Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
En general se supone que la caída del Sah llevó a la ruptura de los lazos entre Israel e Irán, que hasta ese momento parecía una historia de amor. Sin embargo, tanto la élite intelectual de Irán como el resto de la nación cambiaron drásticamente sus opiniones sobre el Estado judío después de 1967.
Mohammed Reza Pahlavi, Sah de Irán, y su esposa, la reina Farah, se preparan para partir después de una visita a los Estados Unidos. (Foto: Wikicommons)
La relación entre Israel e Irán se remonta a los primeros años del Estado judío y constituyó la base de las geopolíticas de ambos países. Esta relación política no era, sin embargo, sólo un asunto de las élites gobernantes. En lo que concierne al Irán de Pahlavi, incluso los círculos de oposición en los años 1960 y 1970 tuvieron un enfoque complejo y a veces favorable al Estado de Israel. Por otra parte, muchos de ellos vieron a Israel y a Irán con un carácter esencialmente excepcional en el Oriente Próximo contemporáneo, una percepción que cambiaría definitivamente para mal después de la guerra de 1967.
Poco después de la creación de Israel en 1948, una nueva historia de amor comenzó en el Oriente Medio. En 1950, Irán otorgó a Israel el reconocimiento de facto y abrió una embajada en Jerusalén. En ese momento Irán era (y sigue siendo) una patria para la comunidad judía más grande del Medio Oriente y un refugio seguro para muchos judíos iraquíes que habían huido de la persecución en Irak durante la década de 1940.
A diferencia de la mayoría de las comunidades judías en los países árabes, muchos judíos iraníes decidieron quedarse en Irán después de la creación de Israel. Aunque la mayoría de las demás comunidades judías del mundo musulmán desaparecieron entre 1948 y 1956 y emigraron en masa a Israel, la gran mayoría de los judíos iraníes permanecieron en su tierra natal y tuvieron una compleja relación con el movimiento sionista e Israel. Esto no quiere decir que los judíos iraníes fueran antisionistas. Sin embargo, debido a su decisión de permanecer en Irán, las comunidades judías iraníes en general no se identifican con el sionismo. Esto fue, por supuesto, un fuerte contraste con la mayoría de las comunidades de judíos árabes de Siria, Irak, Líbano, Marruecos y Libia. Muchos árabes judíos emigraron al recientemente creado Estado de Israel antes de 1956, debido a las crecientes tensiones (y a veces persecución abierta) con las poblaciones locales en el fondo del conflicto palestino-israelí.
En los años posteriores a la creación de Israel, las élites intelectuales y políticas no judías de Irán generalmente veían a Israel bajo un ángulo positivo. Muchos estaban intrigados por las primeras articulaciones del sionismo laborista, que hizo hincapié en la proletarización de la sociedad a través de los sindicatos dominantes y colectivos comunitarios basados en la agricultura, como los kibutzim. Movimientos de izquierda, como la Unión Socialista y el partido comunista Tudeh, eran las fuerzas de oposición nacionales dominantes en la política iraní. Una vez que sus actitudes hacia Israel se examinan desde una perspectiva geopolítica, sus perspectivas se vuelven significativas y comprensibles. La Unión Soviética, que apoyó al Partido Tudeh, también apoyó el Plan de Partición de la ONU de Palestina de 1947 (que dividió la tierra entre un futuro Estado de Israel y Palestina) y llegó a reconocer a Israel en mayo de 1948.
Mohammad Reza Pahlavi, el fallecido Sah de Irán (Foto: Wikicommons)
Dada la prevalencia de la «hipótesis aria» en Irán y generalizada hacia lo occidental durante la dinastía Pahlavi, un pacto ideológico con Israel tenía una gran dosis de sentido. Esto fue especialmente cierto después de la creación de la Revolución Blanca en 1963, un movimiento que se anunció como un intento de modernizar rápidamente Irán para alinearlo con Occidente. La idea de que estos países comparten una actitud más «occidental» a pesar de que se encuentran en el «Oriente» se convirtió en una parte integral de la fundación de una coalición regional entre los países no árabes del Gran Oriente Medio (Turquía, Etiopía, Irán e Israel). Esta coalición llegó a conocerse como la «Alianza de la Periferia«.
El Sah, sin embargo, fue un gobernante muy impopular y autocrático para la mayoría de los iraníes. A pesar del papel de Israel en la consolidación del gobierno autocrático del Sah, la fascinación de la elite iraní con Israel ayudó a crear una opinión sorprendentemente favorable de Israel en Irán. Debido a la estrecha relación entre los dos gobiernos, los iraníes tienden a asociar a Israel con proyectos como la reconstrucción de Qazvin tras el terremoto de 1962 en lugar de con la notoriamente brutal policía secreta iraní SAVAK, que el Mossad israelí ayudó a establecer y entrenar.
Aunque muchos de los líderes políticos de las comunidades judías iraníes eran simpatizantes de la causa sionista, muchos más judíos iraníes permanecían indiferentes a ella. De hecho, muchos se unieron a los movimientos de izquierda en Irán y eventualmente asumieron posiciones de liderazgo en ellos, lo que demuestra que sus lealtades políticas pertenecían sobre todo a Irán. Naturalmente, esta situación causó gran frustración en Israel, un Estado cuya existencia todavía se basa en la idea de que el destino de las juderías mundo y el Estado de Israel se entrelazan inexorablemente.
La predominante interpretación judía iraní del sionismo era diferente del sionismo político abrazado por la clase dirigente de Israel en ese momento. La comunidad no consideraba necesaria la existencia de un Estado judío, sino más bien reflejaban un sentimiento religioso y un apego emocional-espiritual a Sión, el nombre bíblico de Jerusalén. Esto no era exclusivo de la comunidad judía de Irán, sino más bien común entre los judíos de todo el Oriente Medio. Sin embargo, esta concepción siguió siendo relevante sólo para los iraníes, ya que el resto de las comunidades en su mayoría dejaron de existir entre 1948 y 1956.
Mientras que muchos judíos iraníes tenían parientes en Israel y había visitado Israel antes, Israel no era parte de su identidad judía y ellos no se veían a sí mismos salir de su amada patria hacia otro país, incluyendo Israel. En su gran mayoría no compartían la interpretación política del sionismo, con el movimiento sionista e Israel y cualquier sentido de la palabra que estuviera atado a la existencia del Estado de Israel.
Para comprender el lugar único que Israel ocupó en la cosmovisión de Irán, debemos tener en cuenta a los iraníes que escribieron sobre ese Estado. Jalal Pahlavi Al-e Ahmad, un vanguardista pensador iraní, puede haber sido el que mejor ha tansmitido la transformación de las representaciones de Israel en la esfera pública iraní. Al-e Ahmad, que alguna vez fue miembro de la dirección del Tudeh, ganó credenciales izquierdistas internacionales con la publicación de Gharbzadegi (1962), en el que criticaba la tendencia de amplios sectores de la sociedad iraní de imitar ciegamente a Occidente. Gharbzadegi (occidentalización) lamentaba la inevitable pérdida de la cultura y la identidad iraníes frente a los modelos y paradigmas occidentales. Su publicación influyó en una generación posterior, los revolucionarios iraníes como Ali Shariati y el líder supremo actual, Sayyed Ali Jamenei.
Dado su notable lugar tanto en la evolución de la izquierda iraní y el desarrollo de las ideologías políticas contemporáneas, no se debería esperar que nombrara a Israel como una sociedad modelo. Sin embargo, Al-e Ahmad evocaba ideas que eran comunes en los círculos intelectuales de Irán antes de 1967, ideas que trajeron el mensaje de que Israel en su esencia era un aliado político y cultural.
Dos años después de la publicación de Gharbzadegi, Al-e Ahmad y su esposa, Simin Daneshvar, visitaron Israel. Hay un documento sobre el viaje de Al-e Ahmad, Safar Beh Vilayet-e Ezrael (Viaje al Estado de Israel) que da fe de la profunda impresión que le causó el país. El pensador crítico escribió sobre Israel nada menos que en términos de admiración. Describió con detalle una visita a Yad Va’Shem, el museo del Holocausto en Jerusalén, y expresó su fascinación por la resurrección del pueblo judío después de los horrores del Holocausto. Más tarde se discutió ampliamente el kibbutz en Israel y la ideología socialista del Estado en términos positivos.
Durante su visita, Al-e Ahmad y Daneshvar se quedaron en el kibutz Ayelet Ha’Shahar en el norte de Israel. Describió el kibbutz para el lector iraní de la siguiente manera: «[…] las personas en Israel ya sentaron las bases para la socialización de los medios de producción agrícola en una parte del mundo que se inspiró en el movimiento socialdemócrata ruso y no en Stalin». Por lo tanto, Al-e Ahmad asoció a Israel con el «lado correcto»de la ideología comunista, como la fisura que el contemporáneo partido Tudeh tenía con la oposición comunista al legado de Stalin.
Los escritos de Jalal Al-e Ahmad y de Simin Daneshvar en el libro de visitas del kibutz Ayelet Ha’Shahar. (Kibutz Ayelet Ha’Shahar archivo)
Quizás hay otra razón para la gran simpatía de Al-e Ahmad por Israel. En su cuaderno de viaje, Al-e Ahmad representa a los árabes en términos despectivos como enemigos ideológicos y culturales, por decir lo menos. Las tensiones culturales entre árabes e iraníes aparecen claramente en la superficie del texto. Tal como escribió: «Soy un ciudadano no árabe de Oriente que ha sufrido mucho a manos de los árabes y todavía lo hace. A pesar de todos los favores que «yo» [Yo como «Irán», no la persona de Jalal Al-e Ahmad] presté al Islam a través de los siglos y aún así, todavía se refieren a mí como Ajam que, en este contexto, probablemente significa «extranjero» y «analfabeto» también. Declaraciones similares se pueden encontrar en todo el texto. Dado el estado público de Al-e Ahmad, este cuaderno de viaje sin duda tuvo un impacto en la percepción de Irán sobre Israel.
Curiosamente, Safar beh Vilayet-e Ezrael fue publicado en una serie de artículos de prensa que leyeron y duscutieron los intelectuales seculares y religiosos. Por ejemplo el actual líder supremo de Irán, Seyyed Ali Khamenei, recordó más tarde que este cuaderno de viaje no sólo lo desconcertó, sino que también agitó una gran controversia entre los jóvenes clérigos de Qom, en particular debido a la contradicción inherente que vio entre este libro y los anteriores escritos populares de Al-e Ahmad, primero y principal: Gharbzadegi.
El año 1967 fue un momento decisivo en la relación entre el Irán de Pahlavi y el Estado de Israel. La Guerra de los Seis Días, en la que Israel invadió sus países vecinos y ocupó Cisjordania, la Franja de Gaza, la península del Sinaí y los Altos del Golán, Israel se transformó en una potencia colonial a los ojos de las elites intelectuales iraníes. Después de la guerra, muchos de los países del bloque soviético cortaron sus relaciones con Israel como lo hicieron sus partidos satélites, entre ellos el Tudeh iraní.
Jalal Al-e Ahmad escribió el último capítulo de esta guía de viajes en 1968, reflejando fielmente la transformación de la actitud iraní hacia Israel. En este capítulo, se describe a Israel como parte de un esquema capitalista occidental en la región, lo que explica cómo los regímenes reaccionarios árabes jugaron en manos de Israel y las potencias coloniales. También critica a las élites intelectuales francesas por su traición a los árabes y el apoyo, una vez más, a una nueva empresa colonial. Su crítica se dirige directamente a Jean-Paul Sartre y Claude Lanzmann por condenar el colonialismo francés en Argelia y ser muy crítico hacia empresas de Gran Bretaña y, sin embargo, encontraron milagrosamente una manera de ignorar exactamente los mismos problemas cuando se trata de Israel.
Junto con la opinión de la elite, las percepciones populares iraníes acerca de Israel también cambiaron drásticamente después de 1967. Una expresión popular clara de esto se produjo en 1968. Ese año, los equipos de fútbol nacionales israelíes e iraníes jugaron uno contra el otro en las finales en Teherán en el marco de la Copa de Asia. Habib Elghanayan, un judío rico y un líder de la comunidad, compró un gran número de entradas para este partido para que los judíos iraníes puedan asistir y animar al equipo israelí. Este juego, sin embargo, se convirtió en un sitio donde los aficionados iraníes mostraron con vehemencia su descontento con la política de Israel. El equipo israelí y sus partidarios fueron víctimas de una brutal incitación y tuvieron que ser escoltados fuera del estadio por la policía. Este incidente refleja un cambio radical en las actitudes de los iraníes hacia Israel. Un socio favorable de una hora se convirtió en un extranjero no deseado, protegido sólo por la gracia de la mano de hierro del Sah.
A partir de la década de 1970, el Sah trató de encontrar nuevas alianzas en el Medio Oriente y más allá. Se revisaron las relaciones de Irán con la Unión Soviética y algunos de los países árabes. Un acuerdo de paz con Irak y las elecciones estadounidenses del presidente Jimmy Carter en 1976 y las duras críticas posteriores que Carter expresó contra las condiciones de los derechos humanos en Irán llevaron al Sah a desarrollar una visión más negativa del Estado de Israel. A finales de 1970 la revolución derrocó al Sah y el nuevo régimen refleja los sentimientos del público iraní hacia el Estado de Israel, con elocuente antisionismo, echando a la misión diplomática israelí y desarrollando fuertes lazos con la resistencia palestina. Y si bien la mayoría de los iraníes llegaría a olvidar los sentimientos encontrados que albergaba inicialmente hacia Israel antes de 1967, los escritos de Jalal Al-e Ahmad siguen en pie como un testimonio casi solitario de ese momento.
Lior Sternfeld es doctorando en el Departamento de Historia en la Universidad de Texas, Austin. Su investigación se centra en la historia social de Irán y las minorías religiosas en Irán durante la era Pahlavi. Este trabajo se piublicó por primera vez en la Ajam Media Collective, un espacio virtual dedicado a documentar y analizar las tendencias culturales, sociales y políticos a través de las diversas épocas de Irán, Afganistán, Asia Central y sus comunidades de la diáspora y se tradujo al hebreo en Haokets, una revista israelí en internet sin fines de lucro, independiente y progresista que aloja la discusión crítica, donde cientos de escritores publican piezas profesionales y originales sobre temas socioeconómicos, culturales y filosóficos, el activismo de los derechos humanos, el feminismo y la política Mizrahi, English-language blog.
Fuente: http://972mag.com/zionism-and-the-shah-on-the-iranian-elites-evolving-perceptions-of-israel/71699/
rCR