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Juego sucio en el sector energético

Fuentes: Diagonal

Los operadores de transporte y del sistema eléctrico y gasista en España, con vínculos con el Gobierno de turno, son los grandes beneficiados del tarifazo eléctrico aprobado a principios de año. Tras la escandalosa subida (21%) del precio mayorista de la electricidad de enero, que se situó en 50,50 euros/MWh frente a los 41,73 euros/MWh […]

Los operadores de transporte y del sistema eléctrico y gasista en España, con vínculos con el Gobierno de turno, son los grandes beneficiados del tarifazo eléctrico aprobado a principios de año.

Tras la escandalosa subida (21%) del precio mayorista de la electricidad de enero, que se situó en 50,50 euros/MWh frente a los 41,73 euros/MWh de diciembre, la Comisión Nacional de la Energía (CNE) abrió una investigación tras lo que parecía a todas luces una manipulación del cártel eléctrico.

Pues bien, el regulador (CNE) ha encontrado cuatro causas a esa fuerte subida que lejos de tranquilizarme me llenan de preocupación: el efecto de los nuevos impuestos en vigor a partir del 1 de enero; el desembalse de mucha más agua en diciembre que en enero para evitar la nueva fiscalidad -conocidos míos del sector me han revelado que las hidroeléctricas habían dejado de producir para protestar por la nueva fiscalidad y que, muy posiblemente, las salidas de madre de los ríos en marzo tuvieran que ver con esa decisión-; la parada de centrales con incentivos al no estar publicada en enero la actualización del decreto del carbón, y, por último, una reducción de la aportación de los ciclos combinados por debajo del mínimo técnico, hecho que «pudo contribuir a que se recurriese a centrales más caras». En su comunicado, la CNE alude también a un fenómeno denunciado con anterioridad que consiste en la cotización de energía eléctrica proveniente de centrales nucleares a 21 €/MWh, cuando ésta entra a 0 €/MWh, por ser la primera tecnología que entra en el pool y debe venderse al precio que sea por ser su caudal ingestionable. La CNE atribuye este fenómeno a contratos bilaterales. A todo esto se sumó, según señaló también la CNE, una menor eolicidad durante la primera quincena de enero. De hecho, explica el comunicado, durante la segunda quincena el aumento de la eolicidad redujo la tendencia al alza de los precios.

De toda esta explicación me quedan muy claras tres cosas: la primera es que la acción del Gobierno, lejos de facilitar las cosas, tiene unos efectos nefastos; la segunda es que este no es un mercado que funcione de forma transparente: centrales de ciclo combinado generando por debajo de su mínimo técnico precisamente en un mes en el que se reduce drásticamente la aportación de energía hidráulica y aumenta el precio de entrada en el pool de la nuclear y, según la CNE, «se recurre a centrales más caras» (cuando las más caras, por encima de las de ciclo combinado, son las de fueloil, que datan de los años ’70); y la tercera es que, claramente, la presencia de las renovables reduce el precio de la electricidad. Entonces, a quién defiende el Gobierno cuando da un hachazo mortal a las renovables de este país?

Analizando con detalle algunas características de este sector encontramos respuestas a tanto despropósito. Por ejemplo, los operadores de transporte y del sistema eléctrico y gasista en España están compuestos por empresas privadas que aceptan de buen grado que los Gobiernos de turno determinen sus cúpulas directivas como vía para atraer el favor político y asegurarse su cercanía. Esto sucede con un nivel de riesgo muy bajo para estas empresas puesto que poseen un cuadro técnico de una gran solvencia, hecho que puede comprobarse con la continuidad de sus líneas de actuación esté al frente quién esté.

Algunos casos que ilustran lo comentado son el nombramiento de Marcelino Oreja en Enagás con una retribución anual de 355.000 euros y 710.000 euros de indemnización por finiquito (¿blindaje?) mientras se mantiene la figura de Antonio Llardén al frente de la compañía, que tiene un blindaje de cinco millones de euros y una estrecha relación con Mariano Rajoy. O la salida de Luis Atienza, de Alberto Carbajo y de Esther Rituerto de Red Eléctrica en el momento en que se produjo el relevo de la cúpula directiva de esta empresa, tras el nombramiento de José Folgado, exsecretario General de Energía y exalcalde de Tres Cantos, una salida que tampoco ha sido menos oneroso para la factura eléctrica de los españoles, en este caso, cinco millones de euros con cargo a los peajes de acceso nos ha salido la broma.

La amenaza de Bruselas al Ejecutivo español para que modifique su proyecto de fusión de los reguladores por el atentado a la independencia de éstos con dicho proyecto tan sólo evidencia algo que tiñe por completo a un sector tan estratégico como clave para la competitividad de la industria y de la economía como es el energético. ¿Cómo garantizar independencia cuando las designaciones de las cúpulas directivas de sus empresas dominantes quedan reducidas a un cambio de cromos entre los partidos mayoritarios? ¿Cómo puede ser independiente un órgano que se financiará a través un porcentaje arbitrario de su propia recaudación determinado año tras año en los Presupuestos Generales del Estado? Es un ‘no’ rotundo a la autogestión de un ente que debería ser independiente. Cualquier modificación en el proyecto de fusión como respuesta a Bruselas será diseñada, no les quepa ninguna duda, a modo de mero enjuague ante la «impertinente» mirada de Europa.

En cuanto al «hachazo mortal» a las renovables al que aludía, Ernesto Macías, presidente de la Alliance for Rural Electrification y miembro del Comité Directivo de REN 21 explicaba en Energías Renovables que este año había venido a inaugurar la Feria Genera 2013, como representante máximo del Gobierno, un señor que carece de interés por estos temas y que, muy a su pesar, dirige «con más pena que gloria» lo que queda del IDAE1. «Al Sr. Fidel Pérez no le interesan un pimiento las energías renovables y no se corta en decirlo», explicaba Ernesto Macías.

Es el viejo mundo, aferrado a su statu quo que cierra los ojos y levanta muros al nuevo, aún a pesar de las consecuencias económicas y sociales. Con esta crisis y estas cifras de paro, ¿por cuánto tiempo?

Carles Sánchez. Socio director de E4 energía y economista

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/juego-sucio-sector-energetico.html