretendían reeditar la intervención militar sobre Libia.
Mas allá de ingenuas valoraciones sobre el aprecio al Derecho Internacional de ambas potencias, que no hicieron acto de presencia en Libia, ni en Iraq, ni siquiera en Yugoslavia – cuando la OTAN masacraba a un pueblo eslavo hermano del ruso y bombardeaba la propia Embajada china en Belgrado – su decisión de bloquear una nueva fase del imperialismo euro estadounidensee e israelí contra Siria, en la antesala de Irán, es la expresión de las profundas modificaciones en curso en la hegemonía mundial y en la correspondiente agudización de las contradicciones interimperialistas. La dialéctica de los procesos sociales se ha puesto de manifiesto una vez más. La acumulación de contradicciones en el desenvolvimiento de los acontecimientos ha dado lugar a una nueva cualidad, aún incipiente: el acercamiento entre Rusia y China.
Uno de los elementos más importantes de la historia reciente es el resquebrajamiento de la alianza económica entre China y EE.UU que había venido funcionando desde 1978, después de la muerte de Mao Zedong. Como señala el investigador peruano Enrique Muñoz Gamarra (34), desde principios de este siglo EE.UU. ha estado sobreviviendo a expensas de China que mediante la compra de bonos financiaba un gasto militar equivalente a la mitad del de todo el planeta, que se ha incrementado de forma espectacular a partir de 2001 y que es seis veces mayor que el de la potencia oriental [i] . A cambio China se ha beneficiado con esta alianza que le ha convertido en el segundo mayor socio comercial de EE.UU.
En cuanto a la URSS y China, el enfriamiento de las relaciones entre ambas potencias comunistas se inició en la «revolución cultural» encabezada por Mao Zedong. Se procedió entonces a desarraigar los múltiples vínculos establecidos durante tres décadas entre dos enormes países que se enfrentaban al imperialismo desde sus respectivos intentos de construir el socialismo. Este proceso pasaba tanto por cortar la interdependencia tecnológica, los intercambios comerciales, políticos – miles de estudiantes chinos se formaban en la URSS y no estudiaban sólo carreras técnicas sino dialéctica y materialismo histórico – y, sobre todo las intensas relaciones entre militares chinos y soviéticos reforzadas por la lucha conjunta en mil batallas. No hace falta insistir en el interés de EE.UU. en fomentar este distanciamiento.
El antiguo ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Andrei Gromiko cuenta en sus memorias una conversación suya con el Ministro de Defensa de EE.UU., Neil McElroy, celebrada en una época tan temprana como 1959, en la que se habló de una posible alianza contra «el peligro amarillo»(35).
El hundimiento y desmembramiento de la URSS, y la desaparición del Pacto de Varsovia colocó a la gran mayoría de los países «del Este» en la órbita de EE.UU. Y de la OTAN. La propia Rusia ha asistido como invitada a diferentes Cumbres de la OTAN.
Hasta que a finales de 2011 se produjo el veto conjunto de Rusia y China a la primera Resolución sobre Siria, ambos países no habían interpuesto ningún obstáculo serio a los planes imperialistas de EE.UU., la OTAN e Israel.
Pero los procesos se desarrollan, las contradicciones hacen su aparición y la esencia económica del imperialismo define los bandos en conflicto. De forma análoga al papel del ferrocarril para el transporte de materias primas – y su correspondiente control militar – estudiado por Lenin en su magistral análisis del imperialismo, el control del petróleo, del gas y de los oleoductos – que exige igualmente protección militar – va definiendo avances y alianzas que cada vez apuntan con mayor claridad contra Rusia y contra China. Se abren así posibilidades de encuentro entre las dos potencias orientales, que no se habían dado en circunstancias políticas teóricamente más favorables.
Uno de los proyectos geoestratégicos centrales de EE. UU y la OTAN es el conocido como la Ruta de la Seda. Con él se pretende establecer un corredor energético y de transporte transeuroasiático – con el correspondiente despliegue militar – que conecte Europa Occidental, con Asia Central y el Lejano Oriente (36). A este proyecto sirven las diferentes acciones políticas, económicas y militares presentes en esta amplia zona del planeta y en él se inscriben aspectos parciales como la aniquilación de la República Federal de Yugoslavia, la invasión de Afganistán en 2001 o las diferentes etapas del Gran Oriente Medio. Al tiempo se va definiendo con intensidad creciente la línea de confrontación que enfrenta la «coalición occidental» con Rusia, China e Irán.
Uno de los momentos de máxima tensión entre Rusia y la OTAN tuvo lugar en 2008 cuando Georgia – aliado directo de EE.UU y la OTAN (37)- atacó Osetia del Sur el 7 de agosto. El ataque fue respondido por Rusia al día siguiente. En el trasfondo estaba el objetivo de debilitar el Sistema de Oleoductos del Báltico controlado por empresas rusas y de fortalecer los oleoductos en los que operan las grandes empresas angloamericanas. Entre estos últimos el más relevante es el que une Odessa, Brody y Plotsk, que lleva petroleo al norte de Europa y que se prevé ampliar para hacerle llegar al puerto polaco de Gdansk.
Por otra parte, el Corredor de Transporte de GUAM complementa al ya mencionado BTC (Bakú, Tiblisi, Ceyhan) y ambos cuentan con protección militan de la OTAN (38). Siete días después del ataque de Georgia a Osetia del Sur se firmó el Acuerdo entre Polonia y EE.UU para instalar el escudo antimisiles en territorio polaco.
Un mes antes China y Kazajstán habían anunciado el comienzo de la construcción de los 7.000 km del oleoducto que partiendo de Turkmenistán, pasa por Uzbekistán y Kazajstán y llega hasta el noreste de China. Este y otros corredores energéticos de la zona están protegidos frente a la OTAN y sus satélites por dos alianzas militares que cooperan estrechamente: La Organización de Cooperación de Shangai (Rusia, China, Kazajstán, Kirghizistán, Tajikistán y Uzbekistán, en la que Irán tiene status de observador) y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirghizistán, Rusia, Tajikistán y Uzbekistán.
VII. Decadencia económica y hegemonía militar
El alcance de la decadencia económica de EE.UU. – todavía primera potencia mundial – se expresa en el declive de su moneda, referencia hasta ahora en los intercambios comerciales en el mundo y considerada el símbolo del propio sistema capitalista. Países como Brasil, Rusia, India, Sudáfrica, Irán, Venezuela o Siria y también bancos como el Banco Asiático de Desarrollo, el HSBC, Citigroup, HPMorgan o el BBVA están ya realizando sus intercambios comerciales en otras monedas. China y Japón acordaron a finales del año pasado abandonar el dólar en sus intercambios comerciales. Hasta la OPEP está planeando establecer el precio del crudo con referencia a una cesta de monedas y no sólo al dólar.
Esta pérdida progresiva de hegemonía económica se manifiesta también en la decisión de reducir la adquisición de bonos del Tesoro estadounidense por parte de los principales países tenedores los mismos, sobre todo China, pero también en menor medida Japón y el Reino Unido, de forma que en los últimos meses el principal comprador de los mismos es la propia Reserva Federal. A ello hay que añadir un descomunal déficit presupuestario acumulado que alcanzó en 2011 la cifra récord de 1,6 billones de dólares.(39). A lo largo de 2012 EE.UU deberá afrontar vencimientos de deuda por valor de 2,78 billones de dólares.
EE.UU. ha tensado demasiado una cuerda que está empezando a romperse. Durante décadas ha estado manteniendo una deuda externa en proporción al PIB mayor que la de cualquier otro país sostenida por el dólar, símbolo de poder económico y de hegemonía militar. Hoy EE.UU., tras bajar sus tipos de interés a prácticamente a cero está devaluando su moneda, mediante la inyección de liquidez en grandes proporciones, para incentivar sus exportaciones y pagar su deuda por el procedimiento de imprimir billetes. La histórica rebaja de la calificación de la deuda estadounidense,realizada recientemente por Standard & Poor´s, revela los profundos cambios que se están produciendo en la escena económica mundial.
Las aristas de los conflictos se agudizan y reclamaciones mutuas como la exigencia de que China devalúe el yuan o de que EE.UU. retire sus restricciones a las exportaciones chinas de alta tecnología, que habían permanecido en sordina, adquieren cada día mayor volumen.
Es en Oriente Medio donde la confrontación adquiere perfiles más nítidos. La lucha por el petróleo y el gas, así como por el control de los oleoductos y gaseoductos que aseguran el abastecimiento se agudiza, adquiere naturaleza geoestratégica y opera como una maquinaria de guerra sobre los pueblos de la zona.
VIIa. Escalada en los preparativos de guerra en Oriente Medio
Desde mediados de la década de los 90 los documentos del Comando Central de los EE.UU. (USCENTCOM) identifican claramente que el siguiente objetivo militar tras Iraq, era Irán. Tras la invasión de Iraq en 2003 se produce una escalada sin precedentes en el establecimiento de bases y en el despliegue militar en el Mediterráneo, en el Océano Índico y en el Golfo Pérsico. El objetivo explícito es «proteger los intereses vitales de los EE.UU. en la región: el acceso seguro ininterrumpido de EE.UU. y de sus aliados al petróleo del Golfo»(40).
Los acontecimientos producidos en la región confirman, con leves alteraciones en el orden de los países atacados, las afirmaciones de Wesley Clark tras una conversación con un alto cargo del Pentágono en 2001, según las cuales tras Iraq, se atacaría una serie de países: Siria, Líbano, Libia, Irán, Somalia y Sudán.
Varios informes dan cuenta de la aceleración de los preparativos de guerra en Oriente Medio en el marco de una escalada de la tensión militar en Siria, con el objetivo puesto en Irán entre los que destaco el titulado «Nuevo despliegue guerrero contra Irán y Siria hacia la III guerra mundial» de Alfredo Embid y del que he tomado los datos que ofrezco a continuación. (41)
Las mayores maniobras militares conjuntas de EE.UU. e Israel en toda su historia, denominadas Austere Challege 2012 (42) se han realizado el pasado mes de enero en el Golfo Pérsico. El objetivo fue probar el sistema de misiles Aegis dirigidos por radar y computadora. En el marco de las mismas se han instalado en Israel 9.000 soldados estadounidenses por un tiempo indeterminado.
Estas maniobras tuvieron lugar diez días después de que Irán realizara las mayores maniobras navales de guerra de su historia cerca del Estrecho de Ormuz en una zona que se extiende desde el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán al Golfo de Adén y el Mar Árábigo.
Rusia, ante la previsión de un ataque a Irán por parte de EE.UU. e Israel que pudiera extenderse a otros países, realizó maniobras militares en el Cáucaso Norte. Además está proporcionando a Siria un eficaz sistema de defensa aérea integral que, según informó el Jefe del Comando Central norteamericano (CENTCOM, instalado en Qatar) general Mattis, al Comité de Defensa del Senado que dificultaría y haría muy costoso imponer , como en Libia, una «zona de exclusión aérea». (43)
Los países integrados en el Consejo de Cooperación del Golfo han incrementado fuertemente su gasto militar en los últimos años y cuentan con un gran arsenal que incluye aviones de combate F-15, misiles Patriot, helicópteros Apache y buques de guerra, además de un escudo antimisiles de EE.UU.
Hay más de treinta bases militares de EE.UU. rodeando a Irán entre las que cabe destacar la Base naval de Bahrein que alberga la V Flota de EE.UU. y que fue ampliada en 2010 con una inversión de 580 millones de dólares. La V Flota ha aumentado su dotación con tres nuevos grupos de combate dirigidos por tres portaaviones nucleares, a los se añade el antiguo ENTERPRISE (CVAV-65).
La escalada armamentística de Israel, que debe considerarse como miembro de hecho de la OTAN, está perfectamente integrada en los planes de EE.UU. y no cabe interpretar que, en ningún caso, inicie de motu propio un eventual ataque unilateral. Una acción militar individual de Israel debe considerarse integrada en una puesta en escena que sirva para justificar la posterior intervención de EE.UU y la OTAN en defensa de su aliado.
EE.UU. está en condiciones de utilizar a corto plazo tres potentes nuevas armas: un nuevo misil hipersónico capaz de desarrollar una velocidad superior a los 6.000 km/hora, una nueva bomba llamada MOP (Penetrador Masivo de Artillería) fabricado por Boeing y capaz de penetrar a través de 60 metros en hormigón armado con poder destructivo equiparable a una pequeña bomba nuclear, y un nuevo sistema de guerra robótica integrado por un enjambre de mini-drones MALDI-J capaz de saturar los radares enemigos. La captura por parte de Irán de uno de los más modernos aviones espía – el RQ-170 en diciembre de 2011y la oportunidad, sin duda no desaprovechada, de acceder a sus innovaciones tecnológicas abrirá una nueva fase en las capacidades militares iraníes.
VII.b. El cerco a Rusia
Toda la operación de la OTAN que culminó con el desmembramiento de la República Federal de Yugoslavia tuvo entre otros objetivos estratégicos la finalidad de estrechar el cerco sobre Rusia. El enclave fundamental es la base de Camp BondSteel en Kosovo., el mayor enclave militar de EE.UU. desde la guerra del Vietnam que alberga a 10.000 soldados estadounidenses.
La justificación de la misma está bien explicitada en numerosas declaraciones: la necesidad de proteger «nuestros» intereses en el Mar Caspio. En 1999 el general Jackson, que entonces dirigía la OTAN, era muy claro cuando decía que «sin duda permaneceremos mucho tiempo para garantizar la seguridad de los corredores energéticos que atraviesan este país»(44).Su enclave, en la frontera con Macedonia, permite intervenciones directas sobre el Cáucaso, Irán y, desde luego, Rusia. La criminal connivencia entre las mafias del tráfico de drogas, armas y prostitución y las fuerzas de la KFOR, incluidas las tropas españolas, y de EE.UU. ha sido documentada en numerosas ocasiones (45). Rusia ha solicitado formalmente al Consejo de Seguridad de la ONU la adopción de una Resolución sobre la implicación de mafias albano-kosovares en el tráfico de órganos humanos procedentes entre otros de prisioneros serbios (46).
VII.c. China, el enemigo principal
La agudización de la tensión militar en torno a China aparece bien reflejada en la actualización realizada en enero de 2012 de la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) de 2010 de los EE.UU. China se identifica como la principal amenaza militar ya que Rusia se considera controlada por las instalaciones de la OTAN que la rodean y por el Escudo Antimisiles instalado en Polonia.
EE.UU. planea incrementar su presencia militar directa en el Mar Meridional de China que se verá enormemente reforzada con la instalación de la nueva base militar de Darwin en Australia, que albergará a 2.500 soldados norteamericanos. Esta base se unirá las bases USA ya existentes en Corea del Sur y en la isla de Guam, así como a los proyectos de reabrir la gran Base de Okinawa en Japón y a las conversaciones para instalar nuevos enclaves militares en Filipinas, Vietnam y Tailandia (47). En consecuencia, la importante reducción del presupuesto militar de EE.UU prevista para este año no afectará al incremento de su presencia militar en la región de Asia-Pacífico.
El fundamento económico del creciente enfrentamiento entre EE.UU. China es creciente. El importante y sostenido crecimiento de la economía china le ha llevado a desplazar a EE.UU. y a la UE como principal socio comercial en muchos países de Asia, África y América Latina. Como señala James Petras en un reciente trabajo (48) la penetración de empresas chinas en otros países del mundo se ha llevado a cabo mediante una estricta política de no intervención en asuntos internos de sus socios comerciales. A diferencia de EE.UU., China, ni ha iniciado guerras por el control de las materias primas, ni tiene base militar alguna en otros países.
La política china de no intervención le ha llevado a asistir pasivamente a la destrucción de sus socios comerciales por EE.UU y la OTAN con el objetivo de bloquear su expansión comercial. El ataque de la OTAN a Libia, con cuyo gobierno había firmado China importantes acuerdos comerciales y que mantenía en el país a 35.000 trabajadores y técnicos de la industria petrolera – que tuvo que repatriar rápidamente – es demostrativo. Otro caso semejante es el de Sudán, país en el que China había realizado importantes inversiones en la industria petrolera. Los EE.UU., la UE e Israel apoyaron militarmente la secesión de Sudán del Sur para controlar la industria petrolera y atacar a los trabajadores chinos.
El autor citado analiza cómo, si China no revierte su situación y se fortalece como potencia militar – como ya ha empezado a hacer incrementando sustancialmente su gasto armamentístico – puede ver repetida la situación vivida en el siglo XIX. Entonces el imperio británico destruyó la superior potencia económica china, mediante su abrumadora hegemonía militar.
El próximo y decisivo Congreso del Partido Comunista Chino debe responder a cuestiones clave para el futuro del país que no se ciñen sólo a la necesidad acuciante de fortalecer sus capacidades defensivas. El crecimiento económico de China se ha ralentizado y su enorme capacidad productiva depende de la capacidad de compra de EE.UU., Japón y la UE, que están entrando en recesión.
Las tensiones sociales se agudizan ante la percepción de la clase obrera de la intensa explotación, las grandes desigualdades sociales y las enormes pérdidas en el sistema de protección social que han acompañado al «milagro chino». Por su parte los grandes empresarios chinos y una buena parte de la intelectualidad están profundamente penetrados por la ideología capitalista y, sobre todo, tienen importantes intereses económicos en países occidentales. Todo ello tiene expresión directa en miembros destacados del PC Chino. El resultado de este Congreso que enfrenta a estos sectores con otros – entre los que destacan los dirigentes del Ejército – que perciben con claridad la necesidad imperiosa de imprimir un profundo giro político es crucial. El futuro de China depende de la adopción de decisiones vitales como las siguientes:
El fortalecimiento defensivo y la profundización de los acuerdos con Rusia.
El apoyo a los gobiernos y movimientos antiimperialistas, cuya preservación e independencia son claves para China.
El cambio profundo en la política económica y social que permita responder adecuadamente a las necesidades populares.
VIII. Últimos datos sobre el explosivo tablero árabe
VIII.a. Egipto
Las importantes movilizaciones populares en Egipto, envueltas por los grandes medios de comunicación en la marea confusa de la «primavera árabe», que ocultan sistemáticamente la creciente agudización de la lucha de clases en un país con un movimiento obrero combativo y organizado, abren escenarios de resolución incierta. Si recordamos que Egipto ocupa el tercer lugar, tras Israel y Colombia, entre los países del mundo que reciben más ayuda militar directa de EE.UU. (hasta ahora recibía 1.300 millones de dólares anuales, aunque para 2012 se rebajan a 1.000) podemos calibrar las consecuencias que pueden tener acontecimientos como los siguientes:
1. El paso en febrero de 2011 de dos buques iraníes por el canal de Suez, autorizados por las autoridades egipcias una semana después de derrocamiento de Mubarak. Este hecho no se producía desde la revolución iraní de 1979.
2. El asalto a la Embajada israelí en El Cairo en septiembre de 2011 y el sabotaje repetido al oleoducto egipcio que nutre de gas a Israel.
3. La detención en febrero de 2012 de 44 miembros de supuestas ONGs, entre ellas el Instituto Nacional Democrático (NDI), el Instituto Republicano Internacional (IRI) y la Freedom House, de EEUU, así como la Fundación Konrad Adenauer, de Alemania, 19 de ellos norteamericanos, acusados de contratar ciudadanos egipcios para provocar enfrentamientos religiosos y dirigir la revolución popular egipcia hacia los intereses de EE.UU e Israel. Según la acusación del gobierno egipcio se les encontró documentación relativa al plan «sionista-estadounidense» prevé la división de Egipto en cuatro países (49). En el momento de producirse estos acontecimientos la delegación militar egipcia que se encontraba en Washington negociando la ayuda militar para este año, regresó precipitadamente al país.
4. Tras los bombardeos israelíes sobre Gaza, el Parlamento egipcio acordó el pasado 14 de marzo, por unanimidad, declarar a Israel enemigo número uno, apoyar a la resistencia palestina «en todas sus modalidades», exigir la expulsión del Embajador israelí, suspender las exportaciones de gas a la entidad sionista y revisar su postura de no proliferación mientras Israel no firme el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Esta decisión, a pesar de carecer de eficacia práctica porque el poder real lo tiene exclusivamente la Junta militar, revela hasta qué punto se ha destapado una olla a presión de consecuencias imprevisibles.
VIII.b. Palestina
Estos hechos muestran la enorme fragilidad de la estrategia imperialista en Oriente Medio y hasta qué punto Palestina es el corazón de una poderosa «calle árabe» que cada vez percibe con más claridad el soborno sobre sus dirigentes para hacerles cómplices de una gigantesca reordenación colonial que persigue el saqueo de sus recursos y la extirpación de la identidad árabe.
El hipotético reconocimiento del Estado palestino, mientras siguen imparables los asentamientos, el bloqueo y la represión, en aras del enésimo «proceso de paz» con Israel, era la moneda de cambio de Arabia Saudí, mientras se profundizaba la alianza militar y económica de la Casa de Saud con Israel y se apremiaba a EE.UU a atacar Siria e Irán. Los sucesivos «planes de paz», con diferentes señuelos, tienen el mismo objetivo: neutralizar Palestina e impedir que la causa árabe, profundamente arraigada en los pueblos de la región y medularmente antisionista, obstaculice los planes de penetración imperialista, impulsados por sus aliados en la zona, de forma destacada Arabia Saudí y Qatar.
La alianza cada vez más evidente entre Arabia Saudí e Israel está teniendo importantes repercusiones en Hamás. Como señala Alberto Cruz (50) los principales dirigentes esta organización están impulsando cambios decisivos que deberán ratificarse el próximo verano cuando tenga lugar la renovación del Buró Político. Bajo la poderosa influencia de los hermanos Musulmanes de Egipto y Túnez y en medio de tensiones internas aún por dilucidar, se está promoviendo un acuerdo de unidad entre Hamás y la Autoridad Palestina que incluye un posible abandono de la lucha armada contra Israel,, el reconocimiento de las fronteras de 1967, el cambio de sede de la organización fuera de Siria, un posible gobierno de unidad «tecnócrata» de Gaza y los bantustanes de Cisjordania y la práctica renuncia a la reivindicación histórica del regreso de los exiliados Todo ello acompañado del correspondiente engrase económico – 250 millones de dólares ofrecidos por Qatar tras la firma del acuerdo de paz entre Hamás y Fatah – y de las promesas de reconocimiento internacional de un mini estado Palestino.
Estos movimientos se han traducido, de forma aún incipiente, en un auge de la Yihad Islámica y de la resistencia armada agrupada en torno a los Comités de Resistencia Popular. Precisamente estas dos organizaciones, que rechazan el acuerdo de paz con Israel, fueron el objetivo del brutal ataque israelí del pasado mes de marzo que dejó 25 muertos y 85 heridos.
Toda esta estrategia puede saltar en pedazos frente a un pueblo que ya estaba al borde del colapso por la falta de electricidad y petróleo a consecuencia del bloqueo. La desesperación de una población con los barcos paralizados, la agricultura destruida y cuyos servicios públicos agonizan por falta de luz y combustible puede ser la mecha de una «calle árabe» que siente sobre sí el peso de la corrupción de sus dirigentes, del expolio de sus recursos, de una crisis que asola sus débiles estructuras productivas y que cada vez percibe con más claridad la estrategia imperial que les lanza a una guerra entre sus pueblos.
IX. Un futuro abierto: Comunismo o barbarie
El futuro es incierto, los procesos se desarrollan a gran velocidad y, pese a su potente poderío militar, los planes de dominación de EE.UU, la UE e Israel se encuentran con dificultades crecientes.
EE.UU. se enfrenta a conflictos progresivos en Asia:
– En 2005 Uzbekistán cerró la base de EE.UU de gran importancia para el abastecimiento de las tropas de la OTAN en Afganistán.
– El gobierno de Kirguizistán, país que forma parte de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva – OTSC que agrupa a (Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguizistán, Rusia, Tayiksitán y Uzbekistán) pretende cerrar la base de Manas, que así mismo presta apoyo a las fuerzas de OTAN en Afganistán.
– La derrota de Georgia (aliado de EE.UU.) en Osetia del Sur confirmó el control ruso del vital enclave del Cáucaso – Mar Negro y Mar Caspio.
– Al enfangamiento militar de EE.UU. en Afganistán y las dificultades crecientes para financiar los gastos de guerra, se une la decisión de sus aliados de la OTAN de ir retirando sus tropas, tanto por el hostigamiento militar afgano, como por sus propias dificultades económicas. A todo ello se une el enfriamiento progresivo de sus relaciones con Pakistán – potencia nuclear creada por EE.UU. – cuyo pueblo manifiesta una hostilidad abierta a las tropas de la OTAN.
El acercamiento entre Rusia y China está fundamentado por intereses compartidos y por la mutua percepción de que están en el punto de mira de Estados Unidos, Israel y la OTAN, incluyendo a la Unión Europea. En el reciente artículo publicado por el «Diario del Pueblo», órgano del Partido Comunista Chino, citado anteriormente, que llevaba por inequívoco título «China y Rusia deben conformar una alianza euro-asiática» indicaba: la tarea de los americanos consiste en la conquista del mundo, en la que euroasia se convierte en el principal campo de acción» (51) La reciente visita de Putin a Pekin está destinada a impulsar la alianza de ambas potencias frente a un poderoso enemigo que puede destruirles por separado, pero quizás no juntos.
Pese a todo ello, el declive económico de EE.UU y la UE y su desesperada carrera por conseguir recursos energéticos limitados, unido a su gran potencia armamentista, perfila un futuro próximo en el que el enfrentamiento militar a gran escala es perfectamente previsible. El pulso entre el poderoso complejo militar industrial de EE.UU. junto a las mafias de las agencias privadas, que emplean ya a más personal que el ejército regular, y la presión abierta del gobierno israelí para atacar Siria e Irán, tiene enfrente a sectores importantes del Departamento de Defensa, del propio ejército israelí y de sus servicios secretos que perciben los enormes riesgos de desencadenar una guerra a gran escala de resultados inciertos.
Un poderoso agente no invitado a estos escenarios estratégicos, en los que la guerra imperialista puede perfilarse como única salida a la crisis por las clases dominantes de las principales potencias, puede irrumpir con fuerza. Las clases dominadas de las grandes potencias y de los países periféricos, incluido de forma destacada un pueblo árabe, mil veces traicionado por sus corruptas élites, y que está despertando con fuerza, para las que el único futuro previsto es intensificar la explotación y el expolio de sus recursos, pueden empezar a vislumbrar que la única salida es romper el tablero de juego.
Las palabras de Lenin para definir el imperialismo permanecen vigentes: «El capitalismo se ha transformado en un sistema universal de sojuzgamiento colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta por un puñado de países «adelantados». El reparto de este botín se efectúa entre dos o tres potencias rapaces y armadas hasta los dientes que dominan el mundo y arrastran a su guerra, por el reparto de su botín, a todo el planeta». Afirma rotundo en otra parte, confrontando con quienes, desde la socialdemocracia pretenden volver al capitalismo «humano», el del «Estado del Bienestar»: «las relaciones de dominación y la violencia ligada a dicha dominación: he ahí lo típico en la fase contemporánea del desarrollo del capitalismo»
Para las organizaciones políticas y sociales revolucionarias, hoy como en otras épocas de grandes crisis en las que a las clases dominantes se les cae cualquier atisbo de legitimidad, la lucha por la emancipación de clase y de género y por la liberación nacional, en el marco de una potente un unidad y solidaridad antiimperialista se configura como la única alternativa a la barbarie. El comunismo es mucho más que una opción ideológica, es la única esperanza creíble.
1 de mayo de 2012
NOTAS:
1 http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Lenin(SP)/IMP16s.html
2 Beinstein, Jorge (2009) «Las crisis en la era senil del capitalismo». (http://www.fpmr.cl/home/index.php?option=com_content&view=article&id=70:las-crisis-en-la-era-senil-del-capitalismo&catid=43:aportes&Itemid=76
3 Luxemburg, Rosa (1900) Reforma o revolución. http://www.marxists.org/espanol/luxem/01Reformaorevolucion_0.pdf
http://www.fpmr.cl/home/index.php?option=com_content&view=article&id=70:las-crisis-en-la-era-senil-del-capitalismo&catid=43:aportes&Itemid=76
4 http://www.pwc.com/en_GX/gx/world-2050/pdf/world-in-2050-jan-2011.pdf
5 En la actualidad China es la segunda economía del mundo, por delante de Japón.
6http://economia.elpais.com/economia/2012/03/06/actualidad/1331049231_264212.html
7 http://labolsa.com/agenda/PIB+(anual)/Gran+Breta%F1a/
8 http://www.preciopetroleo.net/precio-petroleo-2012.html
9 http://www.telegraph.co.uk/finance/commodities/9122311/Plateau-Oil-meets-125m-Chinese-cars.html.
9a. http://www.nuestraamerica.info/leer.hlvs/2887
10 http://www.youtube.com/watch?v=7a9Syi12RJo
11 http://www.nodo50.org/csca/iraq/al-amiriya/al-amiriya.html
12http://www.nodo50.org/csca/iraq/petroleoxalimentos-ddhh.html
13 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=46831
13a. Las consecuencias sobre la mortalidad de las privatizaciones masivas en los países de la ex URSS puedesn consultarse en Maestro, A. (2010). «Crisis capitalista, guerra social en el cuerpo de la clase obrera» http://www.rebelion.org/docs/135854.pdf
14 http://www.nodo50.org/csca/iraq/trib_int-96/IIIparte.html
14ª. En este enlace al Editorial de la prestigiosa revista Nación Árabe puede verse el resultado devastador del macabro agregado de guerra y sanciones. http://www.nodo50.org/csca/na42/na42.iraq_10sanciones.html
15 http://www.nodo50.org/csca/na42/na42.iraq_10sanciones.html
16 De Santis, Nicola (2004) «La apertura al Mediterráneo y Oriente Medio». Pág 1. http://www.nato.int/docu/review/2004/issue3/spanish/art4.html
17 Desde 1993, cada dos años, tiene lugar en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) la más importante feria internacional de armamento y la única en el mundo que permite exhibiciones con fuego real. En 2003, horas antes de que se iniciara la invasión de Iraq el 20 de marzo, a 850 Km de sus costas, se clausuraba IDEX 2003 con un éxito sin precedentes en participación y ventas.
18 De Santis, Incola (2004). Documento citado en nota 15.
19 Gutierrez Terán, Ignacio (1998) «Últimas tendencias del Nuevo Orden Mundial». Nación Árabe, nº 37. http://www.nodo50.org/palestina/articu60.htm
20 Estos temas han sido tratados con gran soporte documental por Michel Chossudowsky en «La triple alianza: USA, Turquía Israel y la gran guerra contra Líbano». http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=916&lg=es
20a. Washington Post, 13 de abril de 1999. Citado por Collon, M. (2000). Monopoly. L´OTAN à la conquete du monde. Pág. 92. Ed. EPO. Anvers.
20b. Un análisis de la situación internacional creada por la aniquilación de la República Federal de Yugoslavia y la Cumbre de la OTAN de 1999 puede consultarse en Maestro, A (2000) «Estado de Guerra» http://www.lahaine.org/index.php?p=17395
21.http://www.lanacion.com.ar/Archivo/nota.asp?nota_id=472937&origen=acumulado&acumulado_id=
22 http://www.nodo50.org/csca/agenda2004/misc/g8_14-06-04.html
23 En Shea, J. Patrick (2006) «Una visión desde la OTAN». Ponencia presentada en el IV Seminario Internacional sobre Seguridad y Defensa en el Mediterráneo, puede leerse:»Mucho después de 1994, el Diálogo Mediterráneo en la Alianza era un tema promovido por los seis (sic) aliados mediterráneos y que no contaba necesariamente con la atención o el pleno apoyo de los otros. El Diálogo estaba allí, pero antes del 11-S no recibió el impulso necesario que se merecía. El contexto del 11-S nos ha dado una segunda oportunidad y, como el embajador Benavides indicó, esto se ha reflejado no sólo en la mejora del viejo Diálogo Mediterráneo, sino también en el lanzamiento de la Iniciativa de Cooperación de Estambul. Personalmente creo que si bien el 11-S puede haber servido como fuerza impulsora, la necesidad de un diálogo OTAN-Mediterráneo se basa en una sólida y estratégica razón y en un interés común que precede, naturalmente al 11-S y que, por supuesto, no puede limitarse simplemente a las percepciones de amenazas del Sur o del terrorismo internacional». www.cidob.org/es/content/download/2935/26764/file/05_shea_cast.pdf –
24 www.iemed.org/anuari/2006/earticles/eotrasiniciativasmultilaterales. Med. 2006. Anexos. pág. 327
25 Ibidem.
26 Ibidem.
27 Benavides, Pablo (2006). «Hacia una mayor sinergia civil-militar». Ponencia presentada en el IV Seminario Internacional sobre Seguridad y Defensa en el Mediterráneo. Pág. 36. www.cidob.org
28 Shea, J. Patrick (2006). Artículo citado en nota 22. Página 41.
29. Ibid. Pág.38
30. http://lahaine.org/index.php?p=17118
31. www.globalresearch.ca/PrintArticle.php?articleId=8628
33. Pougala, Jean Paul (2011) http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1318&lang=es
34. http://www.enriquemunozgamarra.org/Articulos/33.html
35. Drabkin Alexánder. «La señal china». Pravda.
36.Chossudowsky, Michel. «El corredor euroasiático: la geopolítica de los oleo y gaseoductos y la Nueva Guerra Fria».
37. Georgia está integrado en el GUAM que es un acuerdo militar entre este país, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia realizado en 1997 y que funciona como apéndice de la OTAN.
38. Chossudowsky, Michel. Ibid.
39.http://www.presos.org.es/ARCHIVOS/archivobase.phpn=000031&tema=movobrero&subtema=
40. La cita está tomada de Chossudowsky, Michel. «El papel de Israel en la gestación de un ataque a Irán. El autor indica que el sitio del USCENTCOM del que se tomó no está ya activo, pero el documento puede consultarse en: http://tinyurl.com/37gafu9
41.http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=28519; http://www.visionesalternativas.com/index.php?option=com_content&task=view&id=55363&Itemid=9
42http://intelligencebriefs.com/?p=1438;
http://globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=28498
43. http://signosdeizquierda.blogspot.com.es/2012/03/eeuu-no-se-decide-atacar-siria-tiene.html
44. Giribets, Miguel (2010) Kosovo: independencia para albergar la mayor base militar yanki del mundo. http://www.argenpress.info/2010/07/kosovo-independencia-para-albergar-la.html
45. Collon, Michel (2008) «Si, la ilegalidad y la corrupción reinan en Kosovo». El autor reproduce una carta que le fue dirigida por la Unión Federal de Guardias Civiles de España en la que se ofrecen numerosos datos sobre la corrupción generalizada que reina en Kosovo. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=62498
46. http://spanish.ruvr.ru/2012_03_16/68631749/
47. http://www.lahaine.org/index.php?p=59471
48. Petras, J. (2012). China: Auge, caída y resurgimiento como potencia global. Algunas lecciones del pasado http://www.lahaine.org/index.php?p=60166
49. Este plan de reparto, no sólo de Egipto, sino de todo Oriente Medio fue formulado en la década de los 80 por el profesor de la Universidad de Princeton, Bernard Lewis y expresa la estrategia sionista. A Israel le correspondería la parte de Egipto que va desde el Sinaí al Delta del Nilo. http://www.granma.cu/espanol/internacional/14-febrero-revueltas.html
50. Cruz, A. (2012) «Adios, Palestina, adios. La lucha por el poder en Hamás». http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1377
51.Drabkin, Alexander. «La señal china» Pravda.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.