«Seguro que el actual gobierno palestino será consciente, tarde o temprano, de que las negociaciones de paz no acercarán liberación alguna, cuando compruebe que las posturas finales israelíes no se acercan lo mas mínimo a las aspiraciones nacionales palestinas. Será entonces, y sólo entonces, cuando se den cuenta que únicamente la resistencia conducirá a los […]
«Seguro que el actual gobierno palestino será consciente, tarde o temprano, de que las negociaciones de paz no acercarán liberación alguna, cuando compruebe que las posturas finales israelíes no se acercan lo mas mínimo a las aspiraciones nacionales palestinas. Será entonces, y sólo entonces, cuando se den cuenta que únicamente la resistencia conducirá a los palestinos a sus derechos nacionales. Podríamos dar una oportunidad al señor Abbas para que desentrañe públicamente los entresijos de su plan de liberación, pero todo lo que ha revelado sobre su agenda ha sido rechazado por los israelíes. El mismo día de las elecciones diversos cargos israelíes declararon que para que el señor Abbas se cualificara para desarrollar «negociaciones de paz» primero habría de desmantelar y eliminar todas las organizaciones «terroristas» palestinas, una acción que es una llamada a la guerra civil».
Uno no puede más que preguntarse si la auténtica democracia prevaleció en las últimas elecciones palestinas, a pesar de todo el aparente proceso democrático y la supervisión internacional.
La verdadera democracia demanda que el candidato electo represente a la totalidad de los palestinos dentro y fuera de los países ocupados. Ya que los palestinos de la diáspora fueron excluídos del voto, a duras penas podemos entender que las elecciones representaran a todos los palestinos.
La nueva Autoridad Palestina (AP) liderada por el señor Mahmoud Abbas no puede arrogarse la representación de todos los palestinos, ya que más de la mitad de los electores viven fuera de los territorios ocupados, y no se les ha permitido el derecho al voto.
La objeción que alegaba la imposibilidad física de tomar en cuenta a los palestinos residentes en el extranjero no tiene credibilidad alguna, ya que los palestinos podrían haber votado en diferentes centros de varios países, incluyendo las embajadas. Al menos se podría haber incluído sin problemas a los palestinos que viven en los campos de refugiados situados en los países árabes vecinos, y con ello dar una mayor legitimidad democrática a las elecciones. Podríamos aceptar todo el proceso si tales elecciones fueran en realidad una votación interna previa a unas elecciones reales que pudieran tener lugar en un periodo posterior.
Libre de toda presión política, social, y sicológica, los palestinos del exilio aportan cada vez que son encuestados, un entendimiento mucho mas claro de las falsas pretensiones sionistas acerca de la paz, y un apoyo pleno a la Intifada y a la resistencia, para alcanzar sus aspiraciones nacionales. Las apelaciones del señor Abbas a la desmilitarización de la Intifada para recurrir a las negociaciones «pacíficas» se basan en las premisas falsas y meras indirectas de Israel y de EEUU, que aseguran que tal camino llevará a las aspiraciones nacionales del pueblo palestino.
Opuesto a tales parodias, el señor Sharon ha declarado una y otra vez que no aceptaría ninguna presión internacional que pudiera desembocar en la retirada israelí a las fronteras de 1967, o en el reblandecimiento de su postura frente a la importante cuestión del derecho palestino al retorno. Toda negociación de paz bajo estas posturas inflexibles de Israel convertirá cualquier proceso de paz en un acto teatral y naíf. Dejar que se comprueben las intenciones israelíes, tal y como quiere el señor Abbas, será tan sólo una pérdida de tiempo, y el final del único medio para conseguir la liberación: la Intifada.
Seguro que el actual gobierno palestino será consciente, tarde o temprano, de que las negociaciones de paz no acercarán liberación alguna, cuando compruebe que las posturas finales israelíes no se acercan lo mas mínimo a las aspiraciones nacionales palestinas. Será entonces, y sólo entonces, cuando se den cuenta que únicamente la resistencia conducirá a los palestinos a sus derechos nacionales. Podríamos dar una oportunidad al señor Abbas para que desentrañe públicamente los entresijos de su plan de liberación, pero todo lo que ha revelado sobre su agenda ha sido rechazado por los israelíes. El mismo día de las elecciones diversos cargos israelíes declararon que para que el señor Abbas se cualificara para desarrollar «negociaciones de paz» primero habría de desmantelar y eliminar todas las organizaciones «terroristas» palestinas, una acción que es una llamada a la guerra civil.
Con todos los pros y los contras de tales elecciones, todavía parecemos caer en la trampa de manipulaciones de americanos e israelíes, pues todo el proceso electoral se construyó como mera estratagema destinada a desviar a los palestinos de sus objetivos nacionales.
¿Autoridades? palestinas
¿Cómo podemos hablar de «autoridades gobernantes» cuando éstas permanecen bajo autoridad israelí? Si el objetivo de toda autoridad es servir a su pueblo y su tierra, que están controlados por Israel, entonces nuestro gobierno es más bien un simple decorado, en vez de servir a los intereses del pueblo. Parece que andamos un poco confundidos acerca de nuestras prioridades, pues ninguna autoridad puede existir siendo controlada a cada paso por una autoridad superior dedicada a la ocupación de su tierra y su pueblo. Democracia y autoridad sólo pueden prevalecer cuando desaparezca la autoridad exterior. Por lo tanto, el objetivo de liberarse de la autoridad opresora tiene que ser prioritario, pasando cualquier otro deber a un segundo plano.
Si el señor Abbas piensa que Israel va a desmantelar el «muro de seguridad» para contribuir a la paz, está soñando con lo imposible, mientras que nosotros nos damos cuenta de que el muro probablemente represente los límites definitivos de Israel y sus máximas «concesiones» hacia la paz. Si el señor Abbas piensa por un momento que puede convencer a Israel para que acepte el derecho al retorno según está recogido en la resolución 194 de las NNUU, es un soñador por partida doble.
No nos cabe duda de que el señor Abbas ha contado con la bendición de EEUU e Israel para llegar a donde está, pero aún le queda mucho para llegar a las más mínimas demandas de liberación de los palestinos. Afortunadamente muchas facciones de la resistencia palestina sí entienden el actual escenario internacional y se niegan a abandonar su derecho a la resistencia en todas sus formas. Tenemos que apoyar tal tendencia puesto que es el único camino hacia el restablecimiento de nuestros derechos nacionales y civiles en Palestina.
Antes de felicitar a los Sres. Bush y Sharon por la elección del Sr. Abbas, tenemos que advertirles de que la firme determinación de los palestinos para conseguir sus derechos nacionales eximirá de toda victoria puntual a los enemigos de la paz y que la victoria final será para los oprimidos.
* Musa Sihadeh es colaborador habitual de la revista Kanaan on Line. (www.kanaanonline.org)
Traducción para CSCAweb de Natalia Litvina