Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Dos países en el Oriente Medio, Siria e Israel, rompieron recientemente relaciones con el Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Ambos países increparon a los Estados que apoyaron las resoluciones del Consejo de las Naciones Unidas para investigar las denuncias de violaciones sistemáticas de los derechos humanos en sus países. En el caso de Siria, fue la brutal masacre de civiles, mientras que la denuncia contra Israel era «sólo» la violación de los derechos y el robo de la propiedad de los ciudadanos extranjeros. Mientras el caso se puede interpretar como que el consejo tiene una obsesión sesgada con la ocupación israelí de Cisjordania, está lejos de ser motivo suficiente para boicotear una importante organización internacional. La política de Israel sobre los asentamientos contradice la solución de dos estados para el conflicto.
El comité de investigación no necesita visa israelí ni una invitación para pasar Shabat en Migron. Todo lo que necesita es el rechazo del Tribunal Superior de Justicia a la vergonzante solicitud de retrasar la aplicación de la resolución anterior de la corte ordenando la evacuación del puesto de avanzada para el final de esta semana. Al igual que en el caso del Informe Goldstone, boicotear el comité de investigación no detiene la investigación. Sus miembros tendrán que conformarse con las resoluciones del Tribunal Supremo, el testimonio de las víctimas palestinas y las cifras de la Autoridad Palestina y de las ONG palestinas, israelíes e internacionales que se especializan en el control de la empresa de los asentamientos, la empresa más subvencionada en Israel. Cuando el Comité publica sus conclusiones, el gobierno circunstancialmente supone que se quejan de la unilateralidad y culpa al Nuevo Fondo de Israel y a las organizaciones de derechos humanos que éste apoya.
Los aliados más fieles de Israel -empezando por Alemania, que el año pasado apoyó una resolución de la ONU condenando la política de asentamientos- no están dispuestos a pasar por alto la contradicción entre esa política y las declaraciones de Israel sobre la búsqueda de la paz. Incluso los Estados Unidos palidecen ante la larga duración por parte de Israel de la violación de su promesa de evacuar los asentamientos no autorizados, especialmente los construidos en tierra robada. Por encima de todo, la expansión de asentamientos asesta un golpe mortal a la base del apoyo popular palestino a una solución de dos estados, y deja las soluciones en manos de los extremistas. Solamente un gobierno irresponsable podría exigir que todo el mundo boicotee a Irán, mientras que él mismo boicotea a todo el mundo.
Fuente: http://www.haaretz.com/opinion/israel-wants-iran-isolated-but-instead-isolates-itself-1.421158