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Israel se hunde aún más en el odio

Fuentes: Middle East Monitor

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Una de las grandes añagazas de la propaganda sionista es la que proclama que el pueblo palestino odia la vida y utiliza a sus niños como escudos humanos. Teniendo como tengo experiencia de primera mano en Palestina, desde Cisjordania a la Franja de Gaza, puedo decirles que esa es una mentira malvada. El precioso amor de las madres se hace patente en la pobreza de los campos de refugiados y en los bombardeados hogares de los palestinos como en ningún otro lugar en el mundo.

Por otra parte, a pesar de las injusticias diarias que rodean la vida palestina en todos los niveles, desde el local al internacional, siempre ha habido un cúmulo notable de optimismo. Esta actitud positiva ante la vida y una esperanza eterna nunca han dejado de sorprenderme, aunque siempre haya intentado buscar el lado bueno de la vida en la creencia de que así puedes conseguir mucho más que si te dejas lastrar por actitudes negativas.

No estoy muy segura de dónde saca su optimismo el pueblo palestino -quizá de su fe- pero es algo que muchos reconocen, desde Westminster a la ONU, y se manifiesta de forma evidente en su determinación de hacer que sus niños se eduquen a toda costa. En cuanto a mí, es probable que pueda rastrear alguna de las lecturas de cuando tenía ocho años y encontré una copia desvencijada y manoseada de «Pollyanna» en una estantería de mi casa.

El personaje principal del éxito de ventas de Eleanor Porter en 1913 es una joven huérfana que es enviada a vivir con una estricta tía soltera. En el argumento es fundamental un juego al que Pollyanna le gusta entregarse: el del «Lado Bueno», en el que intenta encontrar algo para ser dichosa a pesar de las duras circunstancias que conforman la realidad. Relata a los posibles conversos al juego cómo una Navidad ganó un par de muletas en una rifa benéfica; aunque había puesto sus esperanzas en una muñeca, declaró que era muy feliz de no tener que utilizar nunca muletas. La acción del bienintencionado libro transcurre a principios del siglo XX, por tanto, la pregunta que cabría hacerse es cómo una Pollyanna estadounidense se habría enfrentado a la sombría realidad de la vida palestina en Yenin, Ramala o Gaza.

Sin embargo, los niños palestinos tienen un optimismo porfiado y podrían haber inventado para ellos mismos el juego favorito de Pollyanna. Les he observado jugar entre los escombros de sus casas bombardeadas. Les he visto también correr por las playas donde cuatro muchachos fueron asesinados por un misil israelí no hace tanto tiempo. Como todos los palestinos, esos niños aman la vida y se aman unos a otros y es este especial vínculo el que al parecer es impermeable al encendido odio mostrado por sus vecinos israelíes. En ahí donde subyacen algunos de los acontecimientos que van más allá del alcance del juego del lado bueno y el eterno optimismo de los niños.

Me acordé de todo esto hoy cuando este mensaje de Facebook apareció en mi correo de entrada. La primera imagen es la de una joven palestina de sonrisa contagiosa; la foto irradia felicidad y esperanza. Junto a ella hay otra, una imagen horrible; tan horrible es que cuando la miré sentí como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago. La misma joven yace sin vida en un puesto de control israelí en el que aparecen unos soldados que le han disparado y dan vueltas a su alrededor admirando su malvado trabajo.

Tengo que admitir que me anegaron las lágrimas cuando, una vez más, intenté entrar en la oscura mentalidad de quienes habían apretado el gatillo. ¿Qué clase de mente tiene que tener una persona capaz de alzar un arma de fuego, situar a una joven en el punto de mira y apretar el gatillo después?

Un mensaje sencillo acompañaba las fotos en Facebook: «Ya no veremos más su sonrisa. Su nombre era Sausan Ali Mansur, de 18 años; fue ejecutada en el día de hoy en el puesto de control de Beit Exa por soldados de la ocupación sionista; fue asesinada porque era palestina el 23 de mayo de 2016».

El Principio de Pollyanna no existe en el mundo del soldado(s) que asesinó a Sausan; su única emoción y su motivación parece haber sido el odio, y jugar al odio resulta mucho más fácil. No tienes más que apuntar y disparar sin pensarlo dos veces. Ni siquiera tienes que sentarte y meditar una excusa para odiar a alguien; el hecho de que el otro sea palestino, basta con ser Untermenschen, como solían describir los nazis a los «pueblos inferiores»; hace todo mucho más fácil. En el mundo de estos «Jugadores del Odio», no hay necesidad alguna de mirar más allá del objetivo ni de cuestionar tus motivos o acciones; Israel es un lugar oscuro, siniestro, y parece que va a peor, a mucho peor.

Hay algunos indicios de incomodidad entre los mismos israelíes por los sucesos de estos últimos días. Un cambio sísmico se produjo en la política israelí cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu le dio inesperadamente la espalda a un acuerdo que incorporaba al centro-izquierda a su coalición. En cambio, unió fuerzas con el nacionalista de extrema derecha Avigdor Lieberman, el exportero de un club nocturno de Moldavia que quiere introducir la pena de muerte para los palestinos, aunque no para los judíos, acusados de «terrorismo».

«Lo que ha sucedido es que una serie de elementos peligrosos han hecho una toma hostil del gobierno israelí», dijo el ex Primer Ministro Ehud Barak en Channel 10 TV. Israel, dijo, está ahora «infectado de las semillas del fascismo». Esto debería constituir «una luz roja para todos los que somos conscientes de lo que está pasando en ese gobierno».

Según Reuters, la decisión de vincularse a Lieberman fue demasiado para Roni Daniel, un veterano comentarista de cuestiones militares del Channel 2. «No puedo animar a mis hijos a que se queden aquí», reveló, «porque es un lugar en el que no es agradable estar».

Serían muchos los que podrían sostener que el proyecto sionista no ha sido nunca un lugar «agradable» en el que vivir, quizá sea esa la razón por la que tantos judíos de todo el mundo decidieron no encaminar hacia allí sus pasos, y por la que hay un flujo cada vez más veloz que abandona el país. Israel tiene ya todas las apariencias de ser un sitio donde sólo prospera el odio y, de paso, va haciendo del mundo un espacio cada vez menos seguro.

Yvonne Ridley es una periodista británica y activista del Respect Party.

Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/20160525-israel-embraces-more-hate/

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.