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Israel no es una «isla de estabilidad»

Fuentes: mikopeled.wordpress.com

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.

A medida que la batalla sobre el futuro del Oriente Medio va tomando fuerza con las manifestaciones populares que exigen un cambio, por un lado, y por el otro las fuerzas reaccionarias que salen a reprimir esas protestas, vamos oyendo que se denomina a Israel «una isla de estabilidad». Con un sistema democrático establecido desde hace más de seis décadas, se señala al Estado judío como ejemplo luminoso de un país estable, según el modelo de lo que a todo el mundo le gustaría ver en todo el Oriente Medio. Sin embargo, esto no es más que una cortina de humo y no puede haber nada más lejos de la realidad. Israel no es una «isla de estabilidad.» La lucha por la democracia y por los derechos humanos es tan feroz en Israel como en todo el Medio Oriente; además Israel está librando una guerra brutal y sangrienta contra las fuerzas del cambio y la democracia como no lo hacen sus tiránicos vecinos. Sin embargo hay una diferencia y es que a pesar del movimiento popular de resistencia no violenta palestino en demanda de los derechos humanos, la igualdad y la protección de las leyes, todo lo que Israel niega al pueblo palestino, este Estado ha ido mucho más lejos que todos los demás de la región. Y a esta diferencia se le presta muy poca atención.

Los gobiernos israelíes siempre han sido reaccionarios, conservadores y altamente censurables en la cuestión de los derechos civiles y los derechos humanos de la población no judía que gobiernan. Ahora, cuando ya no hay una opción real para la partición histórica de dos Estados, el israelí y el palestino, es momento de hacer una opción clara: ¿quedará Israel como un Estado étnicamente racista en el que sólo tienen derechos los judíos y los no judíos, que constituyen la mitad de la población, seguirán careciendo de derechos o representación significativa? ¿O nacerá una democracia que defienda los derechos humanos y civiles de todos sus ciudadanos, sin distinción de raza ni religión? Igual que los regímenes tiránicos de otras partes de Oriente Medio necesitan abrirse paso hacia la democracia, lo mismo debe hacer el Estado sionista de Israel.

A diferencia de sus aliados occidentales, Israel está feliz de tener tiranos corruptibles a su servicio y ofrecerles favores y protección a cambio. A fin de mantener su brutal dominio sobre toda la Palestina histórica y luchar contra la resistencia de los palestinos, Israel necesita tiranos corruptos, sin principios, a los que pueda sobornar y que estén a su disposición. Hosni Mubarak y la familia hachemita son dos ejemplos contemporáneos, como lo fue en su momento el Sha de Irán, y estos son los más conocidos. Quién sabe cuántos otros tiranos árabes estarán cubiertos bancariamente en secreto por parte del Estado sionista.

No fue ninguna sorpresa que durante el levantamiento de Egipto Hosni Mubarak recibiera el apoyo de Israel, además de la fuerte presión que ejerció a su favor en Washington y en otras capitales yendo en contra de la resistencia pro democrática en Egipto. Contrariamente a las afirmaciones de algunos de que la resistencia popular en el mundo árabe era una conspiración sionista, Israel hará todo lo que está a su alcance para mantener en su sitio a las despiadadas dictaduras en el mundo árabe para poder controlar el mundo árabe por medio del terror y el soborno. Llegado el momento y si se establecen finalmente regímenes democráticos en Egipto, en el norte de África, Jordania y Siria, es probable que Israel no reciba el apoyo tácito que tiene actualmente en la cuestión Palestina.

Desde su creación, Israel está empeñado en una brutal opresión de los derechos de los palestinos. Miles de palestinos están encarcelados, golpeados y torturados; los niños son sacados de sus camas y golpeados por soldados armados hasta los dientes. Ahora Israel está claramente frustrado por su incapacidad para aplastar a las nuevas olas de resistencia popular, y como el movimiento de resistencia crece y su apoyo gana más terreno, también aumenta la brutalidad israelí. Uno de los problemas que sigue afectando a los palestinos es la severa fragmentación.

En una entrevista en la CNN, Benjamin Netanyahu afirmó que los esfuerzos de reconciliación entre Fatah y Hamás, algo que los palestinos han estado anhelando durante mucho tiempo, es peligrosa y constituye un riesgo para Israel. Una vez más, y teniendo en cuenta que los sucesivos gobiernos israelíes han trabajado incansablemente para lograr la fragmentación política y social de los palestinos, labor en la que han tenido mucho éxito, la declaración de Netanyahu no sorprende.

Después de destruir Palestina en 1848, Israel ha instaurado con éxito una división entre los palestinos que permanecieron dentro de Palestina y los que terminaron en la diáspora. Lo logró mediante el establecimiento de una serie de leyes que prohíben a los refugiados palestinos visitar su tierra natal y haciendo intolerablemente difícil para aquellos que tienen ciudadanías de países amistosos con Israel entrar cuando vienen a visitar su tierra de nacimiento. Así, Israel logró también crear una separación entre los palestinos que viven dentro de Israel propiamente dicho y los de los territorios ocupados en 1967, considerados antes ciudadanos israelíes, profundizó la separación a través de leyes que limitan el matrimonio entre los palestinos de las dos áreas y ahondó la división entre los palestinos que viven en Cisjordania y los palestinos en Gaza por medio de la prohibición de viajar entre las dos regiones. Por último, Israel apoyó la creación de Hamás como contrapeso a Al Fatah y luego como combustible incendiario en la pelea sangrienta entre ambos. Así que no es de extrañar que Netanyahu quiera mantener esta fragmentación que permite al Estado sionista aumentar aún más su férreo control sobre Palestina y su pueblo.

Los tiempos están cambiando en todo el Oriente Medio, incluido Israel. Al igual que otros tiranos de la región, Israel no puede mantener el nivel actual de violencia contra la resistencia palestina sin el apoyo de sus aliados occidentales. Sin la cooperación masiva que recibe de Occidente, Israel no será capaz de mantener su control exclusivo sobre la tierra y la opresión del pueblo, y tendrá que renunciar a su control a fin de permitir en su lugar el surgimiento de una democracia inclusiva. En vez de permitir una escalada de las cosas y que ocurran más muertes de inocentes, las fuerzas progresistas de todo el mundo deben unir sus manos para condenar a Israel y apoyar a las fuerzas que luchan por el cambio. Lo que se necesita ahora es una demanda clara para que todos los presos políticos detenidos por Israel queden en libertad, que el muro de separación sea derribado y que los palestinos reciban sus plenos derechos de igualdad y libertad ante la ley y que puedan vivir en y viajar a cualquier parte dentro de Israel/Palestina.

Así como la gente de conciencia en todo el mundo tienen la esperanza de ver a los viejos tiranos como Mubarak y Gadafi fuera del poder, así debe actuar para que el Estado sionista de Israel se transforme en un Estado democrático laico, tolerante y pluralista. Una democracia en la que todos los ciudadanos gocen de iguales derechos y voz y voto para su futuro. Como los cambios drásticos que se llevaron a cabo en el Oriente Medio con poco aviso, se puede esperar que con un pequeño aviso se dé el cambio necesario dentro de Israel y Palestina, más temprano que tarde. Aquellos que están ahora del lado del estado sionista de Israel, más tarde se lamentarán por él, y la mancha de la vergüenza será difícil de borrar. Como está ahora el Estado sionista, pasará a la historia como uno de los capítulos más bajos y vergonzosos de la larga historia del pueblo judío.

Fuente: http://mikopeled.wordpress.com/2011/04/14/israel-is-no-island-of-stability-april-12-2011-by-miko-peled/