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Entrevista con Antonio Maira, cofundador y miembro del Colectivo militar Anemoi (I)

«La conquista pacífica de los cuarteles, en la que está trabajando intensamente Anemoi, debe culminarla el pueblo»

Fuentes: Rebelión

¿Quiénes forman Anemoi? A.M.- Para responder tengo que explicar primero lo que es Anemoi. Solo si la gente entiende eso podré contestar a la pregunta. Anemoi es un grito gigantesco de rebeldía y de esperanza, de dolor y de furia; que surge del pueblo, que Anemoi recoge de ese pueblo y que después lanza a […]

¿Quiénes forman Anemoi?

A.M.- Para responder tengo que explicar primero lo que es Anemoi. Solo si la gente entiende eso podré contestar a la pregunta. Anemoi es un grito gigantesco de rebeldía y de esperanza, de dolor y de furia; que surge del pueblo, que Anemoi recoge de ese pueblo y que después lanza a los cuarteles.

Tengo que emplear una imagen muy sencilla: Anemoi es como un micrófono con dos altavoces orientados en sentido contrario: uno de ellos se dirige hacia el pueblo humillado, empobrecido, desarticulado, privado de sus derechos; y reprimido económica, política, social y policialmente, con ferocidad; el otro altavoz se dirige hacia las Fuerzas Armadas (FAR) y Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE). Aclaro que no solo a ellas como instituciones; sino, sobre todo, a todos y cada uno de sus componentes.

Empezamos siendo apenas una decena de personas, ahora «sabemos» que somos miles. No hay más que observar como se está llenando de amigos y de «lectores» nuestra casa. No solo el espacio físico que nos cedió el CAUM en la «presentación del colectivo, cara a cara frente al público» [1], en Madrid; sino, sobre todo, en nuestra casa en la Red, en «Rebelión en los Cuarteles». Ese pequeñísimo rincón en Internet ha sido nuestro «cuartel general informativo» durante más de un año, y ¡Vaya, si se ha llenado!

Anemoi es -como hemos dicho en varias ocasiones-; una posición social y política, vinculada a un documento programático: el Manifiesto: «Las Fuerzas Armadas con el pueblo« y varios Comunicados, más coyunturales pero extraordinariamente importantes porque son ya parte concreta y directa de nuestra lucha cotidiana. Esos Comunicados son los siguientes: Comunicado contra la Ley de Seguridad Ciudadana a la que definimos -con todo el conjunto represivo como «golpe de estado encubierto«; Comunicado contra la Ley de Seguridad Privada en el que denunciamos y explicamos el «conjunto integrado» del sistema represivo que prepara el Gobierno; Comunicado de adhesión del colectivo Anemoi a las Marchas de la Dignidad del 22 de marzo en el que señalamos nuestros aliados en esta lucha; y, fundamentalmente, el Comunicado: Intolerables planes de intervención militar contra Cataluña, porque en él afrontamos y enfrentamos el riesgo más inminente del neofascismo que nos está llegando desde el Gobierno como un verdadero tsunami.

Anemoi -como «corriente de opinión» presente en las FAR y en las FSE-; es asumida ya por varios cientos de oficiales y también militares de alta graduación: coroneles y tenientes coroneles fundamentalmente, con algunos almirantes y generales.

Por supuesto, el otro núcleo fundamental de militares que comparten el espíritu de Anemoi; el principal porque tiene larga experiencia de represión en lucha por los derechos de los militares, por la libertad de expresión en las FAR, y por su identificación con el pueblo; es, probablemente, una parte muy importante de los oficiales, suboficiales y soldados profesionales que componen la Asociación AUME cuyo presidente es el subteniente Jorge Bravo.

La AUGC (Asociación Unificada de la Guardia Civil) también ha encontrado sitio en nuestra casa, Rebelión en los Cuarteles, para contar y documentar la escalofriante historia de esa parte de la Guardia Civil que siempre optó por el pueblo: Guardias civiles vs Guardias civiles (O la historia no contada de la lucha por la democracia desde las entrañas del Estado).

Como en el caso de los jefes y oficiales; entre los suboficiales y tropa profesional comparten nuestro discurso, nuestra sintonía de servidores del pueblo, los que no han sido fuertemente ideologizados y han asumido el rol de «rambos» (fuertemente pagados); o los que han sido reclutados «en bloque» o en «centros de reclutamiento especiales» de países con un lamentable historial militar de derechos humanos: como Chile o Colombia.

En cuanto a los españoles la crisis y la posibilidad de encontrar un trabajo ha sido determinante. No obstante muchos han sido enrolados siguiendo el modelo de Michel Moore en Fahrenheit 9/11, con reclutadores uniformados de gala (la Infantería de Marina en los institutos de la comarca de Jerez), o utilizando «simuladores de vuelo» (el Ejército del Aire) como medio de captación de jóvenes casi adolescentes.

Alguna de las exhibiciones aéreas muy en boga en los últimos años, han sido instrumentos privilegiados de propaganda de las «guerras humanitarias» y para el reclutamiento de jóvenes. La de Cádiz, con control aéreo desde la Base de Rota ha divulgado una versión idílica de la «guerra antiterrorista» y de las «operaciones humanitarias«. El show terminó parcialmente con el gravísimo accidente de Cuatro Vientos el 6 de mayo de 2013, y con las crecientes protestas ciudadanas. Además, los sectores duros han utilizado todos los medios posibles de adoctrinamiento: renovación de juras de bandera, incluso han reactivado organizaciones semiclandestinas como la de «excombatientes».

Así pues, el espíritu de Anemoi está siendo asimilado por militares y miembros de las fuerzas armadas de todas las graduaciones. El proceso es acelerado porque la crisis y sus efectos devastadores también lo es.

La fuerza de la verdad, cuando es inmediata a la percepción de las personas, es enorme.

P.- ¿Es así tan fácil? ¿Anemoi está ganando los cuarteles?

A.M.-No, no; de ninguna manera. No, por el momento. La lucha va a ser larga y muy dura. Lo que ocurre es que el fiel de la balanza, que hace unos meses se inclinaba hacia el «franquismo-otanista» de manera rotunda empieza a oscilar hacia el otro lado.

Anemoi está dando su batalla pacífica en los cuarteles. Que nadie entienda que ésta es una batalla ganada. Por otra parte, hemos dicho desde el principio que «la conquista pacífica de los cuarteles«, en la que está trabajando intensamente Anemoi, debe culminarla el pueblo. El pueblo tiene un papel determinante. Absolutamente decisivo.

En los cuarteles hay una inmensa mayoría de profesionales honrados pero que han seguido hasta ahora lo que les han dicho que es el «curso natural de las cosas«. Los han adoctrinado por dos canales distintos: uno el de la «casta franquista«; otro el de la «conexión atlántica» -con los EE UU, la OTAN, la UE y sus alianzas militares-, que ha elaborado todos sus documentos estratégicos, tácticos, logísticos y, por supuesto, de inteligencia. Nada importante se hace en un cuartel, base naval o base aérea, que no esté «normado» por un código directriz de la Alianza Atlántica. La OTAN identifica cuáles son nuestros enemigos, incluso los «enemigos internos».

Quiero hacer aquí una observación importante para que no se sientan ofendidos miles de personas honorables, de militares honrados: la «casta militar» no puede identificarse con los apellidos de tradición militar, sino con aquellos que han mantenido la ideología franquista, le han sumado la obediencia a Washington como «nuevo factor de patriotismo«, y han gobernado la institución como un «coto privado». Ellos son parte de la oligarquía. Su docilidad política ante Washington, es tan grande, su relación con esa organización armada político-militar, tan estrecha, que los militares atlantistas sirven de correa de transmisión de los «deseos de los EE UU» ante unos políticos absolutamente entregados al imperio. No hay más que leer los primeros papeles de

Esta casta militar -que no puede hablar de patriotismo- tiene el desprecio profundo de muchos de sus compañeros de armas. Su identificación precisa como casta está hecha en un artículo que he publicado hace meses.

Siempre ha habido militares de tierra, mar y aire, de larga estirpe familiar que se han identificado con el pueblo. No hay más que recordar a Hidalgo de Cisneros, jefe de la aviación republicana, y a cientos de apellidos más en los tres componentes de las Fuerzas Armadas y, por supuesto, en la Guardia Civil.

Con criterio mucho más informado que el mío, la casta franquista-otanista, con relación a los oficiales y jefes de la Armada fue claramente identificada y saludada por el anterior embajador de los EEUU en España, con una expresión de júbilo: «¡Ellos son nuestros fans!«. No hay más que leer los primeros papeles publicados por WikiLeaks para apreciar claramente la superioridad despreciativa con la que los diplomáticos estadounidenses se referían a los principales líderes, personajes y personajillos de los dos últimos gobiernos.

La batalla va a ser muy dura. Y la tiene que ganar el pueblo con sus luchas. Que nadie crea que los Borbones van a ser derribados sin más. Ellos; si pueden, optarán como todos sus ascendientes por la reacción y por el fascismo.

P.- Vuestra posición en este punto es muy clara: «La obediencia de las FAS al Rey debe ser definitivamente quebrada. Únicamente es aceptable que la Jefatura de las Fuerzas Armadas recaiga en quien que haya sido democráticamente elegido. La III República es, pues, inaplazable».

A.M.-Inaplazable y urgente, añadiría yo. Tanto Juan Carlos de Borbón. y Borbón (por si fuera poco con uno solo de esos apellidos), como Sofía «de Grecia«, llevan en los genes lo que he dicho antes: son excrecencias del franquismo y de la «Grecia de los coroneles«.

Juan Carlos, además, tiene muchos cargos a los que responder; algunos gravísimos: homicidio en la persona de su hermano; apoyo expreso a los últimos asesinatos del dictador genocida Francisco Franco; mando supremo (supremo «borboneador» habría que decir, con más exactitud) durante el 23F; saqueo continuado de la Hacienda Pública, «marcando la pauta» para una corrupción desenfrenada de los cargos públicos generalizada e impune; por solo recordar los más lejanos y los más graves. En una de las declaraciones más significativas, no recuerdo si de la infanta Cristina o de su madre, decía algo así como «las cosas han cambiado, lo que antes parecía natural, ahora no lo es». Se refería, a las «mordidas» por las intermediaciones en nombre de la «casa Real». La historia contada al revés.

Tenemos que luchar y al mismo tiempo ir recuperando la memoria para saber quien somos, de dónde venimos, y cuáles son nuestros enemigos.

Quiero recordar aquí que Anemoi es un «vinculo fraternal» entre el pueblo y sus Fuerzas Armadas. La estrategia de «conquista pacífica de los cuarteles» requiere un esfuerzo compartido. El pueblo -representado por los sectores en lucha-, debe decir también, claramente, a las Fuerzas Armadas, que su deber es servir al pueblo y no reprimirlo. Encontrarán mil modos para hacerlo.

P.- ¿Consideráis esencial la recuperación de la memoria histórica?

A.M.- Sin lugar a duda aunque yo diría -para responder con más exactitud a tu pregunta-; que hay, al menos, «tres memorias históricas« que recuperar dentro de un largo período de violencia extrema, genocidio, oscuridad, engaños, mentiras, represión y silencio.

Esa memoria completa tiene que recorrer hacia atrás hasta los años inmediatos a la instauración de la II República. Se trataría de «enfocar» a los Borbones y al propio Juan Carlos y decidir, de una vez por todas, sobre un hecho fundamental: el necesario «derrocamiento inmediato de la Monarquía«.

La recuperación de esta memoria es vital para los jóvenes. Tienen que saber en dónde están sus referencias históricas, que ha sido este pueblo y cuáles han sido sus luchas, con cuánta sangre, con cuanto valor, con cuanto heroísmo, defendió los derechos de los que ellos han sido desposeídos en los últimos años.

La Historia es un proceso, comprensible por el enlace de diversos «hitos históricos». Hay que recordar, por ejemplo, que el abuelo de Juan Carlos, Alfonso XIII, había defendido su corona tambaleante colocándola a la sombra de la dictadura del general Primo de Rivera que ordenó aniquilar el anarco-sindicalismo catalán (la CNT). Además militarizó, rearmó y les dio «carta blanca» a los «somatenes» -el pistolerismo «burgués» de la patronal, similar al que quiere poner en marcha Rajoy con la Ley de Seguridad Privada.

Ya en las postrimerías de su reinado -cuatro meses antes de la proclamación de la II República ordenó el fusilamiento de los capitanes Fermín Galán y García Hernández que se habían sublevado en Jaca. Otro capitán, Sediles, también condenado a muerte, fue indultado por las fuertes movilizaciones populares.

Ese mismo «abuelito Borbón» del «largo y penoso exilio«, el día 14 de abril de 1931 consultó a los entonces Generales Sanjurjo y Mola (Jefes de la Guardia Civil y Director General de Seguridad, respectivamente) sobre la posibilidad de declarar el «estado de sitio» y garantizar con las armas la continuación de la Monarquía. Esos dos generales serían, con el dictador genocida «Generalísimo» Franco (ese dictador «casi benéfico» que presenta la Real Academia de la Historia), los tres principales golpistas de 1936.

Esta primera memoria -sus grandes hitos que hay que recuperar y enlazar-, nos coloca ante la última legitimidad democrática: la de la II República, y desvela la intención de buena parte de quienes quieren someter ahora la Monarquía a un retoque constitucional y someterla después a un «Referéndum-Plebiscito» popular.

No sé como se llamará esa «Operación» pero la dirige la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría cuyo padre aparece ahora como uno de los «golpistas encubiertos» del 23F. Tal cosa es inaceptable. Anemoi ha expresado con claridad su posición, de manera absolutamente consecuente con su Manifiesto que dice:

«La obediencia de las FAS al Rey debe ser definitivamente quebrada. Únicamente es aceptable que la Jefatura de las Fuerzas Armadas recaiga en quien que haya sido democráticamente elegido. La III República es, pues, inaplazable«. (Las Fuerzas Armadas con el pueblo).

De esta memoria histórica, los principales portadores son las organizaciones republicanas y las organizaciones específicas de «la memoria histórica«. También algunas organizaciones políticas y movimientos sociales que están peleando muy duramente por la recuperación de la memoria de esas luchas y, también, por la recuperación de un lenguaje que nos han robado durante la Transición y su postfranquismo.

P.- ¿Cuáles son las otras dos Memorias a recuperar? ¿Qué importancia tienen?

La de la Transición y la del 23F.

La importancia es que las «desmemorias» de la Transición y del 23F, están integradas y trenzadas. Y esa trenza llega hasta nuestros días, lazo sobre lazo, nudo sobre nudo. Destrenzarla y construir un mundo nuevo es la doble tarea que han iniciado muchas organizaciones sociales, sindicatos de base, colectivos en lucha, pequeños grupos políticos; y en la que también se ha empeñado Anemoi.

Ese es el verdadero nudo gordiano que hay que deshacer. La misma traición que se produce con los «Pactos de la Moncloa«, la aceptación de la Monarquía, y el pacto constitucional, se repite en el 23F y en la planificación de sus consecuencias.

La «formalización» de estas dos traiciones y su «normalización» convierte en un auténtico fraude todo el proceso político posterior.

La Constitución de 1978 conduce -a través ese proceso político negociado-; a la gran debacle actual.

Esa recuperación triple de la memoria de un pueblo es lo que antes de que nos robaran todo el lenguaje significativo se llamaba «toma de conciencia«. Es el paso previo de la «hegemonía social» de la que hablaba Gramsci.

P.- ¿Qué efectos ha tenido esa «desmemoria»?

A.M.- La «desmemoria» nos ha llevado a una lenta percepción de la crisis, de sus consecuencias, de los sectores progresivamente afectados y, sobre todo, de sus causantes y sus beneficiarios.

Nos han engañado con consuelos falsos y previsiones alentadoras: desde la negación de la crisis y el anuncio repetido de los «brotes verdes», hasta el ocultamiento de la recesión y de la depresión. Ahora están repitiendo la buena nueva del «inmediato crecimiento» y la «inminente creación de empleo». Entre tanto una oligarquía social de banqueros, empresarios, políticos, contratistas y contratantes públicos, altos funcionarios de todas las administraciones y componentes de todos los poderes del Estado se han estado «forrando» de los presupuestos y alimentando un deuda absolutamente impagable y completamente ilegítima.

Se ha transformado sistemáticamente deuda pública (derivada del saqueo y de los rescates) en beneficios bancarios. El Régimen ha funcionado como una auténtica aspiradora de riqueza, desde las clases trabajadoras, los sectores populares, los funcionarios de bajo rango, los contratados de las administraciones públicas, los jubilados, los pequeños ahorradores, los jóvenes emprendedores, los ahorros familiares, hasta una oligarquía que se ha enriquecido de una manera criminal y escandalosa.

P.- Volvamos a tu imagen de los altavoces ¿Qué vocean esos altavoces?

A.M.- Además de todo lo que he dicho anteriormente, esos altavoces denuncian el «fuerte aparato represivo integral» que está montando el Estado con dos frentes complementarios:

El primero es el propiamente represivo: Ley de Seguridad ciudadana; Ley de Seguridad privada; Reforma del Código Penal; Reforma del Código Penal Militar (y de todos los reglamentos represivos dentro de las FAR), nuevo proyecto de la Ley de Huelga y -por el momento-; todavía vendrán más, la más cruel e inhumana de todas: la nueva Ley del aborto.

No es, «únicamente», como nos han hecho creer, una imposición de la Conferencia Episcopal, el Opus y otras organizaciones militantes de la extrema derecha católica a las que «representaría» en el Gobierno el ministro de justicia Gallardón. Incluso, determinados comentaristas han apuntado que es una «cortina de humo» para desviar la atención del «otro conjunto represivo» y de la continuidad, sine die de la crisis económica.

La Ley del aborto está plenamente integrada en el «gran paquete represivo, penal o administrativo (es decir, arbitrario)» del Gobierno; y también en el «crimen social» que suponen los recortes económicos y el despojo de derechos a los trabajadores. Por si fuera poco todo eso, la ley del Aborto -combinada con la ley de Educación de Wert- es un instrumento poderosísimo de cambio cultural; de adoctrinamiento y fascistización del pueblo.

Se apropia del cuerpo de las mujeres suplantando su voluntad, abarata su «coste empresarial» -reduciendo sus salarios-, y las desplaza del mercado de trabajo. Disminuirán los índices de empleo forzando a una parte de ellas a retornar a sus hogares y desistir de su afiliación a las listas del INEM. La eliminación de la ley de plazos (justo es reconocer el mérito de Zapatero en este tema) y la liquidación del supuesto de «malformación», junto a la eliminación por abandono de la Ley de Dependencia, es un crimen social de Gallardón; y el mayor y más brutal recorte que han hecho Guindos y Montoro. No hay sensibilidad humana que pueda permanecer indiferente.

El segundo frente es el del silencio. La implantación de un modelo represivo ha de ser gradual y «progresivamente aceptado». Y así fue durante varios años. Hay que recordar que la crisis explotó en la realidad en agosto de 2007. No ocurrió así en Falsimedia que mantuvo el silencio mientras los grandes capitales se recolocaban y seguía el reparto básico del poder: el «juego político del bipartidismo«. En el 2008 el «duelo electoral» fue entre la «niña de Rajoy» y el «conservadurismo compasivo» de Zapatero. Ni una palabra sobre la crisis.

Para eso el los gobiernos del bipartito ha contado con dos aliados: el primero han sido los medios de comunicación: Falsimedia, que han «mareado la perdiz» y han consentido y participado del sistema de poder y de la estructura global de corrupción.

El segundo aliado en ese «pacto de silencio» ha sido la Ley de Secretos Oficiales de 1968. Zapatero, en Consejo de Ministros del 15 de octubre del 2010, amplió por una resolución secreta, el contenido de los documentos no publicables (en Defensa eran todos), a ministerios como Exteriores y Comercio. A partir de entonces no solo los documentos secretos de Defensa permanecían clasificados a perpetuidad, sino que se incluían los de Exteriores y Comercio. Contratos militares, mediaciones reales en negocios empresariales, ventas de armas, resolución de las deudas de la ejecución de los planes de Defensa… Todo bajo secreto.

Evidentemente las sombras del soldado Manning y de las primeras entregas de WikiLeaks planeaban por encima de Zapatero. Y todavía no había llegado Edward Snowden. También planeaban, seguramente, los negocios privados-públicos de la Monarquía, y sus intervenciones escandalosas en apoyo de grupos empresariales, como la que había tenido lugar en la Cumbre Latinoamericana de Santiago de Chile, ante Bolivia, Nicaragua, Venezuela y los demás países presentes en la Cumbre.

La noticia sobre la generalización de los asuntos reservados, hasta hacer prácticamente imposible la investigación histórica apareció en El País el 12 de mayo de 2012, como una nota de protesta de los investigadores.

P.- ¿En dónde vocean esas verdades de las que ustedes hablan?

Anemoi vocea en en esa enorme verbena de corrupción, mentira y colusión entre poderes económicos y políticos que es el estado español.

Su voz va ganando potencia con el tiempo y terminará haciéndose oír por todo el mundo, aunque muchos de los que oyen simulen que esa voz no existe.

El micrófono dice verdades globales -fundamentalmente sobre la Monarquía y determinados sectores de las FF.AA- que nadie puede repetir todavía porque no tiene micrófono para ser oído y porque la verdad vive en las catacumbas del sistema (no en las «cloacas» de Felipe González). Además las modificaciones legales pero ilegítimas que están en camino van a poner las cosas más difíciles todavía.

Anemoi las dice, las demuestra, las documenta y las grita. Nada es más revolucionario que la verdad. Habla, por ejemplo, de la corrupción generalizada como savia funesta del Régimen, del carácter groseramente antidemocrático del sistema político, de la explotación generalizada de la clase trabajadora, de los sectores populares y de una parte importante de las clases medias, con especialísima incidencia en los jóvenes y en las mujeres. Y de la progresiva puesta en marcha de un «sistema represivo integrado» que poco o nada que envidiar al que puso en marcha el «orden legal» del franquismo, del nazismo del fascismo.

Poco a poco, pero a grandes saltos, ese pueblo educado para la credulidad a los poderes públicos y a sus medios de comunicación –Falsimedia-, empieza a entender la nueva melodía de la verdad. La entiende porque coincide con sus vivencias.

Poco a poco los componentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas, las más sensibles y las más honrados de ellas «empiezan a leer la crisis en clave popular, no oligárquica«.

Anemoi es el vocero que canta verdades desde el micrófono. Empezamos siendo poco más de una decena; ahora somos miles.

¿Cuál es la estrategia de comunicación?

La estrategia inicial ha sido la denuncia. Se trataba, sobre todo, de romper el silencio y la impunidad. Hechos concretos, muy significativos, que implicaban a mandos militares o policiales en actuaciones muy graves, lamentables, indignas, y que no tenían respuesta ni implicaban las investigaciones necesarias, las explicaciones convincentes y los castigos que marcan las leyes penales. Y que implicaban, sobre todo, al Gobierno y al Régimen que es el realmente responsable.

Alguno de estos hechos violaba evidentemente el «derecho humanitario» referido a crímenes de guerra. No hay más que leer la sección Rebelión en los cuarteles, para ver como se desarrollo esa denuncia continua.

No obstante, la estrategia fue evolucionando. El más débil debe adaptarse a las debilidades del enemigo, acompañarlo en su camino y acosarlo. Es una «guerra de guerrillas informativa».

Mantenerse lejos de la posibilidad de aniquilamiento. Apoyarse en sus aliados, recordar que en situaciones de represión social y policial tan intensas, el pueblo es el gran antagonista del Régimen.

La segunda fase estratégica fue vincularse al pueblo en lucha. Animarles a la lucha. En eso estamos. Así pues el terreno que era de su maquinaria represiva: del miedo, de la desesperanza, de la represión cada vez más acentuada, y de la sumisión forzada de la gente, se está convirtiendo en escenario de lucha. Repito, la transformación del pánico a perder lo poco que iba conservando la gente, en cólera y en unidad de lucha, no es mérito de Anemoi. Somos simples servidores de ese pueblo, de los de abajo.

En nuestro enfrentamiento concreto y pacífico, el de Anemoi, como vocero del pueblo dentro de las FAR el equilibrio se está desplazando hacia nosotros. Lenta pero inexorablemente.

Y entonces se produjo algo insólito.

El Estado Mayor del Ejército (E.M.E.) cometió un gran error. El mismo declaró «sospechosos» a todos los militares sin distinción de rango, cargo, empleo, responsabilidad. Los declaró sujetos a vigilancia, tanto en su vida profesional como familiar, incluso en su vida pública a través de Internet, redes sociales y, naturalmente, teléfono. Se trataba de localizar a los «elementos antisistema» a través de una vigilancia total. Es la suma de los síndromes «soldado Manning+ WikiLeaks + Snowden«.

Reapareció el franquismo en su forma más pura.

El documento secreto que ordenaba tal vigilancia fue publicado por El País bajo el título de «El Ejército toma medidas ante los brotes de «radicalismo» en sus filas«, el día 19 de noviembre de 2013. El artículo permite el acceso al documento auténtico (en formato pdf).

Así que la tercera fase estratégica la ha marcado el grave error del enemigo.

La mejor batalla ganada por Anemoi y por el pueblo que lucha contra el capitalismo neoliberal y el neofascismo, se la ha entregado el Gobierno y su E.M.E. Su peor enemigo.

P.- ¿Por qué los miles no se colocan detrás del micrófono?

A.M.- Eso tiene que ver con la particular régimen represivo al que están sometidos los militares y, mucho más las FSE. Para ser más exactos, la absoluta imposibilidad -sin sufrir penas muy severas, penales y administrativas-, de expresar opiniones que tengan que ver con la situación política, social, económica en la que ejercen sus tareas, y los modos de ejecutarlas en relación con temas tan graves como la soberanía popular, la soberanía exterior, la obediencia al Rey, o los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Después de un 23F en él que los llamados «partidos democráticos» o «partidos del arco parlamentario» traicionaron, con el Rey a la cabeza, al pueblo por segunda vez; las libertades de los militares se voltearon como un guante para que se ajustaran a los deseos y a los intereses de los golpistas. La Constitución se volvió intocable por decisión de los que la habían violado.

Lo que decimos nosotros, aún siendo ciertas nuestras denuncias sobre hechos probados y documentados, sólo son posibles, por el momento, para militares jubilados, y aún así, con severísimos riesgos.

De todas maneras, se están empezando a producir las circunstancias para que los militares que se sitúan al lado del pueblo puedan manifestarlo de forma pública y colectiva. En realidad, muchos ya lo están haciendo. De eso hablaremos dentro de unos meses.

P.- ¿Por qué crees que ese germen que lanza Anemoi va a ser suficiente para alterar el equilibrio de los cuarteles? De puertas para adentro ¿sois vosotros el principal enemigo del franquismo residual y del neofascismo o imperialismo contemporáneo?

A.M.– Ellos mismos son su peor enemigo. Es más, ellos mismos han perdido la primera gran batalla, como ya he explicado. Ellos mismos han ofendido severamente a todos los miembros de las FAR convirtiéndolos en objetivo de vigilancia.

Pero, por supuesto, su gran enemigo es el pueblo que lucha. Ese pueblo se está convirtiendo en invencible.

Nota:

[1] Antonio Maira fue uno de los representantes de Anemoi que participaron en la presentación pública del Colectivo, en el CAUM de Madrid el día 23 de enero

José Daniel Fierro. Miembro del Consejo Editor del periódico Rebelion.org

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.