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El silencio impuesto por el poder del lobby ante la indecencia genocida

Israel es inmune a la crítica

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El Estado de Israel ha descendido – caído – a uno de los niveles más bajos de barbarie consciente que presencie hoy en día nuestro horrible mundo.

Cualquiera nación que se comporte como Israel lo ha hecho con los palestinos hacia un pueblo sometido, no sólo merece extremo desprecio. El domingo 4 de enero escuché a un rabino que en el programa religioso matinal de la BBC dijo que apoya los ataques aéreos de Israel contra Gaza. Un hombre de Dios realmente apoyó el asesinato de cientos de personas. Me quedo corto si digo que me consternaron – que me consternan – los sentimientos expresados. Ese dirigente religioso, una persona que supuestamente debiera difundir y predicar la tolerancia, la paciencia, la caridad y la paz, apoyaba crímenes de guerra de inmensa gravedad. Su aprobación de la matanza de árabes fue escalofriante.

Y ese rabino era británico. Un ciudadano británico que apoya el odio y el fanatismo en un programa religioso de la BBC. Pero, claro está, no es realmente británico. Es un propagandista religioso israelí de ciudadanía británica cuya lealtad esencial es hacia Israel. Hay miles como él en el Reino Unido y en EE.UU. Promueven incondicionalmente los planes y la política de Tel Aviv y ejercen una increíble influencia sobre políticos y empresas. Matar palestinos es política israelí, y esa gente no escatima esfuerzos para justificarla.

Un residente de Gaza habla con el periódico israelí Ha’aretz sobre los horrores vividos por palestinos (y felicito a Ha’aretz por tener el coraje de publicarlo): «Mantengo a los niños lejos de las ventanas porque los F-16 están en los aires; les prohíbo que jueguen abajo porque es peligroso. Nos bombardean desde el mar y desde el este, nos bombardean desde el aire. Cuando funciona el teléfono, la gente nos habla de parientes o amigos que fueron muertos. Mi mujer llora todo el tiempo. Por la noche abraza a los niños y llora. Hace frio y las ventanas están abiertas; hay fuego y humo en las áreas abiertas; en casa no hay agua, ni electricidad, ni gas para calentarse. Y vosotros [los Israelíes] decís que no hay una crisis humanitaria en Gaza. Decidme, ¿sois normales?»

No, no lo son, es la respuesta en pocas palabras, y la crueldad es resumida por la maligna ministra de exteriores israelí, Tzipi Livni, quien utiliza la guerra de Gaza para establecer sus credenciales de bestia inflexible. Declara que «no hay una crisis humanitaria en la Franja [de Gaza] y por ello no se necesita una tregua humanitaria.»

El 5 de enero informaron que tropas israelíes están utilizando obuses de artillería de fósforo blanco en Gaza, supuestamente para crear cortinas de humo para ocultar su avance.

Los soldados estadounidenses utilizaron fósforo blanco [WP] – conocido cariñosamente como Willy Pete – en su destrucción de la ciudad iraquí de Faluya, y EE.UU. trató de mentir para ocultar el crimen de guerra, pero oficiales subalternos revelaron involuntariamente las mentiras al escribir en la revista Field Artillery que «WP resultó ser una munición efectiva y versátil. La utilizamos para misiones de ocultación… y, después en la lucha, como potente arma psicológica contra insurgentes en trincheras y agujeros para francotiradores… Disparamos misiones de ‘convulsionar y hornear’ contra insurgentes utilizando WP para obligarlos a salir, y obuses de altos explosivos (HW) para liquidarlos.» En realidad WP es un asesino efectivo, y cualquiera que inhale partículas sufrirá una muerte particularmente horrenda y dolorosa. Como lo registró el periódico The Independent en Gran Bretaña: «Después de la batalla [en Faluya], la Oficina de Contra Desinformación del Departamento de Estado publicó una declaración de que WP fue sólo «utilizado de modo muy moderado en Faluya, con propósitos de iluminación Fue disparado al aire para iluminar posiciones enemigas de noche [lo que no es el propósito de una granada de humo], no contra combatientes enemigos.» Cuando The Independent confrontó al Departamento de Estado con informes de primera mano de soldados que participaron, un funcionario aceptó el error y propuso corregirlo en su sitio en la Red.» ¡Y qué! Mentir, mentir y mentir de nuevo, hasta que te descubren y se hace imposible negar los hechos. Y los israelíes parecen seguir el ejemplo, como de costumbre, y desmienten tenazmente lo que ha sido visto por testigos independientes.

El Artículo dos, Protocolo III de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales de 1980 de la ONU, dice: «Está prohibido en toda circunstancia hacer objeto a la población civil como tal, a civiles individuales o a objetos civiles, de ataques con armas incendiarias.» Pero Israel sólo sigue el ejemplo de EE.UU. «Convulsionar y hornear» es una opción militar tan atractiva que sería una vergüenza echar a perder la diversión, especialmente si tiene aprobación rabínica.

El Protocolo 1, Adicional a las Convenciones de Ginebra, 1977… Protección General contra Efectos de Hostilidades, dice: «Entre otros, los siguientes tipos de ataques han de ser considerados como indiscriminados: Un ataque del que se puede esperar que cause pérdida incidental de vida civil, heridas a civiles, daños a objetos civiles, o una combinación de lo mencionado, que sería excesiva en relación con la ventaja militar concreta o directa anticipada.»

Israel, apoyado enérgicamente por Washington (y utilizando aviones, bombas y cohetes suministrados por EE.UU.), ha causado «pérdida incidental de vida» y víctimas civiles en general en una escala enorme. Los militares israelíes y el pueblo israelí sabían perfectamente que su ataque genocida contra Gaza mataría civiles. El uso de fósforo blanco en áreas construidas es digno de los nazis en su acción más brutal. No fue considerado importante que habría innumerables muertes civiles. A nadie le importó que hubiera innumerables muertes civiles. A nadie le importa, y menos que nada a los políticos estadounidenses. La próxima Secretaria de Estado, Hillary Clinton, se niega a comentar sobre las atrocidades. El vicepresidente entrante ha guardado silencio. ¿Y el presidente electo Obama? Como informó Reuters: «Obama… no ha comentado sobre la crisis en Oriente Próximo desde que Israel lanzó ataques contra Gaza hace nueve días. Sus asesores insisten en que sólo el presidente George W Bush puede hablar por EE.UU. hasta entonces.» Pero se señaló que «El presidente electo ha comentado sobre la crisis económica global y sus planes para tratar de sacar a la economía de EE.UU. de la recesión.»

Claro que ha comentado. Y si no fuera por el poder de Israel en EE.UU. sin duda comentaría negativamente sobre la matanza en Gaza, porque es un hombre decente.

Pero el señor Obama no se atreve a criticar a Israel, ni siquiera por el uso de obuses químicos. Tampoco puede hacerlo ningún estadounidense que desee entrar o seguir involucrado en política. El beso de la muerte política en EE.UU. de Norteamérica es censurar a Israel. No se puede.

Y por eso permiten el apartheid en Israel: por eso el bloque de castigo masivo fue impuesto meses antes de iniciar el ataque; y por eso se permite que continúe el casi-genocidio en Gaza.

¿Hay quién recuerde la audiencia sobre el así llamado proceso de paz israelí-palestino en la Casa de Representantes de EE.UU. en febrero de 2007? Claro que no. Fue una farsa. ¿Y por qué fue una payasada tan asquerosa y abominable? – Porque fue un triles [truco de tres cartas].

El testigo principal, de las tres cartas que mostraron, fue un cierto Martin Indyk, ex funcionario del Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel, que es el grupo de presión más rico y poderoso del país (dos de sus miembros son objeto actualmente de una investigación misteriosamente retardada por espionaje a favor de Israel). De ahí, inevitablemente, pasó a ser embajador de EE.UU. en Tel Aviv. (Y, a propósito, su libro sobre Oriente Próximo fue objeto de una reseña entusiasta en el Economist de la semana pasada.) Otro testigo fue

David Makovsky del Washington Institute for Near East Policy (fundado por Indyk; todo es muy íntimo en las cloacas pro-israelíes), que es ampliamente financiado por intereses estadounidenses que apoyan el sionismo. (Entre otras conexiones, está estrechamente asociado con el Jaffee Center for Strategic Studies en la Universidad de Tel Aviv.) Y ¿hubo un tercer testigo para equilibrar a los dos activos partidarios de Sión? ¿Podía él o ella presentar una visión menos prejuiciada de Oriente Próximo? ¿Tal vez sería una persona que dejara claro que Israel ha ignorado despectivamente resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU respecto a la ocupación ilegal de tierras palestinas?

En absoluto. El tercer miembro fue un personaje cómico casi-intelectual llamado Daniel Pipes quien declaró una vez que los inmigrantes musulmanes a EE.UU. eran «gentes de piel marrón que cocinan comidas extrañas y que no mantienen exactamente estándares germánicos de higiene.» (¿Germánicos? – Qué extraño.) Pipes fundó el Foro Oriente Próximo (MEF) que alienta a estudiantes universitarios en EE.UU. a informar sobre profesores y conferenciantes a quienes consideren como anti-israelíes o pro-palestinos. (En la Alemania de Hitler había premios para jóvenes que identificaban e informaban sobre los que consideraban como pro-judíos; conozco a una señora alemana de avanzada edad que lo hizo cuando tenía 15 años. Ahora se avergüenza terriblemente cuando se recuerda, porque realmente denunció a su propio padre. Cómo cambian los tiempos. O no lo hacen, evidentemente.)

En 2006 Pipes recibió el premio «Guardián de Sión», un premio anual a un destacado partidario de Israel, del Centro Rennert de Estudios de Jerusalén en la Universidad Bar-Ilan en Israel.

Con una galaxia de propagandistas adeptos como Indyk, Makovsky y Pipes como los únicos seleccionados para presentar evidencia sobre Israel-Palestina a los legisladores de la nación en Washington, no había probabilidad alguna de que el Subcomité del Congreso recibiera una visión equilibrada del problema Israel-Palestina. Las cartas estaban echadas y los legisladores escucharon. No tenían otra alternativa, por el poder del lobby Israel. Habían sido convulsionados y horneados.

Cabe poca duda de que el prejuicio a favor de Israel continuará en el legislativo y en el gobierno de EE.UU., no importa lo que pueda pensar realmente Obama, y no importa cuántos niños palestinos hayan sido masacrados por los sionistas. Los israelíes se comportan con indecencia genocida, pero los que guardan silencio sobre sus atrocidades no se quedan atrás en las apuestas de la cloaca.

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El libro de Brian Cloughley sobre el ejército paquistaní: «War, Coups and Terror,» acaba de ser publicado por Pen & Sword Books (UK) y será publicado en EE.UU. en mayo por Skyhorse (Nueva York).

http://www.counterpunch.org/cloughley01052009.html