Los bárbaros bombardeos de Israel contra el Líbano han suscitado un repudio mundial. A muchos les recuerda las tácticas nazis de exterminio de la población civil con fines psicológicos. El objetivo principal de una guerra es destruir la capacidad defensiva del enemigo y anular su voluntad de triunfo. Pero está demostrado que el bombardeo aéreo […]
Los bárbaros bombardeos de Israel contra el Líbano han suscitado un repudio mundial. A muchos les recuerda las tácticas nazis de exterminio de la población civil con fines psicológicos.
El objetivo principal de una guerra es destruir la capacidad defensiva del enemigo y anular su voluntad de triunfo. Pero está demostrado que el bombardeo aéreo no es el mejor instrumento para alcanzar esos fines. Alemania fue virtualmente hecha polvo durante la Segunda Guerra Mundial y el daño psicológico causado no fue el esperado.
Ciudades como Coventry en Inglaterra, Rotterdam en Holanda y Dresde en Alemania fueron totalmente destruidas y no se logró aplastar el espíritu combativo de sus habitantes. El nuevo concepto de guerra, desde 1940, establece que hay que combatir más allá de las líneas del frente, aniquilar almacenes, carreteras, vías férreas, industrias de guerra y líneas de abastecimiento.
Durante la Segunda Guerra Mundial las técnicas de bombardeo consistían en alfombrar vastos territorios de explosivos que estallaban indiscriminadamente. Este tipo de agresión dejó al final de la guerra, solamente en Europa, cuatro mil millones cúbicos de escombros. Ahora se trata de atinar un blanco específico con misiles teledirigidos desde satélites. Desde los tiempos de escudos y armaduras, lanzas y arqueros, las técnicas de guerra han avanzado hasta el arma definitiva, el artefacto de fisión nuclear. En la explosión de Hiroshima murieron 78 mil personas y en Nagasaki 39 mil. Sin embargo el bombardeo aéreo de Dresde dejó 135 mil cadáveres, ─muchos más que las dos bombas atómicas arrojadas sobre el Japón─, y el 80 % de la ciudad quedó destruida, efectos muchos más devastadores.
En la Guerra Civil de España los alemanes ensayaron los bombardeos en picada con sus Stuka, técnica que luego aplicaron en su Blitzkrieg o guerra relámpago. Los Stukas estaban dotados de sirenas que los pilotos conectaban al iniciar el ataque en picada. Las bombas estaban, también, provistas de silbatos. El efecto de aquellos chiflidos mortales era aterrador. Pero al final se impusieron las mirillas telescópicas que demostraron ser sumamente ineficaces. Más del veinte por ciento de las bombas cayeron muy distantes de sus objetivos.
El 26 de abril de 1937 bombarderos Junkers y Heinkels facilitados a los fascistas de Franco por la Alemania nazi, pertenecientes a la Legión Cóndor, atacaron con bombas explosivas e incendiarias, durante tres horas, a la ciudad vasca de Guernica destruyéndola completamente. El ataque causó 1,645 muertes y 889 heridos. La ciudad no era un objetivo de guerra, estaba muy alejada del frente y la fábrica de armas, situada en las afueras, quedó intacta. Se trataba de un ensayo de cierto tipo de bombardeos masivos que los nazis desplegarían más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, para aterrorizar a la población civil. La masacre contra una ciudad abierta e indefensa creó un escándalo mundial. En Japón los norteamericanos bombardearon Tokio por primera vez el 18 de abril de 1942 con un grupo de combate liderado por el comandante James Doolitle. Dieciséis aviones B-25 despegaron del portaviones Hornet y el ataque fue considerado un castigo por el artero ataque de Pearl Harbor. Sesenta y siete ciudades japoneses fueron sometidas a bombardeos con bombas incendiarias durante la guerra en el Pacífico. La agresión contra Tokio de febrero de 1945 dejó cien mil muertos. El comando americano estimó que el diez por ciento de las bombas solamente atinaban contra sus blancos.
Los misiles que fueron empleados por primera vez en la guerra contra Irak no son tan eficientes como en un inicio parecieron ser. Los Tomahawk han demostrado que pueden ser imprecisos y los aviones Stealth, pretendidamente invisibles de los alcances del radar, han sido derribados. Los civiles ajenos al conflicto siguen muriendo y las técnicas de guerra, a fin de cuentas, no han avanzado mucho más allá del garrote y la piedra.
Pero ni los bombardeos contra Alemania ni los usados contra el Japón, pese a su alto poder destructivo, lograron amilanar a la población ni mermar el espíritu de lucha. La prueba es que cuando cayeron las bombas de Hiroshima y Nahasaki el alto mando nipón estaba decidido a seguir combatiendo hasta el último hombre. El inmenso costo en vidas para el Ejercito Rojo, durante la toma de Berlín, es un indicador de que los alemanes no habían retrocedido ni un átomo en su voluntad combativa.
O sea que los bombardeos de la población civil no son un atenuante del espíritu de resistencia de los pueblos. Israel sigue las enseñanzas de Hitler y obtendrá los mismos nulos resultados. Los palestinos no retrocederán en su voluntad de conquistar un territorio nacional.