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Entrevista a Burhan Ghalioun, sociólogo sirio representante de la oposición

«La ciudad de Damasco está perdida para el régimen de Assad»

Fuentes: Le Monde

Traducido para Rebelión por Olimpia Grajales.

Burhan Ghalioun, de 66 años, representante de la oposición siria en el extranjero, profesor de sociología política en la Universidad París III, fue lanzado el lunes 29 de agosto a la cabeza de un «consejo nacional de transición siria». Una decisión tomada por las redes de coordinación de la revolución anti-Assad, de la cual ha sido el primer sorprendido. 

– ¿Cuál será el papel del Consejo?

– Tras seis meses de sacrificio, los jóvenes de la revolución están frustrados con toda la razón por la incapacidad de unión de la oposición oficial. Sin consultarnos, han redactado una lista de 94 nombres, con un presidente, un vicepresidente, etc la cual revelaron a Al-Jazira. Es un honor pero también un malestar. Algunos nombres no son aceptables y la denominación misma de «Consejo nacional de transición» plantea un problema puesto que hace referencia al modelo libio. Mi preocupación será hacer de esta iniciativa el punto de partida de un verdadero frente de oposición unificado.

– ¿Por qué la oposición siria apenas puede unirse?

– El interior del país está debilitado por el déficit de organización y por la desconfianza que reina entre sus líderes. Es el legado de cuarenta y ocho años de dictadura sanguinaria. Nadie cree en la palabra de otro. De resultas, la oposición en el exterior ha organizado conferencias como las de Antalya y Estambul. El problema es que estas iniciativas parten, principalmente, de los Hermanos Musulmanes, que son los únicos que disponen de un aparato organizado en el extranjero. El resultado de esto es que, la oposición en el país, que es de mayoría laica, teme a la oposición en el exterior, de mayoría islamista. Una buena parte de la población continúa recelosa respecto a los Hermanos Musulmanes, a quienes reprochan haber provocado una revolución islámica según el modelo iraní de finales de los 70. El régimen tomará pretexto de este levantamiento armado para erradicar cualquier forma de oposición.

– ¿Cuál es la situación sobre el terreno? ¿La burguesía de Damasco y Alepo continúa apoyando el régimen?

– Damasco está perdida para el régimen. Los hombres de negocios empiezan a desligarse. Incluso las minorías a las que a veces les preocupa un cambio de régimen, como los alauitas (una rama del chiismo, del que forma parte el clan Assad), los drusos y los cristianos, piensan que ya no les interesa alinearse en la posición de Bachar. Damasco va a pasar por todas las etapas por las que han pasado las ciudades medianas como Hama y Homs, donde los habitantes se han unido a la revolución, fuera cual fuera su confesión y posición social. Alepo se mueve también, aunque no en la misma proporción.

– Sin embargo, Bachar Al-Assad ha sobrevivido al Ramadan…

– El viernes 26 de agosto, la policía bloqueó de nuevo el camino de los manifestantes que caminaban a la plaza de los Abbasidas, de la que querían hacer la «Tahrir de Siria» (la plaza de Tahrir de El Cairo fue el epicentro de la revolución egipcia). En cuanto la policía se aproxima, las fuerzas de seguridad abren fuego como si de una guerra se tratara. Pero a causa de esta represión indiscriminada, el mundo ha abandonado a Bachar. Incluso la Liga Árabe ha decidido plantarlo.

– Le Figaro revelaba en su edición del 30 de agosto que incluso Irán había contactado con la oposición…

– Rusia está revisando su posición e Irán parece que algo también. Han comprendido que Bachar no podrá poner en marcha la transición mientras siga alejado de la realidad. Hay que encontrar el medio para acelerar este movimiento.

– ¿Cuál ha sido el impacto de la caída de Muammar Gaddafi sobre el movimiento contestatario?

– Es positivo y negativo. Positivo porque demuestra que las dictaduras están condenadas a caer y porque refuerza la determinación de los opositores a continuar con la lucha. Negativo porque proporciona, a algunos militantes, la idea de que el modelo libio puede probarse. ¿Por qué aferrarse a la no violencia, dicen, mientras en Libia la dictadura ha sido liquidada por las armas? Algunas voces hacen un llamamiento a la intervención militar extranjera, lo que es pura ilusión. Frente a las masacres diarias, la gente busca una solución decisiva.

– ¿Las sanciones impuestas por los países occidentales tienen algún efecto?

– Por ahora no se ve nada, lo que quiere decir que hay que endurecerlas. Hay que castigar a los empresarios que financian la represión, especialmente en el clan Assad.

Fuente: http://www.lemonde.fr/proche-orient/article/2011/08/31/la-ville-de-damas-est-perdue-pour-le-regime-assad_1565709_3218.html

rCR