Según las agencias de noticias, la Comisión de DDHH de la ONU, en una sesión calificada de «controversial», aprobó el informe Goldstone donde se acusa a Israel de haber cometido «crímenes de guerra» en la operación «Plomo Fundido». Las dirigencias oficialistas palestinas festejan. Israel y cómplices reclaman y ponen el grito el cielo. Todo da […]
Según las agencias de noticias, la Comisión de DDHH de la ONU, en una sesión calificada de «controversial», aprobó el informe Goldstone donde se acusa a Israel de haber cometido «crímenes de guerra» en la operación «Plomo Fundido».
Las dirigencias oficialistas palestinas festejan. Israel y cómplices reclaman y ponen el grito el cielo. Todo da a parecer que se ha asestado un duro golpe a la impunidad de Israel.
Sin embargo, una observación cuidadosa nos indica que todo esto es un teatro orquestado. ¿El objetivo? Conducir a la opinión pública a una acalorada polémica y controversias sobre «la omisión de los crímenes de guerra de Hamás» en la declaración, por ejemplo, o si «Israel fue víctima de la imparcialidad de la ONU», etc., desviando así el foco de la cuestión primordial, que está en otro lado.
Reflexionemos: no se puede decir que Israel haya cometido «crímenes de guerra» en Gaza. Principalmente porque aquella operación difícilmente puede ser llamada de guerra, sino una INVASIÓN. No hubo prácticamente resistencia por parte de los palestinos, porque la población de Gaza estaba prácticamente desarmada. No disponía de medios para defenserse ante la invasión. Es por eso que casi 1400 palestinos fueron masacrados, mientras que 10 soldados israelíes fallecieron, varios de ellos, sintomáticamente, por fuego «amigo» de las mismas tropas israelíes.
O sea, más que «crímenes de guerra», Israel comete un crimen que es en varios órdenes de magnitud peor. Un crimen que viene cometiendo desde hace casi 62 años, no sólo durante la vergonzosa operación «plomo fundido», sino todos los días: hablamos de la perpetración de un crimen de LESA HUMANIDAD, que consiste en asesinar la vida del pueblo palestino en su propia tierra.
Entonces: ¿de qué cuernos nos hablan cuando la comisión de DDHH de la ONU dice «crímenes de guerra»? Esto sólo puede ser un sarcasmo orquestado para instalar el concepto que Israel viene pretendiendo introducir desde hace tiempo: que la invasión a Gaza no fue parte del proceso genocida contra los palestinos y un crimen contra la humanidad en general, sino una «guerra», en particular una «guerra contra Hamas». Mientras ahora los medios y la comunidad internacional debaten acerca de las palabras de la declaración, e Israel adopta una pose de ofendido y teatraliza una pelea con el gobierno de Suecia y con la ONU, etc., se va instalando de a poco aquel concepto equivocado en la opinion pública.
Es un ingenioso método subliminal que trabaja por lo » aparentemente opuesto», que ante mis ojos ha sido, sin duda, cuidadosamente diseñado por los estrategas israelíes, y que cuenta con la complicidad de la así llamada «autoridad palestina», y también la de la pasividad de Hamás, el cual parece haber entrado por el aro, y por supuesto la consabida complicidad de los principales actores de los países occidentales y los árabes. Lo retan al nene porque insultó a su compañerito menor en la escuela, al tiempo que ignoran y hacen la vista gorda de que todos los días lo golpea, humilla, tortura y viola con su pandilla a la salida. Una vergonzosa cortina de humo que busca permitir que Israel continúe realizando impunemente la fragmentación de la cisjordania, la tortura de presos palestinos, la humillación de familias enteras en check points, la confiscación de casas, la expansión de las colonias, el arranque de campos de cultivos palestinos, en fin, todas las operaciones que buscan asesinar la vida de los palestinos en su tierra.
No nos dejemos engañar, no hagamos parte de este teatro. La impunidad a veces se disfraza de imputación sarcástica.