Traducido para Rebelión por Loles Oliván
La idea de la dependencia de la ocupación israelí del apoyo financiero estadounidense es frecuente entre muchos intelectuales preocupados por la cuestión palestina. Argumentan que si no fuera por los miles de millones de dólares otorgados anualmente por Estados Unidos, la ocupación israelí se habría derrumbado.
Sin embargo, una lectura más precisa y minuciosa de las estadísticas relacionadas con el apoyo financiero estadounidense a Israel lleva a una conclusión diferente. Muestra una exageración de la realidad y revela otras formas de apoyo económico y no económico, no necesariamente relacionadas con el apoyo financiero directo.
Primero: Para empezar, hay que señalar que el apoyo estadounidense a Israel incluye el apoyo político que convierte a aquél en un Estado por encima de la ley. Por ello, nunca se le piden cuentas desde las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad y otros organismos internacionales. Igualmente proporciona a Israel apoyo y cobertura por parte de los aliados de Estados Unidos y de los que están bajo su órbita.
El apoyo estadounidense a Israel incluye también un apoyo militar que proporciona a Israel la tecnología armamentística más novedosa y destructiva. Ello garantiza la superioridad de Israel en este terreno, con una capacidad de combate suficiente para vencer a todos los ejércitos árabes simultáneamente. Asimismo proporciona cobertura al programa nuclear de Israel, mediante el cual ha producido hasta la fecha más de doscientas cabezas nucleares. Añádase a lo anterior el apoyo económico y de los medios de comunicación.
Segundo: Por otro lado, el apoyo financiero estadounidense a Israel es innegablemente grande, siendo la ayuda anual superior a 3.000 millones de dólares desde 1979 hasta la actualidad. Por lo tanto, eso la convierte en la principal ayuda proporcionada por Estados Unidos en comparación con [la que proporciona a] otros países.
La ayuda financiera estadounidense a Israel ha acumulado un importe de 106.160 millones desde el establecimiento de la ocupación en 1948 y hasta el final de 2009, según el informe del Servicio de Información del Congreso (CRS, en sus siglas en inglés).
Las ayudas durante las dos primeras décadas del establecimiento de la ocupación (es decir, de 1949 a 1968) sumaron 1.327 millones de dólares, y en la década siguiente (de 1969 a 1978) en torno a 11.427 millones de dólares.
De hecho, tras la firma del Tratado de Camp David con Egipto dicha ayuda se disparó; con ello, las estadísticas de la ayuda total entre 1979 y 1988 muestran una cifra de 29.934 millones de dólares, igualmente aumentada ligeramente en la década siguiente (1989-1998) y alcanzando una estimación de 31.552 millones de dólares. Posteriormente, se mantuvo con el mismo rango durante la década siguiente (1999-2009), con una estimación de 31.922 millones de dólares.
Tercero: A pesar del hecho de que el apoyo financiero estadounidense ha mantenido su nivel a lo largo de las últimas tres décadas, la dependencia de Israel de dicha ayuda se ha reducido de manera significativa con el tiempo.
Abundando en lo anterior, el Producto Interior Bruto (PIB) israelí ha aumentado a un ritmo anual aproximado del 10% entre 1948 y 1972. En ese periodo, los israelíes sacaron provecho de la expropiación de tierras y propiedades palestinas, de la alta tasa de inmigración de judíos a Palestina ocupada, y de las indemnizaciones pagadas por Alemania a las víctimas judías de la Segunda Guerra Mundial; el apoyo financiero de Estados Unidos no era un factor crítico en la estructura de la economía israelí.
Durante el período 1972-1985, la economía israelí sufrió una crisis de asfixia causada por muchos factores, principalmente por el aumento de los precios del petróleo, el aumento del gasto en servicios sociales y el aumento del gasto militar, que ascendió a más de una cuarta parte del PIB, es decir, más de un tercio del presupuesto israelí.
En consecuencia, la economía israelí sufrió durante ese período una caída en el PIB a una tasa anual del 2% respecto al anterior incremento del 10% anual. Al mismo tiempo, las tasas de inflación aumentaron a 51% en 1978, alcanzando un 400% en 1984.
Durante ese periodo, el apoyo financiero estadounidense fue esencial para la economía israelí sobre todo porque aumentó hasta alrededor de 3.100 millones de dólares. Teniendo en cuenta, por ejemplo, que el PIB de Israel en 1983 se situaba en el rango de 15.300 millones de dólares, llegamos a la conclusión de que el apoyo de Estados Unidos, por lo tanto, representó más del 20% del PIB, y cubrió más del 30% del presupuesto del gobierno israelí para ese año.
A principios de 1985, la situación apuntaba a la catástrofe y el colapso financiero absoluto de la economía israelí si no hubiera sido porque Estados Unidos intervino de nuevo enviando una ayuda de emergencia por un valor total de 1.500 millones de dólares. En Israel se formó un gobierno de unidad nacional que incluyó ministros del Likud y del Partido Laborista. Ese gobierno adoptó un programa de reformas económicas basadas en la disminución de los gastos gubernamentales y de los salarios, en la imposición de nuevos impuestos, y en la adopción de políticas más liberales y capitalistas. Esas estrategias demostraron su eficacia hasta cierto punto en la reforma económica.
El levantamiento de la primera Intifada en 1987 provocó algunas pérdidas en la economía israelí. El gobierno israelí, sin embargo, pudo superar sus efectos sacando provecho de todas las ventajas de la firma del tratado de paz con la Organización de Liberación Palestina (OLP) en 1993, y con Jordania en 1994; de la disolución de la Unión Soviética y los regímenes comunistas de Europa del Este (1988-1991), y del consiguiente orden mundial unipolar dominado por Estados Unidos.
Ello permitió a los israelíes establecer nuevas relaciones diplomáticas con cerca de cincuenta países así como desarrollar las crecientes relaciones económicas con grandes países como China, India y Rusia.
Sumado a lo anterior, Israel obtuvo provecho de la emigración de alrededor de un millón de judíos durante el período 1989-2000, tras la disolución del sistema comunista en Europa del Este. Entre esos inmigrantes había decenas de miles de destacados especialistas, expertos, cerebros y profesionales.
De ahí que el PIB de Israel atestiguase en el año 2000 un aumento siete veces mayor en comparación con el de 1983, ascendiendo a cerca de 110.000 millones de dólares, con lo que el porcentaje de la dependencia israelí del apoyo financiero de Estados Unidos se redujo entonces al 3%. Más tarde, en 2008 y 2009, el PIB de Israel tuvo un incremento aún mayor hasta los 200.000 millones de dólares, disminuyendo así el porcentaje del apoyo financiero estadounidense a un mero 1,5%; es decir: la economía israelí se ha hecho prácticamente independiente de la ayuda financiera estadounidense.
Cuarto: En una aproximación al tema desde otro ángulo, Israel obtiene mucho por su comercio con Estados Unidos. Dicho comercio le permite obtener ingresos muy altos y compensar el déficit de su balanza comercial. Estados Unidos es el primer socio comercial de Israel y las exportaciones israelíes a Estados Unidos constituyen por lo general más de un tercio del total. Por ejemplo, las exportaciones israelíes a Estados Unidos alcanzaron los 18.000 millones de dólares en 2006 (38,4% de las exportaciones totales), y alrededor de 16.700 millones de dólares en 2009 (el 35% de las exportaciones totales).
Del mismo modo, en lo que se refiere a las importaciones, Estados Unidos es el primer socio comercial de Israel. En 2009, las importaciones israelíes de Estados Unidos se estimaron en 5.848 millones de dólares, lo que constituye alrededor del 12,3% del valor total de las importaciones israelíes, estimadas en 47.367 millones de dólares para el mismo año.
Lo anterior indica un superávit comercial de 11.000 millones de dólares en la balanza comercial de Israel con Estados Unidos. Ese ha sido, de hecho, el promedio de superávit en los últimos cuatro años. Gracias a este excedente, Israel sustituye la mayor parte de su déficit en la balanza comercial con otros países. En realidad, si no fuera por ese superávit, Israel habría sufrido un incremento anual del déficit de su balanza comercial que oscilaría entre 19,5% y 25,7% para el período 2006-2009.
Quinto: Con el ascenso de la economía israelí durante los años que siguieron a los Acuerdos de Oslo, [Israel] alcanzó los niveles económicos de los países europeos occidentales, situándose incluso mejor que las economías de países como España, Portugal, Grecia y Arabia Saudí. El incremento de la renta per cápita anual israelí en el año 2000 se estimó en 19.000 dólares, y en 2008 en 28.000 dólares, lo que ha hecho difícil a Estados Unidos justificar la ingente ayuda financiera concedida a Israel.
En consecuencia, Israel acordó con la Administración estadounidense en 1998 una reducción gradual de la ayuda económica -que ascendía entonces a 1.200 millones de dólares- sustituyéndola por un aumento gradual en la ayuda militar -que ascendía entonces a 1.800 millones de dólares. Según el acuerdo, la ayuda económica se reducirá en un promedio de 120 millones de dólares anuales, mientras que la ayuda militar se incrementará en 60 millones por año, durante un período de diez años a partir de 2000, es decir, hasta que la ayuda militar alcanzase los 2.400 millones de dólares anuales.
Sin embargo, antes de que concluyera el período del acuerdo, Estados Unidos anunció en agosto de 2007 que aumentaría su ayuda militar a Israel en 6.000 millones de dólares en los próximos diez años. Lo que supone que la ayuda militar anual entregada a Israel por Estados Unidos ascenderá a 3.000 millones de dólares en 2018. Ello indica una tendencia a la ayuda militar en lugar de la ayuda económica.
Lo anterior no sólo indica una evasión de la responsabilidad frente a los contribuyentes estadounidenses que podrían cuestionar el gasto de su dinero en países ricos y desarrollados, sino que también plantea dudas sobre la honestidad de las intenciones de Estados Unidos respecto al logro de una solución pacífica. Se pone de manifiesto el continuo deseo hegemónico estadounidense de mantener a Israel como bastión regional y gendarme que imponga su voluntad y sus condiciones en la región incluso después de que se alcance un acuerdo de paz.
Sexto: La entidad israelí ha sido siempre una manifestación del proyecto sionista que se presenta a sí mismo a la luz de los intereses políticos, económicos y estratégicos de las grandes potencias y de los países occidentales. La sostenibilidad de dicha entidad y su poder sirven a tales intereses y, de manera similar, mantiene a los Estados regionales débiles, subdesarrollados y desunidos. Esa debilidad impedirá su desarrollo civil, los contendrá en un estado de dependencia y los mantendrá asimismo como un gran mercado consumidor de productos occidentales.
Por ello los israelíes consideran que el apoyo de Estados Unidos es «barato» en relación con el papel que juega Israel. El ministro israelí Yaakov Meridor lo expresó en una entrevista de radio donde dijo que Israel estaba reemplazando diez aviones de transporte para Estados Unidos. Si el coste de la construcción de esos aviones alcanza 50.000 millones de dólares y Estados Unidos paga un interés del 10% sobre los costes, se devengaría una cuantía anual de 5.000 millones de dólares (sin mencionar los gastos de funcionamiento y mantenimiento de los soldados, ni la inquietud política derivada de su presencia). Restando de los 5.000 millones de dólares el valor de los 3.000 millones de la actual ayuda anual estadounidense, Meridor se preguntaba cínicamente: «¿Dónde está el importe restante?».
Veintitrés años antes, Ariel Sharon afirmaba que Israel había efectuado servicios a Estados Unidos que superaban un valor de 100.000 millones de dólares, mientras que la ayuda estadounidense no alcanzaba los 30.000 millones. Y añadía «Estados Unidos aún debe a Israel unos 70.000 millones de dólares».
Séptimo: El verdadero valor de la cooperación económica israelí-estadounidense no reside en la mera ayuda financiera, sino que es incalculable en muchos otros aspectos, como por ejemplo en la cooperación en los ámbitos de la industria militar y de la alta tecnología, en el intercambio de experiencias e información para que la industria israelí pueda mejorar aún más sus capacidades, ampliar su mercado de trabajo y competir internacionalmente con importaciones de alta calidad, especialmente en el mercado armamentístico, informático, petroquímico… y otros.
En el medio internacional, Israel se ha clasificado entre los cinco primeros países exportadores de armas a lo largo de los últimos años, después de Estados Unidos, Rusia y Francia. El valor total de las armas israelíes vendidas anualmente se estima entre 4.000 y 5.000 millones de dólares.
Octavo: El apoyo financiero a Israel procedente de Estados Unidos no se limita a recursos oficiales, sino que Estados Unidos es uno de los lugares más destacados y conocidos por su recaudación de fondos para Israel. Es asimismo uno de los sitios más importantes de venta de bonos de apoyo a Israel. Se estima que anualmente se obtienen 1.000 millones de dólares de ayuda a través de donaciones para Israel, y que se alcanzan otros 1.000 millones a través de bonos, la mayor parte procedentes de Estados Unidos.
Noveno: Israel se ha beneficiado de la presión política y económica estadounidense sobre muchos países, por medio de la cual Estados Unidos solicita a quienquiera que desee mejorar sus relaciones con él que normalice primero sus relaciones políticas y económicas con Israel. Ello hace que muchos países se den cuenta de que el preludio para satisfacer a Estados Unidos pasa por Israel y que, por ello, el establecimiento de relaciones económicas con Israel forma parte de un enfoque pragmático para sus propios intereses.
En conclusión, investigadores y académicos deben tener más cuidado cuando hablan de la dependencia financiera israelí de Estados Unidos y señalar que la misma se ha reducido en gran medida en los últimos años en comparación con el PIB israelí y el ingreso per cápita.
Lo que queda, sin embargo, es la dependencia vital de Israel del apoyo estadounidense en otros aspectos, como el comercial, la cooperación económica y el apoyo militar, lo que le ayuda a cubrir el déficit de la balanza comercial israelí, abre oportunidades a su desarrollo tecnológico y militar y proporciona grandes mercados de consumo para las exportaciones israelíes.
(Traducido del árabe al inglés por el Centro de Estudios y Consultas Al-Zaituna (Beirut). El texto original en árabe se publicó en Al-Jasira el 31 de octubre de 2010.
Mohsen Saleh, es director general del Centro de Estudios y Consultas Al-Zaituna (Beirut).
Fuente: http://palestinefreevoice.
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