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Huracán

Fuentes: Solidaire

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

A la hora de escribir estas líneas, Iván, el mayor huracán desde hace cincuenta años está a punto de abatirse sobre Cuba, México y Florida. El gobierno cubano ya ha evacuado a más de un millón y medio de personas, para protegerlas. Han sido puestas al abrigo en escuelas, gimnasios y túneles.

Aquí [en Bélgica], no corremos verdaderamente peligro de ser víctimas de un desastre semejantes. Pero no estamos verdaderamente protegidos, a diferencia de Cuba, contra huracanes económicos: El huracán Sabena, el ciclón Ford y otras tempestades que han afectado recientemente a miles de familias en este país.

Contrariamente a una meteorología imprevisible, en la que los científicos no pueden controlar todos los parámetros, los responsables de estos huracanes son perfectamente conocidos. Los responsables son la competencia y la busca de beneficias que llevan a las grandes multinacionales a librarse una guerra económica que provoca estas catástrofes sociales.

Hoy en día, vuelven a acumularse nubes inquietantes sobre nuestro país: el ciclón FEBest se anuncia con vientos violentos contra la duración de tu trabajo, tu pensión, tus condiciones de trabajo, tus salarios.

¿Pero qué podría hacer el gobierno belga para protegernos contra esos peligros, como lo ha hecho el cubano contra Iván? Primero, confrontar la causa: «todo por los beneficios», podría imponer impuestos a las grandes fortunas. Podría proteger a la gente contra las consecuencias de esos huracanes, asegurando el financiamiento correcto de la seguridad social: el desempleo, la atención a la salud, las pensiones.

Pero, al leer las últimas reacciones de los ministros, será necesario que el mundo del trabajo encuentre otras soluciones que las propuestas por Verhofstadt el 21 septiembre. Se prevén nuevas rebajas de tu salario indirecto (en todo caso para los de más de 50 años), injustamente llamado «cotizaciones patronales».

Sin embargo, incluso el ministro de asuntos sociales tuvo que confesar: esas rebajas, que han progresado a una cadencia anual de un 16,7%, no crean empleos. «Es un instrumento económico, no una política de empleos». No obstante, quiere continuar por esta vía para garantizar la «competitividad».

Así los trabajadores pierden por partida doble. Primero porque está vacía la caja de seguros que los protege en caso de mal tiempo. Luego, porque el dinero es transferido a patrones que lo utilizan para enriquecerse y para librar una guerra competitiva, que conducirá inevitablemente a huracanes aún más poderosos.

Lo que es imposible en la meteorología, cambiar el tiempo, es posible en política. Existen alternativas que ponen en primer lugar a la gente, no los beneficios. Que evitan el mal tiempo y te protegen. Los trabajadores en lucha en Alemania y en Holanda muestran el camino para imponerlas.

Comentario del lector Gael García Bernal (16 de septiembre de 2004): «La ONU ha declarado que Cuba «es un ejemplo en materia de prevención contra los riesgos asociados con los huracanes». Y la portavoz de la Conferencia mundial por la reducción de los desastres ha agregado: «El caso cubano prueba que la vulnerabilidad de las poblaciones puede ser reducida mediante medidas poco costosas, pero con una dosis importante de determinación política». Cuba merecería verdaderamente ser tu «héroe de la semana».

http://www.ptb.be/solidaire/archive/archive.htm