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Juicio al Santísimo Coño en Sevilla

Fuentes: Diagonal

Antonia Ávalos, una de las imputadas en el juicio por la procesión del Coño Insumiso, habla del proceso y de los avances en la lucha contra la violencia machista.

Cuando nos tocan a una, nos tocan a todas» gritan en la puerta del Juzgado de Instrucción número 10 de Sevilla. El juicio acaba de empezar. Una pancarta en apoyo al Coño Insumiso ondea entre la multitud.

Tres mujeres imputadas por la Asociación de Abogados Cristianos de Sevilla entran a declarar. Desde la capital llegan todo tipo de opiniones sobre los jóvenes titiriteros encarcelados por enaltecimiento al terrorismo en una representación que no era para niños.

«La libertad de expresión está en entredicho», menciona una de las representantes del colectivo ‘Mujeres Superviventes’, una asociación para la atención a víctimas de violencia de género. Sin embargo, no será hasta una semana después cuando Antonia Ávalos, portavoz de la plataforma de apoyo al Coño Insumiso, cuente su historia; una historia que es la voz de otras muchas. Antonia Ávalos es doctora en estudios de género y cofundadora del programa de ayuda social ‘Mujeres Supervivientes’. Llegó hace más de diez años a España en busca de una vida que la violencia le arrebató en su país natal (México). Desde entonces no ha dejado de luchar por la defensa de los derechos de la mujer.

Antonia Ávalos fue imputada, junto a otras compañeras también identificadas por la policía, tras la manifestación del 1 de mayo de 2014 convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT). El colectivo feminista de Sevilla sacó en procesión una vagina en defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Ahora se les acusa de un delito de provocación a la discriminación, odio y violencia por motivos referentes a la religión. La asociación de Abogados Católicos pide cuatro años de cárcel para estas mujeres que, ataviadas con mantillas y capirotes de nazarenos, sacaron en procesión la Cofradía del ‘santísimo coño insumiso’, a ritmo de una tamborada revindicando el ‘santo entierro de los derechos socio-laborales’.

Sin embargo, el pasado viernes 26 de febrero, el pleno de Ayuntamiento de Sevilla ha aprobado una moción presentada por los concejales de Participa y el apoyo de IU y PSOE en apoyo a las mujeres imputadas. «Sacar la vagina es una forma de apropiarnos de nuestro coño, del placer y del erotismo. Es una representación simbólica sobre nuestro derecho a decidir. Respetamos las creencias religiosas y tal vez estemos inventando formas que no son estéticamente positivas para ellos, pero nos duelen los asesinatos, las violaciones, la explotación sexual, la prostitución y la precariedad», menciona la portavoz Antonia Ávalos.

El movimiento feminista comenzó a cobrar fuerza en la capital hispalense tras la marcha nacional de mujeres contra la reforma de la Ley del Aborto de Gallardón en 2012. «Fue un movimiento bastante creativo que dio lugar a una red de participación entre mujeres de distintas generaciones. Emprendimos nuevas formas de pensar muy distintas al movimiento que nos antecedió en el discurso y en la estética».

El 15M y el cuerpo como centro

Aunque el origen de este activismo surge tras la convulsión de los movimientos sociales en el 15M. Un escenario que marca un punto de inflexión en la credibilidad popular frente a las instituciones. «Empezamos a poner nuestro cuerpo como el centro de todas las batallas del sistema patriarcal». Se inició un diálogo nacional donde se proponían nuevas formas de expresión y comunicación del feminismo a través de representaciones que se difundían a través de las redes sociales, reforzando la colectividad. Por ejemplo, la Cofradía del Santísimo Coño de todos los orgasmos en Madrid. Tradicionalmente este movimiento se ha gritado en las calles y ahora con más espacio desde la academia, pero siempre ha sido un tema marginado en la agenda política hasta su institucionalización. En ese sentido, Antonia Ávalos señala que las mujeres del PSOE han logrado muchas leyes para la igualdad. Aunque también mediatizaron otro tipo de expresiones libertarias.

«Hay muchos tipos de feminismos y las que estamos a pie de calle no queremos competir, sino buscar aliadas para combatir desigualdades como la brecha salarial, el techo de cristal en las empresas, la violencia de género, el acceso a un empleo o una vivienda digna, pero siempre desde el hermanamiento».

Desde la asociación han entablado bastante diálogo con las instituciones, aunque reconoce que éstas deberían prestar más atención a las expertas en violencia machista puesto que muchos movimientos feministas trabajan a pie de calle y conocen mejor las necesidades de esta realidad. De la totalidad de mujeres asesinadas en 2015, solo un 20% habían puesto denuncia. Por lo que hay un problema de credibilidad en el sistema judicial de este país, además de los recortes en prevención y sensibilización en violencia de género.

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El movimiento feminista ha crecido en los últimos años, tanto es así que el pasado 7 de noviembre la capital española acogió una marcha estatal exigiendo que la violencia de género sea una cuestión de Estado. Por eso, asegura Antonia, van a seguir luchando a pesar de las críticas, trabajando por la defensa de los derechos humanos desde una perspectiva feminista. «No somos delincuentes, no nos gusta ser señaladas ni imputadas, pero no dejaremos de luchar contra la violencia machista».

La procesión del Coño Insumiso ha despertado opiniones encontradas en la sociedad sevillana, aunque el colectivo afirma haber recibido muchos apoyos a nivel nacional e internacional. «Somos conscientes de que todo lo que hagamos las mujeres feministas va a ser siempre una provocación: decir este cuerpo es mío, es una provocación; no quiero tener hijos, es una provocación; quiero un salario digno, también es una provocación; no me golpees más, es otra provocación. Ante cualquier cosa que las mujeres hagan, siempre habrá muchos hombres que se sientan amenazados. Pero no nos vamos a callar porque nos consideramos sujetos y ciudadanas, no objetos al servicio de nadie».

Feminismo significa igualdad, agrega, y en ese aprendizaje a convivir hombres y mujeres se encuentran las palabras y los actos. «Vine huyendo de la violencia de género de mi país. Denuncié, pero el nivel de corrupción es atroz, sin embargo aquí he encontrado mucho amor, gente maravillosa y sobre todo mucha tranquilidad». Cuando llegó a España tuvo que trabajar como asistenta doméstica a pesar de su formación superior, pero nunca dejó de apoyar a mujeres que se reconocen en el reflejo de su propia historia.

«Con la imputación me he llenado nuevamente de miedos porque me recuerda las violencias que ya he sufrido en mi país. Nosotras ya tenemos una lucha, pero esta es una forma de violencia estructural que atenta contra nuestra libertad de expresión. Me he sentido nuevamente acosada y vulnerada, pero tengo dignidad, una red de sororidad que me apoya y una indígena en mi interior que bombea coraje a cada paso», concluye Antonia Ávalos.