La semana pasada los EE.UU. y Cuba llegaron a un acuerdo histórico que permitirá normalizar las relaciones bilaterales entre ambos países. En el marco de este acuerdo EE.UU. liberó a los tres prisioneros de «Los Cinco» que quedaban encarcelados a cambio de la liberación de dos agentes estadounidenses por parte de Cuba. Entrevistamos a Katrien […]
La semana pasada los EE.UU. y Cuba llegaron a un acuerdo histórico que permitirá normalizar las relaciones bilaterales entre ambos países. En el marco de este acuerdo EE.UU. liberó a los tres prisioneros de «Los Cinco» que quedaban encarcelados a cambio de la liberación de dos agentes estadounidenses por parte de Cuba. Entrevistamos a Katrien Demuynck, coordinadora europea de la campaña por la liberación de Los Cinco para que nos explicara este intercambio de prisioneros y el significado de este histórico acuerdo.
Ultimamente hubo indicaciones de que algo iba a suceder. Pensemos en el histórico apretón de manos entre Obama y Raúl Castro en el entierro de Mandela, la declaración de Hillary Clinton que el bloqueo económico ya carecía de sentido y los editoriales en el New York Times de las semanas pasadas. Sin embargo para la mayoría de los abservadores este acuerdo llegó como una sorpresa. ¿También lo fue para usted?
KD: El verano pasado Marc Vandepitte y yo visitamos a Gerardo Hernández, uno de Los Cinco. Es el que recibió la pena más dura con dos sentencias perpetuas más 15 años. Normalmente nunca más vería la libertad, sin embargo estaba muy optimista. Hasta esperaba estar en La Habana para fin de año. Al mismo tiempo nos pidió reforzar la campaña por la liberación de Los Cinco en todos los frentes posibles. Explicó que no era la primera vez que había esperanzas de una apertura, pero que mientras no estaban efectivamente libres, todo era posible. Las negociaciones se llevaban a cabo en ese mismo momento y eran prometedoras. Por lo tanto no me sorprendió tanto cuando escuché la noticia, pero al mismo tiempo no podía creerlo. Fui a averiguar inmediatamente para estar 100% segura. Fue increíble.
Usted habla de Los Cinco, pero se trata de mucho más que estos cinco Cubanos: levantar el bloqueo, volver a tener relaciones diplomáticas, en fin una normalización de las relaciones entre ambos países.
KD: Así es, pero hay que tener en cuenta que para el gobierno cubano la liberación de Los Cinco fue la condición para empezar las negociaciones sobre una normalización de las relaciones. Lo afirmó reiteradamente. Las negociaciones nunca tendrían lugar sin la liberación anterior de esos cinco cubanos. Su vuelta a Cuba era una prioridad absoluta, que condicionaba todos los demás asuntos. Los Cinco y sus familias sacrificaron todo por la defensa de su pueblo contra el terror. Por eso las autoridades cubanas nunca los abandonaron e hicieron todo lo posible por el regreso de ellos. En el 2001, cuando se hicieron públicas las sentencias de Los Cinco en Miami, el entonces presidente de Cuba, Fidel Castro aseguró: ¡Volverán! En 2004 cuando visitamos por primera vez a Gerardo en una prisión de alta seguridad en EE.UU. nos aseguró con mucho optimismo y sin duda alguna: «Nosotros saldremos de aquí, porque mi país hará todo para conseguirlo.» Cuando pude hablar con él, poco después de su regreso a La Habana me dijo: «¿Viste? ¡Estamos en casa!»
¿Este acuerdo se puede considerar como una victoria para Cuba?
KD: Por supuesto. Es una victoria de David contra Goliat. Los EE.UU. abandonan una política de aislamiento contra la pequeña isla que mantuvieron durante 55 años. Tras medio siglo de bloqueo económico y 3700 cubanos muertos por el terror, Obama admite que no funcionó. Cuba sigue siendo socialista y tiene más prestigio que nunca. La intransigencia de la revolución cubana y la solidaridad internacional con la isla socialista obligaron a los EE.UU. de finalmente ceder. Los Cinco se convirtieron en un símbolo de esta firmeza. Ellos podían haber escapado a sus condenas, colaborando con las autoridades estadounidenses, pero se negaron. También es una victoria latinoamericana. Cada día queda más claro que latinoamerica dejó de ser el «patio trasero» de los EE.UU. y con Cuba y Venezuela al frente eligió un rumbo progresista. El ALBA, CELAC y UNASUR son signos de una soberanía latinoamericana reconquistada. La presión de los países latinoamericanos sobre Washington a favor de una normalización de las relaciones con Cuba se hacía cada vez más fuerte. Los países latinoamericanos decidieron invitar explícitamente a Cuba a la próxima cumbre de la Organización de Estados Americanos en abril en Panamá, a pesar de que Cuba había sido expulsado bajo presión de EE.UU. en 1962. La OEA, anteriormente el centro de la política «del patio trasero» de EE.UU. ahora los ridiculiza.
¿Cuáles son según usted los motivos de Washington para cambiar el rumbo?
KD. Ya mencioné la presión por parte de América Latina. Los EE.UU. arriesgaban aislarse completamente a causa de su actitud hacia Cuba. No hay que olvidar que esta región es muy importante para EE.UU. Económicamente sigue siendo su terreno. Dos tercios de todos los beneficios de las multinacionales estadounidenses en el sur, provienen de América latina. En cuanto a las exportaciones, América lationa se lleva la mitad. A la vez un cuarto de las importaciones de petroleo proviene de allí. En el plano geopolítico esta región también juega un papel irreemplazable para Washington gracias a su situación geográfica. Cada día se volvía más estúpido económico y geopolíticamente de arriesgarlo todo, solo por una anticuada obsesión de querer que se rindiera la revolución cubana, a pesar de que la isla sigue siendo un «peligroso» ejemplo y fuente de inspiración para los países vecinos.
Un segundo motivo lo encontramos en los grupos de presión económicos en EE.UU. Las relaciones internacionales basculantes y la situación geográfica excepcional de Cuba hacen que crezca la importancia económica de la isla. Brasil invierte plenamente en un nuevo puerto en Mariel, cerca de La Habana, pasándose olímpicamente del bloqueo estadounidense. Ese puerto será el centro más importante para la navegación en el Caribe. Los comerciantes estadounidenses no quieren perderse esos negocios. El sector turístico estadounidense también se muere por invertir en ese paraíso turístico. Por eso hace tiempo que los círculos comerciales insisten en levantar el bloqueo, porque les obliga a estar apartados mientras observan la repartición del mercado cubano entre China, Brasil, Venezuela y Europa. En Europa se está trabajando mucho para anular la «Posición Común» que está vigente desde 1996. Esta Posición Común condiciona las relaciones comerciales europeos con Cuba al cambio de régimen en la isla.
Un tercer motivo tiene que ver con las evoluciones políticas internas en los EE.UU. y más específicamente en el estado de Florida. Este estado es muy importante en las elecciones, por eso lo llaman un estado pendular. Históricamente en este estado mandaba el 1% de los cubanos millonarios que tras la revolución huyó a sus residencias de vacaciones en Miami. Este grupo determinó en gran parte la política hostil hacia Cuba a partir de los años sesenta. Sin embargo esa vieja generación de anticastristas a muerte está en vías de extinción. El «Financial Times» estaba en lo cierto cuando estipuló hace unos días que el senador cubano americano Marco Rubio no sería muy inteligente si dejara determinar su política por una pequeña banda de octogenarios en Miami, protestando vehemente contra el nuevo acuerdo. Las nuevas generaciones quieren una normalización de las relaciones con su patria. Quieren poder irse de vacaciones, mandarles dinero a sus familiares, o incluso pasar sus últimos días en el paraíso social que es Cuba. En el estado pendular Florida ganaron los demócratas gracias a la promesa de Obama de mejorar las relaciones con Cuba.
Un cuarto motivo es la solidaridad internacional y la pérdida de prestigio de los EE.UU. Año tras año quedan en ridículo los EE.UU. en la votación sobre el bloqueo económico en las Naciones Unidas porque casi todos los países votan en contra. También la campaña internacional por Los Cinco, apoyada por muchísimas personalidades e institutiones internacionales creó mucha presión por parte de la opinión pública. Hubo premios Nobel y gente famosa del mundo entero exigiendo la libertad de Los Cinco. En varios países parlamentarios tomaron posición a favor de Los Cinco. La victoria más importante hasta hoy en el caso de Los Cinco fue la reducción de las penas de tres de Los Cinco en 2009. Se obtuvo abriendo el juicio de nuevo ante la misma juez que dictaminó las condenas anteriores. Cuando la juez, un tanto molesto, preguntó a la fiscalía por qué ahora pedía reducción de las penas absurdamente altas que ella misma exigió años antes, contestó «Nuestro sistema judicial amenaza con perder su credibilidad a nivel internacional si no actuamos.» Durante los días de campaña por la libertad de Los Cinco en Capitol Hill en mayo 2014 pude constatar personalmente que el informe de la comisión de investigación internacional en Londres (marzo 2014) impresionó bastante a decenas de miembros del congreso y senadores que visitamos.
Finalmente también está el caso de Alan Gross. Gross trabajaba para un proyecto de USAID, subvencionado en base a la ley Helms-Burton (ley de bloqueo de 1996). Fue detenido y condenado a 15 años de cárcel en Cuba por «actos contra la soberanía y la integridad territorial del estado cubano». Al principio los EE.UU. negaban cualquier responsabilidad por Gross. Más tarde el Senador Patrick Leahy, quien abogaba hace tiempo por mejorar las relaciones con Cuba, se ocupó del caso Gross. Reunió las firmas de 65 de los 100 senadores en una carta que pedía una solución a Obama. Gross es un judío y el grupo de presión judío es uno de los más poderosos en EE.UU. Implícitamente esto significó también una solución para Los Cinco, ya que el gobierno cubano había puesto su liberación como condición para cualquier tipo de negociación. Así se convirtió es caso Gross en un catalizador para revertir la anticuada política de la guerra fría de los EE.UU. hacia Cuba.
¿Cuál es es significado de este acuerdo para Cuba?
KD. Cuba está de fiesta. En primer lugar porque los últimos tres de Los Cinco también llegaron a casa. Costó 16 años de lucha por parte de los cubanos, apoyados por un movimiento internacional de solidaridad, lograrlo, pero hoy en día Los Cinco están reunidos con sus familias. Las imágenes del reencuentro son emocionantes.
Obama habla de restablecer las relaciones diplomáticas que se rompieron en 1961, habla de la eliminación de Cuba de la lista de países terroristas y de la autorización de viajes, comercio, e intercambio de información. Cuba tiene mucho interés en todo eso. La reducción y eventualmente la eliminación del bloqueo, el fin del aislamiento diplomático y los nuevos intercambios más fáciles entre cubanos y estadounidenses le darán un gran empujón a la economía cubana. Gracias a los nuevos ingresos, Cuba podrá diversificar su economía y hacerla menos dependiente del apoyo por ejemplo de Venezuela.
Sin embargo tampoco hay que ponerse euforico. Raúl Castro ya mencionó que todavía tienen que hacerse realidad muchos cambios antes de terminar completamente con el bloqueo asfixiante. Tampoco hay que ser ingenuo. Los EE.UU. todavía quieren destruir la revolución cubana, ese objetivo no desapareció, sólo la táctica cambió. Obama dejó eso muy claro en su declaración. El objetivo sigue siendo un cambio de régimen, simplemente cambió la forma de perseguirlo. En estos momentos Cuba está llevando a cabo una actualización del sistema económico bien reflexionada. Los cubanos están muy conscientes que eso no solamente trae muchos aspectos positivos sino tambien ciertos riesgos para el proyecto de sociedad socialista. El cambio de táctica de los EE.UU. pone Cuba ante nuevos desafíos pero los cubanos saben muy bien lo que quieren. Estoy segura que seguirán avanzando con la misma precaución y fidelidad a sus principios que caracterizaron la revolución cubana este último medio siglo. ¡Viva Cuba socialista!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.