Traducido por Caty R.
Una semana después de la cumbre Annapolis, Maryland, la administración israelí anunció la convocatoria de una licitación para la construcción de 307 nuevos alojamientos en la colonia de Har Homa. La creación de este asentamiento, cerca de Belén, a finales de los años noventa ya suscitó encendidas controversias.
Mientras que el 12 de diciembre deben abrirse las negociaciones para intentar la creación del Estado palestino, los palestinos consideran que la expansión de Har Homa es una provocación. «Si Israel no la revoca, esa decisión saboteará los resultados de Annapolis incluso antes del comienzo de su aplicación», declaró Saeb Erakat, principal consejero del presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas.
Para el gobierno israelí de Ehud Olmert esa colonia forma parte del «Gran Jerusalén» y, en la perspectiva de la creación de Palestina, debería englobarse en lo que los israelíes llaman su «capital unificada e indivisible». En cambio para los palestinos está situada en territorio conquistado durante la Guerra de los Seis Días y es parte de Jerusalén Este, donde la Autoridad Palestina quiere establecer su capital.
Apéndice de Jerusalén
Olmert se comprometió a prohibir la construcción de nuevos asentamientos y a desmontar las colonias «salvajes», pero se ha negado a impedir la extensión de las colonias existentes, especialmente en los tres grandes bloques que se supone que se integrarán en el territorio israelí. La cuestión consiste en saber si Har Homa se va a considerar como un apéndice de Jerusalén, como afirma Mark Regev, portavoz del gobierno, para quien «Israel establece una distinción clara entre Cisjordania y Jerusalén, que cae bajo la soberanía israelí».
En la perspectiva de las negociaciones sobre el futuro de Jerusalén Este y el trazado de las fronteras de Palestina, Israel se propone quedarse con los territorios conquistados. Cerca de 180.000 colonos están situados en Jerusalén Este y 267.500 en Cisjordania, de los que dos tercios están ubicados alrededor del oeste del «muro de seguridad» que una vez terminado se extenderá a lo largo de 760 kilómetros. Israel pretende quedarse con el territorio expoliado por la construcción del muro (casi el 10% de Cisjordania) y además con toda la orilla occidental del Jordán.
Por esa razón el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, propuso el domingo 2 de diciembre apoyar una ley para ofrecer una compensación a los colonos que viven al este del muro y acepten dejar voluntariamente sus domicilios. Entre 70.000 y 80.000 colonos están en esa situación y deberían ser evacuados en caso de la creación del Estado palestino. Este proyecto suscitó un clamor de indignación en la derecha y los partidarios del «Gran Israel».
Estos últimos también protestan por las declaraciones de Olmert, que mencionó el desmantelamiento de 21 colonias «salvajes» de las 105 clasificadas por la organización «SHALOM AJSHAV» (Paz ahora). Un informe publicado el martes por este movimiento, opuesto a la colonización de Cisjordania, revela que de las 3.449 órdenes de demolición expedidas sólo se llevaron a cabo 107 durante los diez últimos años. En cuanto a las numerosas promesas de desmontar las colonias «salvajes», nunca han tenido ningún efecto.
Texto original en francés:
http://www.lemonde.fr/web/article/0,1-0@2-3218,36-985960,0.html
Michel Bôle-Richard es corresponsal de Le Monde en Jerusalén.
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.