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La dogmática soberbia del president Mas y EuroVegas como vergonzozo proyecto de las clases dominantes catalanas

Fuentes: Rebelión

Tras la andadura norteamericana del gobierno de los mejores privatizadores, tan amigo y admirador del Estado racista, belicista y anexionista de Israel; después de hablar urbi et orbe de Catalunya como la Holanda del Sur oprimida y ahogada por España e imponer un euro en cada receta médica de la Sanidad Pública, toca EuroVegas. Ahora […]


Tras la andadura norteamericana del gobierno de los mejores privatizadores, tan amigo y admirador del Estado racista, belicista y anexionista de Israel; después de hablar urbi et orbe de Catalunya como la Holanda del Sur oprimida y ahogada por España e imponer un euro en cada receta médica de la Sanidad Pública, toca EuroVegas. Ahora sí toca. Probablemente, los infames elogios sionistas del periplo usamericano ya intentaban construir un marco adecuado para la nueva fase.

El EuroVegas catalán es un proyecto directamente relacionado con los deseos y finalidades de la presidencia del gobierno catalán como protagonista destacado. El papel papel de su conseller de Economía, Mas-Colell, y el de Empresa y Ocupación, Xavier Mena, ha sido muy pero que muy secundario. Mas, el soberbio, ha tomado el salvaje caballo de las Vegas por las bridas. Pero para darle más galope. ¡Bienvenido, mister Adelson!, han gritado y no sólo ha sido doña Esperanza Aguirre.

Y el president lo ha hecho hasta el punto de convertirse en un fundamentalista del proyecto. No admite críticas, le ponen de los nervios y las suele presentar como un ataque al país, un país que -según su servil cosmovisión neoliberal- debe apostar por una de las peores sendas del capitalismo realmente existente: el juego y la estupidez como servicios turísticos, salarios de miseria, narcotráfico, explotación de mujeres, ludopatías, claro ataque a la salud pública, aniquilación de derechos sociales, revisión de leyes y normas en función de los deseos y «necesidades» de grandes multinacionales, agresiones al medio ambiente, probable maltrato a parques naturales, transformación de una amplia zona del país, contaminación, el modelo de la american life en el Prat de Llobregat. Y más, mucho más.

Para que suene bien a los oídos de la ciudadanía, tarea imposible hasta el momento a pesar de sus medios de intoxicación informativa, Mas habla de la creación de puestos de trabajo (nunca concreta su número ni explica las verdaderas condiciones laborales) y de convertir a Catalunya en el máximo lugar de referencia del turismo europeo, sin indicar desde luego qué turismo se generará, compuesto probablemente por lo peor y más mafioso de cada casa. Es la cara sucia del capitalismo existente.

La última de sus intervenciones ha consistido en menospreciar, maltratar más bien, a la oposición parlamentaria, a ICV-EUiA para ser más concreto. No es que ICV-EUiA haya protagonizado hasta el momento -tenía mil razones para ello- actos de protesta consistente y radical. Lejos ese cáliz de este grupo parlamentario. Pero han dicho, han propuesto, han hablado, han criticado, no se han callado. Como lo han hecho también, desde luego, grupos organizados, colectivos, ciudadanos/as insumisos, que se han manifestado, han recogido firmas, han convocado jornadas de lucha y han intentado mostrar las dantescas dimensiones de uno de los peores proyectos de la burguesía catalana a lo largo de su nada afable historia.

Mas, rabioso, fundamentalista donde los haya en este asunto, les ha atizado en la sien con una «ideilla» que algún asesor bien remunerado le habrá hecho llegar, dicha con ese tono de chulería y prepotencia a la que nos tiene últimamente acostumbrados: los de ICV ha dicho (no nombra si quiera a EUiA) deberán a ir a las oficinas del INEM y decir a los parados que su grupo está en contra de la creación de puestos trabajo en Catalunya. Con el mayor cinismo del mundo, con la estafa más descomunal, con la mayor prepotencia, como una Aguirre d derecha extrema catalana. Todo vale por un proyecto que significará un retraso social de décadas y una agresión medioambiental sin precedentes. Los negocios de su clase y el capitalismo valen una misa, un servilismo vomitivo e incluso poner el país, al que tanto dice amarse, a los pies de caballos despiadados, salvajes, insaciables y horteras.

Martin Woods es un ex detective de la brigada antidrogas de la policía metropolitana de Londres. Como principal investigador contra el lavado de dinero pagó en 2005 un duro precio por su diligencia: fue expulsado de su puesto por negarse a dejar de presentar informes sobre actividades sospechosas sobre prácticas de depósitos sospechosas de filiales de Wachovia en Londres y Miami. Woods declaró a The Observer: «Nueva York y Londres se han convertido en las dos mayores lavanderías de dinero criminal y de la droga y en paraísos fiscales. No las Islas Caimán, no la Isla de Man o Jersey». No, el gran lavado, insistió, tiene lugar directamente a través de la City londinense y Wall Street [1]. «Entre tanto», añadió, «la industria de la droga tiene dos productos: dinero y sufrimiento. Por una parte masivos beneficios y enriquecimiento. Por la otra masivos sufrimientos, miseria y muerte. No se pueden separar unos de otros».

Bien mirado, como ocurriera en los años ochenta en algunos barrios obreros de Barcelona y en sus alrededores (y en muchos otros lugares de España). No sería de extrañar, si la apuesta del neoliberal y sumiso gobierno Mas tiene éxito, que a los nombres de Londres y Wall Street haya que añadir el de algunas ciudades de la «Holanda» del Sur, la de los recortes sociales y la anulación de impuestos en herencias directas.

Manolis Glezos es un luchador incansable de largo recorrido famoso por la acción que marcó el inicio de la resistencia griega contra el nazismo en 1941: arrancó de la Acrópolis de Atenas la bandera nazi que habían colocado las fuerzas de ocupación alemanas. Ha sido entrevistado por el gran periodista Antonio Cuesta [2]. Después de insistir en que el pueblo griego, la ciudadanía más desfavorecida, no necesita ni salvadores, ni prestamistas ni mercados, ha recordado su estancia en cárceles: «Yo estuve en muchas cárceles, mejores y peores, en algunas daban café y en otras no. Muchos presos querían ir a las mejores prisiones, pero yo siempre tuve claro que quería ir afuera. De donde hay que salir es de la esclavitud del capital» [la cursiva es mía].

Este es el punto, el rovell de l’ou que diría Mas el soberbio. Pero es casi imposible que un fundamentalista neoliberal como el president Mas, y el gobierno de ultraconservadores unionistas y convergentes que preside, entiendan incluso el significado a una necesidad tan urgente y humana.

En Aula y en ESADE no se enseñan esas cosas. Se les prepara para el realismo sucio de la era de un Capital en descomposición acelerada. ¡Los sepultureros estamos en pie de resistencia y lucha!

Notas:

[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=151926

[2] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=151861

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.