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Inventarse la historia

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

La tensión en los territorios palestinos ocupados ha aumentado significativamente esta semana tras una decisión del gobierno de derecha israelí de añadir dos viejas mezquitas de Cisjordania a la lista de supuestos emplazamientos pertenecientes al patrimonio judío.

Las dos mezquitas son la mezquita de Bilal Ibn Rabah, a la que los israelíes llaman la Tumba de Raquel, cerca de Belén, y la mezquita de Ibrahimi en Hebrón, que lleva el nombre del patriarca Ibrahim (Abraham), al que en general se considera el antepasado común tanto de los antiguos hebreos como de los árabes del norte.

La mezquita de Ibrahimi en Hebrón, en la que en 1994 un terrorista judío cometió una masacre de fieles árabes, es considerada uno de los cuatro santos lugares más importantes del Islam, inmediatamente después de la Mezquita Sagrada en La Meca, la Mezquita del Profeta en Medina (ambas en Arabia Saudí) y la Mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén.

Los altos cargos israelíes no explicaron la decisión del primer ministro israelí Benyamin Netanyahu de añadir ambos lugares islámicos a la lista de unos 130 emplazamientos pertenecientes al patrimonio judío. Netanyahu afirmó que estos emplazamiento serían renovados «para volver a conectar a los israelíes con su historia».

Ambas mezquitas están situadas en el corazón de centros de población palestinos en los que no hay una significativa población judía. La ciudad de Hebrón tienen una población de más de 200.000 habitantes y otro medio millón más que vive en los pueblos de los alrededores. Hay casi 400 colonos judíos fanáticos que viven en el barrio de la Ciudad Antigua protegidos las 24 horas del día por miles de soldados israelíes que rutinariamente reprimen y acosan a los palestinos originarios para proporcionar a los colonos una seguridad óptima.

Se considera que la mezquita de Ibrahimi es una de las más antiguas de Palestina y de Levante, ya que se edificó hacia 635 d. C.

La mezquita de Bilal Ibn Rabah, que está situada en una zona prohibida para los musulmanes en el extremo norte de Belén, ha sido anexionada completamente a Israel y está separada del resto de la ciudad árabe por un inmenso muro de cemento que forma parte del gigantesco muro que Israel ha construido con el propósito de anexionarse grandes partes de Cisjordania.

Cuando Netanyahu anunció el plan original el 3 de febrero en él no estaban incluidas estas dos mezquitas, probablemente por cuestiones políticas. Sin embargo, después de los colonos judíos y sus aliados en el gobierno presionaran al primer ministro israelí, éste decidió añadir ambos lugares. La decisión, que se produce tras varias provocaciones israelíes, incluyendo el presunto asesinato por parte del Mosad del dirigente de Hamás Mahmoud Al-Mabhouh en Dubai, ha enfurecido a los palestinos.

Varias ciudades palestinas ya han sido testigo de manifestaciones y de choques esporádicos con los soldados de la ocupación israelíes. En la propia Hebrón los alumnos de secundaria tomaron las calles y gritaron consignas en contra del «acto criminal». «Estos ladrones asesinos están tratando de robar nuestros símbolos islámicos. Nunca debemos permitir que lleven a cabo sus malvados propósitos», declaró Hazem Hirbawi, uno de los manifestantes. «La mezquita de Ibrahimi ha sido un lugar de culto exclusivamente musulmán durante 1.400 años. Es inaceptable la afirmación israelí de que este lugar es un emplazamiento arqueológico israelí»,

El alcalde de Hebrón, Khaled Al-Asali, urgió a la UNESCO y a la comunidad internacional a que frenara «esta arrogancia e insolencia israelí»: «Urgimos a la UNESCO a proteger la mezquita de Ibrahimi, a impedir su profanación y a actuar en contra de que se alteren sus características». Afirmó que el derecho internacional obliga a las autoridades de ocupación a «no cambiar la herencia histórica de los territorios ocupados».

Al-Asali negó cualquier vinculación israelí con las mezquitas. «Se trata de dos mezquitas que han existido durante cientos de años, tanto en Khalil [Hebrón] como en Belén. Por consiguiente, esta decisión del gobierno Netanyahu-Barak-Lieberman indica su plan de seguir con la ocupación y con el derramamiento de sangre en la región». Al-Asali advirtió que la provocación israelí está transformando Hebrón en un barril de pólvora.

Tanto Hamás y Fatah, así como el resto de las facciones políticas palestinas, condenaron enérgicamente el «provocativo y criminal» acto israelí. Altos cargos de Hamás pidieron al mundo musulmán que adopte una postura significativa para contrarrestar «este asalto criminal contra uno de los más importantes santos lugares musulmanes».

«Están tratando de demoler la Mezquita de al-Aqsa en Jerusalén y ahora han decidido apoderarse de la mezquita de Ibrahimi en Khalil y otra mezquita en Belén. Esto significa que Israel está llevando a cabo la limpieza étnica de nuestro pueblo, cambiando la identidad de la tierra. Los musulmanes no deben permanecer callados ante esta provocación», afirmó el primer ministro en Gaza perteneciente a Hamás Ismail Haniyeh.

Haniyeh declaró a los periodistas que la decisión israelí de anexionarse efectivamente ambas mezquitas mostraba que Israel nunca era sincero cuando hablaba de llegar a un acuerdo de paz con los palestinos y que, en vez de ello, estaba tratando de liquidar la causa nacional palestina.

De forma similar, el alto cargo de la Autoridad Palestina (AP) Saeb Erekat también denunció enérgicamente la decisión israelí, y afirmó que Israel era una potencia ocupante, no un socio de paz. «Las decisiones unilaterales de convertir los santos lugares palestinos de Hebrón y Belén en parte de Israel demuestra que éste no es un genuino socio de paz, sino una potencia ocupante que está resuelta a consolidar la ocupación de la tierra palestina».

Varios países árabes y musulmanes, así como la Organización de la Conferencia Islámica han condenado enérgicamente la decisión israelí. Jordania acusa a Israel de adoptar medidas que desbaratan el proceso de paz: «Jordania condena esto y todas las otras medidas unilaterales que afectan a los santos lugares y ofenden los sentimientos de los musulmanes de todo el mundo» afirmó el ministro jordano de Información Nabil Sharif.

Naciones Unidas también ha censurado a Israel por incluir ambas mezquitas en un futuro inventario del patrimonio judío y un alto cargo de esta organización ha recordado a Israel que ambos lugares están situados en Cisjordania.

La última provocación israelí se produce 16 años después de que Baruch Goldstein, un terrorista judío estadounidense y soldado de la reserva del ejército israelí, tiroteara a los fieles musulmanes que rezaban en la mezquita de Ibrahimi y matara al menos a 29 e hiriera a decenas de ellos. Una comisión de investigación israelí que investigó la masacre recomendó que se dividiera la mezquita entre los colonos judíos y los musulmanes, y daba a los colonos la mayor parte de la mezquita.

Israel también adoptó otras medidas draconianas contra los palestinos, incluyendo el cerrar varias carreteras hacia la ciudad y separar el barrio de la Ciudad Antigua del resto de la ciudad. Se consideró que el objetivo de estas medidas punitivas era hacer la vida diaria de los palestinos tan insoportable que tuvieran que abandonar la zona para que los colonos pudieran apropiarse de ella.

Cientos de miles de judíos otorgaron un estatuto de santo a Goldstein, al que habían matado en ese mismo lugar tras su ataque, y llegaron a considerarlo un héroe y gran rabino. Su tumba cerca del asentamiento de Kiryat Arbaa se ha convertido en un centro de peregrinación.

La mayoría de los colonos judíos son sionistas religiosos que siguen una corriente extremista del judaísmo ortodoxo que pide la expulsión, la esclavitud o la exterminación física directa de los no judíos en la Palestina ocupada. Algunas corrientes del judaísmo ortodoxo, como el influyente movimiento Chabad, considera subhumanos a los no judíos en general.

Fuente: http://weekly.ahram.org.eg/2010/987/re4.htm