Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El 11 de junio miembros de las agencias palestinas de seguridad detuvieron a Haitham Amr, residente en el pequeño pueblo de Beit al-Rush, a 25 kilómetros al sudeste de Hebrón. Dos días después Amr, de 32 años y padre de tres niños pequeños, fue encontrado muerto en su celda en el cuartel general de la Mukhabarat (Inteligencia General) en el centro de Hebrón. Al parecer, Amr había muerto tras ser sometido a una sesión de tortura excepcionalmente dura a consecuencia de la cual sufrió un derrame interno generalizado.
En un primer momento los oficiales de seguridad de la AP afirmaron que Amr había saltado del segundo piso del edificio al intentar huir. Sin embargo, todo parece indicar que esta afirmación fue inventada y que no contiene un ápice de verdad.
La AP efectuó una autopsia del cuerpo de Amr en la Facultad de Medicina de la Universidad de al-Quds inmediatamente después de su muerte. No obstante, el informe del forense no se ha hecho público a pesar de que ha pasado casi un mes desde el incidente.
El caso de Amr ino es un caso aislado. Desde el establecimiento del régimen respaldado por Estados Unidos en Ramala bajo la supervisión del comisionado estadounidense de seguridad el general Keith Dayton al menos ocho palestinos han sido o bien asesinados ilegalmente o torturados hasta morir a manos del personal de seguridad de la AP.
Hoy cientos de activistas políticos languidecen en los centros de detención de la AP, la mayoría de ellos sin acusación o juicio. Y cuando se celebran los juicios, generalmente se llevan a cabo violando los procedimientos aceptados internacionalmente.
La AP afirma de forma rutinaria que no tiene «prisioneros políticos» en sus cárceles y centros de detención. Sin embargo, es evidente que esta afirmación es falsa.
Este escritor ha hablado con decenas de detenidos una vez que fueron puestos en libertad que afirmaron haber sido torturados duramente. Además, los ex-prisioneros, muchos de los cuales ha sido detenidos de nuevo bien por Israel bien por la AP por razones no legítimas, afirmaron que se les había preguntado a qué partido habían votado en las elecciones de 2006, cuáles eran sus preferencias políticas y qué opinaban de Hamás.
Se cree que al menos 4.000 activistas políticos han sido detenidos desde la toma de poder por parte de Hamás en Gaza en el verano de 2007. Ahora hay al menos 750 detenidos bajo custodia de la AP. Algunos observadores han calificado esta campaña gratuita contra la oposición islámica de verdadera inquisición*.
Además de detener y torturar a personas sospechosas de simpatizar con Hamás, las agencias de seguridad de la AP ha tomado cientos de instituciones educativas, sanitarias, deportivas y de caridad que antes estaban dirigidas por organizaciones islámicas. Por otro lado, cientos de funcionarios, incluyendo a profesores, han sido bruscamente despedidos de sus trabajos. Otros, que no han sido despedidos, están recibiendo sólo parte de su sueldo como represalia por su supuesta simpatía con Hamás. En muchos casos las acusaciones se basan en informes secretos de informantes locales. Activistas de derechos humanos han señalado que muchos de estos informantes a menudo abusan de sus «funciones» al elaborar falsas acusaciones contra un funcionario determinado por razones que tienen que ver con venganzas personales o con enemistades de clanes.
Mientras tanto, el sistema judicial ha estado en un estado de parálisis gracias a la hegemonía de las agencias de seguridad que con frecuencia advierten a los jueces y abogados que no interfieran en las «cuestiones de seguridad».
Además, la libertad de expresión, incluyendo la libertad de prensa, también se ha visto profundamente afectada a consecuencia de la fuerte y a veces draconiana interferencia de las agencias de seguridad. Se ha detenido, torturado y humillado a periodistas por informar a cerca de noticias y puntos de vista que la AP desea que permanezcan ocultos al público. Algunos de los periodistas y escritores encarcelados continúan languideciendo en las cárceles de la AP, como Mustafa Sabri, Fareed Hamad, Qays Abu Samra y Serri Sammour. Este último fue detenido en su casa después de publicar en internet un artículo sobre Fatah. Hace unos meses este escritor fue detenido durante 60 horas en una inmunda celda en Hebrón por afirmar en una entrevista en la televisión que la AP estaba supeditada a Israel.
Para su propia supervivencia la AP, una entidad artificial sin el menor atisbo de soberanía, depende casi totalmente de la ayuda exterior concedida por motivos políticos. Aparentemente, las razones de Occidente para mantener a flote a la AP, al menos financieramente, son la preparación de la creación de un Estado palestino. Sin embargo, es obvio que en realidad Occidente está ayudando a crear un Estado policial y en el caso palestino, un Estado policial sin Estado, una entidad que se parece mucho a un cementerio de los derechos humanos, las libertades civiles y la simple decencia humana.
El mes pasado el presidente Obama prometió en su discurso pronunciado en El Cairo abrir un nuevo capítulo en las relaciones de Estados Unidos con los musulmanes del mundo basado en el respeto mutuo. Sin embargo, un mes después los musulmanes de todo el mundo siguen viendo que Estados Unidos continúa ayudando a los dictadores locales a atacar brutalmente a sus pueblos al denegarles las libertades y derechos humanos básicos. Esto ocurre tanto en la Palestina ocupada como en otras muchas otras partes de Oriente Medio. No hay ni que decirlo, una relación saludable entre los musulmanes y Occidente debería basarse en la honestidad y no en la hipocresía y la duplicidad moral.
Esta semana los Estados europeos decidieron llamar a sus embajadores en Teherán en protesta por la ofensiva de las autoridades iraníes contra los manifestantes respaldados por occidente. Las potencias occidentales, que han apoyado y abrazado a cada dictador y tirano en el mundo musulmán, desde el Shah de Irán hasta Suharto en Indonesia, invocan de pronto el mantra de las libertades civiles y de los derechos humanos para justificar su postura hostil hacia Irán, un país que al parecer está decidido a ser libre e independiente de la sumisión ciega a occidente y al sionismo.
Sin embargo, cuando se trata de los crímenes israelíes en Gaza o de los sistemáticos ataques y persecución contra los activista palestinos vemos que Occidente no sólo calla sino que mantiene una postura activa al lado de los tiranos gobiernos árabes o de los ocupante israelíes similares a los nazis.
No hay ni que decirlo, la persistencia de la antigua política estadounidense de respaldar a los dictadores y abrazar a la ocupación colonial israelí no hará sino confirmar los puntos de vista tanto de muchos musulmanes como de no musulmanes que argumentan que Estados Unidos no es verdaderamente sincero acerca de querer un acercamiento digno hacia el mundo musulmán. En última instancia, los pueblos de esta parte del mundo quieren ver acciones reales y no sólo oír palabras elocuentes carentes de sustancia.
Como palestino me gustaría ver que la administración Obama (y también los Estados europeos) condicionan su financiación a la PA al respeto de ésta por los derechos humanos y las libertades civiles.
¿Tendrán Estados Unidos y la Unión Europea la integridad moral de actuar de este modo?
* N. de la t.: Según el Palestine Information Center, el profesor palestino de ciencias políticas Abdelsattar Qassem declaró el pasado lunes que los secuestros por parte de la AP de activistas palestinos en Cisjordania obedecían a los acuerdos de seguridad firmados entre la AP e Israel, especialmente los Acuerdos de Oslo, que estipulaban la eliminación de la resistencia palestina. Qassem afirmó que estos secuestro continuarán mientras la AP siga dependiendo de los fondos de los países donantes que la encadenan y supeditan a las autoridades israelíes y a la intervención extranjera. Véase http://www.palestine-info.co.
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