Israel vuelve a asestar un nuevo golpe a la resistencia palestina en un momento de máxima debilidad y división política interna, que está permitiendo al gobierno Sharon actuar sin cortapisas contra el movimiento nacional palestino Israel ha vuelto a conducir impunemente siete nuevos «asesinatos selectivos» o enjuiciamientos extrajudiciales contra militantes palestinos, tres de los cuales, […]
Israel vuelve a asestar un nuevo golpe a la resistencia palestina en un momento de máxima debilidad y división política interna, que está permitiendo al gobierno Sharon actuar sin cortapisas contra el movimiento nacional palestino
Israel ha vuelto a conducir impunemente siete nuevos «asesinatos selectivos» o enjuiciamientos extrajudiciales contra militantes palestinos, tres de los cuales, al menos eran dirigentes de tres organizaciones palestinas (Fatah, Yihad Islámica y Hamas). Con esta operación, Israel vuelve a asestar un nuevo golpe a la resistencia palestina en un momento de máxima debilidad y división política interna que permite al gobierno Sharon actuar sin cortapisas contra el movimiento nacional palestino.
Cerco y toque de queda en Nablus
En una operación iniciada el pasado jueves, 24 de junio, el ejército de ocupación llevó a cabo una nueva incursión con centenares de tropas israelíes contra la ciudad de Nablus (Cisjordania). Las autoridades israelíes decretaron un cierre militar de la ciudad, y todos los accesos a su casco viejo fueron bloqueados con enormes bloques de piedra y cemento y alambre de espino. Bajo toque de queda, las fuerzas de ocupación llevaron a cabo durante los dos días siguientes un exhaustivo registro de todas las viviendas de la Ciudad Vieja.
En el curso de la operación del viernes, 25 fueron asesinados dos jóvenes palestinos, Ihab Maher Salim, de 19 años de edad, que fue disparado mortalmente por efectivos israelíes, y Mohammad Hitham Faqha, de 18 años, disparado en el pecho. Ambos eran de Nablus. El primero fue asesinado tras recibir el impacto de las balas israelíes cuando estaba en el balcón de su casa junto a su padre que fue seriamente herido por los disparos en cabeza y rostro. El segundo asesinato se produjo cuando el joven Mohamed estaba en lo alto de una mezquita desde la que previamente había lanzado piedras contra las fuerzas de ocupación. Recibió varios disparos mortales en el estómago y en el abdomen [1]. Ninguno de los dos militaba en organización política alguna.
Operación calculada
Tras dos días de registros, las tropas israelíes ocuparon el sábado, 26 16 viviendas del casco antiguo de la ciudad, en donde residen habitualmente 20.000 palestinos. Las familias palestinas fueron obligadas a permanecer en los edificios aunque confinadas en una sola habitación por vivienda. A las 17:30 horas las fuerzas de ocupación dispararon en la calle contra Riad Sa’id Wawdi, de 35 años. Una hora después, y tras hacer detonar una fuerte carga explosiva para echar abajo un muro de una vivienda palestina del casco antiguo, efectivos israelíes lanzaron una nueva carga en el interior de la vivienda donde al parecer se hallaban escondidos seis militantes palestinos causando su muerte. Posteriormente identificados como miembros de las organizaciones palestinas Fatah, Yihad Islámica y Hamas. Sus nombres son: Nayif Fathy Abu Sharj, de 45 años, del campamento de refugiados de Balata; Fadi Bassam Ibrahim, de 26, de Tulkarem, y Samir Tariq Akuba, de 25, Jaffar Mohammad al-Masri, de 38, Omar Mismar, de 26 y Wajdi al-Qadumi, de 25, todos ellos de Nablus.
Las ambulancias trataron de acercarse al lugar de los asesinatos pero las tropas de ocupación les prohibieron el paso durante más de una hora y 45 minutos. Posteriormente los cuerpos sin vida de los seis militantes palestinos fueron trasladados al Hospital Rafidia de Nablus.
Nayif Fathy Abu Sharj había sido nombrado hace dos meses dirigente de las Brigadas de los Mártires de al-Aqsa en Cisjordania. Igualmente, otros dos de los asesinados eran dirigente local de la rama militar de Hamas en Nablus y un alto mando de Yihad Islámica en Yenín.
En los registros, las fuerzas de ocupación utilizaron granadas y explosivos para abrir las puertas. Según fuentes médicas palestinas unos 12 palestinos resultaron heridos por las detonaciones. Durante los días del cerco a Nablus se ha prohibido el acceso a la ciudad a las organizaciones sanitarias, incluido al Comité Internacional de la Cruz Roja. El balance de heridos alcanza a 55.
El domingo, 27, antes de que 30.000 personas tomaran las calles de la ciudad para acompañar al funeral de las víctimas, el ejército israelí había levantado el toque de queda y se había retirado a las afueras de Nablus. La multitud palestina convirtió los funerales en una manifestación contra Israel y contra los acuerdos de seguridad alcanzados por Egipto e Israel para la Franja de Gaza, y en apoyo a la resistencia palestina.
Con estos asesinatos, definidos por el ministerio de Defensa israelí como «operación militar de gran efecto», se vuelve a constatar la prioridad de la política israelí de poner fin a la legítima resistencia armada palestina por todos los medios. Esta operación, para cuya ejecución parece claro se ha debido de contar con informantes que han traicionado a los militantes palestinos, se produce en un momento en el que el movimiento nacional palestino y todo el pueblo palestino ha sido abandonado a su suerte incluso por los propios regímenes árabes que como Jordania y Egipto, se aprestan a facilitar la tarea de la supervisión de los territorios ocupados (Egipto en Gaza, Jordania, previsiblemente, en Cisjordania) aportando a Israel dispositivos militares y de seguridad bajo control de Israel y con la quiescencia de la Autoridad Palestina (AP) [2].
Cabe preguntarse, por tanto, ¿qué sentido tienen las condenas públicas de los representantes oficiales palestinos que, como el primer ministro Ahmad Qura’i, han declarado que «[…] este crimen salvaje y deplorable contra combatientes de la libertad tras cuatro días de cerco de Nablus significa que Israel continua su plan de asesinatos de todos los combatientes palestinos».
Gases químicos
En una operación paralela en Tulqarem (Cisjordania), las fuerzas de ocupación israelíes utilizaron el viernes gas lacrimógeno, balas de caucho y porras para dispersar una manifestación palestina de unas dos mil personas en la que participaban representantes internacionales para protestar contra la anexión de territorio palestino por parte de Israel para la construcción del muro al oeste de la ciudad palestina. Fuentes médicas palestinas informaron de que varios manifestantes fueron heridos por la refriega de los soldados y por la inhalación del gas lacrimógeno.
Con anterioridad las fuentes médicas palestinas han denunciado que Israel está utilizando una «siniestra variedad» de gases para control de multitudes que tienen efectos perniciosos para las víctimas que los inhalan, como convulsiones recurrentes, pérdida de visión, debilitamiento de la pupila y fuertes dolores de estómago. Según el doctor Awni Jatib, profesor de Química en la Universidad de Hebrón, los nuevos síntomas, particularmente las violentas convulsiones que sufren los manifestantes palestinos tras inhalar los gases, sugieren que el ejército israelí está utilizando una nueva mezcla de productos químicos que combina los gases lacrimógenos con armamento químico [3].
Notas:
1. Al-Jazeera, 26 de junio de 2004 e Informe del Centro Palestino de Derechos Humanos, 27 de junio de 2004, ref: 97/2004.
2. Véase en CSCAweb: Aprobado el Plan Sharon para Gaza. Egipto controlará militarmente Gaza tras la retirada formal de Israel de la Franja – ‘Plan de desconexión en cuatro fases’ y Marc Lynch: La «Opción jordana», ¿de nuevo?
3. Al-Jazeera, 26 de junio de 2004
(www.nodo50.org/csca), 28 de junio de 2004