Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
El artículo del pro israelí periodista Jeffrey Goldberg publicado en la revista The Atlantic [1] tenía como indudable objetivo mostrar las razones por las que la administración de Barak Obama debería preocuparse ante el riesgo de un ataque por parte del gobierno del Primer Ministro Netanyahu contra Irán en los meses venideros a menos que Washington adoptara una línea mucho más amenazadora hacia el programa nuclear iraní.
Pero el artículo proporciona nuevas pruebas de que altas personalidades del liderazgo militar y de la inteligencia israelí se oponen a tal ataque contra Irán y creen que la apocalíptica retórica de Netanyahu sobre Irán como «amenaza existencial» es innecesaria y contraproducente.
Aunque no se haya sabido precisamente por Goldberg, personalidades de la inteligencia y del ejército israelí empezaron a expresar su oposición a esa retórica sobre Irán en los primeros años de la década de 1990, y Netanyahu actuó para poner fin a todos esos comentarios cuando en 1996 se convirtió en Primer Ministro.
El artículo de Goldberg revela también la extrema sensibilidad israelí ante cualquier movimiento de Obama exigiendo públicamente que Israel desista de tal ataque, en reflejo de una realidad: que el gobierno israelí no podría seguir adelante con ataque alguno sin asegurarse que EEUU se implica directamente en la guerra contra Irán.
Goldberg expone que un probable escenario dentro de algunos meses es que las autoridades israelíes llamen a sus homólogos estadounidenses para informarles que los aviones israelíes van ya de camino para bombardear los lugares nucleares iraníes.
Los israelíes explicarían que no tenían «otra opción», escribe, porque «un Irán nuclear supone la más grave de las amenazas para la supervivencia física del pueblo judío desde el régimen de Hitler».
Basándose en las entrevistas realizadas a cuarenta políticos israelíes, afirma que el «consenso» entre los actuales y anteriores dirigentes israelíes es que en el momento en que las posibilidades superen el 50 a 50, Israel «lanzará un ataque en el mes de julio del próximo año».
Goldberg es famoso por haber ido forjando la línea neo-conservadora con sus informes sobre Iraq, especialmente por su insistencia en que Saddam Hussein tenía amplios vínculos con al-Qaida.
Goldberg cita a un oficial israelí familiarizado con el pensamiento de Netanyahu diciendo: «En la II Guerra Mundial, los judíos no tenían poder para impedir que Hitler nos aniquilara. Seis millones fueron masacrados. Actualmente, en Israel viven seis millones de judíos y alguien les está amenazando con la aniquilación».
Sin embargo, Netanyahu, en su entrevista con Goldberg para este artículo, no alega que Irán podría utilizar armas nucleares contra Israel. En vez de eso, sostiene que Hizbollah en el Líbano y Hamas en Gaza podrían «disparar cohetes e implicarse en otras actividades terroristas al gozar de un paraguas nuclear».
Pero Israel confía más en las fuerzas convencionales -no en la disuasión nuclear- contra Hizbollah y Hamas, convirtiendo el razonamiento en algo enteramente engañoso.
Goldberg informa que otros dirigentes israelíes, incluyendo al Ministro de Defensa Ehud Barack, saben que el problema real ante la posibilidad de un Irán nuclear es que pueda gradualmente erosionar la capacidad de Israel de retener a su gente más dotada.
Pero ese problema es en gran parte autoinfligido. Goldberg concede que a los generales israelíes con los que habló «les preocupa que hablar de una ‘amenaza existencial» sea en sí mismo un tipo de amenaza existencial al proyecto sionista, que trataba de evitarle al pueblo judío tales amenazas».
Además, una serie de fuentes le comunicaron a Goldberg que Gabi Ashkenazi, el jefe del estado mayor del ejército israelí, duda de «la utilidad de un ataque».
Altos oficiales de la inteligencia israelí y otras autoridades responsables de la política hacia Irán llevan tiempo postulando que, en realidad, el tipo de retórica que Netanyahu está alimentando en estos últimos años es contraproducente.
El corresponsal en temas de seguridad Ronen Bergman informó en julio de 2009 en el Yediot Ahronot, el periódico más popular en Israel, que el ex jefe de la inteligencia militar, el General de División Aharon Zeevi Farkash declaró que se había distorsionado la percepción de la opinión pública israelí acerca de la amenaza iraní.
Farkash y otros oficiales del Mossad y de la inteligencia militar creen que el principal motivo por el que Irán busca capacidad en armamento nuclear no es para amenazar a Israel sino para «impedir la intervención estadounidenses y sus esfuerzos para cambiar el régimen», según Bergman.
La utilización de una retórica descaradamente distorsionada presentando a Irán como una amenaza para Israel -y que cuenta con el desacuerdo de los oficiales de la inteligencia israelí- data de los primeros años de la década de 1990, cuando el gobierno del Partido Laborista en Israel empezó una campaña para presentar los programas nucleares y de misiles de Irán como tal «amenaza existencial» para Israel, como Trita Parsi reveló en su libro «Treacherous Alliance», publicado en 2007.
Un comité interno interministerial israelí, creado en 1994 para hacer recomendaciones sobre cómo controlar a Irán, llegó a la conclusión de que la retórica israelí había sido «contraproducente» porque había conseguido que Irán temiera más a Israel y, por tanto, sintiera mucha más hostilidad, escribe Parsi.
Para colmo de ironías, fue Netanyahu quien decidió dejar de utilizar ese tipo de retórica tras convertirse por vez primera en primer ministro a mediados de 1996. El director del Mossad, Uzi Arad, le convenció de que Israel tenía que optar entre convertirse en enemigo de Irán o permitir que Irán se centrara en amenazar a otros estados.
Netanyahu llegó incluso a buscar la mediación de Rusia y Kazajstán entre Irán e Israel.
Pero dio marcha atrás cuando se convenció de que Teherán estaba buscando una aproximación a Washington, por lo que los dirigentes israelíes temieron que eso pudiera reducir el apoyo estadounidense hacia Israel, según el relato de Parsi. Como consecuencia, Netanyahu se reenganchó a la retórica extrema de sus predecesores.
Ese episodio sugiere que Netanyahu es perfectamente capaz de captar los análisis más matizados de la comunidad de la inteligencia sobre Irán, contrariamente a su postura en público defendiendo que la amenaza iraní es la misma que la de la Alemania de Hitler.
Los funcionarios de la administración Netanyahu utilizaron a Goldberg para trasladar el mensaje a los estadounidenses de que no creían que Obama fuera a lanzar un ataque contra Irán y, por tanto, tendría que ser Israel quien lo hiciera.
Pero Israel no puede permitirse, en forma alguna, arriesgarse a una guerra contra Irán sin asegurarse que EEUU se compromete a participar en ella. Esa es la razón por la que el lobby israelí en Washington y sus aliados sostienen que Obama apoyaría un ataque israelí, que significaría que tendría que atacar a Irán con toda su fuerza si éste tomara represalias tras tal ataque israelí.
La comprensión de que Israel no podría atacar a Irán sin el consentimiento estadounidense hace que las autoridades israelíes se muestren extremadamente sensibles en cuanto a la posibilidad de que Obama pudiera explícitamente rechazar el ataque israelí.
Goldberg informa que «varios oficiales israelíes» le dijeron que estaban preocupados de que la inteligencia estadounidense pudiera conocer los planes israelíes para atacar Irán «horas» antes del calendario fijado por Israel para tal acción. Los oficiales le dijeron a Goldberg que si a Obama se le ocurriera decir: «Sabemos lo que estáis haciendo. Deteneros inmediatamente», Israel tendría que volverse atrás.
Goldberg alude sólo de forma muy vaga a la posibilidad de que la amenaza de un ataque contra Irán sea una estrategia diseñada para manipular tanto a Irán como a EEUU. Sin embargo, en marzo de 2009, en un artículo aparecido en The Atlantic online, se mostraba mucho más franco, concediendo que la amenaza de Netanyahu de atacar Irán si EEUU no conseguía parar el programa nuclear iraní pudiera ser un «tremendo farol».
Nota:
1. The Point of No Return , The Atlantic, número de septiembre de 2010.
Gareth Porter es historiador y periodista de investigación especializado en temas de política de seguridad nacional estadounidense.
Fuente:http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/LH17Ak02.html