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[Crónicas sabatinas] ¡Contra la desunión de los ciudadanos-trabajadores!

Karl Marx (1818-1883) en Barcelona. En el bicentenario de su nacimiento

Fuentes: Rebelión

Para Luis Cobo Mier, Luis Montero García y Juan Mañas Morales, in memoriam, 37 años después. Tres jóvenes trabajadores residentes en Cantabria asesinados el 10 de mayo de 1981, cuando iban a asistir a una fiesta familiar en Almería. Para César Vallejo (1892-1938), in memoriam et ad honorem. «¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y Pasiones precedidas/ de […]

Para Luis Cobo Mier, Luis Montero García y Juan Mañas Morales, in memoriam, 37 años después. Tres jóvenes trabajadores residentes en Cantabria asesinados el 10 de mayo de 1981, cuando iban a asistir a una fiesta familiar en Almería.

Para César Vallejo (1892-1938), in memoriam et ad honorem. «¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y Pasiones precedidas/ de dolores con rejas de esperanzas,/ de dolores de pueblos/ con esperanzas de hombres!»

[Un tuit de «filosofía de la historia» de uno de los fundadores de la ANC. De 11 de enero de 2015. Un poco antiguo se dirá… Rascando un poco sigue siendo valiendo para algunos que son muchos. Es parte de la cosmovisión secesionista en construcción. La traducción: «Situémonos en 2215. ¿Qué importará entonces si quien nos condujo a la independencia era asesino, pedófilo, torturador, etc?»]

Tres consideraciones. La primera: estoy harto que el repaso histórico que se suele mantener hable de 1640, 1714, la «guerra del francés», etc. y diga que el estado y la nación son construcciones históricas y no se dé cuenta de que el pueblo y la sociedad también lo son y que eso tiene inmediatas consecuencias sobre la configuración/construcción de la identidad nacional. El trato que se da a las oleadas inmigratorias del siglo XX es un trato de colonialismo burgués, que pretende que la única función de esa inmigración es la de trabajar a su servicio, pero que rechaza que pueda tener ninguna consecuencia sobre lo que es a partir de esa inmigración la sociedad y la nación catalanas. Cumplida su función, esa inmigración debería integrarse, desnacionalizarse, callarse y autoanularse como ciudadanía activa o regresar a Andalucía o a Extremadura. Eso es impropio de un discurso no ya marxista sino incluso de gente demócrata y libertaria en el sentido amplio.

La segunda consideración tiene que ver con la anterior. Se suele olvidar que el conflicto actual no es solo- y quizás no es principalmente- un conflicto entre «Cataluña y el estado español», sino un conflicto entre catalanes, en el seno de Cataluña, sobre la manera de considerar y gestionar la sociedad catalana. Solo por ello, y sin entrar en más consideraciones jurídico-políticas, el simple ejercicio del derecho de autodeterminación no resuelve nada y empeora todo. Convierte a una gran parte de la población en pied noir que tendría que someterse o regresar a sus orígenes una vez derrotados.

La tercera. Lo del régimen del 78 es una memez, propagandística y demagógica. Fruto de la obsesión por las etiquetas y del desprecio del análisis crítico. De la misma manera manera podríamos hablar despreciativamente del régimen del 31 que en 1936 dejó en evidencia sus deficiencias y la necesidad de una corrección. Y es una inconsecuencia pretender que las deficiencias y obsolescencias del sistema constitucional y político actual -que no solo es fruto del 78-, puedan tener soluciones unilaterales. La solución, precisamente, es conjunta, y esta solución conjunta pasa por la defensa de un salto federal. Una propuesta federal que, por cierto, se suele ignorar en el relato histórico y se ignora en el momento presente.

José Luis Martín Ramos (2018)

 

Estoy harto de oír decir a indepes y compañeros de viaje (rollo perezroyos o sanchezcuencas -este último espécimen, con matices-) que lo de Puchi no fue un Putsch. Que no fue rebelión, ni pronunciamiento, ni golpe de Estado, ni na de na. Vamos, que, como aseguró Carme Forcadell, se trató simplemente de algo así como una «performance» para regodeo de catalanistas enragés y ludibrio de españolistas casposos. Todo porque no hubo «violencia» entendida como uso de armas y asalto a edificios públicos.

Por desgracia, nuestro sistema jurídico es poco jurisprudencial, a diferencia del «common law» anglosajón, para el que no hace falta que los delitos estén tipificados con pelos y señales en un código escrito. Un juez inglés no habría dudado ni dos minutos en darle la razón a Llarena. Porque ¿acaso no es un quebrantamiento masivo del orden constitucional el que una parte del Estado (la Generalitat lo es) decida, tras un concienzudo (aunque con no pocos flecos chapuceros) proceso de preparación de «estructuras de Estado» y leyes al margen de la constitución vigente, proclamar la instauración, en una parte sustancial del territorio del Estado, de un nuevo orden legal incompatible y en abierta contradicción con el vigente? ¿Y acaso no es ese proceso un acto masivo de violencia ejercida sin necesidad de disparar ni un solo tiro por la simple razón de que los edificios públicos ya estaban ocupados y la fuerza armada (17.000 mossos) controlada por los promotores de esa operación ? ¿Acaso la aprobación de la llamada «ley habilitante» que dio en 1933 plenos poderes a Hitler no es considerada universalmente como un «golpe de Estado» pese a que aquel acto, por el que se liquidó en Alemania todo vestigio de Estado de derecho y de democracia, se llevó a cabo también sin disparar ni un solo tiro?

Si esto acaba en plan Schleswig-Holstein versión 1.0, se habrá escrito una de las páginas más grotescas de la historia del derecho.

Miguel Candel (2018)

 

No se debe ser marxista (Marx); lo único que tiene interés es decidir si se mueve uno, o no, dentro de una tradición que intenta avanzar, por la cresta, entre el valle del deseo y el de la realidad, en busca de un mar en el que ambos confluyan.

Manuel Sacristán (1979)

 

La tercera cita era obligada en un día como hoy, 5 de mayo de 2018, el bicentenario del nacimiento del filósofo de Tréveris. Sigue siendo, en mi opinión, tan (cernudianamente) deslumbrante como el día que la leí, hace ya algunos años, entre los papeles de trabajo del autor de Sobre Marx y marxismo que ahora están depositados en la Biblioteca de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, Allí fue profesor cuando le dejaron, que no fue siempre. También esta otra reflexión suya es hermosa y penetrante: «Leibniz, como Marx, tiene el encanto de la oscuridad de lo que nace, de las promesas que nunca se podrán cumplir porque cuando la inspiración tenga que hacerse método, se verá que no da para tanta realización como parecía en la confusión del nacimiento».

Aparte de las recomendaciones de la semana, las dos primeras citas -de los profesores José Luis Martín Ramos y Miguel Candel- son las únicas reflexiones directas (potentes ambas y cargadas de razones) sobre el monotema en esta sabatina. No les hablo ni de la campaña sobre el catalán como «lengua comuna» (¿qué será entonces el castellano?) que cuenta con la participación de Núria Parlon, la alcaldesa de Santa Coloma. Ni del evidente y fuerte cesarismo P. que se ha impuesto en la política catalana. Ni siquiera (con detalle) del importe presupuestado para la adquisición de ¡barracones escolares!: 4 millones de euros (IVA incluido), cantidad base de licitación (valor estimado del contrato 6.600.000 euros).

Nuestro tema, hoy, no es ése. ¿No se sienten liberados? ¡Que entre el aire!, como canta Luz Casal.

En Barcelona hay una plaza dedicada a Karl Marx. Una fundación, hermana de la FIM, lleva su tradición incorporada en el nombre: ACIM, Associació Catalana d’Investigacions marxistes. También algunos colectivos más (aunque no tantos, muchos menos que hace años). Pero no ha estado Marx muy presente en estos últimos años en la ciudad de Manuel Sacristán, Teresa Pàmies, Gregorio López Raimundo, Giulia Adinolfi, Mª Rosa Borràs, Pilar Fibla, Pere de la Fuente, Montserrat Roig, Antoni Domènech y Francisco Fernández Buey. No se han visto muchas imágenes suyas ni referencias a su legado en las concentraciones y acciones secesionistas de los últimos años. Una ausencia más que significativa.

Es normal, por supuesto que es normal. Nada que objetar. Marx no fue un revolucionario nacionalista sino internacionalista. Cosa muy pero que muy distinta. No cultivó una cerrada y excluyente «identidad nacional» (sea cual sea el significado y sentido de esta polisémica categoría). No fue -ante y sobre todo- un renano, no fue un alemán de entrada y de salida. Tampoco fueron nacionalistas las tradiciones que se fueron levantando con su legado (salvo algunos despistados-muy-despistados). Menos todavía, muchos menos, si hablamos de nacionalismos secesionistas apoyados por gente «bien situada» o «muy bien situada», amigos en algún caso del Estado xenófobo de Israel. Y en general, muy orden, un pelín supremacista y muy sensibles en ocasiones a los ecos del falso y distanciador «España nos roba».

Pero no siempre ha sido así, no siempre una no-presencia ha sido tan evidente y dolorosa.

No lo ha sido, mirando en perspectiva, en estos últimos cincuenta años, que, como ocurre con los veinte, no son nada mirados o analizados históricamente pero que son todo, o casi todo, desde el punto de vista de cada uno de nosotros. El grueso de nuestras vidas. Con más claridad: nuestra vida.

Muchos jóvenes llegamos a Marx en los años setenta del pasado siglo a través de caminos no marxistas o no literariamente marxistas. La situación familiar, los silencios en casa, la rabia y los insultos antifascistas reprimidos de nuestros padres, los contactos ya de adolescentes con el mundo laboral realmente existente, César Vallejo, Pablo Neruda, Miguel Martí i Pol, Antonio Machado, Violeta Parra, Miguel Hernández, Enrique Morente, Paul Eluard, Nazim Hikmet, Pavese, fueron algunas de las vías que nos aproximaron a las tradiciones políticas que llevaban su nombre. También la lecturas de las biografías de Franz Mehring (Marx) y Gerard Walter (Lenin). Y, desde luego, de La madre de Gorki. Sara fue el «nombre de guerra» de algunos camaradas. Mi primer nombre por ejemplo.

La praxis política hizo también lo suyo. Las protestas contra el proceso de Burgos o contra crímenes de trabajadores en lucha siguen en nuestra memoria. Allí estuvimos mcuhos. También las luchas vecinales y las «Plataformas anticapitalistas». Y nuestros compromisos sindicales con las clandestinas Comisiones Obreras. Luego, cuando nos tocó ir a la mili (renunciamos a las milicias universitarias), hicimos lo que pudimos en los «comités de soldados».

También nos hizo Raimon por supuesto. Como Luis Pastor y Paco Ibáñez. Serrat nos emocionó cuando cantó a Machado y a Miguel Hernández. O cuando oímos por vez primera su «Cançó de bressol».

Allende y la tragedia chilena marcó nuestras vidas. Leímos, con mirada no siempre crítica, aquel libro de Manuel Vázquez Montalbán: La vía chilena al golpe de Estado.

Muchos cristianos se hicieron socialistas, marxistas, comunistas. Alfonso Carlos Comín fue uno de nuestros referentes. Como José María Valverde, que ya entonces llevaba a Nicaragua, tan violentamente dulce, enganchada en su corazón. Por internacionalismo, por humanismo, por cristianismo de base bien entendido.

En la ciudad no era imposible, si te movías un poco y estabas organizado-conectado, encontrar versiones del Manifiesto Comunista. También la Crítica al programa de Gotha (que nos deslumbró por su fuerza analítica, por su estilo argumentativo)   y otros textos marxis tas estaban a nuestro alcance.

De hecho, años antes (aunque algunos lo ignorábamos entonces), aquí se había editado el primer texto de Marx (y Engels) legalmente publicado en España tras la guerra civil: Revolución de España. Su traductor y anotador ha sido, sigue siendo, uno de los marxistas-comunistas más imprescindibles de nuestra historia: Manuel Sacristán (1925-1985). Pocos como él, un madrileño, barcelonés de adopción, representaron mejor a la Barcelona insumisa y antifascista.

De jóvenes nos formábamos en seminarios, partidistas o no partidistas. Fuera para nuestro bien -o para nuestro mal- leímos, releímos y estudiamos en grupo Los conceptos fundamentales del materialismo histórico (y otros «Cuadernos de Educación Popular») de Marta Harnecker. En el servicio militar, entonces obligatorio como dije, leímos clandestinamente, con tapas falsas, a Althusser y Balibar. No siempre fuimos capaces de entenderlos.

El fascismo nos llamaba marxistas-comunistas o, más directamente, rojos de mierda. Estábamos orgullosos de serlo. Un honor para nosotros, descendientes de gentes que habían perdido la guerra (aunque entre nosotros no eran pocos los compañeros con «padres victoriosos»).

Los pactos de la transición no nos hicieron olvidar los ideales republicanos. ¿A qué íbamos aspirar sino a una República democrática para toda la ciudadanía española? ¿Quién pensaba en Repúblicas catalanas o vascas aparte, separadas del resto de las clases trabajadoras españolas? El conjunto era biyectable con el vacío. Nadie pensaba y sentía en esos términos. No habíamos enloquecido.

En el año del primer centenario del fallecimiento de Marx, 1983, se publicó la primera traducción completa al catalán de Das Kapital. Jordi Moners fue el traductor, Sacristán (¡de nuevo el marxista-comunista Sacristán!) fue el prologuista, quien abría su texto de presentación con estas palabras:

La aparición de esta traducción catalana de El Capital puede parecer intempestiva. En efecto, este libro se edita poco más o menos un siglo después de que empezase a estar presente en la vida social y cultural de Catalunya; y, además, en un momento que no se puede considerar de excesivo predicamento de la obra del autor, sobre todo si se compara con lo que pasaba hace quince o veinte años.

Es obvio que la primera circunstancia está muy ligada a los obstáculos con los que ha chocado la cultura superior catalana durante estos cien años, desde los de más lejana raíz histórica hasta los particularmente difíciles que provocó el franquismo. Desde el punto de vista de esta consideración, la publicación de El Capital en catalán, como la de cualquier otro libro clásico, es una buena noticia para todos los que se alegran porque los pueblos y sus lenguas vivan y florezcan. 

La segunda circunstancia, el hecho de que Das Kapital apareciera en catalán en un momento que no le era de los más favorables, proseguía Sacristán, podría favorecer una buena lectura.

Esto no es muy paradójico: cualquier libro y cualquier autor pagan el hecho de estar muy de moda con una simplificación más o menos grosera de su contenido y con versiones apologéticas demasiado estilizadas. Es posible que sólo a este precio la obra influya extensamente, por eso nadie es amo de sus propias influencias. En el caso del Capital todo esto adopta grandes y reales proporciones. Y, como que «gris es toda teoría / y verde es el árbol de la vida», seguro que es más jugoso el caos de la influencia práctica de las lecturas dudosas propias de las épocas de éxito de una obra que no el fruto de una lectura tranquila, relativamente fácil en una situación de escasa acción social de la ideas leídas.

Ese mismo año, 1983, la revista mientras tanto editaba un especial dedicado a Karl Marx. Era el número 16-17.

Otro marxista comunista imprescindible, Francisco Fernández Buey, publicaba en ese mismo número un artículo de homenaje al revolucionario barbudo con título gramsciano: «Nuestro Marx». Una buena parte de las coordenadas de su marxismo sin ismos, de su creativa y comprometida filosofía de la práctica, están expuestas en ese trabajo, editado un año antes de que presentara su tesis doctoral sobre Galvano della Volpe: Contribución a la crítica del marxismo cientificista. José María Valverde fue el director de su investigación.

Pero no era solo eso, no era solo el mundo marxiano de los sectores más politizados, de la intelectualidad más puesta, más al día, la que iba realmente en serio (que no era toda) y estaba y se sentía concernida.

Por abajo, por encima y a los lados había mucho más, muchos más. ¿Qué había? Trabajadores, trabajadoras, jóvenes, muchos sectores populares, gente mayor, especialmente en ciudades obreras cercanas a Barcelona, y en la misma Barcelona, resistiendo (¡resistencia, resistencia, resistencia!) y con ganas de vivir de otra manera que, como señaló uno de nuestros poetas de aquellos años, Jaime Gil de Biedma, ya podíamos imaginarnos. Y la imaginábamos. Y la hacíamos nuestra.

De hecho, intentamos vivir de esa otra manera. A la manera socialista, con fraternidad, sin acumulación, sin «egoísmos (ir)racionales», con ayuda mutua, pensando en los más desfavorecidos. Con errores, con desvaríos y fracasos… pero con aciertos también.

Nuevos movimientos sociales irrumpieron en aquellos años: feminismo (¡mucho aprendizaje con las compañeras del MC!), ecologismo, lucha antinuclear (CANC), pacifismo, antimilitarismo (comités anti OTAN).

Por supuesto, nuestras amistades, nuestros compañeros, nuestros camaradas, no eran de ningún «círculo nacional-nacionalista». No hubiéramos entendido ese lenguaje. Las luchas, las movilizaciones de aquí o de allá eran también nuestras. Lo mismo a la inversa. «Madrid» no era nombre que usáramos para hablar de España o del Estado español, sino para referirnos a la ciudad hermana, a la ciudadanía antifascista, a la ciudad resistente con el golpe de Estado franquista hasta el último momento, hasta la última puñalada.

Sí, ciertamente, también nosotros, estúpidamente, sin pensar apenas, por mimetismo, para no herir a los «compañeros nacionalistas de izquierda», no hablábamos de España sino del Estado español. Pero gritábamos, sin problemas, sabiendo lo que queríamos decir, aquello de «España, mañana, será republicana».

Durante años cometimos un error profundo (casi imperdonable): no fuimos capaces de ver la hondura de la barbarie de ETA. El antifascismo, «la lucha conjunta» contra el franquismo, nos hizo ciegos, acríticos. Nos costó ver el horror, el inmenso horror de aquella tragedia. El asesinato de Yoyes fue un aldabonazo para muchos. Las muertes de Hipercor nos tocaron profundamente. Pero luego desasistimos a las víctimas. Apenas nadie supo estar a la altura de aquellas circunstancias.

La lucha antinuclear también nos hermanó con compañeros y colectivos de otros territorios españoles. MIA, el movimiento ibérico antinuclear, ha seguido el mismo camino. Un científico franco-barcelonés, Eduard Rodriguez Farré, sin olvidar antecedentes que no deben ser olvidados (La Duquesa roja por ejemplo), fue uno de los primeros en hablarnos (y enseñarnos) del accidente atómico de Palomares y, más en general, de la sin razón y desvarío de la apuesta nuclear. Cataluña se convirtió en la zona más nuclearizada de España. No en nuestro nombre, no con nuestra aprobación. Nos movilizamos durante meses y años. Se creó conciencia y organización antinuclear.

Aunque pueda parecer extraño, mucho Marx y mucho marxismo (a veces como mucho ismo) en todas aquellas luchas y movilizaciones.

No fuimos en general grandes lectores del amigo de Engels pero nos atrevimos, con ayudas (la de José Manuel Bermudo por ejemplo en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona), a transitar por algunas de sus grandes obras. Por el primer libro de El Capital por ejemplo. No llegamos a más. No hicimos una lectura profunda; intentábamos entender. Con teníamos mucho reposo; las luchas siempre llamaban a nuestra puerta.

Leíamos por aquellos años, también antes, la presentación de Sacristán a su traducción del Anti-Dühring y sus escritos y conferencias sobre Lenin. Su libertad de pensamiento, su capacidad crítica, nos abrieron mil mundos. Le seguimos donde pudimos. Sus clases de metodología de las ciencias sociales en la Facultad de Ciencias Económicas era n (sin pretenderlo) un seminario permanente de buen marxismo, de marxismo riguroso, del mejor marxismo que estaba a nuestro alcance. Su labor socrática en esta temática (y en muchas otras) fue inmensa. Difícil de transmitir, difícil de entender para personas que por edad no pudieron vivirla.

La aventura de OME, de las obras de Marx y Engels, de Crítica-Grijalbo fracasó. Once volúmenes publicados de los casi setenta proyectados. Fue una pena. Mirado con perspectiva, una verdadera desgracia. Aquel intento editorial de «asaltar los cielos», un salto descomunal (a veces conviene soñar), valía la pena. Pero no pudo ser.

Ciertamente, también el desánimo nos acompañó en ocasiones, el desencanto en otras (¡quién esté libre de desánimos que tire el primer confeti!). Los Pactos de la Moncloa y algunos cuentos que nos contaron no ayudaron nada. La derrota otánica no fue cualquier cosa pero, también es cierto, que la movilización marxista-pacifista fue importante, muy masiva, con nuevas generaciones incorporaciones.

A nuestro lado estuvieron siempre las movilizaciones internacionalistas. Portugal en nuestro corazón; Nicaragua en nuestro corazón. También en él Guatemala o El Salvador. Chávez aún no había aparecido en nuestras vidas.

Vinieron años difíciles, antes incluso de la caída y la desaparición de la URSS. También después. El mundo se aceleraba. Pero no todo fue claudicación ni entrega.

El marxismo, como nos enseño también Paco Fernández Buey con coraje infrecuente en aquellas fechas, tenía sus virtudes. Muchas. También sus defectos y errores por supuesto.

Vinieron también las movilizaciones antiimperiales y antimilitaristas de los años noventa y de la década siguiente. Contra las guerras del Golfo, contra el trío bélico de las Azores. Entre medio, algo que nos horrorizó y que nos debía haber vacunado: la desintegración y aniquilación de Yugoslavia. Los vientos nacionalistas desatados generaron toneladas de desprecio, muerte y desesperación.

No hay que ocultarlo: las manifestaciones del Primero de Mayo fueron perdiendo fuerza y, algunos años, eran más las banderas catalanas (las señeras, no las estrelladas, que no aparecían por ninguna parte) que las banderas rojas que nos representaban.

Leímos algunas biografías de Marx pero Jenny, en general, seguía siendo para nosotros una perfecta desconocida. Con Marx y Engels teníamos suficiente.

Gramsci también fue lectura importante en aquellos años y mucho tiempo atrás. La Antología de su obra que hizo Sacristán para Siglo XXI (¡otra vez el autor de El orden y el tiempo!) fue decisiva para muchos de nosotros.

Años después vino luego la estafa-crisis que golpeó especialmente a los sectores más populares y con menos paraguas y protección. Irrumpieron movimientos de resistencia. Las PAH fue un gran ejemplo. Marxismo sin alardear del nombre de Marx.

Lo mismo que el 15M. Una gran reunión de gentes libertarias, marxistas, insumisas, que tuvo momentos de gran repercusión ciudadana. Los valores de izquierdas, en sentido amplio, marxistas o no marxistas, movilizaron a centenares de miles de personas. En frente, los gobiernos neoliberales y antimarxistas de Mas, Mas Colell, Felip Puig. Irene Rigau. ¡Menuda panda, menuda pandilla! ¿Líderes de una emancipación? ¿Qué emancipación puede ser esa?

Supieron girar el relato, como se dice, y Marx y el marxismo quedaron muy heridos pero no muertos. Se negaron incluso a hablar de «derecho de autodeterminación». Era demasiado marxista.

Ningún valor de izquierda marxista en sus concentraciones y acciones.

Nos han quedado algunos actos, algunos momentos. Los 11S chilenos, algunas conferencias, algunos colectivos (Espai Marx, ACIM, ahora ASEC/ASIC, ACP). Poco, muy poco, en la izquierda que se dijo transformadora y que ahora aparece fuertemente influenciada por la cosmovisión y lenguaje nacionalista en muchas de sus variantes.

Pero hay que reponer fuerzas. No queda otra.

No se trata de volver a Marx dogmáticamente sino de cultivar creativamente (no mediante citas fuera de contexto) una tradición que no debe extraviarse y alejarse de sus principios más fundamentales. Revisando, pensando de nuevo, todo lo que haya que revisar y volver a pensar. La tradición marxista no ha sido ni es una tradición religiosa.

Conviene ponerse en acción. En un día como hoy, por ejemplo. O si no es posible, mañana mismo. Recordemos una de las reflexiones del joven Marx:

El dinero es el alcahuete entre la necesidad y el objeto, entre la vida humana y los medios de vida. El dinero convierte la imaginación en realidad y la realidad en mera fantasía. Transforma las facultades humanas y naturales reales en ideas puramente abstractas, en imperfecciones, en quimeras angustiosas, del mismo modo que bajo él las imperfecciones reales y las quimeras, las facultades realmente impotentes e imaginarias se convierten en facultades y potencias reales del individuo.

Ya esto bastaría para hacer del dinero la tergiversación universal de las individualidades, a las que convierte en su contrario y a cuyas realidades añade otras que les son contradictorias. El dinero se manifiesta, además, como este poder tergiversador contra el individuo y contra los vínculos sociales y de otro tipo que se presentan como algo propio y esencial. Él cambia la fidelidad en infidelidad, el amor en odio, el odio en amor, la virtud en vicio, el vicio en virtud, al señor en esclavo, al esclavo en señor, la estupidez en inteligencia, la inteligencia en estupidez.

El dinero es el mundo tergiversado, la confusión y trueque de todas las cualidades naturales y humanas.

Eso pensábamos que era «el dinero». No hay motivos para creer lo contrario.

En un papel que anunciaba una exposición sobre Marx (se celebró a fines del siglo pasado), en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y en el marco de los faros del siglo XX, se afirmaba:

Desde la muerte de Marx los filósofos y los políticos se han dedicado prioritariamente a interpretar su obra de distintas maneras marxistas. Se ha escrito tanto sobre Marx que éste ha acabado siendo un perfecto desconocido y se ha perdido su espíritu crítico. Pero la sustancia de toda la obra de Marx consiste precisamente en esto, en la crítica de lo existente: crítica de la filosofía especulativa y sistemática, crítica de la crítica mistificadora que se considera crítica, crítica de la política al uso, crítica de las ideologías, crítica de la economía standard en su cinismo y en sus presupuestos.

Así que lo que hace falta en el siglo XXI es leerlo. Leerlo como se lee a un clásico: no sintomáticamente, o sea, buscando cortes epistemológicos para adaptar sus palabras a nuestras preocupaciones preferentes, ni reconstruyendo su obra analíticamente para hacerlo caber en nuestro concepto finisecular de racionalidad, sino atendiendo al contexto y a la evolución de su pensamiento, a sus contradicciones y a sus paradojas. La breve antología de las ideas de Marx que sigue a continuación se basa en esa pretensión. En ella no está todo Marx, naturalmente. Lo que de ella brota no es «nuestro Marx» (el Marx que habríamos querido) ni «el Marx de ellos» (el Marx de los que le declaran muerto). Es un Marx cuyo pensamiento va cambiando con los años: el Marx de las afirmaciones rotundas, contundentes, y el Marx de la duda; el Marx de las anticipaciones sobre el desarrolló general del capitalismo y el Marx de los matices sobre las particularidades históricas; el Marx profético y el Marx analítico; el Marx enamorado de las ideas propias y el Marx de los distingos sobre los enamoramientos por flechazo que produjeron sus ideas.También Marx cambió. Pero de otra manera.

Un Marx sin ismos, pues. Un Marx que da qué pensar. Un Marx para dialogar y discutir.

Paco Fernández Buey fue el autor.

El consejo sigue siendo válido: un Marx sin ismos, un Marx que dé qué pensar, un Marx para dialogar, un Marx para el estudio, un Marx para nuestra formación, para discutir, para organizarse, para luchar, para no permanecer pasivos. Un plan de acción, trabajo y vida para todos los días y meses del año.

La Barcelona trabajadora y popular lo está pidiendo. Lo necesitamos. A él, a Engels, a Mary Burns y a Jenny Marx, y a muchos otros resistentes de otras tradiciones emancipatorias. Recordemos el Amor y capital de Mary Gabriel que publicó El Viejo Topo. Un buen manual para nuevos días de lucha y esperanza.

Barcelona fue la Rosa de Fuego. Barcelona, como nos cantó Raimon, quiere colorearse de rojo, no de amarillo. De un rojo encendido, del mismo color del que, durante años, durante décadas, quisimos nuestras vidas: D’un roig encès / voldria el món, /i dir les coses/ tal com són.

Las recomendaciones de la semana (¡seleccionen por favor! ¡Laborare stanca!):

1. De Cristina Vallejo, «El anarquismo no muere, se transforma». La lucha libertaria ha ido mutando e incorporando nuevas sensibilidades, como el movimiento okupa, la defensa de los animales o la de la tierra. Varios especialistas analizan su permeabilidad y pujanza. http://ctxt.es/es/20180425/Politica/19189/historia-del-anarquismo-espanol-cnt-de-podemos-a-la-cup-15m.htm Una de las reflexiones:

También crítico se muestra José Aranda Escudero: «Para mí la identidad nacional es un concepto inventado, falso, que se enclava en el mismo lugar de la conciencia que la religión. Su demanda de independencia, en base a ese concepto, nada tiene que ver con la tradición anarquista. Entenderíamos la demanda de independencia para cualquier territorio donde se haya llevado a cabo una revolución de clase, para defender esa revolución. Pero lo que plantean en Cataluña es crear otro Estado de las mismas características que este que sufrimos, aunque sea en forma de república, pero interclasista, en base al nacionalismo. Todos y todas hemos nacido en algún sitio, también el jefe del ejército, de la patronal, el obispo, el dueño de la multinacional… No tiene ningún sentido para los anarcosindicalistas ir de la mano con ellos, aunque hayan nacido en nuestro pueblo. ¿Dónde quedaría entonces la lucha de clases, entre explotadores y explotadas?». Carlos Ramos coincide: «No creo que se pueda hablar de tradición anarquista en los planteamientos ideológicos de la CUP o en los CDR… al menos en su vertiente nacionalista. La tradición anarquista ha sido históricamente federalista e internacionalista, y la explicación al apoyo de varias organizaciones anarquistas y anarcosindicalistas a la huelga derivada de la represión gubernamental el 1 de octubre pasado en Cataluña o su participación en los CDR hay que buscarla en otros motivos ajenos, en gran medida, al apoyo al procés, como han puesto de manifiesto estas mismas organizaciones». Ceacero precisa que el apoyo de CGT a la huelga del 3-O se produjo en protesta por la represión del 1 de octubre, no como respaldo a la ruptura con el Estado.

2. Conociendo la complejidad y riesgos de estas hipótesis: Yolanda Rodriguez y Carlos Berbell «Fue el financiero Soros y no Rusia quien influyó en el conflicto de Cataluña. De acuerdo con un informe de inteligencia privado al que ha tenido acceso Confilegal». https://confilegal.com/20180427-fue-el-financiero-soros-y-no-rusia-quien-influyo-en-el-conflicto-de-cataluna/. Sus palabras de inicio:

El golpe secesionista catalán no habría sido nunca posible sin la colaboración plena del entramado del financiero, que no filántropo, George Soros y de sus redes. Ello implica la activación de su muy característico modus operandi y de una financiación apropiada a través, entre otros, de la puesta a disposición de dicho conglomerado secesionista, de su complejísima red global de ONGs y ‘think tanks’ (grupos de generación de ideas) locales y globales, guiados adecuadamente desde el observatorio principal de su Open Society Foundations.

3. Buenas noticias (que espero se confirmen). Ramón Gorriarán, «El sentimiento independentista continúa en caída libre en Cataluña. El estudio postelectoral del CIS detecta una caída de ocho puntos respecto a las elecciones del 21 de diciembre». http://www.diariosur.es/nacional/sentimiento-independentista-continua-20180428001739-ntvo.html

La suma de las fuerzas independentistas ganó las elecciones del 21 de diciembre en Cataluña, pero su incapacidad para ponerse de acuerdo y formar gobierno se ha traducido en un severo retroceso del sentimiento secesionista. El estudio postelectoral del CIS publicado ayer comprueba que el 36,4% de los catalanes defiende el derecho a la independencia, casi ocho puntos menos que antes de los comicios del 21 de diciembre, cuando era el 44%. Los estudios del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat catalana ya habían detectado este retroceso. En su informe de enero pasado, el sí a la independencia tenía el respaldo del 40,8% por el 53,9% que se declaraba contrario. En su sondeo anterior, el de octubre de 2017, la situación era inversa, los partidarios de la secesión llegaban al 48,7% y los que estaban en contra se quedaban en el 43,6%. Los resultados del CIS conocidos ayer confirman esa impresión.

4. Del siempre interesante Antonio Santamaría: «Entre un solo pueblo y la tercera Catalunya» http://www.elviejotopo.com/topoexpress/entre-un-solo-pueblo-y-la-tercera-catalunya/. Una de sus reflexiones:

En realidad, durante las más de dos décadas de hegemonía convergente, la consigna del sol poble se convirtió en un significante vacío, en la medida en que se iban consolidando y profundizando las distancias entre las dos Cataluñas. Sin embargo, el mero hecho de señalar esa dualidad identitaria y social era severamente criticada por anticatalanista, bajo la acusación de querer resucitar el lerrouxismo. La izquierda catalana no solo no combatió esta inquisición ideológica, sino que fue incapaz de plantarle cara y aún menos de plantear un modelo alternativo. La expresión política de esa inoperancia fue la llamada abstención dual y selectiva de los barrios obreros, que votaban PSOE en las generales, pero que se abstenían en las autonómicas, convertida en un rasgo característico de la Catalunya autonómica y fundamental para entender las reiteradas victorias electorales de Pujol.

Un comentario del profesor Miguel Candel tras la lectura del escrito de Santamaría:

Efectivamente, muy bueno [el artículo de A. Santamaría]. Subrayo sobre todo el último párrafo.

En «La Vanguardia» de hoy, por cierto, hay un artículo de Jordi Juan que hace un diagnóstico, a mi modo de ver, muy acertado del «estado de ánimo» dominante actualmente en toda España (del que se benefician todos los proyectos populistas reaccionarios, y muy especialmente el secesionismo catalán).

Yo sólo veo una vía (lenta y trabajosa) para salir de este pantano antes de que el país muera de paludismo político: un reagrupamiento de la izquierda no nacionalista que tenga como objetivos fundamentales los siguientes, que podrían resumirse en la idea de «regeneración política y social»:

1. Una defensa a ultranza de la igualdad en todos los órdenes, tanto en el ámbito de los derechos civiles y políticos como de los derechos económicos y sociales.

2. Como primer corolario del punto anterior, un proyecto federal solidario para España (sin «asimetrías» más allá de las meramente culturales, pero de manera que incluso estas se basen en el principio del mutuo reconocimiento y respeto y en el fomento del intercambio y el mestizaje).

3. Como segundo corolario, una reactivación de las organizaciones sindicales que supere su actual burocratización y relance la lucha de los asalariados contra las políticas económicas favorecedoras de los crecientes niveles de explotación.

4. Una actitud dialogante con el resto de las fuerzas políticas sin exclusiones y sin descalificaciones previas, modulada, lógicamente, en función del mayor o menor grado de afinidad con los proyectos políticos de cada una de ellas.

5. Una apuesta por la forma republicana de Estado basada, pedagógicamente, en criterios de racionalidad política más que en la descalificación sumaria y sectaria de los partidarios de la monarquía.

El orden numérico de dichos puntos no implica un orden de prioridades temporales, sino más bien de prioridad lógica. Si hablamos de prioridad temporal, ésta pasará por desactivar el proceso de disgregación social y territorial promovido por el secesionismo (para regenerar un país, lo primordial es evitar su destrucción). Ello confiere una importancia especial al punto cuarto.

5. Un comunicado de la Comisión Permanente de la RG de Ciudadanía, otra de las promesas incumplidas -¿pero qué esperábamos?- de los gobiernos secesionistas.

PARTICIPEMOS EN LA AGENDA DE MOVILIZACIONES EN DEFENSA DE LA RENTA GARANTIZADA DE CIUDADANIA

[…] 5 de mayo, a las 17 horas de la tarde llamamos a acudir a la Asamblea anual de la Marea pensionista, que está convocada en el Pabellón del Vall d’Hebrón (paseo Vall d’Hebron 176, cerca estaciones Vall d’Hebron y Montbau, línea 3), donde informaremos de la situación del incumplimiento de la RGC.

8 y 15 de mayo (martes), concentraciones a partir de las 11:30 horas hasta las 13:30 horas en calle Sepúlveda nº 148-150, esquina con calle Villarroel para protestar pacíficamente y exigir el cumplimiento de nuestros derechos sociales a la Dirección de Economía Social, el tercer sector, las cooperativas y la autoempresa la Generalitat, y al Departament de Treball, afers socials i families, responsables del incumplimiento de la ley, que atentan contra un derecho social de las personas más vulnerables.

Participa en las movilizaciones en defensa de tus derechos! ¡Sí se puede! Comisión Promotora Renta Garantizada de Ciudadanía

6. Una reflexión de Armando Fernández Steinko que da en la diana, en el centro de la diana:

Se quejan del Delito de Sedición los mismos independentistas que olvidan que tal delito se incluyó en el Código Penal de 1995 gracias precisamente al voto favorable de su federación nacionalista de Convergència i Unió (BOE-A-1995-25444).

Se quejan de la «anti-democrática» Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera (que permite el control financiero del Gobierno de Cataluña sin necesidad de aplicar el artículo 155 de la Constitución Española), los mismos independentistas que olvidan que tal Ley fue aprobada precisamente con el voto favorable de la federación nacionalista de Convergència i Unió (BOE-A-2012-5730). Se queja Puigdemont de no poder votar desde Bruselas por culpa de la reforma del voto exterior, cuando tal reforma fue precisamente aprobada con el voto favorable de su propio partido y federación nacionalista de Convergència i Unió (BOE-A-2011-1639).

Se quejan los nacionalistas a España de unas becas-comedor (cuando Educación es competencia autonómica), o del robo de los peajes, cuando tales autopistas son de titularidad autonómica, y tales peajes un invento de Jordi Pujol i Soley para beneficiar a las empresas amigas que concedían los créditos de Convergència I Unió (como Abertis; una empresa propiedad de Caixa Bank que financiaba a CIU siendo liderada por Salvador Alemany, asesor a sueldo de Artur Mas y principal publicitario del Diario Avui, pro-CIU).

Y se olvidan de que una gran parte de todas esas leyes que ahora no reconocen fueron votadas por sus propios representantes antes de que éstos tuvieran que cambiarse el nombre a ‘Partit Demòcrata Europeu Català’ porque con sus 15 sedes embargadas por corrupción y 14 causas judiciales por corrupción organizada, necesitaban una marca nueva que no oliera a azufre.

7. Nos gustará el autor más o menos pero dice verdades como estas: Ramón de España, «¡En pie, famélica legión!». https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/manicomio-catalan/en-pie-famelica-legion_138098_102.html. Abre así:

A nuestros nacionalistas , la fiesta del Primero de Mayo nunca les ha gustado mucho. Probablemente porque no se sienten aludidos por la letra de la Internacional, ya que nunca se han considerado parias de la tierra ni una famélica legión porque siempre han vivido divinamente , hasta en la época de Franco, otro al que tampoco le hacía ninguna gracia la fiestecita de marras: por eso se sacó de la manga el eufemismo productores (para no pronunciar la temible palabra obreros), la conversión de San José Obrero en San José Artesano y aquella Demostración Sindical anual en la que los productores montaban sus coreografías de estilo soviéticos para solaz del Caudillo y la Collares. Los nacionalistas catalanes no se diferencian mucho de los nacionalistas españoles, y yo ya me hecho a la idea de que lo único que voy a haber vivido cuando la diñe serán décadas de nacionalismo español, primero, y décadas de nacionalismo catalán, después: desde un punto de vista social y político, ¡vaya birria de vida!  Ante el Primero de Mayo, nuestros nacionalistas no recurrieron a las componendas y los eufemismos, sino que optaron por algo más sutil y que no les ha salido nada mal: unificar las inquietudes de la clase obrera y de la burguesía local en unas manifestaciones que, en el transcurso de los años, cada vez eran más nacionales y menos internacionalistas , más de país que de clase. Así se inventaron esa engañifa según la cual la independencia debía caminar al mismo ritmo que los avances sociales. Engañifa que los gerifaltes locales de UGT y CCOO se tragaron o hicieron como que se tragaban para beneficiarse de la nueva moda, ya que, al parecer, lo de la lucha de clases y la defensa de los trabajadores se había quedado antiguo.

Un segundo sobre lo sucedido en Sant Andreu de la Barca: Ramón de España, «Métase con alguien de su tamaño, profe». https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/manicomio-catalan/metase-alguien-tamano-profe_138482_102.html. Su posición:

¿Ninguno de ellos se pregunta qué interés puede tener en mentir un crío de trece años? ¿No se les ocurre contemplar la posibilidad de que a algún profe se le calentara la boca, tras los porrazos del 1 de octubre, y la emprendiera con un chaval porque no tenía valor para hacerlo con su padre? Vamos a ver, si tú eres un docente catalán separatista –perdón por la redundancia–, lo que deberías hacer en tales condiciones sería enfrentarte a alguien de tu tamaño, dejar en paz a los críos y presentarte en casa de sus padres a cantarles las cuarenta. A no ser que seas de natural cobardica y prefieras manifestar tu indignación sin riesgo de que te partan la cara. Yo diría que eso es lo que les ha ocurrido a los profes de ese instituto de Sant Andreu de la Barca, y que las víctimas de este caso no son ellos, sino los chavales a los que humillaron.

8. Una entrevista a Paco Frutos de Javier Caraballo: «Clama al cielo ver a UGT y a CCOO tras los independentistas, es una traición». Se afilió a Comisiones Obreras y al Partido Comunista y, desde aquellos primeros años de clandestinidad, llegó a la secretaría general del PCE. Ahora, es muy crítico con la realidad. https://blogs.elconfidencial.com/espana/matacan/2018-05-01/francisco-frutos-pce-ugt-ccoo-independencia-cataluna_1557059/. Su valoración de la situación actual:

¿Qué ha cambiado de la situación política desde aquel mitin de octubre contra la deriva independentista? RESPUESTA. Lo más importante es que, aunque los independentistas no han sido derrotados, han fracasado en todos sus planteamientos. Ha quedado al descubierto que todo era un tinglado monumental de cuatro arribistas, costeado con dinero público, y seguido por una buena parte de la sociedad catalana. Pero nada más; en Cataluña, todo sigue estancado en un barrizal. Mire, la pregunta que más me repito, que no consigo contestarme, que me deja perplejo, es cómo hay tanta gente que se deja engañar en Cataluña … Se han dejado lavar el cerebro de tal forma que ya no son capaces de distinguir nada de la realidad. ¿Cómo es posible eso, y en Cataluña, con el proceso histórico que hemos vivido desde el franquismo? Si hay quien dice que RTVE y los medios públicos españoles están manipulados, TV3 y Catalunya Ràdio son agentes directos de Goebbels. La sociedad se ha roto, familias, amigos, compañeros de trabajo… Han creado un enfrentamiento que ya veremos si es reparable.

9. Una entrevista de Antonio Ruiz Valdivia a Gabriel Colomé, profesor de ciencia politica en la UAB y ex director del Centre d’estudis d’opinió, ex concejal del PSC: «Catalunya es el primer laboratorio del populismo de la posverdad». https://www.huffingtonpost.es/2018/04/28/gabriel-colome-cataluna-es-el-primer-laboratorio-del-populismo-de-la-posverdad_a_23422213/. Una de sus reflexiones:

P. ¿Cree que ganaría el sí a la independencia si hubiera un referéndum? R:  Soy muy seguidor de Stéphane Dion, el ministro de Quebec que hizo la ley de Claridad. Vino a Barcelona en 2014, antes del 9-N, y nos explicó tres cosas. Primera: con los independentistas no se negocia porque por mucho que les des cosas quieren una que no les puedes dar, la independencia. Dos: no abran jamás la puerta del referéndum porque no es verdad que quieren votar una vez, sino todas hasta ganar. Ninguna sociedad se puede permitir estar cada tres años pensando sin va a estar o no en el mismo país. Tercer elemento: si Artur Mas es el gran responsable de cómo estamos, el otro responsable tiene nombre y apellido, Mariano Rajoy. No cumplió el tercer elemento. La pregunta que se tiene que responder es cómo se ha pasado del 14% de independentista en 2005 al 48% en 2013. Hay que mirar por qué se han hecho neoindependentistas y solucionarlo. Cuando uno miraba las encuestas del CEO en 2013, a la pregunta de por qué se ha hecho independentista, el 66% era por el tema económico, por la percepción del mal trato económico a Cataluña. Solo el 10% del independentista político quería la separación. Si el equipo de Moncloa lo hubiera analizado, dejado de pensar que era un suflé y hubiera hecho lo que tocaba, como el Corredor Mediterráneo -que va de Algeciras hasta Portbou-… Por lo tanto, ¿referéndum? No, ni pactado, porque entras en una lógica dicotómica. No lo permite la Constitución. ¿En algún país del mundo las constituciones permiten el derecho de secesión? No.

10. Una aproximación con notable sentido del humor: Brutus Xiruquerus, «Juguemos a poner nombres». http://www.mientrastanto.org/boletin-168/el-extremista-discreto/juguemos-a-poner-nombres. Una de sus reflexiones:

Hasta donde me alcanza la vista, en esa literatura hay un problema que cada vez se hace más evidente: no se sabe muy bien cómo denominar a todo lo que ha ocurrido en Catalunya en 2017. Por eso considero que ha llegado el momento de coger el toro por los cuernos y hacer una propuesta seria y meditada al respecto. No estoy planteando el arduo trabajo de calificar jurídicamente los hechos presuntamente delictivos que se hayan podido cometer. Dios me libre y doctores tiene la iglesia. Ya sabemos que si éstos son afines al nacionalismo catalán (o viven de él) dirán que, sin necesidad de procesarles, ya se sabe que Puigdemont y compañía no cometieron delito alguno y que se limitaron a expresar opiniones políticas ejerciendo su derecho a la libertad de expresión, por lo cual deben ser considerados como algo parecido a lo que Amnistía Internacional denomina «presos de conciencia». O bien que, como han librado una gran batalla política y además la han ganado, lo cual es evidente salvo para los que deliran, van a salir de la cárcel y a ser exculpados de toda acusación como por arte de magia. Los que odian al independentismo y los jueces no serán tan benevolentes y hablarán de desobediencia, malversación de fondos públicos (si encuentran las facturas que la prueban), sedición o rebelión, para a continuación liarse en una interminable discusión sobre el concepto jurídico de violencia.

11. Luchas en el colegio de arquitectos y el recurso fácil de facha: Cristina Farrés, «Estalla la tensión entre los arquitectos catalanes. Una de las candidaturas que concurrirán a las elecciones del próximo 10 de mayo es acusada de ‘fascista’ y ‘falangista'». https://cronicaglobal.elespanol.com/business/estalla-tension-arquitectos-catalanes-coac_138716_102.html

12. Presupuestos para barracones escolares: «ANUNCI pel qual es fa pública la formalització de contractes d’un acord marc del subministrament d’edificis prefabricats recuperables amb destinació a aularis dels centres docents públics»(exp. ED-2017-1462). La fuente: http://dogc.gencat.cat/ca/pdogc_canals_interns/pdogc_resultats_fitxa/?action=fitxa&documentId=816146&language=ca_ES. En la primera fase, 4 millones de euros.

13. En el Quadern de El País del pasado jueves 3 de mayo hay tres textos que merecen nuestra atención (están en catalán, no sé si pueden seguirlos pero se leen bien): una entrevista de Cristian Segura a Jordi Canal (p. 8); una nota de Rudolf Ortega sobre «El català, llengua comuna?», p. 7, y un artículo de Ponç Puigdevall, «Inventant la tradició».

14. Una crítica al cambio de nombre de la calle barcelonesa que no viene desde la derecha: Juan de Dios Ramírez Heredia, «Hay que devolverle «su calle» al almirante Cervera». https://www.cronicapopular.es/2018/05/hay-que-devolverle-su-calle-al-almirante-cervera/

15. La reflexión de José Antonio Zarzalejos, «El Estado ha dejado abandonado al constitucionalismo social en Cataluña». https://blogs.elconfidencial.com/espana/notebook/2018-05-03/constitucionalismo-social-cataluna-abandonado-por-espana_1558194/. La situación sobre la que advierte: «al menos una docena de entidades culturales catalanas contra el ‘procés’ están descoordinadas, sin protagonismo mediático y sin la ayuda del Gobierno.» 

16, No se pierdan este artículo de Pere Vilanova: «Prospectiva y tiempo». El resumen: «Lo más absurdo es que el recital de 2008 de Raimon en la Complutense parece estar más cerca del que dio en 1968 que de hoy». Tiene toda la razón. En El País-Cataluña, 4 de mayo de 2018, p. 2.

17. El análisis de Lidia Falcón (fuera del monotema, 27 de abril de 2018) sobre «la sentencia»: «La perversión del sistema judicial español y la infame sentencia de ‘La Manada'». http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2018/04/28/la-perversion-del-sistema-judicial-espanol-y-la-infame-sentencia-de-la-manada/. Sus palabras de cierre:

En esta sentencia, como en tantas otras, los jueces se han convertido en encubridores de los criminales. Porque encubrir, como dice el diccionario de la RAE, consiste en «ocultar a un delincuente o un delito para que no sea descubierto». Con esa perversa disquisición que han protagonizado los ilustres magistrados, en la que se entretienen disertando sobre si hubo o no violencia en las múltiples violaciones de los miembros de la Manada en los actos de aquella noche en el portal de Pamplona -no olvidemos que la víctima fue penetrada 11 veces bucal, anal y vaginalmente- han ocultado la responsabilidad criminal de los violadores e impedido que los verdaderos delitos sean descubiertos. Con esa sentencia le han negado a la víctima su legítimo derecho a que se le haga justicia en cumplimiento del mandato constitucional de la tutela judicial efectiva, se la ha denigrado como mujer y se la ha hundido más en la humillación y la depresión. Y sobre todo, lo más grave, han pervertido la noble acción de la justicia y hundido el ya tocado prestigio de la acción judicial, desanimando a las mujeres a presentar denuncias y pedir amparo a los tribunales para protegerse de las numerosas tropelías que padecen a manos de hombres maltratadores, abusadores, violadores y asesinos. Con lo que se afirma más la convicción de las ciudadanas de que en España no hay justicia.

Complementariamente, también de Lidia Falcón, «Injerencia inadmisible o cómo el poder judicial pretende ser infalible e impune.» http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2018/05/02/injerencia-inadmisible-o-como-el-poder-judicial-pretende-ser-infalible-e-impune/

Hoy no puedo hoy finalizar de otra manera. Les dejo con una carta de Marx, de 21 de junio de 1856, dirigida a su esposa-compañera, a la gran Jenny Marx. Que la disfruten:

Querida mía:

De nuevo te escribo porque me encuentro solo y porque me apena siempre tener que charlar contigo sin que lo sepas ni me oigas, ni puedas contestarme. Por más malo que sea tu retrato, me sirve perfectamente, y, ahora comprendo por qué perfectamente, y, ahora comprendo por qué hasta las «lóbregas madonnas», las más imperfectas imágenes de la Madre de Dios, podían encontrar celosos y hasta más numerosos admiradores que las imágenes buenas. En todo caso, ninguna de esas oscuras imágenes de madonna ha sido tan besada, ninguna ha sido mirada con tanta veneración y enternecimiento, ni adorada tanto como esta foto tuya, que si bien no es lóbrega, sí es sombría, y en modo alguno representa tu hermoso, encantador y «dulce» rostro que parece haber sido creado para los besos. Yo perfecciono lo que estamparon mal los rayos del sol y llego a la conclusión que mi vista, por muy descuidada que esté por la vista, por muy descuidada que esté por la luz del quinqué, y el humo del tabaco, es capaz de representar imágenes no sólo en sueños, sino también en la realidad.

Te veo, siento, toda delante de mí, como de carne y hueso… el falso y vacío mundo se forma una idea superficial y equivocada de las personas. ¿Quién entre mis numerosos calumniadores y maldicientes enemigos me ha reprochado alguna vez valer para el papel de primer galán en cualquier teatro de segunda categoría? Pero es que soy así. Si esos canallas tuvieron siquiera una gota de sentido del humor, habrían garrapateado en el anverso «relaciones de producción y cambio» y en el reverso me habrían dibujado postrado a tus pies, «mire este dibujo y el otro», rezaría la inscripción. Pero los canallas son tontos y seguirán siendo necios in secula seculorum

La separación temporal es útil ya que la comunicación constante origina la apariencia de monotonía que lima la diferencia entre las cosas. Hasta las torres de cerca no parecen tan altas, mientras las minucias de la vida diaria, al tropezar con ellas crecen desmesuradamente. Lo mismo sucede con las pasiones: los hábitos consuetudinarios, que como resultado de la proximidad se apoderan del hombre por entero y toman forma de pasión, dejan de existir tan pronto desaparece del campo visual su objeto directo. Las pasiones profundas, que como resultado de la cercanía de su objetivo se convierten en hábitos consuetudinarios, crecen y recuperan su vigor bajo el mágico influjo de la ausencia.

Así es mi amor. Al punto que nos separa el espacio, me convenzo de que el tiempo le sirve a mi amor tan solo para lo que el sol y la lluvia le sirven a la planta: para que crezca. Mi amor por ti, cuando te encuentras lejos de mí, se presenta tal y como es en realidad: como un gigante; en él se concentra toda mi energía espiritual y todo el vigor de mis sentimientos.

Adiós, querida mía, te mando a ti y a nuestras hijas miles y miles de besos.

Tu Karl

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