Traducido para Rebelión por J.M. y revisado por Caty R.
La lucha armada llevó a la atención del mundo la causa palestina [GETTY]
«La lucha armada fue la responsable de llamar la atención del mundo sobre la causa palestina e impidió que las Naciones Unidas adopten una resolución sobre el ‘problema’ palestino sin referirse a los palestinos como pueblo…
Cada año los árabes de todo el mundo conmemoran La Naqba (o Catástrofe) el 15 de mayo, el día siguiente al de la declaración del Estado de Israel en el año 1948.
Pero ahora los poemas y discursos resultan demasiado embarazosos para exhibirlos y los Gobiernos árabes están poco interesados en recordarlos; están muy ocupados tratando de ganarse la aprobación de Israel en negociaciones directas o indirectas.
Mientras que en el pasado los gobiernos árabes invertían dinero para combatir la propaganda sionista, en el último año la Liga Árabe, con financiación saudí, publicó avisos en periódicos occidentales con el propósito de convencer a Israel de que los gobiernos árabes están, de hecho, ansiosos por llegar a la paz y normalizar las relaciones.
La escena palestina no es muy diferente.
Los símbolos del nacionalismo palestino cambiaron repentinamente. En lo que concierne a la Autoridad Palestina (AP) lo revolucionario quedó en el museo, la kufiya y el musakkhan (plato tradicional palestino) se celebran como únicos elementos del rico tapiz de la identidad nacional palestina.
Y con Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad, como una figura cada vez más insignificante, y Mohamed Dahlan, que sigue siendo una perspectiva inaceptable como líder, Salam Fayyad, el Primer Ministro palestino, se ha convertido en el nuevo favorito de Occidente.
En consecuencia, la prensa occidental produce una interminable provisión de muestras de servilismo y alabanzas en torno al liderazgo del hombre que -junto con su socia Hanan Ahsrawi, quien aún piensa que puede transitar por ambos extremos y hablar contra la corrupción mientras está alineada con el régimen de Ramala-, apenas recibió poco más del dos por ciento del apoyo palestino en las últimas elecciones legislativas celebradas bajo la ocupación.
Fayyad fue elegido esencialmente por Occidente, con toda clase de ayudas y posteriormente con una prensa favorable a su persona.
En realidad el pueblo palestino fue más libre para elegir a sus líderes en la década de 1930 que ahora, aunque, naturalmente, cuando a los británicos no les gustaba la elección de los palestinos, como ocurrió cuando eligieron a Muhammed Amin al-Husseini, el Gran Mufti de Jerusalén, simplemente lo exiliaron.
Mahmud Abbas, el presidente de la AP, ya no es útil para Occidente [Reuters]
Abandonados por los regímenes árabes
Mientras se multiplican las imágenes que aparecen en cada conmemoración de la Naqba -palestinos sosteniendo las llaves de las casas de las cuales fueron expulsados y las escrituras de propiedad de las tierras que hoy están ocupadas- la realidad es que los regímenes árabes hace mucho que se lavaron las manos en lo que concierne a la lucha de los palestinos. Anuar al- Sadat, el presidente egipcio que firmó el histórico acuerdo de paz con Israel, abrió un nuevo camino que después han seguido los demás regímenes árabes.
Pero la Naqba no se olvida nunca en los campos de refugiados; esos lugares mugrientos que pretendían ser las tumbas de los palestinos se convirtieron, en cambio, en los lugares donde se recrean la memoria y la revolución.
Año tras año los palestinos que viven en los campos rememoran su ira y su desafío.
Pero con cada conmemoración de la Naqba la necesidad de hacer un balance de la cobertura del histórico conflicto entre la lucha armada y los caminos de la diplomacia, crece con más urgencia.
La diplomacia especulativa
La lucha armada de los palestinos fue la responsable de que el mundo prestara atención a su causa; antes de esto se permitía que las Naciones Unidas tomasen resoluciones sobre el ‘problema’ sin referirse específicamente al pueblo palestino. Se pasó de una época de negación a otra en la que la ONU tuvo que reconocer los frutos de la autodeterminación de los palestinos. No olvidemos que hubo más países que reconocieron a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que al Estado de Israel, hasta que los Acuerdos de Oslo cambiaron el panorama.
La lucha armada también unificó a los palestinos bajo un solo paraguas que generó ayuda árabe, acciones militares de la OLP dentro de Israel y otras recordadas desde países cercanos. También fue la lucha armada la que forzó a los gobiernos árabes a entregar el control al movimiento nacional palestino.
Gamal Abdel Nasser, el fallecido presidente egipcio a quien hoy se recuerda como un adalid de la causa palestina, creó la OLP con el propósito de controlar el activismo palestino y asegurarse de que la lucha armada quedara bajo la mirada vigilante de los regímenes árabes.
La lucha armada palestina también sirvió para derribar las barreras tradicionales del conservadurismo religioso que mantenía a las mujeres palestinas alejadas de la lucha política, aunque, por supuesto, todas las organizaciones fueron responsables de la marginación de las mujeres a pesar de los sacrificios y las contribuciones que hicieron a todas las formas de lucha.
La lucha armada también instaló un cierto sentido de orgullo entre los palestinos y puso fin a la sensación de desesperanza sobre el despertar de la Naqba. Esos sentimientos de abandono estaban abonados por los regímenes árabes, temerosos de las consecuencias del espíritu revolucionario de los palestinos.
La diplomacia de tinta y papel
El camino de la diplomacia produjo pocos resultados tangibles para los palestinos [GETTY]
El camino de la diplomacia seguido por Yasser Arafat, el fallecido líder de la OLP, y por sus sucesores, dio el resultado del establecimiento de una débil y dependiente autoridad en Ramala que se pliega a Israel y a sus aliados occidentales .
Con el fin de proteger a Israel de una legítima lucha armada se creó una Autoridad Palestina funcional que, en definitiva, sirve a sus enemigos, y los éxitos o fracasos de su diplomacia se establecen de acuerdo con Israel. Más aún, si la lucha armada se orientó para empezar a presionar con el fin de conseguir la independencia del movimiento nacional palestino con respecto a los regímenes árabes, la camarilla de la diplomacia palestina dejó sus asuntos en manos de Estados Unidos, jefe, patrón y «aliado eterno» de Israel.
El camino diplomático creó las más profundas divisiones entre los palestinos desde la década de 1930 y, así y todo, sin ningún resultado tangible. El camino de la diplomacia se les impuso a los palestinos desde afuera, ya sea por los regímenes árabes, los Estados Unidos o por otros amigos de Israel. Pero, mientras que la escena palestina parece oscurecerse a 62 años de la Naqba, incluso con la suspensión de la lucha palestina armada la larga vida de Israel es más dudosa que nunca.
Siempre se dio por supuesto que el Líbano sería un vecino seguro y confiable, pero ahora Israel tiene en su frontera norte asentado a su más formidable enemigo, y su arsenal de armas biológicas y nucleares no lo resguardarán del futuro negro del sionismo instalado desde la creación del Estado.
El régimen segregacionista de Sudáfrica alguna vez pareció formidable, ahora es un asunto del pasado en los libros de historia.
As’ad AbuKhalil es profesor de ciencias políticas en la universidad del estado de California, Stanislaus, y responsable de angryarab.blogspot.com
Fuente: http://english.aljazeera.net/focus/2010/05/201051664435120219.html