Recomiendo:
0

Sobre unas declaraciones de José Manuel Campa

Insensibilidad social, realismo sucio y servilismo sin señales de mala consciencia

Fuentes: Rebelión

Si no hay errata periodística [1], que razonablemente creo que no, nada más y nada menos que José Manuel Campa, el secretario de Economía de un gobierno que dice o decía cultivar el legado de la tradición de Pablo Iglesias, Juan Negrín, Miguel Sánchez-Mazas y Julio Álvarez del Vayo, ha declarado, sin toser, sin perder […]

Si no hay errata periodística [1], que razonablemente creo que no, nada más y nada menos que José Manuel Campa, el secretario de Economía de un gobierno que dice o decía cultivar el legado de la tradición de Pablo Iglesias, Juan Negrín, Miguel Sánchez-Mazas y Julio Álvarez del Vayo, ha declarado, sin toser, sin perder el gesto y feliz de haberse conocido, que «hay que desdramatizar la subida de la luz y aceptar las tendencias del mercado».

¿Desde que coordenadas político-culturales se puede sostener una afirmación así?, ¿qué grado de insensibilidad social puebla su cosmovisión?, ¿qué cinismo político la vertebra?, ¿qué ausencia total de rebeldía transita por sus arterias?, ¿qué límite infranqueable se quiere trasgredir?

Por mucho que lo intento, no digo que no se hayan afirmado cosas aún peores (basta leer día sí, el siguiente también, las declaraciones del recientemente nombrado asesor del consejo de administración de Gas Natural, que, sabido es, que no puede pasar dos minutos sin tener los focos alumbrándole), no logro concebir una sentencia que supere el servilismo más impúcido, la aceptación sin herida de las coordenadas más salvajes del capitalismo realmente imperante, que el comentario de un señor que es Secretario de Estado de Economía. Esas manos y esa mente codirigen un gobierno.

El maestro José Manuel Naredo [2] lo ha expresado con estas palabras: «el gran engaño de nuestro tiempo estriba en hacer creer que las democracias de hoy día trabajan en favor de una sociedad de individuos libres e iguales, cuando de hecho promueven valores y relaciones sociales que arrojan el resultado contrario. Son precisamente los valores mezquinos y las relaciones desiguales y opresivas que imperan los que hacen que el comportamiento servil y el trabajo alienado sean la norma».

Poco puede añadirse; nada seguramente.

PS: Un ejemplo de los efectos colaterales de la aceptación complaciente y natural de las «tendencias de los mercados» [3]: la jueza que tramita el concurso de acreedores de la agencia de viajes Marsans, la empresa que fuera propiedad del hasta fecha de hoy gran Jefe de la gran patronal española, el excelentísimo «señor del mercado» Gerardo Díaz Ferrán, la misma jueza que ha ordenado hace un mes el embargo de 417 millones de euros de las cuentas del Jefe Supremo y de su colega el señor Gonzalo Pascual, y de la empresa Posibilitumm, «experta» en quiebras, la señora jueza, decía, ha logrado embargar de las diversas cuentas del amiguísimo de la señora Esperanza Aguirre, muy al día en lo relativo a las tendencias del mercado, un emprendedor modélico hasta la fecha en casi todas las aproximaciones, el importe de 632 euros (no 632 mil euros; no, sólo 632 euros).

Sin error. No es una broma, no es una inocentada adelantada.

Nota:

[1] Público, 21 de diciembre de 2010, p. 21.

[2] http://blogs.publico.es/delconsejoeditorial/1075/la-sumision-de-las-masas/

[3] Público, 21 de diciembre de 2010, p. 22.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.