El presidente de EEUU felicitó en la noche del martes al primer ministro israelí, Ehud Olmert, por su plan para «redibujar» las fronteras de Cisjordania, alegando que será «un importante paso para la paz que ambos apoyamos». Además, animó al mandatario israelí a negociar con el presidente palestino, Mahmud Abbas, como forma de evitar a […]
El presidente de EEUU felicitó en la noche del martes al primer ministro israelí, Ehud Olmert, por su plan para «redibujar» las fronteras de Cisjordania, alegando que será «un importante paso para la paz que ambos apoyamos». Además, animó al mandatario israelí a negociar con el presidente palestino, Mahmud Abbas, como forma de evitar a los miembros del Gobierno palestino que formó Hamas. Sólo unas horas después, el Ejército israelí penetraba en Ramala y mataba a cuatro palestinos, un miliciano y tres civiles. La ANP denuncia la intención israelí de que fracase el diálogo interpalestino.
Los choques se iniciaron cuando soldados de la unidad de elite Guinda, que operan disfrazados de árabes, fueron descubiertos cerca de una casa donde efectivos del Ejército regular apresaron a Mohamed Shubaki, militante de la organización de la resistencia palestina Jihad Islámica. Dicho militante sería jefe de la Jihad en la ciudad cisjordana de Kalkilia, según la potencia ocupante.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas Abu Mazen, se hallaba en su sede de Ramala cuando 17 vehículos del Ejército israelí entraron a la ciudad para apresar a Shubaki. La captura se convirtió en poco menos que una batalla campal con armas de fuego, bombas incendiarias y pedradas, lo que también causó un herido entre los soldados.
En una operación similar, soldados israelíes arrestaron el martes a Ibrahim Hamed, jefe de las Brigadas de Ezzedin al Kasam brazo armado de Hamas en Cisjordania, al que Israel atribuye planificar y ordenar ataques suicidas en los que murieron 78 civiles y soldados.
El presidente palestino condenó la incursión del Ejército israelí. Su portavoz, Nabil Abu Rudeina, declaró en la Mukata que dicha operación «viene a probar que Israel quiere destruir la calma y provocar el fracaso del diálogo» entre las organizaciones de la resistencia, que está previsto que se inicie hoy.
La agresión israelí de Ramala parecía consecuencia del espaldarazo que Olmert recibió horas antes en la Casa Blanca. EEUU, que en teoría no aplaude las medidas unilaterales que quiere poner en marcha el ex alcalde de Jerusalén, ha comenzado a modificar su discurso.
Bush se reunió con Olmert el martes en el primer encuentro entre ambos desde que el ex alcalde se convirtiera en primer ministro israelí. Fue una reunión «de toma de contacto» y de la que no se esperaban decisiones formales, pero sirvió para dejar claro que, de entrada, puede construirse una buena relación entre ellos. Nadie esperaba otra cosa, ni en EEUU ni en el «estado número 51», Israel. La entrevista sirvió además para poner de manifiesto que, en contra de lo que opinaban muchos analistas y expertos políticos, a Washington no le disgustan las propuestas del líder israelí, aunque mantenga, por ahora, que es conveniente hablar con la ANP.
«Necesito oír más» sobre los detalles de ese proyecto, precisó Bush en alusión al Plan de Convergencia elaborado por Olmert, que prevé establecer las fronteras de Israel de forma unilateral y evacuar 70.000 colonos de Cisjordania. Olmert se mostró dispuesto a explorar las opciones para negociar con Abbas, al que describió como «genuino y sincero». Sus buenas intenciones y elogios al líder palestino contrastan con las declaraciones que él mismo efectuó el domingo a CNN, en las que decía que Abbas no tiene el poder suficiente para imponer su autoridad ante el Gobierno de Hamas.