¿Por qué los rusos y Lajdar Brahimi se empeñan en una «solución política» que han hecho fracasar rápidamente con su mala intención y conocidos objetivos? ¿Y por qué el enviado internacional y árabe no se ha comportado a su manera y ha elegido el comportamiento lavrovista? Se debe al acuerdo EEUU-Rusia o Hillary Clinton-Sergei Lavrov […]
¿Por qué los rusos y Lajdar Brahimi se empeñan en una «solución política» que han hecho fracasar rápidamente con su mala intención y conocidos objetivos? ¿Y por qué el enviado internacional y árabe no se ha comportado a su manera y ha elegido el comportamiento lavrovista? Se debe al acuerdo EEUU-Rusia o Hillary Clinton-Sergei Lavrov alcanzado en Dublín el 7 de diciembre de 2012. EEUU quiere evitar cualquier desarrollo que después le obligue a intervenir, incluso la «línea roja» de las armas químicas no es seria, a pesar de que Obama lo haya advertido repetidamente. Si el régimen las utiliza no intervendrán ni EEUU ni la OTAN, y el régimen ha comprendido que puede utilizarlas siempre que no sobrepase algunos puntos geográficos concretos. En caso de hacerlo, EEUU se apoyará en una intervención israelí.
Esto pone de manifiesto que las insinuaciones de EEUU a la oposición siria de que se la apoyan y las promesas que le han hecho de ayuda financiera y armamentística antes de la creación de la Coalición Nacional en Doha y después, no han sido más que palabras. Y a lo que no quiere EEUU se resisten los otros «Amigos de Siria», como demuestra el hecho de que todas las fuentes de la oposición comentan que las ayudas económicas se han reducido desde agosto y que han cesado completamente desde el anuncio de la creación de la Coalición.
Washington siempre ha buscado una solución política cuya forma ideal implica la participación de los miembros «aceptables» del régimen y que Bashar al-Asad abandone el poder inmediatamente o tras unos pocos meses porque ya no puede tratar con él, pero Rusia se ha quejado de la imposibilidad de toda solución política si Bashar no forma parte de ella o colabora, especialmente cuando lo perentorio es la reestructuración del ejército y la seguridad. Tras muchas dudas, los estadounidenses cedieron la misión a los rusos para que lo trataran con el régimen, pues son aliados suyos. Los rusos pusieron como condición el trabajar en el marco de los Acuerdos de Ginebra, que ni siquiera sugieren la cuestión de la renuncia de Asad y solo accedieron a un «leve» cambio en la aplicación fuera del texto. Este cambio es la expresión «gobierno transitorio con todas las prerrogativas», lo que implica que Asad está invitado a ceder sus poderes; es decir a un «traspaso de poder» al presidente del gobierno que se supone que ha de ser su segundo a bordo, Faruq al-Sharaa. Si eso es así, se trata de un formato muy avanzado, por no decir rompedor, aunque implique que Asad permanezca en escena durante un tiempo. Sea realidad o ficción, esto da prioridad al cese de las matanzas y la destrucción, al auxilio de los afectados y al cambio de régimen. La rendición de cuentas de los asesinos y criminales vendría después.
¿Qué ha pasado? Este es el escenario: vino Brahimi, se entrevistó con Asad, le presentó la «propuesta», se retrasó la respuesta y llenó parte de ese tiempo entrevistándose con la «oposición interior» que bien sabe de antemano que no sirve para nada en sus movimientos. Después supo que Faysal Mikdad viajó a Moscú, lo que significa que Asad prefirió discutir su respuesta con Rusia. Así, Brahimi se vio compelido a viajar allí para recibir la respuesta de que la cabeza del régimen sirio se niega a ceder el poder y que está empeñado en permanecer hasta el fin de su mandato en 2014 y a presentarse en las próximas elecciones a la presidencia. Puesto que el enviado internacional y árabe le llegó siendo jefe de Estado, no tiene por qué intervenir en sus prerrogativas y es él quien tiene derecho a designar al jefe del gobierno y determinar su misión. Y voilà Rusia, al margen de su recibimiento de Miqdad, mandando una invitación a la oposición para tratar el tema del diálogo; es decir, el diálogo con quién, cómo, con qué agenda y bajo qué condiciones.
Moscú no ha sido capaz de dirigir la «solución» hacia el régimen, por eso lo ha intentado con la oposición. Este paso no diplomático fue recibido con una respuesta nada diplomática por parte del presidente de la Coalición. No se conformó con decir que no visitará Rusia, identificada con el régimen, sino que le ha pedido que se disculpe por lo que ha cometido contra el pueblo sirio. Sin embargo, no ha rechazado el principio del diálogo, algo que comprende Mikhail Bogdanov al decir que se puede dialogar en cualquier otra capital. Obviamente ha habido acaloradas discusiones entre los círculos de la oposición sobre la respuesta de Moaz al-Jatib, sobre todo en lo referente a las «disculpas» y el enemistarse con Rusia hasta tal punto, pero la Coalición considera que los rusos y Brahimi han decidido marginarlo y no le ofrecen más que una silla en la mesa del diálogo con el régimen que saben de antemano que rechaza.
Es una primera ronda de Rusia en medio del silencio estadounidense, y de la que ha salido con claras amenazas lanzadas por Lavrov como si las dirigiera a ambas partes pero que en realidad iban encaminadas a la oposición. Brahimi ha hecho su parte también con la amenaza del «infierno» y la «somalización» y la posibilidad de que caigan cien mil víctimas, a sabiendas de que el régimen no es indiferente y que la oposición no puede volver atrás. Así los rusos y los estadounidenses se preparan para volver a consultarse pronto y valorar qué ha sucedido a la luz de una realidad que ha demostrado que ninguna de las dos partes está preparada para un pacto, lo que exige dejar que se destruyan la una a la otra, pues tal vez la ebullición sobre el fuego produzca una «solución». ¿Qué significa eso en la realidad? En el ámbito político los rusos, puesto que EEUU les ha dado rienda suelta, pedirán que estos ejerzan presión sobre la oposición y controlen a sus «Amigos», especialmente Turquía, que ha quedado claro que no estaba incluida en el marco de lo que pretendían Rusia y Brahimi. Pero lo peor tendrá lugar sobre el terreno porque el régimen ha recibido un mensaje de Rusia que le permite perfilar el escenario del «infierno», sin importar las condenas internacionales y árabes de las que nada se ha vuelto a escuchar desde las masacres de Halfaya y Dar Baalba (en las que usó misiles Fatih iraníes y que la OTAN no mencionó a pesar de ser más peligrosos que los misiles Scud). En la etapa inmediata el régimen librará la batalla de Rusia, que le incita a poner fin a esto y apoya su recurso a la experiencia de Irán y Hezbollah porque quiere una situación sobre el terreno totalmente diferente cuando vuelva a proponer la solución política dentro de unas semanas. Mientras la oposición espera que le proporcionaran armas desarrolladas, lo más probable es que sea el régimen quien las obtenga, pues Moscú quiere que demuestre su poderío y vaya hasta el límite de sus posibilidades. Por eso, el régimen siente ahora que está en el contexto del silencio internacional que le permitió hace treinta años cometer las masacres de Hama, y sus fuentes hablan de miles de muertos en una «terrible sorpresa» en la provincia de Damasco.
No solo Washington ha estado callada durante la semana diplomática entre Moscú y Damasco, ¿acaso ha dejado a Brahimi y los rusos intentarlo antes de decir la última palabra? No, probablemente dijo todo lo que tenía que decir el 11 de diciembre de 2012 justo antes de la conferencia de los Amigos de Siria en Marrakesh cuando anunció que incluía al Frente de al-Nusra en su lista de Estados y organizaciones terroristas. Esa postura puso de manifiesto la realidad de EEUU, mucho más que su reconocimiento de la opositora Coalición Nacional al día siguiente. En definitiva Washington no ha separado su aproximación a la cuestión siria de su complejo por la experiencia iraquí, como si repasándola no hubiera llegado solo a arrepentirse de haber derrocado al régimen de Saddam Hussein, sino que también ha llegado al punto de hacer lo posible por mantener el régimen de Bashar al-Asad. Su silencio nada natural parece más bien el espacio necesario entre dos posturas y dos rostros. Así, no es descartable que EEUU comience 2013 diciendo que está detrás de los esfuerzos rusos a través de su apoyo a la misión de Brahimi, y que cree que la solución propuesta es buena si se tiene en cuenta el caos en el que se ha sumido Siria. Y en el caso de que la oposición en las últimas semanas haya notado un cierto retroceso en cómo los Amigos de Siria la tratan, ¡pidan cuentas a EEUU!
Fuente: http://alhayat.com/OpinionsDetails/468522