Para controlar el influjo, el gobierno dijo en agosto que emitiría visas permanentes de residencia a hijos de inmigrantes, pero el criterio a seguir es tan estricto que muchos niños aún serán deportados. Israel comenzará a deportar a familias de inmigrantes ilegales en unas pocas semanas, dijeron funcionarios, en momentos en que arde un emotivo […]
Para controlar el influjo, el gobierno dijo en agosto que emitiría visas permanentes de residencia a hijos de inmigrantes, pero el criterio a seguir es tan estricto que muchos niños aún serán deportados.
Israel comenzará a deportar a familias de inmigrantes ilegales en unas pocas semanas, dijeron funcionarios, en momentos en que arde un emotivo debate sobre el creciente número de trabajadores extranjeros que algunos temen pudiera amenazar la identidad judía del país.
Hace un decenio, Israel comenzó a traer trabajadores extranjeros en un esfuerzo por reducir su dependencia de mano de obra barata palestina. Ahora, decenas de miles de inmigrantes de Asia y µfrica que ingresaron al país legalmente, pero cuyas visas están vencidas, han desarrollado fuertes lazos en el país y no tienen intenciones de irse, comunicó AP.
Cómo lidiar con los inmigrantes es un asunto que afecta dos de los temas más espinosos en Israel. Por una parte, está el temor de que presencia creciente afecte la identidad judía del país, mientras que por otra parte muchos dicen que es inmoral deportarlos de un país nacido en parte como refugio para los judíos que fueron víctimas del Holocausto.
Pero es la suerte de los niños de los inmigrantes lo que ha desatado el debate nacional. Sus defensores dicen que los niños han sido educados en escuelas judías y hablan impecablemente el hebreo: simplemente no son ciudadanos ni judíos.
«¿Qué ha pasado con el corazón judío y la compasión judía y la moral judía?», se preguntó Elie Wiesel, premio Nobel de la paz y sobreviviente del Holocausto, al pronunciarse contra las deportaciones.
Wiesel, que no es israelí, dijo que encontraba el asunto tan perturbador que se sintió obligado a hablar sobre asuntos locales.
Otros temen que las escenas de fuerzas israelíes deportando niños perjudicarán la imagen del país, ya dañada por la guerra del año pasado en Gaza y el mortífero ataque contra una flotilla turca de ayuda en mayo.
El ministro del Interior Eli Yishai, que está a cargo de la política de inmigración, criticó a los simpatizantes de los inmigrantes en una reciente entrevista televisiva. «A nadie le preocupa la identidad judía de Israel», dijo.
Israel concede automáticamente la ciudadanía a los judíos, pero no tiene una política de inmigración para los no judíos.
Para controlar el influjo, el gobierno dijo en agosto que emitiría visas permanentes de residencia a hijos de inmigrantes, pero el criterio a seguir es tan estricto que muchos niños aún serán deportados