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La antidemocrática irracionalidad de la decisión de la Junta Electoral Central y la democrática respuesta de los acampados

Fuentes: Rebelión

Mientras las acampadas se van extendiendo a otras ciudades españolas, mientras el movimiento de indignados, indignadas y rebeldes crece cada hora que pasa, mientras las acampadas y caceroladas han irrumpido en las principales capitales europeas (París, Londres, Amsterdam, Berlín, Roma, Dublín) e incluso en Estados Unidos, la «Junta Electoral Central» española ha decidido prohibir las […]

Mientras las acampadas se van extendiendo a otras ciudades españolas, mientras el movimiento de indignados, indignadas y rebeldes crece cada hora que pasa, mientras las acampadas y caceroladas han irrumpido en las principales capitales europeas (París, Londres, Amsterdam, Berlín, Roma, Dublín) e incluso en Estados Unidos, la «Junta Electoral Central» española ha decidido prohibir las concentraciones, acampadas y manifestaciones. No hace falta entrar en los (pseudo) argumentos elegidos. Casi todos los comentaristas que tocan realidad, que no viven en Saturno ni en chalets para privilegiados y que no tienen el corazón vendido y orientado esencialmente a asuntos crematísticos han refutado avant la lettre las falacias esgrimidas. Mejor no perder el tiempo. Aunque no es el único, Juan Cruz, un ex estudiante de Filosofía, un ex estudioso de Sócrates y Platón, un conocido periodista del neoliberal grupo PRISA, es un ejemplo destacado de lo contrario.

De los 13 Jueces que componen la Junta, tres de ellos no asistieron a la reunión. De los 10 restantes, 5 votaron a favor de la prohibición, 4 en contra y uno se abstuvo. Así, pues, menos del 40% de la totalidad de los componentes de la Junta ha votado a favor de la prohibición. Quieren armarla, no les importa hacerlo o han recibido las oportunas presiones. España-araña y los privilegios anexos los han hecho así.

Los ciudadanos y ciudadanas de la Plaza de Catalunya de Barcelona decidieron en la asamblea de ayer noche jueves no abandonar la plaza ni el sábado ni el domingo. Algunos voces añadieron: nunca hasta que se atiendan las peticiones. Las personas concentradas en la madrileña Puerta del Sol en Madrid, si bien no han tomado la decisión en el momento en que escribo, barajaban la posibilidad de manifestarse por las calles de ciudad de la resistencia antifascista en la mañana del sábado.

Es muy probable que el Ministro del Interior, el señor Rubalcaba, y los consellers autonómicos, hayan dado o estén a punto de dar órdenes para desalojar todas las acampadas antes de las 24 horas del viernes 20 de mayo. Hoy más que nunca hay que ir a las plazas, hay que apoyar, hay que ayudar materialmente, hay que solidarizarse, pernoctar si es posible. Hoy más que nunca, al igual que en la noche del sábado al domingo.

Carlos Fernández Liria ha recogido y resumido algunos puntos centrales que vertebran el movimiento: permaneceremos en la Puerta del Sol, ha escrito, permaneceremos en todas las plazas donde haya acampadas (y hay que sumar más plazas si es posible), mientras que no se cambie la Ley Electoral. «Se trata también de acabar con ese cáncer de la democracia que es la propaganda electoral, de exigir al Estado verdaderos espacios de comunicación para que la ciudadanía pueda hacer oír sus argumentos políticos (que, como cualquiera puede comprobar en los medios alternativos de Internet, son muchos, inteligentes y poderosos)». Es necesario igualmente «permanecer movilizados mientras no se arbitren las medidas judiciales para juzgar a los culpables [muchos banqueros, muchos accionistas, muchos políticos, muchos financieros] de este desastre humano en el que nos vemos sumidos». Es preciso, en tercer lugar y de manera urgente, parar los desahucios, expropiar las viviendas vacías, socializar los beneficios bancarios y privatizar sus pérdidas.

No está mal para empezar; es el programa de la hora. En él estamos, en él deberíamos permanecer.

Hoy toca, además de discutir y ver cómo seguir y concretar nuestras demandas, estar más activos que nunca, apoyar en todo lo que podamos, no caer en las provocaciones que la policía a bien seguro organizará y juntarnos, hacer piña, darnos cuenta de nuestra fuerza y de nuestras razones.

En Barcelona, ayer noche, se gritaba: «Lo llaman democracia y no lo es» y «el pueblo unido jamás será vencido». Era un homenaje a Chile, a Salvador Allende, y era también una verdad, pensamiento desiderativo que no quimérico, de las que tanto gustan al porquero de Agamenón e incluso, si lo pensamos bien, a los Agamenones ilustrados y no cegados.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.