Una vez más, y sin el más mínimo rubor por ello, la UE aplica un doble rasero en el conflicto de Palestina. Los ministros de Asuntos Exteriores de los países europeos han decidido que para que este país pueda seguir recibiendo ayuda económica, deberá antes aceptar tres condiciones que se consideran indispensables: poner fin a […]
Una vez más, y sin el más mínimo rubor por ello, la UE aplica un doble rasero en el conflicto de Palestina. Los ministros de Asuntos Exteriores de los países europeos han decidido que para que este país pueda seguir recibiendo ayuda económica, deberá antes aceptar tres condiciones que se consideran indispensables: poner fin a la violencia, reconocer al estado de Israel y aceptar los acuerdos de paz previos.
Es curioso que mientras Europa exige a los palestinos el abandono de la violencia, no ponga el más mínimo interés en exigir también a Israel que abandone la violencia y suspenda sus continuos asesinatos y ataques a la población civil. Parece ser que para los ministros europeos la violencia es un acto que se considera censurable dependiendo de quién lo realice.
Por otra parte, los dirigentes de Hamas no han dejado nunca de afirmar que están dispuestos a reconocer al estado de Israel, pero siempre y cuando éste acepte retirarse dentro de las fronteras que la ONU considera válidas para dicho estado. Sin embargo Israel no ha aceptado ninguna de las resoluciones de la ONU en lo referente a este tema, lo cual es chocante también: parece que aceptar los acuerdos de paz (y qué mejor acuerdo de paz que una resolución de la ONU) es una condición que por supuesto Israel también está exento de cumplir.
Mientras se suceden los datos preocupantes sobre la situación de la población palestina, y todos los observadores constatan la extrema situación de pobreza e inseguridad en la que viven, Europa tergiversa la realidad y utiliza un discurso parcial e injusto para decidir suspender una ayuda económica cada vez más necesaria e indispensable en la zona.
Europa quiere imponer en Palestina lo que libre y democráticamente los palestinos han rechazado, utilizando para ello la asfixia económica; tal vez sería conveniente que Europa se planteara también abandonar la violencia.