En la última década hemos asistido a la llegada de una multitud de publicaciones cuyo único objetivo es afirmar, de manera obsesiva, que Jesús de Nazaret era judío. Parece que hay grupos de poder interesados en fijar de manera indisoluble un pacto o alianza entre los lobbys sionistas y los fundamentalismos cristianos, tratando de apropiarse […]
En la última década hemos asistido a la llegada de una multitud de publicaciones cuyo único objetivo es afirmar, de manera obsesiva, que Jesús de Nazaret era judío. Parece que hay grupos de poder interesados en fijar de manera indisoluble un pacto o alianza entre los lobbys sionistas y los fundamentalismos cristianos, tratando de apropiarse del icono «Jesús de Nazaret» como elemento estratégico para utilizarlo de estandarte contra el Islám en su particular visión del choque de civilizaciones.
A pesar del enorme esfuerzo económico, mediático e intelectual invertido en fabricar «verdades históricas» [1] para dar soporte ideológico a esta alianza neo-colonial, la realidad es tozuda y no siempre se deja domesticar. Basta una breve revisión del tema para darnos cuenta de las verdades escondidas tras el discurso reduccionista y lleno de trampas, que la cultura del imperio intenta colocarnos.
En el época de Jesús el término judío tenía un sentido completamente diferente al que tiene en la actualidad. Judío era sinónimo de creyente en la unicidad de Dios (monoteísmo) , en contraposición de los paganos que, o bien no creían o bien tenían otros «dioses» relacionados con tradiciones helenísticas (politeístas) o cultos panteístas. En este sentido amplio Jesús era judío… al igual que lo serían todos los seguidores de cualquiera de las tres grandes religiones abrahámicas en la actualidad, incluídos los cientos de millones de musulmanes que habitan la Tierra. No debemos olvidar que el Islám rinde culto a las enseñanzas de Jesús de Nazaret como uno de sus profetas. ¿Habrá sitio en el «hogar nacional judío» para tanta gente?.
El término judío [2] en la actualidad tiene un sentido muy diferente ya que sólo incluye a los seguidores de la Torá y de la tradición talmúdica (sólo un par de decenas de millones de personas en el mundo). A diferencia de los musulmanes, los judíos de la actulidad no aceptan la figura de Jesús de Nazaret como un referente de autoridad religiosa. (¿Serán los judíos actuales menos «judíos» que los propios musulmanes, que sí creen en las enseñanzas del judío Jesús de Nazaret?). La trampa que nos tienden los «think tanks» sionistas es crear una sensación de identidad entre el judaísmo abierto, inclusivo y pacifista de Jesús con el actual judaísmo sionista israelí que es cerrado, exclusivista y pseudofascista. Cualquier parecido entre ambos es pura coincidencia, exceptuando la utilización manipuladora del adjetivo «judío».
A pesar de que continuamente se intenta deslizar interesadamente la idea contraria no hay nada de étnico en la condición de judío. Hay judíos etíopes, sudafricanos, neozelandeses, argentinos, rusos, austríacos… Como ha sucedido en cualquiera de las otras religiones ha habido históricamente una «captación de adeptos», que se traduce en «conversiones» realizadas en multiplicidad de nichos étnicos y geográficos, muy diferentes entre si. No en vano la gran mayoría de los judíos que habitan actualmente en Israel no son étnicamente semitas ya que proceden de centro-europa y Europa del Este. Los judíos askenazíes (el 80% sobre el total de los judíos) [3] son convertidos a lo largo de la historia y por tanto carecen de ningún tipo de vínculo étnico con los originarios judíos semitas [4]. Nunca, jamás los tatarabuelos de estos askenazíes vivieron en Palestina.
El origen del pueblo hebreo es Mesopotamia, actual Iraq. Los hebreos invaden Canaán [5] (la actual Palestina) entrando en guerra con los habitantes de aquella tierra, que ya venía siendo habitada por los cananeos (ascendientes de los palestinos) desde al menos 10 siglos antes. Las tribus hebreas se organizan en una alianza militar que recibirá el nombre de Israel. Canaán es rebautizada como «Palestina» por los romanos, en honor de los filisteos (Palestina=Tierra de los filisteos), otro pueblo invasor procedente del Mar Egeo y enemigo de los israelitas. Había pobladores cananeos antes de la invasión israelita que siguen viviendo allí durante siglos, incluyendo la época de Jesús según el Nuevo Testamento (Mt. 15, 21-28) y muy posiblemente tras varios siglos de dominación romana.
En calidad de invasores temporales los israelitas tendrían los mismos derechos sobre tierra cananea que los egipcios, los sirios, los turcos o incluso los británicos. Los únicos habitantes legítimos de esta tierra serían los cananeos, es decir los palestinos. El nombre de ese país no tendría que ser otro que Palestina o Canaán. Dentro de ese país, en justicia histórica, deberían convivir palestinos agnósticos, palestinos musulmanes, palestinos judíos, palestinos cristianos y palestinos panteístas. Como cuna de religiones debería ser una nación de paz, completamente desmilitarizada.
Notas.
[1] http://www.rebelion.org/
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/
[4] http://www.publico.es/
[5] http://es.wikipedia.org/wiki/
http://alterglobalizacion.wordpres.com.
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