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IU opción de clase

Fuentes: Rebelión

En relación con diversos artículos referidos a IU y PCE aparecidos o mencionados en Rebelión (como los de Carlos Dafonte, «Frente al bipartidismo neoliberal, un voto en blanco para reconstruir la izquierda«, Juan Ramón Capella, «IU en invierno» y Rafael Pla «Se pierden las batallas que no se dan«) desearía terciar con mis apreciaciones. El […]

En relación con diversos artículos referidos a IU y PCE aparecidos o mencionados en Rebelión (como los de Carlos Dafonte, «Frente al bipartidismo neoliberal, un voto en blanco para reconstruir la izquierda«, Juan Ramón Capella, «IU en invierno» y Rafael Pla «Se pierden las batallas que no se dan«) desearía terciar con mis apreciaciones.

El 9 de marzo habrá elecciones generales para determinar la composición del Congreso de los Diputados y del Senado españoles, órganos representantes de una soberanía limitada, por cuanto la constitución española vigente otorga al rey, jefe de estado no electo, el mando de las fuerzas armadas, usurpándole esta competencia a la representación popular.

Se celebran además estos comicios de acuerdo con una legislación electoral que adolece de serios déficits democráticos y que fue diseñada tanto constitucionalmente como en su desarrollo normativo, para perjudicar al PCE y luego a IU, favoreciendo a las opciones del capital (PP, PSOE o nacionalistas), tal como han reconocido recientemente ilustres responsables de la derecha en el proceso de la transición: Permite la financiación de los partidos por la banca, sin compromiso de devolución de la deuda en metálico. Existe un control mayoritario de los medios privados de comunicación por la banca y por la iglesia. Los medios de comunicación pública, bajo control del gobierno de turno, PP, PSOE o nacionalistas, favorecen los conceptos imperialistas. La distribución de espacios electorales favorece a los partidos mayoritarios sostenedores del sistema. El reparto de congresistas por provincias, sin tener en cuenta el número de votantes de cada una de ellas, beneficia a los partidos del caciquismo tradicional y actual, más implantado en los medios rurales.

Además el voto no es totalmente secreto, por cuanto los votantes pueden obtener la papeleta sin pasar por una cabina reservada, amparando ciertas presiones y el acarreamiento de votantes por agentes partidistas tan popular en Galicia. Tanto ventajismo electoral y preelectoral a favor de opciones del capital, añadido a la históricamente acumulada dominación ideológica, podrían justificar actitudes de abstención, voto en blanco o nulo de los trabajadores, pero la tradición marxista, frente a los anarquistas, apuesta desde el s. XIX por aprovechar los procesos electorales, para difundir las propuestas propias, ayudando a la causa obrera, aunque se sabe por experiencia que, en nuestro contexto, nada se va a conseguir por vía parlamentaria que antes no se hubiera ganado en la opinión pública, a través de un trabajo de movilización y concienciacion duro y sostenido.

El afrontamiento de los procesos electorales en condiciones tan desventajosas, unidas a la propia dificultad o error de cálculo de los objetivos estrategicos, llevó al PCE y luego a IU a sufrir derrotas electorales muy costosas tanto desde el punto de vista político como económico. Muchos abandonos, traiciones y dificultades de funcionamiento son tanto causa como efecto de esta lucha tan desigual y difícil.

Pese a todo IU mantuvo numéricamente el voto en las pasadas elecciones generales con más de 1.250.000 votos aunque, por la menor abstención, sufrió un retroceso electoral porcentual y una gravísima pérdida de poder institucional. De los cinco diputados del grupo parlamentario dos de ellos lo fueron de IC, por lo que IU quedó prisionera, aún más, de una línea socialdemócrata subsidiaria del PSOE con pinceladas verdes. Esta situación, entre otras que no es el momento de comentar, ayudó a desfigurar el perfil de IU ante sus propias bases de apoyo.

Llegados a este punto, para los que colocamos en el centro de la política la confrotanción capital-trabajo, nos caben dos opciones principales, tirar la toalla o luchar, conscientes de la configuración del campo de batalla.

La primera opción nos conduciría a la abstención, el voto en blanco o nulo. Tirar para adelante, implica apoyar la mejor opción que en estas elecciones de 2008 se presenta ante los trabajadores y trabajadoras. En IU, apuesta estratégica del PCE, por encima de las discrepancias con determinados líderes estatales, provinciales o locales, está el colectivo, un proyecto valioso, evidentemente mejorable.

A favor de IU cabe resaltar que es una organización realmente existente, a pesar de los intentos de ningunearla, que concita la mayoría del voto de la izquierda anticapitalista. Con todos los vicios que puedan considerarse, recoge en su programa los elementos principales que deben orientar la lucha de la clase obrera en un país de la actual UE, uno de los centros metropolitanos del imperio.

IU, con diversidad interna, se presenta con propuestas programáticas indudablemente de izquierdas y progresistas, en colisión frontal con las propuestas y las prácticas del PSOE, PP o BNG y con un desempeño práctico globalmente coherente en las administraciones donde IU gobierna.

En política internacional podemos destacar: oposición al Tratado de la Unión Europea y antes al de Maastrich; oposición a la directiva Bolkestein; oposición a la presencia de tropas españolas en Afganistán, ahora bajo el mando militar de la OTAN; retirada de España de la OTAN; apoyo a los proceso impulsados por Chávez y Morales en Latinoamérica; denuncia de los proyectos antiobreros europeos bajo el palabro «flexiguridad».

A nivel de España, defensa del poder adquisitivo de los salarios; del empleo público como motor económico; de una ordenación del territorio ecológicamente sostenible; en educación, sanidad, servicios y protección social, defensa del carácter público, con mayor dotación financiera; defensa de unos presupusestos generales del estado más sociales; de una fiscalidad progresiva; apuesta por la III república, por el estado fedrral.

Ningua otra organización en España, social o política acoge en su programa todos estos elementos tan coherentemente engarzados.

Es verdad que el grupo parlamentario de IU, puesto en la disyuntiva de dejar al gobierno del PSOE en minoría frente al PP, entre otras razones, optó a veces por arrancar algunas mejoras sobre propuestas iniciales a cambo de prestar apoyo parlamentario, hecho que conculcó ocasionalmente acuerdos internos aprobados en órganos competentes y perjudicó el perfil de IU como alternativa anticapitalista. Es verdad que IU en su conjunto no ha puesto toda la carne en el asador de la imprescindible movilización social y participativa. Sobre estos y otros aspectos existe en IU un intenso, muy intenso debate interno que no es el momento de comentar, porque en la hora del combate el esfuerzo unitario debe primar. A partir del 9M, en el proceso de la Asamblea Federal que se celebrará este año, será el momento de reflexionar sobre el pasado presente y futuro de IU; sobre su imprescindible recondución. Los resultados de este debate interno no están escritos de antemano. Ahora estamos inmersos en un proceso electoral y es necesario administrar los tiempos.

Lo que debería interesar a cualquier trabajador o trabajadora respecto al 9M son los resultados de IU. Del PP, PSOE, BNG, PNV, CiU, entre otros, no se puede esperar más que nuevas agresiones a los derechos laborales, más militarismo, más falta de respeto por el medio ambiente. IU constituye la mejor opción para un marxista coherente, por su programa, por su estructura interna y porque sobre la derrota de IU, y del PCE incluído en ella, no se prefigura en España nada de izquierdas políticamente relevante.

* Román Alonso Santos es el coordinador comarcal de EU-IU en Vigo