Israel confirmó ayer la publicación de varios concursos públicos que abren la puja por los contratos para la construcción de 692 viviendas destinadas a colonos judíos en tres asentamientos en el Jerusalén árabe ocupado. Tel Aviv desoye así otra vez los repetidos llamamientos de Estados Unidos, y de la comunidad internacional en general, para que […]
Israel confirmó ayer la publicación de varios concursos públicos que abren la puja por los contratos para la construcción de 692 viviendas destinadas a colonos judíos en tres asentamientos en el Jerusalén árabe ocupado. Tel Aviv desoye así otra vez los repetidos llamamientos de Estados Unidos, y de la comunidad internacional en general, para que paralice su expansión por los territorios ocupados.
La noticia llega apenas un mes después de que se anunciara la construcción de otras 900 viviendas para colonos en el asentamiento de Guilo, también en el sector árabe de la ciudad, que en noviembre ya suscitó un conato de crisis con Washington.
Pero el primer ministro Binyamin Netanyahu, que ha aprobado personalmente ambos proyectos, se siente cómodo con estas pseudocrisis insignificantes en las que Washington y Bruselas «lamentan» las decisiones de Israel sin actuar de ninguna manera para impedir una expansión que viola las resoluciones y legislación internacionales. En su línea, la UE se limitó ayer a urgir al Gobierno israelí a «reconsiderar» sus planes de expansión hacia Jerusalén Este.
Netanyahu también se siente cómodo con la demanda del presidente palestino, Mahmud Abás, de condicionar la reanudación de las negociaciones a un cese completo de la expansión judía en los territorios ocupados. Abás no dispone de ninguna baza con la que presionarle y Netanyahu lo sabe.
De las 692 nuevas viviendas, 377 se construirán en Neve Yaakov, 198 en Pisgat Zeev y 117 en Har Homa, todos ellos asentamientos situados al norte y al sur de Jerusalén pero del lado árabe de la Línea Verde.
Para mayor escarnio, fuentes políticas hebreas revelaron ayer que el abogado Yitzhak Molho, enviado especial de Netanyahu a Washington, comunicó verbalmente la decisión de su Gobierno, antes de que ésta se hiciera pública, a George Mitchell, enviado del presidente Barack Obama para el conflicto de Oriente Próximo.
«La capital eterna»
Los israelíes presentaron a Estados Unidos el plan para expandir las colonias en Jerusalén como parte de un proyecto de mayor envergadura que comprende la construcción total de 6.500 viviendas en 54 puntos del «interior de Israel».
El ministro de la Vivienda, Ariel Atias, manifestó que «Jerusalén está en el centro del consenso israelí», dando a entender que no considera territorio ocupado el sector árabe de la ciudad.
Los dirigentes israelíes creen que Jerusalén es la «capital eterna e indivisible» del Estado judío, aunque la comunidad internacional piensa de otra manera. De hecho, las embajadas de todos los países con representación diplomática están en Tel Aviv, y no en Jerusalén.
En Jerusalén, sin embargo, se encuentran la mayoría de los ministerios israelíes. Sólo el macroministerio de Defensa se ubica en Tel Aviv. El ministerio de Interior, en cambio, es el único que está situado en el sector árabe de Jerusalén.
A lo largo de las negociaciones con los palestinos ha habido varias ocasiones en las que los representantes israelíes han aceptado el principio de que algunas partes de Jerusalén Este se cederían a los palestinos en el marco de un acuerdo de paz.
No obstante, las negociaciones se han conducido de tal manera que Israel nunca ha tenido ocasión de demostrar sus supuestas buenas intenciones. Al contrario, la expansión no se ha detenido hasta el día de hoy.
La impotencia de los palestinos se ve en las mismas condenas que expresaron a lo largo del día de ayer. El negociador jefe, Saeb Erekat, espera que la decisión israelí «abra los ojos» a la Administración de Obama y a la Unión Europea, y Nabil Abu Rudeinah, consejero de Abás, declaró que «Israel prueba cada día que no está preparada para la paz».
Moratinos, optimista
El anuncio se produce apenas tres días antes de que España se haga cargo de la presidencia de la UE. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha dicho que es optimista y está convencido de que Israel y los palestinos lograrán un acuerdo más pronto de lo que parece, aunque quizá para entonces Jerusalén presentará un aspecto muy diferente, como de hecho ya ocurre.
La primera reacción de Washington corrió a cargo de un funcionario anónimo, quien dijo que consideraba que el anuncio de Israel «no ayuda» al proceso de paz, algo que los norteamericanos no se cansan de repetir, aunque no adoptan ninguna medida para aplicar la legislación internacional.
Desde la victoria electoral de principios de año, Netanyahu ha reiterado que desea negociar con los palestinos partiendo de cero una vez más, es decir ignorando las negociaciones que se han mantenido desde la Conferencia de Madrid de 1991.
Los palestinos creen que esta táctica es una artimaña para demorar más las discusiones mientras se sigue construyendo en los territorios ocupados, especialmente en Jerusalén.
En los territorios ocupados, incluida Jerusalén, residen más de medio millón de colonos y esta población experimenta un crecimiento anual superior al del interior de Israel.
Fuente: http://www.publico.es/