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Israel tiene carta blanca en el West Bank para reprimir y asesinar

Fuentes: Rebelión

Desde que comenzaron los ataques a Gaza el 27 de diciembre de 2008, miles de palestinos se manifiestan diariamente i de forma masiva en los pueblos i ciudades del West Bank en solidaridad con el pueblo de la franja; y ahora que parece que el alto el fuego es manifiesto aún se siguen movilizando. Estas […]

Desde que comenzaron los ataques a Gaza el 27 de diciembre de 2008, miles de palestinos se manifiestan diariamente i de forma masiva en los pueblos i ciudades del West Bank en solidaridad con el pueblo de la franja; y ahora que parece que el alto el fuego es manifiesto aún se siguen movilizando. Estas manifestaciones son reprimidas cada vez con más violencia por parte del ejército israelí con la seguridad que, con los medios de comunicación centrados en Gaza, no habrá eco internacional teniendo de este modo impunidad para atacar i disolverlas salvajemente.

En Ni’ilin, un pueblo de 5.000 habitantes situado al oeste de la región de Ramallah, tocando la Línea Verde, frontera establecida el 1967 después de la Guerra de los Seis Días, los habitantes se manifiestan cada semana y desde hace meses en contra de la construcción del muro del apartheid. Esta es la única área del West Bank donde el muro, que ya tiene más de 770km., aún no se ha acabado de construir. Estas manifestaciones se han convertido en diarias y con banderas de todos los colores políticos. El 29 de diciembre, en una de estas concentraciones en solidaridad con el pueblo de Gaza, el ejército israelí asesinó a dos jóvenes de 19 i 21 años por la espalda y con munición real. El ejército, que aprovechó el momento en que la ambulancia había salido del pueblo para trasladar un herido al hospital de Ramallah y que tiene órdenes militares de no disparar munición real si en estas protestas hay presencia de ciudadanos internacionales e israelís, disparó y mató a dos jóvenes con una docena de internacionales presentes.

Ahora el ejército israelí utiliza nuevas armas para disolver a los manifestantes. Desde el inicio del ataque a Gaza, el ejército ha utilizado tres nuevas armas: un nuevo gas lacrimógeno, en forma de pequeño mísil, de unos 20 centímetros de largo i 10 de diámetro, de acero, más pesado que los habituales y que al dispararse llega a más de 500 metros de largo. Este nuevo gas, llamado por los palestinos «sarug» (mísil), que disparan al cuerpo, puede causar la muerte dado que al impactar explota y provoca combustión. El día 1 de enero, una casa fue incendiada en Ni’ilin a consecuencia del impacto del «sarug». También utilizan un nuevo tipo de balas, que disparan con silenciador, llamadas 0,22 por su diámetro, y de un centímetro de largo, estas al ser pequeñas y de acero, penetran el cuerpo y lo atraviesan, o no salen; el primer día que fueron utilizadas causaron 4 heridos. También disparan unas nuevas balas de plástico, de un centímetro de diámetro que están llenas de un líquido verde y que al impactar con el cuerpo explotan impregnando con este líquido que aún está por analizar.

El ejército israelí sabe que tiene carta blanca en el West Bank para reprimir las manifestaciones y las protestas con más violencia porqué todos los medios de comunicación internacionales sólo miran a Gaza, y el asesinato de dos, cuatro u ocho personas en el West Bank no tiene, ni tendrá ninguna repercusión internacional.

Además, el ejército israelí invade Ni’ilin y otros pueblos del West Bank y efectúa arrestos durante la noche. Centenares de soldados y diez jeeps entran en Ni’ilin apoderándose de las calles y rodeando las casas donde efectuarán los arrestos. Entran en las casas pasada la medianoche, llaman a la puerta e invaden la casa, muchas veces rompiendo y desordenando el mobiliario para buscar y rastrear pruebas, según ellos; despiertan a toda la familia, incluso a los niños y niñas pequeñas, los desplazan a todos hacia la misma habitación y después de rastrear toda la casa y humillar a los miembros de la familia, secuestran a uno de los niños o al padre para encarcelarlos. El ejército tiene derecho a no dar información de donde se encuentra el arrestado hasta ocho días después de la detención. En este tiempo, el arrestado sufre interrogatorios, torturas y unas condiciones que en ninguno de los casos cumplen los derechos humanos. En estos momentos en Ni’ilin hay 20 personas arrestadas, entre ellas 6 menores, entre los cuales se encuentra un niño de 14 años con una condena de 4 meses, encarcelado en Bersheeva, en el desierto del Negev en territorio israelí, aislado y sin poder recibir visitas.

El ejército de Israel está presente en la mayoría de las ciudades y pueblos del West Bank, hay unos 97 check points, centenares de check points móviles, torres de observación, montículos de tierra, pilares, carreteras bloqueadas y puertas que impiden la libre circulación de personas, alimentos, energía, agua… El muro del apartheid que rodea el West Bank de hormigón y de inmensas vallas eléctricas, ya tiene una distancia de más de 770km y en su construcción han expropiado terrenos a miles de familias palestinas, más de 713km2 de tierra ha quedado aislada, un 12,6% de la superficie total. Hay centenares de colonias de israelís ilegales, donde los colonos discriminan, atacan y asesinan palestinos. El estado de Israel está implantando un sistema de carreteras principales para el uso exclusivo de los colonos, obligando a los palestinos a utilizar únicamente carreteras secundarias conectadas por túneles por debajo de las vías principales. Estas carreteras limitadas por vallas eléctricas actúan una vez más como muro de apartheid, aislando territorio y desplazando personas. La presencia del ejército en estos túneles bloqueará la movilidad a partir de cierta hora de la tarde, reestableciendola por la mañana impidiendo el acceso a servicios básicos y obligando a la población a desplazarse una vez más.

A pesar de todo esto, el pueblo palestino sale a la calle a diario y grita en solidaridad con los palestinos de Gaza, no tienen miedo, no tienen nada que perder, Israel ya les ha quitado todo lo que tenían, el estado de Israel los ahoga y tortura cada día. El pueblo palestino no acabará con la ocupación y el apartheid él solo. Tal como pasó con el Apartheid surafricano, Palestina necesita ayuda, ayuda de la comunidad internacional, de Europa, de África y de todos los países árabes. Necesita que el mundo sancione y penalice estrictamente a Israel por esta masacre y por sus acciones. Europa y la comunidad internacional no hacen nada para frenar el genocidio. Y no solo no hace nada para poner fin sino que continúa sus negociaciones y sus lazos comerciales con el estado israelí haciendose así cómplices de esta masacre que en poco más de 20 días ha asesinado a más de 1.350 personas y ha dejado más de 5.500 heridos, sin tener en cuenta los cadáveres que aún no han descubierto de debajo de las runas. Unos heridos que se convertirán en más muertos ya que la franja de Gaza sigue sin suministro eléctrico, agua, medicamentos y avituallamiento. Israel ha bombardeado y atacado por tierra, utilizando bombas de fósforo, bombas de racimo y otros armamentos que la comunidad internacional considera ilegales. Gaza sigue sitiada, el ejercito israelí controla las calles y se opone a que la Media Luna Roja pueda hacer su labor, impidiendo la evacuación de heridos y muertos. Israel ha bombardeado los hospitales y las escuelas. Las familias se han visto obligadas a dejar sus casas o simplemente estas han sido bombardeadas y no es extraño ver personas caminar de un lado al otro sin saber donde ir, buscando refugio, envueltas en una manta para aguantar el frío que por dentro y por fuera se apodera de los habitantes de la franja. Los pasos fronterizos siguen cerrados sin permitir la entrada a la ayuda humanitaria y a los periodistas internacionales con normalidad, dejando el camino libre para hacer y deshacer sin que nadie se de cuenta de lo que realmente está pasando en Gaza, sin que nadie pueda documentarlo y darle ojos y voz.

El estado de Israel se fundamenta en el miedo, la manipulación de la educación, el engaño, el control de los medios de comunicación y en la vulneración de los derechos humanos. Es un estado represivo contra las críticas internas, es un estado racista que acaba de ilegalizar los partidos formados por árabes israelís, población que asciende al 20% del total y que tiene como representación parlamentaria a siete diputados. Es un estado de derecho judío, una teocracia imperialista y con una falsa democracia. Es un estado ilegal que ha infringido continuamente las fronteras que ellos mismos han ido ganando a Palestina desde 1947. Es así como ha podido mantener durante tanto tiempo la ocupación del West Bank, las políticas racistas contra el pueblo árabe dentro y fuera de Israel, dos años de bloqueo de la franja de Gaza y ahora esta masacre. I quien calla, o apoya Israel por la vía diplomática, comercial o económica es cómplice de todo ello.

A. J., activista catalana en Palestina, firma con siglas por motivos de seguridad.

* West Bank es el término inglés para denominar a Cisjordania, tanto en inglés como en árabe (en su grafía), por parte de los palestinos.