Los baños en la Clínica del Distrito de Bangwe, en esta ciudad de Malawi, no funcionan otra vez por falta de agua. Si los pacientes los necesitan, deben trasladarse a la escuela vecina, donde hay letrinas de hoyo seco. «No es algo nuevo aquí», dijo una enfermera, que habló con IPS a condición de mantener […]
Los baños en la Clínica del Distrito de Bangwe, en esta ciudad de Malawi, no funcionan otra vez por falta de agua. Si los pacientes los necesitan, deben trasladarse a la escuela vecina, donde hay letrinas de hoyo seco.
«No es algo nuevo aquí», dijo una enfermera, que habló con IPS a condición de mantener el anonimato. «Ha sido así en las últimas dos semanas. Por lo general nos quedamos sin agua, especialmente durante las sequías. Tenemos dos baños, así que en momentos así los cerramos».
Pero la clínica, que atiende a un promedio de 100 pacientes cada día, necesita agua para realizar sus funciones, y las enfermeras deben traer dos cubetas diarias del pozo en una mezquita cercana.
«Acabamos de traer un par de cubetas de allí para que los pacientes pudieran tener agua que beber o para usarla en su medicación. Nos afecta esta sequía. Mi trabajo no es ir a buscar agua, sino examinar y recetar medicamentos a los pacientes», dijo la enfermera.
La temporada de lluvias terminó en marzo y en este momento hay sequía, pero este año es mucho más dura que en otras ocasiones. Esto llevó a que la Junta de Agua de Blantyre decidiera racionalizar el recurso. Pero la Junta también admite que la actual demanda de la ciudad supera a su capacidad de suministro.
Afectada por constantes cortes de energía en su central principal, a más de 50 kilómetros de Blantyre, y por un sistema que colapsa y que no ha sido reparado en más de 40 años, la Junta lucha para proveer agua a los habitantes.
La población Blantyre, la principal ciudad comercial de este país de África austral, pasó de 113.000 en 1966 a 670.000 en 2008, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
Sin embargo, hay un proyecto en marcha por cinco millones de dólares para renovar la infraestructura de aquí a 2013.
La Junta informó que el proyecto mejoría el suministro, que pasaría de 78.000 metros cúbicos diarios a 96.000. Esto permitiría afrontar los periodos de escasez y alcanzar a más de un millón de personas.
Mientras, es común ver las largas filas de personas en los pocos puntos proveedores de los distritos de la ciudad. Algunos apelan a los arroyos para lavar sus ropas o bañarse.
El Hospital Adventista de Blantyre, uno de los nosocomios privados más importantes del país, no ha tenido agua por una semana.
Su director ejecutivo, Kirby Kasinja, dijo a medios locales que la escasez de agua ha sido un problema persistente. Hubo breves lapsos de suministro en los últimos meses, pero el agua dejó de fluir por completo la semana pasada, paralizando las actividades del centro de salud.
«Tenemos ropas blancas en el quirófano que están sucias, dañadas y con sangre, y necesitamos lavarlas. ¿Pero cómo podemos hacerlo si no tenemos agua? También los pacientes deben estar limpios por un tema de higiene, pero no hay agua para bañarlos», indicó.
Con el fin de mantener en funciones a los quirófanos, las salas de maternidad y otros departamentos clave, el hospital destina unos 400 dólares diarios a la compra de tanques de agua para cubrir algunas de sus necesidades. Pero Kasinja señaló que esto era demasiado costoso para el sanatorio.
El portavoz de la Junta de Agua de Blantyre, Innocent Mbvundula, negó que los hospitales hayan sido obligados a ahorrar. Son instalaciones prioritarias, señaló, y el suministro no ha sido ni será interrumpido.
El funcionario atribuyó las dificultades a fallas técnicas de los propios nosocomios, y aseguró a IPS que la Junta investigaba los problemas de suministro apenas era alertada.
Por su parte, el director del no gubernamental Programa de Educación en Salud y Derechos, Maziko Matemba, dijo que la falta de agua en la ciudad tendría consecuencias de largo alcance en los habitantes.
«Para prevenir las enfermedades se necesita agua en todo tiempo, pues el ambiente anti-higiénico es un campo de cultivo para muchas infecciones. Estos cortes de agua crearán una crisis sanitaria», alertó.
El activista instó a la Junta a priorizar el suministro en los hospitales y lanzar programas de información sobre el uso adecuado del agua en sanatorios, hogares y lugares públicos para aliviar la carga de la red de distribución.
Hasta entonces, los habitantes y las instalaciones públicas deberán buscar fuentes alternativas.
En la Clínica del Distrito de Bangwe no hay mucho que pueda hacer el personal. Cuando el pozo de la mezquita se agote, el sanatorio se quedará sin agua.
«Es un poco tolerable para nosotros solo porque estamos en un hospital para pacientes externos. Pero el problema es persistente. Nunca se sabe si un día tendremos que decirle a los pacientes que traigan agua en botellas para beber mientras esperan ser atendidos», dijo la enfermera.