Los mercenarios del Estado Islámico (ISIS) que sobreviven a duras penas en la aldea de Baghouz, en la provincia siria de Deir Ezzor, están contra las cuerdas. Las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) hace unos pocos días retomaron las operaciones militares para derrotar al grupo terrorista, que ahora se mueve entre unas pocas calles, utilizando […]
Los mercenarios del Estado Islámico (ISIS) que sobreviven a duras penas en la aldea de Baghouz, en la provincia siria de Deir Ezzor, están contra las cuerdas. Las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) hace unos pocos días retomaron las operaciones militares para derrotar al grupo terrorista, que ahora se mueve entre unas pocas calles, utilizando a los civiles como escudos humanos y dejando minas esparcidas como epílogo de su inminente derrota. ISIS, que llegó a controlar grandes extensiones territoriales de Siria e Irak, tiene las horas contadas. El grupo que comanda el autoproclamado y misterioso califa Abu Bakr Al Baghdadi encontró un muro de contención infranqueable en las FDS, integrada por las Unidades de Protección del Pueblo (YPG/YPJ) kurdas, y milicias árabes y de otras nacionalidades.
Con la operación «Tormenta de Cizre», las FDS proyectaron liberar Deir Ezzor, un territorio rico en petróleo y fronterizo con Irak, en el que se había replegado ISIS en un intento de resistir al mismo tiempo que muchos de sus miembros escapaban o se entregaban a las fuerzas de autodefensa impulsada por los kurdos.
En los últimos días, las FDS liberaron a miles de civiles durante el lento avance hacia las guaridas de ISIS. Los pobladores, en su mayoría mujeres y niños, son trasladados a zonas seguras. A su vez, las FDS retuvieron a cientos de terroristas y a sus familias, por lo cual desde hace varios meses se gestiona que esos integrantes de ISIS sean enviados a sus países de origen para que puedan ser juzgados. Según las fuerzas de autodefensa, los mercenarios detenidos son ciudadanos de Turkmenistán, Pakistán, Uzbekistán, Kazajstán, Somalia, Marruecos, Alemania, Turquía y Rusia.
A finales de febrero, las FDS -que reciben el apoyo de la Coalición Internacional (CI), encabezada por Estados Unidos-, anunciaron una nueva estrategia que contempla «operaciones militares y de seguridad» para eliminar «las células secretas» de ISIS, y acabar con «la presencia social, ideológica y financiera» del grupo terrorista.
En una conferencia de prensa, Redur Xelil (portavoz de las FDS) también apuntó contra el gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, al que acusan de sostener a los remantes de ISIS en Siria. «El Estado turco es un invasor y ha ocupado a Afrin, Bab, Jarablus e Idlib», alertó Xelil. El portavoz explicó que desde la FDS estiman «que los problemas con el Estado turco deberían resolverse a través del diálogo y en el marco de los principios de vecindad», a su vez que estimaron que esperan nuevos ataques de Turquía contra el Kurdistán sirio (norte del país).
Xelil además destacó que «el papel principal e importante de las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ) en la operación para acabar con el terrorismo». Por último, indicaron que las FDS se «reestructurarán y realizarán entrenamientos después del anuncio oficial del fin de la organización terrorista ISIS, para tomar nuevas posiciones a medida que surjan las necesidades militares y de seguridad».
Con la caída de ISIS en Baghouz, los seguidores de Al Baghdadi quedarían derrotados militarmente en Siria. Las FDS, que controlan casi el 40 por ciento del territorio del país, se encuentran en una posición de poder real, que les permite seguir construyendo el proyecto de autonomía que desarrolla desde 2012. La propuesta, que comenzó ese año cuando se proclamó la Revolución de Rojava, es rechazada por su principal aliado militar, Estados Unidos, pero también por Rusia, Irán y el gobierno de Damasco. Desde el Estado turco, la negativa a esta iniciativa se observa en hechos concretos, como la invasión militar del cantón de Afrin y los crecientes bombardeos a otras zonas del Kurdistán sirio.
A principio de mes, Lîlwa Ebdullah, portavoz de las FDS declaró que las fuerzas de autodefensa actúan «con la mayor atención debido a la presencia de civiles entre los miembros de ISIS». Ebdullah remarcó que luego de la liberación de varias regiones de Deir Ezzor, muchas mujeres decidieron unirse a las YPJ. «Después de 5 años de represión, las mujeres en las regiones liberadas querían unirse a las YPJ y vengarse (de ISIS). Durante la campaña, las YPJ ha ampliado especialmente el punto de vista hacia las mujeres en la región», puntualizó.
«ISIS ha sido derrotado militarmente pero tienen algunas células durmientes. Por otro lado, la mentalidad de ISIS tuvo una gran influencia en la población local. Nuestra misión también es luchar contra esta mentalidad», aseveró la portavoz de las FDS.
Sin dudas, este último punto que señala Ebdullah es el más complejo para abordar luego de la derrota de ISIS. La ideología difundida por el grupo no es reciente y tiene varias décadas expandiéndose en Medio Oriente, de la mano del financiamiento de Arabia Saudí, país que es el centro neurálgico de una concepción del Islam conservadora y retrógrada. A esto se suma las apetencias de poder de Turquía que, con matices, defiende una ideología similar, potenciada desde la llegada al poder de Erdogan.
Fuente original: https://latinta.com.ar/2019/
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