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Incluso en la muerte los palestinos tienen que luchar por su libertad

Fuentes: Mondoweiss

Traducido del inglés para Rebelión por J. M-

Tal vez por medio de esta escena, donde se ve a palestinos recurriendo al secuestro de los cadáveres de una morgue para prevenir la indignidad, incluso después de la muerte, es posible mostrar a los israelíes y al mundo lo que la ocupación realmente significa para ellos:

 

Palestinos en A-Tur, Jerusalén Oriental recuperan el cadáver de un manifestante palestino muerto del hospital de Makassed para el entierro, después de que fue tiroteado y asesinado por las fuerzas israelíes durante una manifestación contra el cierre israelí de la explanada de Al-Aqsa, el 21de julio de 2017. (Oren Ziv / Activestills.org)

Incluso los palestinos ateos como yo estamos indignados por la decisión unilateral de Israel de instalar detectores de metales -y con ellos una mayor soberanía- en el lugar más explosivo del mundo. La mezquita de Al-Aqsa no es sólo el símbolo religioso de Palestina, es también un símbolo nacional. Y no hay nada que haga que Israel parezca más ridículo que sus campañas de persuasión en los medios de comunicación alegando que los palestinos son «incitados» para protestar y resistir. Para qué preguntar a los palestinos en Jerusalén por qué están enfurecidos cuando se pueden vomitar tonterías en algún estudio de los medios, tonterías que ayudan a los israelíes a dormir mejor por la noche.

Lo que realmente debe mantener a los israelíes desvelados por la noche, posiblemente más que cualquier otra cosa, es la cuestión de por qué los jóvenes palestinos tuvieron que sacar de un hospital de Jerusalén oriental el cadáver de su amigo que fue asesinado a tiros por la policía israelí horas antes.

La policía allanó el hospital Al-Makassed en Jerusalén Este el viernes pasado para apoderarse de los cadáveres de jóvenes que murieron por los disparos durante los enfrentamientos sobre Al-Aqsa. En los últimos años Israel ha convertido los cadáveres palestinos en mórbidas cartas de negociación.

Dado que la incursión no estuvo realmente cubierta por los medios de comunicación israelíes, las autoridades ni siquiera se molestaron en inventar alguna historia acerca de que había contrabando o armas del Dáesh de destrucción masiva en el hospital. Nadie se molestó en pedir una explicación.

Los heroicos oficiales sitiaron el hospital con granadas de aturdimiento. En un hospital. Tómense un momento para digerir eso. Robaron el control del enemigo feroz, enfermeras y doctores, e incluso lograron obstruir su trabajo, como lo atestiguó el diputado Ayman Odeh, que estaba allí. Y todo con un propósito: secuestrar los cadáveres de dos niños.  

Las fotos de amigos y familiares de Muhammad Sharf (17 años) y Muhammad Abu Ghannam (20) pasando los cadáveres sangrantes de sus seres queridos sobre las paredes del hospital para enterrarlos rápidamente, incluso si eso significaba impedir que las madres tuvieran una última despedida de sus hijos, debe desgarrar el corazón de cualquier persona con conciencia. Ver estas fotos de familiares y amigos dispuestos a hacer cualquier cosa para prevenir la humillación y la indignidad continuas incluso después de la muerte debe alcanzar el corazón de todos. Esto es lo que la ocupación hace a los palestinos. Y tal vez a través de esta escena es posible mostrar a los israelíes y al mundo lo que eso significa en el nivel más humano.

Hay muy pocas cosas más sacrílegas que atacar un hospital, obstruir un pabellón del personal médico bajo el peso de cientos de pacientes heridos y todo con el propósito de tomar cadáveres como cartas de negociación, atormentando a las familias de los muertos en el proceso. Cuando los palestinos, todos los palestinos, ven estas imágenes, entienden exactamente a qué tipo de adversario se enfrentan.

Hemos visto esto en Gaza y ahora de nuevo en Jerusalén: un adversario dispuesto a atacar escuelas, mezquitas y hospitales, que intenta limitar la libertad de culto y actuar como el único soberano en el lugar más importante para los palestinos. En todas partes del mundo un enemigo que no permite enterrar a sus muertos y que obliga a las madres a transitar los siete niveles del infierno, sería calificado como mínimo de malvado.

Lo que debería preocupar a los israelíes es lo que cada palestino que ve estas imágenes llega a entender sobre las personas contra las que lucha. El camino de allí a los actos individuales de violencia es corto y predecible. Pero lo que debería preocupar a los israelíes aún más es que ellos mismos no estaban indignados por esas fotos de hombres jóvenes que recurrían a contrabandear cadáveres de un hospital.

Más que cualquier otro detector de metales, más que cualquier colonizador que asesina a un palestino, el contrabando de cadáveres no es sólo una manifestación visual de la fealdad y la crueldad de la ocupación, sino de la nación que lo permite. Una nación que ni siquiera permite a quienes tiene subyugados el entierro de sus muertos.

Rescatar los cadáveres de Muhammed y Muhammed de la morgue era simultáneamente un acto desgarrador e inspirador. Es cierto que es imposible no derramar una lágrima por las madres de luto a quienes se les negó una última despedida de sus hijos. Pero también es imposible no admirar a los jóvenes palestinos que hicieron todo lo posible para dar a sus seres queridos una pequeña muestra de libertad. Incluso si estaban envueltos en paños sangrantes. Incluso si era sólo para su viaje final.

Una versión más larga de este artículo primero apareció en hebreo en llamada local. Léalo aquí. Traducido del hebreo por Jonathan Ofir.

Fuente: https://972mag.com/even-in-death-palestinians-have-to-fight-for-their-freedom/128908/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.