Las expectativas que suele tenerse frente a la información brindada por los medios de información alternativa, generalmente, nos colman de esperanzas de encontrar una visión ecuánime frente a los sufrimientos humanos acontecidos en todos los holocaustos, sin distingos de la procedencia de éstos. Por otro lado, esperamos que los intelectuales estudiosos de algunos temas, al […]
Las expectativas que suele tenerse frente a la información brindada por los medios de información alternativa, generalmente, nos colman de esperanzas de encontrar una visión ecuánime frente a los sufrimientos humanos acontecidos en todos los holocaustos, sin distingos de la procedencia de éstos.
Por otro lado, esperamos que los intelectuales estudiosos de algunos temas, al entregar su opinión posean conocimientos y fundamentos sólidos con relación a los hechos expuestos.
Con relación a esta entrega de información, llama la atención y provoca estupefacción el enfoque de ciertos artículos publicados en «Rebelión», sección «Palestina en lucha», debido a varios factores:
1) Desinformación y/o tergiversación de los hechos históricos.
2) Carencia de visión global, ecuánime e integral del problema de la Ocupación sionista-israelí en Palestina.
3) La liviandad con que autores «progresistas» opinan sin un dominio mínimo del tema, como también la incoherencia del mismo sitio «progresista»que cobija y avala opiniones sin ningún asidero veraz.
A continuación pasaremos a fundamentar lo aseverado.
El primero de estos artículos lleva por título: «Dónde está el Antisemitismo», de Umberto Eco.
http://www.rebelion.org/palestina/031231eco.htm, su primer párrafo:
«Toda una serie de recientes acontecimientos (no sólo atentados, sino también preocupantes sondeos de opinión) han vuelto a situar en el primer plano de la actualidad la cuestión del antisemitismo. Es difícil distinguir la oposición a la política de Sharon (en lo que coinciden incluso muchos hebreos) del antiisraelismo y éste del antisemitismo. Pero la tendencia de la opinión pública y de los medios de comunicación es hacer de cualquier hierba un haz. Además, da la sensación de que la opinión pública occidental descansa sobre dos ideas con las que trata de tranquilizar su conciencia: el antisemitismo es una cuestión árabe y, en Europa, se reduce a una estrecha franja de neonazis»
En primer lugar, cuando menciona «atentados», no sabemos a cuál de todos ellos hace referencia, si a los autoatentados planificados por la CIA y el MOSSAD, o a algún tipo de acto de resistencia de los pueblos bajo ocupación extranjera.
Luego, de manera inaudita, Eco, se hace eco del discurso sionista, al manifestar que la oposición a la política de otro criminal de guerra, similar a Hitler, es «difícil» de distinguir del antiisraelismo y el antisemitismo. Es sorprendente, que Eco ignore que el antisemitismo está indisociablemente ligado al sionismo y a la implantación del estado sionista, justamente al intentar separar a los adherentes de la religión judía, de aquellos que no lo son.
«El racismo, víctima de la cual históricamente han sido los judíos europeos, ha estado oculto en las profundidades de la sociedad sionista desde el comienzo de la expulsión de los palestinos de sus tierras y la colonización de Palestina «… «La batalla contra el antisemitismo necesita de está forma de la lucha contra el sionismo y el capitalismo imperialista»… » Antisemitismo y sionismo son ambos frutos del imperialismo y toda Palestina es un territorio ocupado»(1)
Así mismo, sorprende que Eco ignore u omita que los sionistas fueron los más fieles colaboradores del régimen nazi: …» Para terminar citaremos un caso, el del Dr. Kastner, que era funcionario en Israel cuando fue juzgado Adolf Eichmann. Este se refirió a aquel «Este Dr. Kastner era un hombre joven, un abogado frío y un sionista fanático. Estuvo de acuerdo en colaborar a que los judíos no se opusieran a la deportación e incluso a que se mantuviera el orden en los campos de exterminio, si yo hacia la vista gorda y permitía a unos cientos o miles de jóvenes judíos a emigrar a Palestina, fue un buen negocio.» (Eichmann, A. Eichmann own history)»(2)
Luego Eco expone: «el actual antisemitismo islámico es, pues, de naturaleza exclusivamente étnico-política, quedando las motivaciones religiosas relegadas a simples apoyos, no a fundamentos.
Si los sionistas del siglo XIX hubieran establecido el nuevo Estado de Israel en Utah, los árabes no serían antisemitas. No quiero que se me malinterprete. Por razones históricas y religiosas, los hebreos tenían todos los derechos a establecerse en Palestina; durante un siglo su penetración fue pacífica y tienen todo el derecho del mundo a permanecer allí, porque lo conquistaron con su esfuerzo. En cualquier caso, el antisemitismo árabe es territorial y no teológico».
Las afirmaciones de Eco no tienen asidero alguno, en primer lugar ya que los árabes son los semitas de ayer y de hoy. En segundo lugar, ¿cuáles serán los derechos históricos y religiosos de los actuales ciudadanos de diferentes países, adherentes a la religión judía de asentarse en Palestina? Eco, parece ignorar que los antiguos hebreos (que emigran desde Ur, Caldea, actual Mesopotamia, hacia Canaán país que ya habitaban y estaba ocupado por los cananeos) eran de origen árabe, y por lo tanto eran semitas, diferentes a los invasores del siglo XIX, de procedencia europea y americana. Por otra parte, los reinos judíos duraron setenta y tres años, constituyendo uno más de los muchos períodos de la antigua Palestina.
La «penetración pacífica» a la cual hace mención Eco y la «conquista sobre la base del esfuerzo» no guardan ninguna relación con la realidad de los hechos. Veamos qué dice la historia sobre esta penetración pacífica y conquista esforzada (3) y (4)
«La amplia mayoría de la población de Palestina al momento de la creación del estado de Israel era, por tanto, árabe, por lo menos desde el siglo VII d. C. Así, en 1948 -aun antes de la creación del Estado de Israel-, setecientos mil árabes fueron expulsados o debieron huir de los territorios en los que sus antepasados habían vivido por más de 1200 años»
«En total, un 78% de la extensión de la Palestina histórica fue despoblada por la fuerza militar, ocupadas de inmediato sus ciudades por inmigrantes judíos procedentes de Europa y sometida a la creación del Estado de Israel. En sólo tres meses (febrero-mayo de 1948) se puso en marcha un proyecto meticulosamente programado para aniquilar la presencia de la población palestina por medio del desalojo y de la destrucción física de sus pueblos y ciudades. En menos de un año de presión y violencia militarmente organizada, el sionismo convirtió la mayor parte de Palestina en territorio despoblado y a sus habitantes, los palestinos, en refugiados obligados a perder no sólo sus posesiones y su tierra sino sus derechos colectivos y nacionales como pueblo. El 15 de mayo de 1948, al término del Mandato británico en Palestina, más de la mitad de los palestinos (414.000) se habían convertido en refugiados y 213 aldeas y ciudades habían sido ya destruidas. Desde esa fecha hasta finales de mayo de 1948, otras 79 localidades fueron desalojadas y 86.700 palestinos más fueron expulsados, sumando un total de 500.700 refugiados».
«Los tipos fundamentales de operaciones llevadas a cabo por las organizaciones sionistas (Irgun, Stern y la Haganah, embrión del posterior ejército regular israelí) para desalojar a los palestinos fueron: 1) expulsión directa por las fuerzas sionistas; 2) ataque militar por tropas judías; 3) campañas de rumores y difamación de la Haganah o de las Fuerzas de Seguridad Israelíes (guerra psicológica programada para obtener la evacuación árabe); 4) temor ante un ataque judío o a ser capturados en los enfrentamientos; 5) influencia ejercida ante la caída de una localidad próxima o ante el éxodo de sus habitantes. Es infundada la pretensión israelí de que los refugiados palestinos abandonaron sus aldeas bajo órdenes árabes -es decir, por propia voluntad- y no por los brutales ataques a que fueron sometidos por la violencia sionista. La matanza de 254 civiles palestinos en Deir Yasin, perpetrada en la madrugada del 9 al 10 de abril, perdura en el recuerdo como ejemplo de esta política sistemática de terror sionista contra la población palestina».
«A la planificación del desalojo se añadió la destrucción física de las aldeas y campamentos beduinos, mientras que las ciudades fueron mayoritariamente preservadas para el asentamiento de inmigrantes judíos. Sólo un 12% de las aldeas fueron ocupadas por colonos; el resto fueron literalmente borradas del mapa. La escasa población palestina que permaneció en su lugar de origen no pudo nunca recuperar sus propiedades, quedando, además, sometidos administrativamente al nuevo Estado de Israel, bajo legislación militar hasta 1967 y convirtiéndose, con el paso del tiempo, en ciudadanos árabes israelíes marginados: hoy son más de un millón, la quinta parte de la población israelí; de ellos, 150.000 desplazados interiores, expulsados de sus pueblos en 1948»
La literatura que describe y analiza verazmente la usurpación, ocupación y terrorismo sionista-israelí sobre toda Palestina, es vasta y diversa, pero sería abusivo e impropio hacer tan extensa las citas.
Por otro lado, hablar de «antisemitismo árabe territorial» resulta no sólo incoherente, dado que ellos son los semitas, sino que desvirtúa totalmente la realidad, al omitir abiertamente que quien ha segregado, expulsado al mar, masacrado y realizado una limpieza étnica del pueblo semita árabe-palestino, han sido justamente ciudadanos de origen étnico europeo y americano, distantes de pertenecer a la rama semítica. ¿Cómo se puede hablar de «antisemitismo territorial árabe», cuando ciudadanos europeos en Palestina fabrican un muro de apartheid, y se dedican con singular empeño a lograr la emigración de la población nativa palestina mediante sus prácticas cotidianas de asesinatos a civiles palestinos, niños, mujeres, ancianos y hombres que resisten con los elementos que tienen a su alcance ( ya que no poseen uniforme, ni armas a control remoto)?
El antisemitismo sionista-israelí, por lo tanto, es territorial, sobre la base de los antecedentes anteriormente expuestos; además, es religioso, ya que el Estado sionista se define como un estado judío, en donde los palestinos nativos musulmanes y cristianos han sido desalojados, privándoseles del ejercicio libremente de su confesión religiosa, y de visitar los lugares sagrados para el Islam y la Cristiandad (a vista y paciencia del Vaticano y del llamado «Mundo Occidente Cristiano». El antisemitismo sionista-israelí además, es étnico-racial, puesto que cuando los colonos israelíes extranjeros, aterrorizan y practican «tiro al blanco» contra la población civil palestina, (especialmente niños y mujeres encintas, con el claro objetivo de limpieza étnica, y de disminuir la potencial tasa de natalidad del pueblo palestino), habitualmente va armonizado con el grito: » MUERTE AL ARABE», (refiriéndose al pueblo palestino nativo)
La solidaridad con Palestina es una sola, de manera que no se puede quedar bien con Dios y con el diablo simultáneamente, porque no es ético y es inconducente. La solidaridad con Palestina no debiera ser utilizada para otros fines, de manera que resulta insultante y burdo que un artículo como el que hemos analizado se publique en la «Sección Palestina en Lucha»; el artículo en cuestión tendría suficiente cabida y eco, en los abundantes sitios de propaganda de la Agencia Sionista Mundial.
Es de esperar que autores de la talla intelectual de Eco, de merecida reputación en otros campos, al opinar sobre el tema palestino, lo hagan con la misma rigurosidad y objetividad que exhiben en su labor intelectual habitual.
CITAS BIBLIOGRAFICAS:
(1) Holberg A. Antisemitismo y Sionismo: Dos productos del Imperialismo.
(2) Uliana H, Construcción Terrorista del Terrorismo: El Estado sionista y los palestinos.
(3) Cerio D. Sionismo y Capitalismo. Observatorio de Conflictos, Argentina.
(4) Judíos por la Justicia en el Oriente Próximo. El Origen del Conflicto Palestino-Israelí.
FUENTES BIBLIOGRAFICAS:
(1) Alba Rico S. Imre Kertész Premio Nobel al Sionismo. La Fogata Digital.
(2) Balvanera V. Conferencia en apoyo a la Revolución Palestina. Democracia Obrera. Facultad de Ciencias Sociales, Buenos Aires. Noviembre 2000. «Sigamos el camino de la Revolución Palestina rumbo a la Revolución Socialista Mundial».
(3) Cattan H. Jerusalén. Palestina Delegación Especial en México.
(4) Cerio D. Sionismo y Capitalismo. Observatorio de Conflictos, Argentina.
(5) León A. Concepción Materialista de la Cuestión Judía,Ed El Yunque.BA.1975.pp157-165.
(6) Man R. La Cuestión Judía y el Sionismo. Observatorio de Conflictos, Argentina.
(7) Taibo C. El Conflicto de Palestina: Una Introducción. Papeles para la paz.
(8) Judíos por la Justicia en el Oriente Próximo. El Origen del Conflicto Palestino-Israelí