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Israel bombardea un cortejo fúnebre mientras Nasrala pide a los árabes que evacuen Haifa

Fuentes: El Mundo

El Ejército reconoce haber sufrido 15 bajas en los enfrentamientos de ayer con Hizbulá en el sur del Líbano y asegura que ha dado muerte a varios agentes iraníes que colaboran con los milicianos

El cortejo fúnebre se disponía a celebrar el enterramiento en el barrio de Chiah, al sur de Beirut, ayer a primera hora de la tarde, cuando fue sorprendido por los misiles israelíes. Iban a enterrar a 26 de las 41 personas que murieron el lunes en el bombardeo de una casa, pero al escuchar las bombas, el pánico cundió entre los presentes. Dos obuses cayeron sobre la avenida Hadi Nasrala de Haret Hreik, próxima al cementerio, y rompieron el luto por los muertos.

Cientos de personas se habían congregado para expresar sus condolencias por las víctimas, entre las que se encuentra un bebé de tan sólo 10 días que se ha ido a la otra vida con el nombre de Waad Salik (Promesa Verdadera), el nombre con el que Hasan Nasrala ha bautizado esta guerra.

Los portadores de los cuerpos, envueltos en lienzos blancos, según prescribe el islam, abandonaron los cadáveres para ponerse a cubierto. En una segunda pasada de los aviones, los pilotos israelíes lanzaron cinco bombas. La televisión Al Arabiya informó de que los objetivos eran la sede de Hizbulá y la de su cadena afín, Al Manar, en el citado suburbio. Ambas ya habían sido atacadas en ocasiones anteriores.

La lluvia de misiles tampoco cesó ayer en el resto del país, alcanzando localidades del sur y del este. Israel no respetó ningún santuario y se ensañó incluso con el campo de refugiados palestinos de Ain al Hilua, el mayor del país, con más de 50.000 habitantes y situado a las afueras de Sidón. Dos palestinos murieron y otros 15 resultaron heridos. Se trata de la primera vez que la aviación israelí fija como objetivo este campo palestino. Días antes, había atacado el campo de Yal al Bahar, a la entrada de Tiro y el de Rashidia, más al sur. Los palestinos, que ocupan estos terrenos desde que fueron expulsados de Palestina en 1948, tienen soberanía propia dentro de los campos, si bien sus entradas y salidas a territorio libanés están restringidas. Con el estallido de esta guerra, cientos de refugiados libaneses habían sido acogidos por los palestinos, que se habían organizado para proveerles con comida y darles alojamiento.

Entretanto, el sur del Líbano se enzarzó ayer en intrincados combates cuerpo a cuerpo. Los milicianos de Hizbulá presentaron una resistencia feroz a las tropas israelíes en las aldeas de Aita al Shaab y Debel. Según la radio israelí, los guerrilleros «sufrieron bajas». La televisión Al Arabiya informaba de que 11 soldados del Tsahal murieron en los combates. Anoche, fuentes militares israelíes confirmaron la muerte de 15 soldados en esos combates, la mayor parte de ellos víctimas de misiles antitanque.

Con las fuerzas de Hizbulá están participando agentes de la Guardia Revolucionaria de Irán. Así lo informó anoche el Canal 10 de la televisión israelí, informa Efe. La cadena aseguró, citando fuentes militares israelíes, que varios agentes iraníes habían sido abatidos, y que el Ejército israelí tenía en su poder como prueba sus tarjetas de identidad. Israel acusa a Irán de abastecer de armas y municiones y entrenar a la guerrilla de Hizbulá, y también de tener instructores y agentes de información en el Líbano para apoyar a la milicia libanesa en la contienda.

Por su parte, el secretario general de Hizbulá intervino ayer en un discurso televisado por Al Manar. Nasrala aprobó la decisión del Gobierno libanés de desplegar al Ejército en el sur y criticó a EEUU por «tratar de imponer los intereses de Israel» en la resolución de la ONU.