En la madrugada del 6 de agosto 2006 era detenido Asis Duek en Ramala, cuando se encontraba en compañía de su esposa en su domicilio, llevándose documentación y dos ordenadores portátiles. Esta es, diríamos, la noticia lacónica que podemos recordar de su detención, como si todo fuera la cosa más normal, aunque dadas las circunstancias […]
En la madrugada del 6 de agosto 2006 era detenido Asis Duek en Ramala, cuando se encontraba en compañía de su esposa en su domicilio, llevándose documentación y dos ordenadores portátiles. Esta es, diríamos, la noticia lacónica que podemos recordar de su detención, como si todo fuera la cosa más normal, aunque dadas las circunstancias seguramente lo es, pues 11.000palestinos corren la misma suerte, más de cuarenta parlamentarios de Hamás también están en prisión y más de la mitad de los ministros del Gobierno palestino de Haniye. Seguramente no existe familia palestina que no tenga un pariente en alguna prisión israelí pendiente de ningún juicio.
De la suerte del Presidente Duek nadie dice nada, a nadie le preocupa; desde luego queda de manifiesto que no es relevante para las denominadas democracias ahora al uso, ni para NU que no se ha inmutado. Desde el punto de vista del derecho internacional un palestino nunca puede ser objeto de secuestro, sencillamente porque no tienen derechos, porque simplemente no se los reconocen.
EE.UU., la UE y NU aplaudieron la limpieza y la legitimidad de las elecciones palestinas de enero de 2006 que dieron la victoria aplastante a Hamás, pero el aplauso sólo duró una semana escasa, lo justo para darse cuenta de que Hamás sí quería negociar con Israel. Pero, una diferencia insalvable se interponía: las negociaciones -decía Asis Duek en la entrevista realizada el 4 de marzo- serían en serio, entre iguales no desde un estado a una facción y -añadía- que el primer paso sería que dijeran sobre qué quería negociar, definir las fronteras, etc. Ni siquiera hubo tiempo para más planteamientos, los israelíes y sus valedores y cómplices comenzaron con lo único que entienden por negociación: el asedio a la población de Gaza, al Gobierno palestino, las detenciones masivas de los diputados y las sanciones económicas internacionales principalmente contra la población, incluyendo a Naciones Unidas, que ahogaron cualquier esperanza que pudieran tener los palestinos, seguramente la última esperanza que les quedaba en esta vía después de tantas promesas y fracasos.
Israel sólo quería negociar cómo eliminar cualquier iniciativa palestina pero, mucho más, cuando percibieron que la iniciativa venía de un Partido (Mayoritariamente islámico, claro, no podía ser budista) organizado que apostaba por un gobierno de Unidad Nacional, con una amplia base social y con todas las posibilidades de poner norte al «conflicto palestino israelí», como así lo denominan los propios israelíes, EE.UU. y la UE cuando el primer punto del conflicto pasa porque Israel -y la comunidad internacional- acepte que es el ejército foráneo ocupante cuyas raíces e ilegalidad están en los cimientos humeantes de las casas palestinas destruidas, arrasadas, sobre las que se asienta los israelíes venidos -contratados- de otros países para imponer este estado artificial mantenido con miles de millones de dólares. Pero, aún más, todavía continúan con el expolio de más territorios forzando nuevos refugiados palestinos que muchos lo son por segunda vez o por más veces. ¿Qué es si no El Muro y las carreteras para uso exclusivo de sionistas? ¿Qué son si no más y más colonias construidas encima de las casas palestinas destruidas?
Israel y todo su corifeo internacional ahora tienen muy fácil poder negociar, tienen encarcelados, nada menos, que a cerca de la mitad de los parlamentarios palestinos, de los ministros Gobierno y al propio Presidente del Parlamento a los que puede sentar, quieran o no, en una mesa. Pero la cuestión es que no hay nada que negociar, sino imponer y saquear: imponer más asentamientos, más controles para asfixia de la población, más Muro y por supuesto nada que decir y nada que hablar de los más de cuatro millones de refugiados palestinos, de la ocupación militar de Jerusalem Este, de los 11.000 prisioneros y de que los israelíes reconozcan al pueblo palestino ocupado por ellos mismos para hacerlo desparecer como reiteradamente intentan.
En estas condiciones, EE.UU., Naciones Unidas, la Unión Europea y el gobierno español están muy preocupados, siguen muy preocupados por la seguridad israelí, por la paz para los israelíes. Sólo la paz y seguridad de los israelíes, la población restante ni cuenta ni importa, pero el problema es que existe, que allí están sin que haya modo de hacerlos desparecer ni matándolos de hambre y miseria. Pero, para que la responsabilidad no sea ajena y abstracta hemos de dar nombre a las autoridades responsables más cercanas -nuestros representantes- sobre las que teóricamente debiéramos tener influencia: Solana, Moratinos y su gobierno que en pleno lideran esta situación como se deduce de los contactos mantenidos, por las declaraciones efectuadas y sobre todo por los hechos de los que son responsables en primera persona cuando deciden y apoyan reiteradamente la ocupación y el bloqueo de todos los territorios palestinos y cuando ni siquiera les conceden el estatuto de pueblo ocupado y, no sólo no condenan al ocupante, sino que lo legalizan, encubren y financian.
Con la complicidad manifiesta de Solana, de Moratinos y del gobierno de España en pleno, independientemente y además de la responsabilidad de EE.UU, de la Unión Europea y de Naciones Unidas, el Presidente Asis Duek, los parlamentarios y los ministros del Gobierno palestino, junto con los 11.000prisioneros, seguirán encarcelados y Palestina continuará asediada y ocupada militarmente.
Cerca de diez millones de palestinos carecen de identidad, de moneda, de Gobierno con atribuciones, de pasaporte, de fronteras, de nacionalidad, de representación en Naciones Unidas, de derechos civiles y pretenden obligarles a continuar en el limbo. La mitad vive en su territorio pero ocupado y la otra mitad, viven como refugiados, pero sólo se trata y se habla de garantizar la seguridad y la paz del ocupante, del ejército ocupante, de Israel. Los palestinos perdieron la paz, la seguridad, sus casas, su país y muchas vidas desde hace 59 años a manos del nuevo modelo colonial impuesto en Oriente Medio del que los israelíes no son más -ni menos- que los gendarmes y verdugos de este modelo. Pero, sobre este modelo de Palestina ocupada y expoliada nunca podrá haber paz ni seguridad y menos aún cuando sus mejores dirigentes han sido asesinados o están encarcelados.
Ni la compasión ni la justicia ni el derecho internacional parece que tengan respuesta para el pueblo palestino que lleva más de medio siglo con tanto sufrimiento como con tanto pundonor viendo cómo cada vez estas respuestas se alejan y su situación empeora.
Sólo los candidatos propuestos por Israel tienen futuro pero sólo para ellos, no para los palestinos. No parece razonable ni es probable que haya un próximo Asis Duek y que haya otros candidatos que se presenten a otras elecciones si nos atenemos a la situación actual y a las consecuencias de bloqueo y cárcel que se derivaron de las últimas elecciones. Quizás la cuestión no sea tan sencilla, ni tan fácil, pero al Norte de Palestina tienen otro modelo más eficaz: Hizbulá.