El anuncio por parte de Arabia Saudí de organizar (y encabezar) una coalición militar para luchar contra el terrorismo, sea el Estado Islámico (EI) u otros grupos irregulares que operan en Siria e Irak, sorprendió a casi todos. El joven ministro de Defensa y príncipe de la Casa de Saud, Mohamed Bin Salmán, fue el […]
El anuncio por parte de Arabia Saudí de organizar (y encabezar) una coalición militar para luchar contra el terrorismo, sea el Estado Islámico (EI) u otros grupos irregulares que operan en Siria e Irak, sorprendió a casi todos.
El joven ministro de Defensa y príncipe de la Casa de Saud, Mohamed Bin Salmán, fue el encargado de explicar las razones y objetivos de la coalición integrada por 34 países, salvo Siria, Irak, Omán e Irán. Mohamed, segundo en la línea de sucesión del trono en la monarquía del Golfo Pérsico, justificó la creación de la coalición por «la preocupación del mundo islámico para combatir el terrorismo y por ser un socio en la lucha mundial contra esta plaga».
El príncipe, de apenas 30 años, afirmó que habrá «coordinación internacional con las grandes potencias y con las organizaciones internacionales» y que el centro de operaciones militares estará situado en Riad, la capital saudí.
En un comunicado oficial emitido por la Casa de Saud, se indicó que el objetivo es protegerse «de los males de todos los grupos armados y organizaciones terroristas -cualquiera que sea su doctrina o título- que extendieron las matanzas y la corrupción en el mundo».
Sin perder el tiempo, el canciller saudí Abdel Al Yubeir declaró que su país mantiene «consultas para enviar nuestras fuerzas terrestres y las de otros países del Golfo a Siria».
Los países que incluye la alianza son, además de Arabia Saudí, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Bahréin, Bangladesh, Benin, Turquía, Chad, Togo, Túnez, Yibuti, Senegal, Sudán, Sierra Leona, Somalia, Gabón, Guinea, Comoras, Catar, Costa de Marfil, Kuwait, el Líbano, Libia, Maldivas, Malí, Malasia, Egipto, Marruecos, Mauritania, Níger, Nigeria, Yemen, y también la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
La cadena televisiva Al Arabiya informó que la coalición dispone de enormes recursos militares, entre los que se cuentan 2.540 aviones, 461 helicópteros de ataque, casi 20.500 tanques y más de 44.000 vehículos blindados más. Además hay que recordar que Pakistán cuenta con armas nucleares. Por su parte, el diario saudí Okaz calculó que el personal militar conjunto en más de cuatro millones de efectivos al margen de más de cinco millones de reservistas.
Interrogantes y algo más
¿Por qué Arabia Saudí realizó este anuncio en medio de las crecientes acusaciones en su contra por financiar y respaldar al Estado Islámico y a otros grupos terroristas? ¿Una cortina de humo, tal vez? ¿O quizá forzar la creación de una alianza militar más amplia para profundizar la invasión en Yemen? El príncipe Mohamed, jefe de la cartera de Defensa de los Saud, es el responsable máximo de la guerra de agresión desatada desde marzo pasado contra la nación yemení y el movimiento Ansarolá, de confesión chiíta y con un profundo arraigo en el pueblo.
Es verdad que en la invasión contra Yemen la Casa de Saud no las lleva todas consigo: la resistencia del movimiento Ansarolá y sus ataques en propio suelo saudí han mellado el poder de fuego de la monarquía. Aunque Arabia Saudí es responsable de la muerte de miles de yemeníes, incluido un alto número de niños, la coalición para barrer Yemen sigue mostrando sus fisuras.
Por otro lado, los países que quedaron fuera de la alianza militar anunciada por los Saud revelan qué busca la monarquía. En el caso de Siria, Riad nunca escondió su objetivo de derrocar al presidente Bashar Al Assad e implantar un gobierno funcional a sus intereses. Con respecto a Irán, la Casa de Saud mantiene un sostenido enfrentamiento con la Republica Islámica por la hegemonía de Medio Oriente. Omán, un sultanato ubicado en la costa sureste de la península arábiga, es señalado como el único país del Golfo que se negó a financiar a los grupos terroristas que operan en suelo sirio.
Terrorismo doble rasero
Las expresiones contrarias al terrorismo emitidas por la monarquía de Arabia Saudí caen por su propio peso. Además de las pruebas presentadas por el gobierno sirio sobre su implicancia con los grupos terroristas, semanas atrás se conoció una noticia que pasó casi desapercibida en los grandes medios, concentrados de desinformar sobre el actual y álgido Medio Oriente.
A principios de diciembre, Arabia Saudí invitó a 65 grupos terroristas que operan en Siria a asistir a una reunión en Riad con la finalidad de crear un frente común y negociar con el gobierno sirio. La cadena HispanTV informó que los irregulares mantendrían encuentros entre el 11 y el 13 de diciembre.
Entre los grupos participantes, estuvieron Ahrar al-Sham y Yaish al-Islam, dos agrupaciones terroristas que tienen alrededor de 100.000 mercenarios en Siria. La primera de ellas es acusada, entre otros crímenes, de ejecutar a pobladores sirios que profesan el cristianismo en la ciudad de Idlib. La segunda agrupación reivindicó el atentado perpetrado en julio de 2012 en Damasco en el que murieron el ministro y el viceministro de Defensa de la nación árabe.
Ahmad Ramadán, un miembro de la opositora Coalición Nacional Siria (controlada por los propios terroristas), declaró que la monarquía saudí solicitó que los irregulares envíen al menos un representante a la reunión.
Las primeras críticas
Conocida la noticia de la coalición auspiciada por la Casa de Saud, las primeras voces de rechazo se hicieron escuchar en Medio Oriente.
Quien deploró esta iniciativa con mayor contundencia fue Hezbolá, la milicia chiíta e integrante del gobierno libanés. El poderoso grupo político-militar que hoy combate junto al Ejército sirio, aseguró que la «alianza antiterrorista» forma parte de un «guión estadounidense» que intenta acelerar el envío de fuerzas terrestres de otros países a Medio Oriente. En un comunicado difundido el jueves último, Hezbolá denunció que «todos estamos conscientes de los crímenes y las actividades terroristas de Arabia Saudí en la región, como es el caso de Yemen». «Hemos de preguntar quiénes están detrás de esa coalición, que características tienen y qué lugar ocupa Israel al respecto», señaló la organización liderada por Hasan Nasralá. Hezbolá dejó en claro que Líbano no se unirá a la coalición ya que contradice la Constitución y las leyes del país.
En el caso de Palestina, el portavoz oficial de las fuerzas de seguridad de la ANP, mayor general Adnan al Damiri, declaró que las «fuerzas de seguridad palestinas son un instrumento para buscar soluciones, no deciden por sí si participan o no; la decisión queda en manos de la dirigencia política; hasta el momento no hemos sido informados sobre la participación en la coalición o sobre el carácter de esta participación».
Por su parte, el movimiento opositor «Coalición 14 de Febrero» de Barhein manifestó que «la coalición saudí no tiene ningún tipo de relación con el Islam y Arabia Saudí es el símbolo y representante del terrorismo takfirí, mientras que es también el patrocinador financiero de los terroristas». La agrupación advirtió que los países que apoyen la alianza militar «serán cómplices de Arabia Saudí si guardan silencio ante las políticas equivocadas de dicho régimen».
Según HispanTV, naciones como Pakistán, Malasia o Indonesia desmintieron su participación en la coalición y ni siquiera fueron consultados de manera oficial.
Aunque parezca lo contario, la lucha de Arabia Saudí contra el terrorismo en Siria e Irak se parece a un espejismo que se esfuma con el correr de los días.
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