Recomiendo:
0

[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo del soberanismo-independentismo

Joan Fuster, premios para Mossos, historias y manifestaciones obreras, universidad y algunos asuntos más (un Tàpies institucional incluido)

Fuentes: Rebelión

Publicar a Eduardo Galeano es publicar al enemigo: el enemigo de la mentira, de la indiferencia y, sobre todo, del olvido. Gracias a él se recordarán nuestros crímenes. Su ternura es devastadora; su veracidad furibunda. John Berger Los únicos que a esta hora representan lo que Europa debería ser son los italianos; los muchos italianos […]

Publicar a Eduardo Galeano es publicar al enemigo: el enemigo de la mentira, de la indiferencia y, sobre todo, del olvido. Gracias a él se recordarán nuestros crímenes. Su ternura es devastadora; su veracidad furibunda.

John Berger

Los únicos que a esta hora representan lo que Europa debería ser son los italianos; los muchos italianos que salvan vidas todos los días corriendo el riesgo de violar las leyes. La figura que mejor describe a estos italianos honrados es la del pescador Ernesto, en la preciosa película Terraferma de Emanuele Crialese, que viola la orden de la Capitanía de mantener su pesquero alejado de una patera respondiendo con un sencillo, humano y potente: «Yo nunca he dejado a nadie en el mar.

Roberto Saviano (2015)

Sabemos que estamos atrapados en un sistema económico que parece haber entendido la realidad al revés: se comporta como si lo que es ciertamente finito (el agua limpia, los combustibles fósiles y el espacio atmosférico que absorbe las emisiones procedentes de estos) no tuviera fin, mientras que insiste en la existencia de límites estrictos e inamovibles a lo que, en el fondo, es totalmente flexible (concretamente, los recursos financieros fabricados por las propias instituciones humanas y que, de ser imaginados de otra forma, podrían servir para construir el tipo de sociedad humanitaria y generosa que verdaderamente necesitamos). Anni Vasoro del Eldorado en Grecia, dice de esa situación que es como vivir «en un mundo al revés». «Corremos el peligro de que aquí, en Grecia, no volvamos a experimentar la primavera ni el otoño. Y nos dicen que el peligro que en verdad corremos es que salgamos del euro. ¿Habrase visto locura mayor?». Dicho de otro modo: un banco arruinado es una crisis que podemos arreglar; un Ártico arruinado es una que no.

Naomi Klein (2015)

 

(Alonsanfán). La verdad de la patria la cantan los himnos: todos son canciones de guerra.

(En la almoneda) Esto que llamamos España no tiene posible definición ni descripción. Es, como decía categóricamente don Jacinto, una pieza de museo.

(Cogolludo, 1428). ¡Pero si las dos Españas son Trastámara y Trastámara!

(España) Aquí es que casi no hay cosas ni acciones de tanto como abultan las personas. Y con dos apellidos.

(El porvenir del cine nacional). Dentro de unos quince años no se percibirán diferencias entre el cine de Pedro Almodóvar y el de Alfredo Landa. Cualquier película de Almodóvar se revelará como la prolongación más natural, más inerte y más esperable que cualquier otra de Landa.

¿Españoles) En 2002 de declaró la Tomatina de Buñol fiesta de Interés Turístico Nacional. Interesaba, en efecto, que los extranjeros vinieran a conocer esta forma de expresión cultural posmoderna, pero a la vez auténticamente española.

(Última hora). Los hombres matan, la poli abate

Rafael Sánchez Ferlosio (edición 2015)

 

Dependiendo de la forma en que nos comportamos, se nos van añadiendo etiquetas, qué origen tienes, qué religión diferente a la de la mayoría y al final esto significa que hay europeos originarios y verdaderos y otros que si no actúan a la luz de los supuestos «valores» prefijados se les otorga otro status, no en el plano legal, sino en un plano informal, algo así como «ciudadanos extranjeros», que es un nuevo concepto.

Son ciudadanos pero no completamente, por lo tanto son ciudadanos extranjeros, y cuando hay un problema lo que mencionamos primero es que son musulmanes, africanos, árabes…

Tariq Ramadan (2015)

 

Por la mañana, nada más despertarme, conecto el teléfono, la radio y la televisión para seguir dormido.

El Roto, 18 de abril de 2015

 

I. Institut Joan Fuster, La Sagrera (Barcelona)

Sin establecer ninguna fácil e improcedente correlación causal. Faltan numerosas páginas de información contrastada (a nadie se le escapa la enorme complejidad de estas situaciones) y, sobre todo, tiempo para la reflexión, para el sosiego.

¿Ayudan, nos ayudan, ayudan a alguien, los grandes titulares alarmistas desplegados en primera página por el, por ejemplo, global-imperial el pasado martes 21 de abril, al día siguiente de lo sucedido? ¿Se puede hablar en rigor de violencia en las aulas de los institutos de Barcelona?

¿Ayuda pensar, decir y obrar con el máximo cuidado y no hacerlo a tontas ni a locas y con lo primero que se nos pasa por la cabeza o por nuestras vísceras?

¿Ayuda referirse al profesor fallecido como un sustituto negando en la mayoría de las «informaciones» su nombre, Abel Martínez? Por cierto: profesores y profesoras que sustituyen ¿desde qué momento? ¿Cuáles son sus condiciones laborales?

¿Ayuda hablar (no digo en todos los casos) de enfermedades y/o trastornos mentales desde abismos insondables de ignorancia, estigmatizando sobre estigmas, cultivando lugares comunes mil veces discutidos, falsados y refutados?

¿Ayuda recordar, aunque sea una viejísima tesis joven-marxiana sobre Feuerbach (que Jenny Marx, por cierto, nunca olvidó), que no solo los educados sino también los educadores (en las aulas, en casa, en las familias, en el ágora, en las instituciones, en las reuniones, entre nosotros), también debemos, también necesitamos ser educados?

¿Ayuda volver a pensar si ser profesor/a consiste sólo en dar clases y en llenar, día sí, tarde también, papeles y más papeles en aplicaciones y más aplicaciones informatizadas y externalizadas? ¿Debemos o no debemos implicarnos con el entorno que rodea, guía y enseña a nuestros alumnos?

¿Ayuda repensar, pensando con nuestra propias cabeza, la idea de humanizar (o expresión afín) la enseñanza, la instrucción, la formación pública? ¿No es un insulto social, si lo pensamos bien, la enseñanza privada (¿privada?) y la privada-concertada?

¿Hay, en general, graves problemas generalizados de seguridad en los centros de enseñanza barceloneses de estudios preuniversitarios? ¿Puede afirmarse una cosa así? ¿Dónde, cuándo, en qué circunstancias?

¿No habría que tratar de manera desigual (pero esta vez en serio) situaciones que no son iguales? ¿La equidad no tiene que ver precisamente con eso?

¿Ayuda a enfrentarse a esta o a otras situaciones distintas las reducciones presupuestarias a las que se ha visto sometida la enseñanza pública (he escrito pública, no concertada) en estos últimos años? ¿No deberían enrojecer hasta el llanto los responsables políticos de estas decisiones? ¿Sigue valiendo la excusa «Madrid»?

¿Ayuda a la prevención de estas situaciones (u otras muy alejadas) tener aulas donde se cursan estudios de ESO con 30 alumnos/as o más por curso? ¿Hay que recordar el estrés, el agotamiento al que se ve sometido un sector de este profesorado? ¿No somos conscientes, quién no lo es, de que algunos alumnos por razones fáciles de comprender necesitan atención casi individual?

¿Ayuda la falta (general) de formación del profesorado (no por voluntad propia por supuesto) para enfrentarse y trabajar en el ámbito de la prevención? ¿No es éste también una de las caras del trabajo del educador/a?

¿Ayuda pensar en la instrucción pública en términos que no son de instrucción propiamente sino, en ocasiones, de preparación deshumanizada para el trabajo en empresas? ¿Debemos seguir convirtiendo los centros de enseñanza en agencias o sucursales del Banco Mundial o corporaciones afines?

¿Qué sentido tiene hablar tanto de los informes o resultados PRISA (incluso las siglas echan para atrás) cuya vinculación con la OCDE es de todos conocida, una organización de marchamo fuertemente económico que poco o nada tiene que ver con la educación globalmente consideradas?

¿Debemos o no debemos pensar en campos que tienen que ver con la inteligencia emocional? ¿Desde qué edades? ¿Hay que enseñar economía neoliberal emprendedora, economía financiera dictada desde instancias interesadas? ¿Es eso lo que tenemos que enseñar? ¿Serviciales al amo?

¿Ayuda concebir las nuevas tecnologías como si fueran la piedra filosofal de la educación, el no va más del no va más, y ubicar el resto de temas en lugares secundarios o insustantivos por premodernos o trasnochados?

¿Ayuda creer que el papel del profesor/a se limita a dirigir proyectos «autónomos y creativos» de alumnos adolescentes? ¿Es esa su, nuestra, función esencial?

¿Tiene o no tiene importancia pensar (y obrar en consecuencia) los institutos y centros afines como lugares de estudio y de relaciones formativas entre jóvenes? ¿Recordamos las tan denostadas semanas culturales? ¿De verdad que no tenían ningún sentido?

¿Hay que seguir banalizando o exaltando la violencia, no hablo ahora de institutos o escuelas, como suele hacerse en mil películas, tres mil programas, 12 mil canciones y 154 mil videoclips o similares?

¿No habría que dotar ampliamente (con medios reales) a los Institutos de servicios psicopedagógicos, no para cubrir expediente, que pudieran intervenir-prevenir en situaciones en las que fuera necesario?

¿No existe la figura de los/as trabajadores sociales? ¿Y la de los educadores? ¿Tenemos suficientes ayudas en estos ámbitos? Existen hospitales de día. De acuerdo, de acuerdo, pero, ¿cómo están? ¿Desbordados? ¿Exagero mucho? Los directores/as de los centros o los trabajadores sociales asociados, ¿pueden enviar a esos centros a alumnos que probablemente necesiten refuerzos y ayudas?

¿Se han reducido o no se han reducido medios para servicios que afectan a la red pública de salud infantil y juvenil entendida ésta globalmente, no unilateralmente? ¿Es de recibo esta reducción? ¿La salud, considerada globalmente, es o no es un derecho? ¿No jugamos con juego crematístico, en beneficios de unos pocos, al tratarla de otro modo sometida a la sacrosanta ley de la oferta, la demanda y el euro?

¿No habría que pensar en la presencia permanente de la figura del ayudante de aula, cuanto menos en los cursos de ESO?

¿Es o no es necesaria la formación crítica en valores no menos críticos de nuestros jóvenes? ¿Todo aquello que hablamos años atrás era un rollo de ilusos y de idealistas no integrados?

¿Tenemos o no tenemos la obligación de ayudar al crecimiento de nuestros jóvenes y adolescentes entendido ese crecimiento de manera no técnica, no curricular simplemente? ¿Oirán los y las que se niegan a oír?

¿La educación es asunto que debe estar al servicio de intereses corporaciones, transmitiendo, consciente o inconscientemente, valores ad hoc, consistentes con un sistema jerárquico y deshumanizado que roza el peor de los mundos concebibles?

¿Estamos o no estamos por la formación, por la instrucción pública? ¿Manchamos nuestros manos en ello? ¿Con medios e ideas para realizar la tarea?

Una responsable de educación que se precie, ¿no debería apuntar alguna autocrítica? ¿Nada, nada de nada?

¿Hay o no hay que aumentar las «defensas» (bien entendida la noción) de los profesores/as como servidores públicos?

¿Ayuda la búsqueda de fotos en días como estos por parte de alcaldes o conselleras de educación? ¿Debemos admitir bajezas de este calibre?

Podemos dejarlo aquí por el momento.

II. Las caras ocultadas de las tragedias

Apenas se habla ya. Ya no hay focos. Pero hay una información que debe ser recogida: la indemnización a las familias del accidente de Germanwings dependerá de su nacionalidad. ¿De su nacionalidad? ¿Por qué?

El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr compareció recientemente ante la comisión de Transportes del Bundestag. Para informar de su participación «en las diligencias para tratar de esclarecer las circunstancias del siniestro y derivar sus posibles responsabilidades». En su comparecencia, CS informó que la compañía, la gran corporación germana, «fijará la cuantía de las indemnizaciones en función de la nacionalidad de los fallecidos. De esta forma, la empresa consideraría lo que establece la legislación de cada uno de los países de origen de las víctimas». ¿Y eso por qué? Porque también aquí, digan lo que digan, cuentan las cuentas.

La legislación sobre el tema varía considerablemente en función de cada país. En EEUU, por ejemplo, se reconoce el derecho a la compensación por daños emocionales; en Alemania, el baremo se fija en función de los ingresos del fallecido. En otros países no.

Las aseguradoras han reservado unos 280 millones de euros para indemnizar a las familias. Hasta ahora, se han transferido unos 50.000 euros por pasajero fallecido.

III. El día de les Esquadres

Me hubiera gustado estar, lo admito. Se aprende mucho en estos encuentros.

Los Mossos d’Esquadra celebraron el martes 21 de abril el Dia de les Esquadres. Se condecoró en el encuentro al subinspector de la policía catalana que golpeó con una porra a David Fernández (y probablemente a muchos otros ciudadanos indignados próximos) durante el ordenado desalojo (Felip Puig con palo de mando en aquellos momentos) de la plaza Cataluña de Barcelona. Fue el 27 de mayo de 2011; algunos estábamos muy cerca.

El juzgado de instrucción absolvió al agente: la actuación, se afirmó en sentencia, fue proporcionada. Posteriormente la Audiencia de Barcelona le condenó «por lesiones dolosas a pagar una multa de 225 euros y una indemnización de 210″.

Al subinspector condenado -ahora condecorado- se le ha reconocido una actuación de carácter meritorio. Eso sí, nada tenía que ver con su participación en el desalojo de la plaza Cataluña. Ahora bien, «el agente» no sólo fue condenado por maltratar al representante de las CUP «sino que está actualmente imputado por haber participado, presuntamente, en la agresión a dos jóvenes durante los disturbios que sucedieron al desalojo de Can Vies«.

…Pero hay premio. ¿Se entiende?

IV. Manifestación y lucha obrera

Una manifestación de los trabajadores de contratas, subcontratas y contratas de subcontratas de Movistar-Telefónica, y de autónomos (forzados por supuesto) recorrió el pasado lunes el centro de Barcelona. No éramos muchos, entre 600 y 700. Pero tuvo mérito, mucho mérito, dadas las dificultades existentes. Las consignas: «Movistar precariza», «Somos trabajadores, no asalariados esclavos», «Movistar esclaviza a los técnicos con jornadas de 10 a 12 horas y contratos basura», ¡No al nuevo contrato bucle de Telefónica!, ¡Por la eliminación de la subcontratación y los falsos autónomos!, «Es una lucha contra Telefónica pero también contra las multinacionales que esclavizan a la clase obrera». etc. Buen ambiente, redes que dan libertad, vínculos obreros.

¿Presencia de fuerzas, colectivos y asociaciones que dicen amar al país por encima de todo y hablan en ocasiones de giros sociales o expresiones afines? Nula. Nada de nada.

¿Información en los medios de una lucha que lleva ya en pie varias semanas, casi un mes, con grandes sacrificios y esfuerzos humanos? Prácticamente nula.

¿Quién manda? Preguntaba Erich Fried. «Telefónica» es la respuesta.

¡Apenas ni una sola noticia! Nada, vacío absoluto. ¿Quién es capaz de oponerse al dominio del amo?

GanemosCCOO exige la rectificación inmediata de la dirección de su sindicato. ¡Que de apoyo a una huelga respetando el sentir y la decisión mayoritaria de los trabajadores!

Más información: http://www.teleafonica.net, #ResistenciaMovistar

Caja de resistencia: ES40-1491-0001-23-2130519024. Concepto ingreso: comité de huelga técnicos Movistar.

V. De cadenas y de seres humanos indignados

ALFONSO L. CONGOSTRINA informaba en el global, edición .Cat (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/04/19/catalunya/1429447558_730949.html) de una manifestación del pasado 19 de abril. No deberíamos olvidarla. Un millar largo de personas formaron una cadena humana en protesta por la condena a tres años de prisión que el Tribunal Supremo ha impuesto a ocho de los participantes en el asedio al Parlamento catalán el 15 de junio de 2011. ¿Recuerdan?

La organización, señala Congostrina, «pretendía que esta acción de protesta comenzara en la puerta de acceso al parque de la Ciutadella cercana a la Estación de França, subiera por el paseo de Picasso, rodeara el parque por el paseo Pujades y continuara por la calle Wellington hasta la entrada del Zoológico». Los alrededores del parque. Se quería recrear la misma acción del 15 de junio de 2011, cuando se bloquearon (cuando bloqueamos) los accesos a la Cámara catalana Empero, las expectativas se desbordaron y la cadena continuó sin que estuviera previsto por el inhóspito paseo de la circunvalación. «Tan solo faltaron unos 200 metros para que se cerrara completamente, rodeando por completo el Zoo y el Parque de la Ciutadella». Un éxito total.

Los protagonistas fueron algunos de los condenados y sus familiares. Estos últimos pidieron perdón a sus hijos. ¿Por qué? «Por la sociedad injusta que os hemos dado». Palabras de una madre: «Si nos quitan a nuestros hijos nos quitan la vida, exigimos su libertad».

Uno a uno destacaron los motivos por los cuales han sido condenados sus hijos a tres años de privación de libertad. Otra madre: «Seguiremos luchando y si su manera de pararnos es la prisión, no habrá lugar para encerrarnos a todos».

Los manifestantes señalaron, con razones y razón, que la sentencia del TS tiene un «claro componente político y vengativo». Destacaron, es un nudo central en todo este asunto, que la «Generalitat y el Parlament de Cataluña se han personado como acusación particular, a diferencia de lo que ocurre con muchas causas por corrupción que se han abierto en los últimos años que han saqueado las arcas públicas». No es Madrid el único lugar donde gobierna la derecha. La derecha catalana, no hablo solo del PP claro está, ha manifestado estar de acuerdo con sentencia del TS… De Madrid por supuesto.

Algunos participantes acudieron a la cita en columnas procedentes de Sants, Poble Sec, Ciutat Vella y Vallcarca.. Participó en la acción el abogado y portavoz de «Barcelona en Comú» Jaume Asens: «Esta sentencia es una amenaza contra el resto de la sociedad ya que condena a tres años de prisión a personas por gritar consignas o desplegar pancartas lo que es un acto de barbarismo»

Los condenados han anunciado que recurrirán primero al Tribunal Constitucional y posteriormente a Estrasburgo. No pasarán, no pararán.

VI. De la universidad realmente existente

«Universitat morta» es un artículo de Aida Sánchez de Serdio (21 de abril de 2015, http://www.nativa.cat/2015/04/universitat-morta/). Algunos compases, traduzco del catalán

«Estos últimos meses he recibido noticias tristes de la universidad. No se trata de nuevas reformas privatizadoras, recortes, o degradaciones del ambiente académico e intelectual, aunque son efecto directo», señala la profesora Aida Sánchez de Serdio [ASS]. Son historias personales que «hablan del estado de toda una institución, de todo un sistema moribundo que mata las personas que lo habitan».

Una antigua compañera de su departamento que era profesora titular, «se marchó de la universidad porque el clima de presión y de falta de perspectivas le resultaba insoportable». Dos otros amigos, profesores asociados y doctores ambos, «personas excelentes que tuve la suerte de conocer durante las movilizaciones de 2011 a 2013, me comentan que quieren abandonar la universidad por motivos similares, a los que se añade la eterna precariedad que a veces roza directamente con la pobreza económica». Otro compañero de lucha de la autora y responsable sindical «es objeto de vigilancia y de denuncia por parte de su propia universidad».

Las «bajas» le han hecho revivir intensamente sus últimos años en la universidad y actualizar el balance que ya hizo pero que ahora puede formular «con más serenidad gracias al tiempo transcurrido». Su reflexión se refiere en esta ocasión «al profesorado y al que hace o deja de hacer en circunstancias extraordinarias (que parece que se han acaban convirtiendo en ordinarias a base de reiterarse y presentarse como inevitables)».

Para empezar por el colectivo al que ella misma pertenecía, «recuerdo perfectamente como el profesorado que veía cerrarse las puertas de la consolidación laboral en su cara repetía y reclamaba una y otra vez que había ‘hecho los deberes». Sí, prosigue, «teníamos todas las acreditaciones, todas las estancias en el extranjero, todas las publicaciones, todas las investigaciones. Habíamos hecho las deberes y ahora no nos daban el premio. Cada vez que los oía decir eso me rompía el corazón y me desesperaba: ¿qué importaba haber hecho los deberes o no? ¿Reclamar que habíamos hecho los deberes no era sólo otra forma de apuntar que merecíamos un privilegio? ¿Cómo habíamos llegado a este grado de docilidad, de dependencia, de falta de solidaridad?»

Por qué, prosigue la autora, «¿no éramos capaces de pensar más allá del interés corporativo y darnos cuenta de que compartíamos precariedad con el profesorado no acreditado, temporal, a tiempo parcial?» O con otros muchos sectores asalariados. «Y cuando las arbitrarias e insuficientes plazas se repartieron no quedó ni siquiera el vínculo corporativo: todo el mundo corrió a recoger el que cayó. Me fui de la universidad viendo la desbandada general con una tristeza difícil de expresar con palabras».

Ella entendió que eran producto de un larguísimo proceso de disciplina-control que tenía como finalidad generar un sujeto académico obediente: «nos habían acostumbrado a aprobar exámenes, rellenar formularios, preparar currículums estandarizados, concursar infinitamente, superar evaluaciones, redactar proyectos de investigación ajustados a las convocatorias, diseñar planes docentes según los apartados obligatorios, someter a otras a las mismas disciplinas-control en las que habíamos sido sometidos nosotros (esto último fundamental para convertirnos en un engranaje más de la reproducción)». La hegemonía de las clases dominantes. También en la Universidad desde luego.

Fallar en alguna de estas pruebas permanentes podía suponer perder los exiguos privilegios que el sistema «nos hace creer que son nuestro premio». De este modo, «somos moldeados cuidadosamente en una cultura del miedo y del individualismo. ¿Qué clase de voluntad o qué «experiencia iluminadora» es necesaria para mantener el espíritu crítico y la dignidad en estas condiciones?»

Ni siquiera haber pasado por la misma situación garantiza la solidaridad, prosigue ASS. Un ejemplo, un recuerdo suyo:

«[…] una vez hice una presentación en unas jornadas en la que me refería a la situación de degradación deliberada de la universidad pública y la precarización del profesorado que ello conllevaba. Un catedrático, ya a las puertas de la jubilación, y supuestamente «colega» de mi área de conocimiento, me respondió al final de su propia intervención diciendo que él había sido «penene» [PNN, profesor no numerario] y que también había pasado momentos difíciles, naturalizando la explotación como si fuera una fase que todos tuviéramos que pasar. ¿Por qué su experiencia le hacía ver nuestra lucha cómo irrelevante en lugar de hacerlo solidarizarse con la generación más joven?»

Se pregunta por qué, «salvo excepciones que nunca agradeceremos suficientemente», los docentes consolidados, con contratos permanentes y casi intocables, «no se organizan ni se movilizan para detener reformas que sufre la universidad (Plan Bolonia, recortes, ahora la reducción de los grados)? ¿Por qué, en aquel momento, no mostraron ninguna señal de apoyo con los compañeros con los que trabajaban todos los días y que estaban a punto de irse a la calle? ¿Por qué recibimos compasión, en el mejor de los casos, en lugar de solidaridad? ¿Por qué los responsables académicos no se negaron a aplicar los despidos de sus compañeros dimitiendo de sus cargos, por ejemplo?»

Más doloroso aún: «por qué -de nuevo, salvo excepciones-, cuando nos fuimos, la mayoría de nuestros supuestos compañeros, con los que habíamos trabajado desde hacía tanto tiempo, no nos demostraron que eso les importaba, ni se ha puesto después en contacto para saber qué ha sido de nosotros?»

Es esta degradación de la conciencia, la solidaridad y la humanidad, concluye ASS, lo que me hace temer y decir que estamos en una universidad muerta. «Más allá de las políticas que destruyen de manera muy consciente la universidad pública, es esta degradación de la conciencia, de la solidaridad y de la más mínima humanidad lo que me hace temer que estamos en una universidad muerta». La estructura académica autoritaria tradicional, actualizada y refinada a través de las reformas neoliberales, señala, está logrando su objetivo como mecanismo tecnológico de producción de sujetos dóciles. ¡Qué lejos, exclama, grita, denuncia, «nos queda esa idea de la universidad como núcleo de revuelta, crítica e imaginación de un futuro diferente».

Nadie está libre de peligro, recuerda, así que «sólo espero que si alguna vez me vuelvo una docente acomodada incapaz de mirar a la cara a la violencia institucional, de levantar la voz ante la injusticia, o de mostrar solidaridad, alguien me escriba un artículo como éste, o peor, para hacerme saber en que me he convertido».

Hasta aquí ASS. No sé si ella ha leído un texto de intervención, breve como el suyo, que escribió Manuel Sacristán en 1984: «La OTAN hacia adentro» (ahora en Pacifismo, ecologismo y política alternativa, Icaria, Barcelona, 1987, pp. 166-168). Sé que no es éste aquel tiempo y que la temática es otra muy distinta pero a mi me lo ha recordado varias veces al leerla. Sea dicho en honor de Aida Sánchez de Serdio y como muestra enrabietada de solidaridad. ¡Qué generación la mía, la de algunos, la de muchos! ¡Tantos sueños juveniles y tan mezquinas realidades de adultos!

Un complemento. Lo tomo de un artículo de Joan Boada, del pasado miércoles en El País .Cat.

Según el estudio El finançament de les universitats públiques catalanes (1996-2014) publicado en 2015 por el Observatori del Sistema Universitari, «los decretos de liberalización de las tasas han permitido a las Universidades aumentar sus ingresos propios mediante un aumento del precio de las matrículas ya que los gobiernos de España y Cataluña disminuyeron drásticamente sus aportaciones». El gasto por estudiante pasó de 16.000 euros en 2008 a 12.000 en 2012, es decir, 4 mil euros menos, una reducción del 25%.

Más aún. En el conjunto de España el precio de matrícula del grado es de 750 euros. En Cataluña la matricula cuesta entre 1.750 y 2.500 euros (en el primer caso, más del doble; en el segundo, más del triple). En los cursos de posgrado, el precio ha aumentado a 4.000 euros.

La participación de las familias en el gasto universitario ha pasado del 12% al 20% (un incremento de 8 puntos, ¡¡de casi el 70%!!). El número de estudiantes ha disminuido en Catalunya; de 173.000 hemos pasado a 163.000.

Lo peor, comenta Boada, «es que estos aumentos en la matrícula no han sido acompañados de un aumento de inversión en becas. Paradójicamente, en los países donde los precios de las matrículas son más baratos las ayudas a estudiantes son más elevadas (becas salarios, reducciones de impuestos, etcétera.), mientras que en aquellos países donde las matrículas son más elevadas, las ayudas son inferiores. España y Cataluña tienen posiciones europeas de honor en este último ranking».

Todas estas políticas conducen, en opinión de Boada, a la destrucción de la Universidad pública «y, por lo tanto, de una institución que genera y transmite conocimiento en igualdad de oportunidades. Si esta tendencia negativa persiste, serán menos los que podrán cursar estudios superiores y será menor el capital humano formado que el país necesita para un nuevo modelo económico más justo y sostenible».

VII. Una historia obrera

Para el ecuatoriano Leonardo Agustín Ganchozo (37 años, natural de Guayaquil, ha hecho de camarero, transportista, «de lo que hiciera falta» desde que llegó a España hace unos trece años) y también para millones de trabajadores españoles, el trabajo es como el Guadiana, que aparece y desaparece. Así se afirmaba en el global hace algún tiempo. Por eso, cuando le dijeron a Ganchozo en 2011 que le pagarían 52 euros de jornal por transportar materiales y manejar un toro, no dudó. «La empresa constructora le pidió la documentación, supuestamente para preparar su contrato». Parole, parole. Ganchozo estuvo trabajando dos meses «en negro» y de forma discontinua hasta que sufrió un accidente laboral que le destrozó la mano. Ya está, uno menos. Hay muchos. Sólo entonces la empresa le «presionó» y le instó a «firmar unos papeles». ¿Para qué? Para simular que ese día estaba dado de alta en la Seguridad Social. Como está mandado.

Un responsable de la empresa le ofreció 30 mil euros para que olvidara el asunto. ¡Ya está, qué más da una mano más o menos! ¡Pero si es un currante! Ganchozo no aceptó y presentó una denuncia ante los tribunales. Un juzgado de Cornellà (Barcelona) la admitió a trámite e investigó si el responsable de la constructora cometió un delito contra los derechos de los trabajadores. De toda evidencia.

Ganchozo recuerda cómo su brazo quedó atrapado en una máquina de ignifugación. Deprisa, muy deprisa. «El aparato se estropeó en una nave industrial de Cornellà. Su compañero trató de reiniciarlo sin éxito y concluyó que había que «desarmarlo». Le pidió que «retirase el material». «La máquina se puso a funcionar de golpe y se me quedó la mano atrapada en el molinillo. Cuando le dimos la vuelta, 20 minutos después, la saqué». Su mano estaba triturada. Nada pudo hacer. El siguiente recuerdo que guarda es en la cama del hospital con un muñón en el brazo derecho: los médicos tuvieron que amputarle la mano.

Aún estaba sedado cuando recibió la visita del padre del administrador de la empresa. El mismo día del siniestro había confeccionado un contrato a su nombre. ¡A eso se le llama diligencia empresarial, eficacia emprendedora! De matrícula de honor. «Me ofrecieron firmar un contrato y darme de alta. Pero yo no contesté. También me dijo que, si alguien preguntaba, debía decir que estaba con un encargado cuando sufrí el accidente».

Ganchozo manipuló la máquina «sin ningún tipo de equipo ni medida de seguridad». Sin supervisión y sin haber sido formado para manejarla. No hay tiempo, no hay tiempo, es costoso, a trabajar, a trabajr. «Me explicaron cómo iba en diez minutos».

Las presiones para que apañara-falseara el contrato se prolongaron durante las semanas siguientes. «Venían con los papeles al hospital para que firmara, me llamaban al móvil e incluso visitaron a mi mujer en casa. Le dijeron que, si preguntaban por mí, debía decir que el día del accidente era el primero que iba a trabajar».

Ahora, tres años después del accidente, Ganchozo cobrará 180 mil euros de indemnización, seis veces de lo que le ofrecía el empresario. Además, su jefe ha tenido que admitir que tuvo responsabilidad en el suceso. Un juzgado de lo penal «ha condenado a un año de cárcel a David C., responsable de la empresa, por un delito contra los derechos de los trabajadores». La sentencia considera que David C. tenía la «obligación de garantizar la seguridad de los trabajadores a su cargo». En cambio, permitió que Ganchozo manipulara una máquina «sin tener formación en prevención de riesgos laborales», sin conocer «los riesgos que conllevaba su uso». El comportamiento empresarial, concluye, ocasionó «un grave riesgo para la integridad física» de Ganchozo.

Por si faltara algo, la empresa, además, «carecía de procedimiento de trabajo» para emplear esa maquinaria, una «carencia» más que generó «un riesgo previsible, grave e inminente de sufrir accidentes». El accidente ha generado a Ganchozo un «trastorno depresivo reactivo», según la resolución.

El empresario, como decíamos, aceptó ser autor de un delito contra los derechos de los trabajadores. ¿Aceptó? A cambio de una rebaja de la pena. «En la resolución, la juez accede a sustituir la pena de cárcel por el pago de una multa de 2.880 euros».

Lo que hay.

VIII. Comsa Emte

Josep Vilarasau, uno de los directores que capitaneó La Caixa, desempeñó cargos de responsabilidad durante el fascismo español: estuvo al frente de la petrolera CAMPSA y de Telefónica. Isidre Fainé hizo sus pinitos al frente del Banco Atlántico a mediados de los años 60. Jordi Fainé, su hijo, fue contratado por Carles Sumarroca para abrir mercado en China. Sumarroca es vicepresidente de Comsa-Emte. Tamisa, sociedad participada por Comsa-Emte, aparece en la lista de empresas que habrían pagado su pajes al Palau de la Música en tiempos milletianos. A cambio, habría obtenido concesiones de obras por parte de la Generalitat.

Redes, tupidas redes que dan poder y privilegios.

Pues bien, Emte SLU, filial del grupo Comsa Emte, presentó el pasado 13 de abril un ERE para despedir a 195 de sus más de 1.100 trabajadores en sus distintos centros en España. Cerca de la mitad de los afectados, unas 90 personas, se encuentran en Cataluña: 37 en El Prat de Llobregat, 36 en Barcelona y 14 en Girona. Este es el tercer despido colectivo que la compañía realiza en los últimos dos años. ¡El tercero!

Alrededor de 150 trabajadores perdieron su empleo el año pasado. En 2013, pasó lo mismo con unos 90. La firma no quiso confirmar el ERE «por motivos de confidencialidad». CC OO y CGT informaron que EMTE alega causas económicas, productivas y organizativas para ejecutar los despidos. Con palabras del responsable de Automoción y Transporte de CC OO en Cataluña, Bernat Villarroya: «El problema es que ya han aplicado otros dos ERE en los últimos años y que la plantilla aceptó una importante rebaja salarial para ayudar y garantizar la viabilidad de la empresa. No nos parece serio que ahora quieran realizar otro y que los planes que presentaron para que la compañía sea viable hayan dejado de ser válidos solo un año después».

Explicación de la dirección empresarial (les preparan en sesudas y cotizadas esuelas de negocios): quieren simplificar la estructura de la empresa. Las unidades más afectadas son las que se dedican al mantenimiento contra incendios y a la automatización.

IX. La comisión se pone interesante

Pere Ríos informaba sobre ello el pasado 21 de abril. La comisión Pujol acordó el pasado lunes, por primera vez desde su constitución, «iniciar los trámites para denunciar ante la fiscalía a un compareciente que ha desoído por dos ocasiones el llamamiento del Parlament». ¡Vale, perfecto! ¿Se hará en todos los casos? Así lo esperamos.

Se trata de Manuel Vázquez, ¡comisario jefe de la Unidad central de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) de la Policía Nacional nada menos! Estaba citado y no acudió. Lo mismo en los casos de Félix Sanz, director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), y de Ignacio Cosidó, director general de la Policía.

Hay más. El presidente de la comisión, David Fernández, anunció que trasladará el caso a la Mesa de la cámara, «que ha de dar cuenta al Ministerio Fiscal» para esclarecer la responsabilidad penal que corresponda. Lo establece el artículo 59.3 del Reglamento del Parlament. No se conocen precedentes de una denuncia similar. El Estatut prevé la «obligatoriedad» de que las personas requeridas acudan a las comisiones de investigación y se remite a una ley que no se ha aprobado para fijar las sanciones por el incumplimiento. El Código Penal sí tipifica como delito de desobediencia el hecho de no acudir a una comisión de investigación, incluso de los parlamentos autónomos. Con penas de seis meses a dos años de suspensión de empleo o cargo público para los funcionarios públicos.

Ha habido diversos precedentes en la comisión. Los ministros Jorge Fernández Díaz, Cristóbal Montoro y don Jorge Moragas, jefe del gabinete de Mariano Rajoy, no acudieron el pasado 13 de abril. La comisión les ha vuelto a citar para el 5 de mayo (lo mismo sucederá con el resto de personas que han desatendido el primer requerimiento). Los ministros y otros cargos del Gobierno «esgrimen que el Consejo de Estado ha dictaminado que solo tienen obligación de acudir al Congreso o al Senado».

Eso sí, quien sí acudió por segunda vez fue Joan Anton Sánchez Carreté, el asesor fiscal de la familia de Jordi Pujol desde 1983. Sigue siéndolo. No respondió algunas preguntas referidas al ex presidente de la Generalitat. Invocó el secreto profesional y el derecho de defensa. El diputado de ICV-EUiA Marc Vidal le preguntó por la operación en la que Jordi Pujol se desprendió de un paquete de acciones de Banca Catalana en 1982 que la fiscalía consideró entonces delictiva. También se le requirió sobre los detalles de la regularización que hicieron diversos miembros de la familia Pujol. «Usted quiere que yo cometa un delito», replicó G. Mariné, el alias que tenía Sánchez Carreté, señala Pere Ríos, «cuando al inicio de la transición militaba en el Partido del Trabajo de España (PTE) y conoció a Pujol en la Assemblea de Catalunya». ¡Qué evolución tan curiosa!

Desde entonces hasta ahora, JASC ha guardado los secretos sobre la fiscalidad de la familia (sigue realizando la declaración de la renta o del patrimonio del ex presidente). Ha sido condenado en sentencia firme en dos ocasiones por delito fiscal. Nunca ha llegado a entrar en prisión. El Gobierno le indultó por la primera condena.

X. Sobre el Tàpies de las reuniones del gobierno de la Generalitat

«El arte y el soberano» es el título de un reciente artículo de GUILLEM MARTÍNEZ. 20 de abril de 2015. No vale perdérselo. UN apunte:

Sorprende, señala GM, «cómo en la sociedad ha nacido, modulado y crecido otro estado de ánimo ante el arte. Cómo ha nacido un emisor y un receptor de arte que no temen al conflicto, que ven en el arte, por tanto, una fricción estética e intelectual y, por lo mismo, también social y política. Pero es así. Ha nacido. Es perceptible».

Su referencia: «La obra del grupo Societat U de Barcelona (SUB), parece formar parte de todo esto y llevarlo más allá. SUB está formado por Tere Badia, Octavi Comeron, Montse Romaní, Guillermo Trujillano y Jorge Luis Marzo -este último, autor de ¿Puedo hablarle con libertad, excelencia? Arte y poder en España desde 1950 (Murcia, 2010), un estudio crudo sobre la relación del arte moderno español/catalán con el Estado, franquista y democrático-.

El grupo SUB ha realizado un par de documentales, de distribución gratuita en la red, en los que, remarca GM; «se constata todo este cambio». El más reciente es Katallani, «un documental breve, en el que se explica la historia del que, tal vez, uno de las obras de arte más reconocibles en Cataluña».

La historia de esta obra, la han visto mil veces (los personajes que están sentados no son parte de ella):

«Se trata de Les Quatre Grans Cròniques, pintado por Tàpies en 1990, que preside el salón en el que se reúne el Consell de Govern de la Generalitat. A través de invitados de lujo, como son Lluís Prenafeta, Lluís Permanyer, Pere J. Guitart, Narcís Selles, Lluís Bassat, Carles Taché, Joan Guitart, Joan Rigol y un Jordi Pujol sobreactuando campechanía -el documental fue gravado semanas antes de que Pujol fuera el Nixon català. Nota: -¿cómo se lo montan los de SUB para que las primeras espadas de la política y la política cultural catalanas accedan, por su propio pie, al límite del ridículo?-«. A través de estas intervenciones, y de la modulación de un crítico de arte ficticio, prosigue GM, «el espectador asiste al nacimiento de la necesidad de ese cuadro, en la cabeza de Pujol y Prenafeta, durante un viaje a Washington, cuando Pujol verbaliza que el arte es una representación nacional del poder».

También asistimos a la génesis y construcción el cuadro. «Puede observar como, desde el principio, el cuadro nace para satisfacer un mito: la Edad de Oro catalana, tal y como la formuló la Restauración y la Lliga -el gótico, la expansión imperial catalana-. Por ese motivo, en el cuadro aparecían diversas iniciales de reyes de Aragón expansionistas».

Hasta que, según parece, en un momento dramático para el cuadro «que no acababa de convencer al cliente, Tàpies dejó sólo las iniciales de Jaume y Pere. O Jordi y Pujol. El documental también habla del pago del cuadro -no se pagó; el autor lo hizo por Cataluña; es decir, que costó un mazo, que Prenafeta no recuerda con precisión. Y, por el mismo precio, el documental verbaliza las funciones del arte (moderno) para el poder (moderno): modernizar. Y, socorro, decorar».

Katallani es una espléndida continuación del fundamental Macba, la dreta, l’esquerra i els rics (2013), en opinión de GM, «cuyo enlace, estos días, echa humo. Un documental que explica el intento de Pacto Cultural, capitaneado por Joan Rigol, en los ochenta. Un pacto que no fue posible explícitamente. Sobre su explicación se accede a la creación el Macba, a una función del arte, asumida por las izquierdas, en los ochenta -el arte y la cultura, vamos, como ideología de la democracia española-, y a una certera explicación de la institución y la cultura resultante, a través de su Patronato. Como sello SUB, el documental también aporta una nutrida representación de all stars que hablan a cámara, algunos sin ningún sentido de la vergüenza ajena».

Algunos nombres: Oriol Bohigas, Manuel Borja-Villel, Xavier Bru de Sala, María Corral, Josep Miquel Garcia, Daniel Giralt-Miracle, Joan Guitart, Bartomeu Marí, Miquel Molins, José Montilla, Jordi Pujol…, Josep Ramoneda, Joan Rigol, Leopoldo Rodés, Gemma Sendra y Pep Subirós.

Conclusión: «Un vídeo importante para constatar, en fin, que el arte, durante décadas, ha sido algo entre la nada y el poder. Y que con el Macba se hizo lo que con Aigües del Ter i del Llobregat. Pero por lo civil, con cultura, más fácilmente y mucho antes».

¿Nos lo vamos a perder?

XI. Un documental necesario

Una información con presente y con mucho futuro. Un documental nos alerta sobre ello. Tomo pie en una información de esa publicación imprescindible llamada La marea.

«El sistema hace aguas y la consecuencia más inmediata es que la industria farmacéutica no quiere desarrollar los fármacos que la población necesita a un precio asequible». Es la tesis del documental «Investigación médica: Houston, tenemos un problema». Se presentó el pasado martes y miércoles en Madrid. Ignoro cuándo se presentará en otras ciudades españolas.

Vanessa López -miembro de Salud por Derecho- es la productora del documental. Desde su razonable e informado punto de vista, la sociedad española está empezando a notar las consecuencias negativas de una mala política en investigación médica. Lo que sucedió con el fármaco para tratar la hepatitis C es sólo el principio. «La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya habla de un problema de salud pública, hay mucha resistencia a los antibióticos existentes y la industria no investiga nuevos porque son muy baratos y no son rentables económicamente hablando».

El documental plantea la necesidad de cambiar las reglas del juego en el campo de la investigación y el desarrollo de nuevas medicinas, según se informa en La Marea. Desde los gobiernos se deben poner condicionantes a la investigación médica. «No puede ser que un fármaco que ha sido desarrollado, en buena parte, gracias a los fondos públicos acabe en manos de un monopolio y tenga un precio final no asequible», en opinión de Vanessa López. ¿Alguna objeción?

En cuanto al precio final de los tratamientos, Salud por Derecho sostiene que «hay una desregulación total, y esto supone que la industria justifique los altos precios por las inversiones en investigación y desarrollo, pero en verdad se desconoce el coste real porque la industria no ha abierto sus libros para desmontarlo». Ejemplo: el caso del sofosbuvir para tratar la hepatitis C: «En 2003 Gilead sacó al mercado ese medicamento tras pagar 11.000 millones por la patente, y en un año ya había amortizado con creces esa inversión».

Rentable, muy rentable. ¿Debemos dejar nuestra salud, sobre todo la salud de las personas más vulnerables, en manos de corporaciones sin alma, en instituciones como objetivo esencial no es otro que el de la acumulación de capital? ¿Dónde está la racionalidad de esta propuesta?

XII. SSC

Por la misma senda. Es una información de Clara Valverde.

Los abogados del Col.lectiu Ronda avisan que el ICAM está quitando la pensión a las enfermas y enfermos de SSC [Síndrome de Fatiga Crónica, Sindrome Stanchezza Crónica, me recuerda Mercedes Iglesias Serrano] que tienen la Incapacidad Permanente que se les concedió por vía judicial. Es el caso de «la mayoría de los enfermos de SSC».

Gente enferma, muy enferma, demasiado enferma para trabajar se están quedando sin ingresos. A eso se añade, cuenta Clara Valverde, «que desde hace un año, debido a la reorganización territorial (ésa es la excusa que dan), la mayoría de los enfermos de SSC no tenemos acceso a nuestro médico».

Un ejemplo. Dos de las muchas enfermas que se están quedando sin su pensión son Sonia y Antonia: http://xarxapenedes.cat/deneguen-a-sonia-antonia-i-moltes-altres-dones-la-pensio-dinvalidesa-tot-i-que-no-poden-treballar/ Antonia y Clara están en la misma asociación y salen en este documental: https://vimeo.com/25048521 Antonia tiene dos hijas que también están enfermas. Esta es la situación que tenemos, concluye Clara, ahora que nos acercamos al Día Internacional de los SSC.

¿Lo vamos a permitir?

¿Nos vamos a quedar con las manos cruzadas?

 

PS: En honor de los inspectores insumisos de Hacienda, de los que lo son (aunque no lo sean todos): «Las relaciones entre los inspectores de la Agencia Tributaria y los cargos políticos son complejas. Ministros y secretarios de Estado explican siempre prolijamente la imposibilidad de imponer criterios políticos a los inspectores, aunque una vez en la oposición se olvidan de sus palabras y acusan a sus sucesores de imponer controles políticos. Lo cierto es que la mayoría de las negociaciones y las componendas para parar inspecciones con argumentos políticos acaban con estrepitosos fracasos». Manuel Pérez, subdirector de La Vanguardia, 19 de abril de 2015.

Seguro que es así. Si no lo fuera, debería serlo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.