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La experiencia del Confederalismo Democrático: ¿opción para los pueblos?

Fuentes: Kurdistán América Latina

Oriente Medio es históricamente visto, desde Occidente, como una zona caliente. Desde las películas hollywoodenses hasta las empresas de viaje, ponen el acento en la extrema violencia que vive la región. Sin embargo, lo que nadie dice sobre esa violencia es que es agitada, y financiada, sistemáticamente, por Occidente y su punta de lanza: los […]


Oriente Medio es históricamente visto, desde Occidente, como una zona caliente. Desde las películas hollywoodenses hasta las empresas de viaje, ponen el acento en la extrema violencia que vive la región. Sin embargo, lo que nadie dice sobre esa violencia es que es agitada, y financiada, sistemáticamente, por Occidente y su punta de lanza: los Estados Unidos.

A mediados del 2011 estalló la Guerra Civil en Siria, diversas bandas terroristas financiadas por países de Europa y Estados Unidos se levantaron contra el régimen de Bashar Al-Asad. El territorio norte de Siria fue el principal teatro de operaciones de las bandas terroristas (Ejercito Libre Sirio primero, Estado Islámico y Frente Al-Nusra después). En esa encrucijada, los kurdos y las kurdas que habitan el norte de Siria se opusieron a ambos bandos y decidieron embarcarse en una Tercera Vía, basada en las ideas de Abdullah Öcalan, el líder que reformuló la cuestión kurda, la naturaleza de la revolución, y una alternativa a la modernidad del Estado-nación y el capitalismo. Hay que recordar que Kurdistán es una nación que se encuentra dividida bajo la administración de cuatro estados: Turquía, Siria, Irak e Irán. Allí se encuentran las mayores reservas de petróleo y de agua dulce en la región.

Para comprender el proceso de reconstrucción del tejido social en Rojava (norte de Siria, que significa Oeste para los kurdos), y la Revolución que lo configura, es primordial entender que en esta zona en 2011 el Estado se retiró para combatir a las organizaciones terroristas en otros frentes de batalla. Al retirarse el Estado, y con ello todas las instituciones jerárquicas que le componen, el vacío de poder se hizo presente y fue abordado por diversas facciones, algunas militaristas y otras democráticas. Estas facciones confrontaron con dos visiones de mundo contrapuestas: por un lado, el Estado Islámico (ISIS) y el Frente Al-Nusra que busca instaurar las leyes islámicas represivas e implantar el terror; por el otro, el Movimiento por una Sociedad Democrática (TEV-DEM) que adopta la ideología del Confederalismo Democrático y brega por la autodeterminación de los pueblos ubicados al norte de Siria.

Al confrontar estas dos visiones de mundo posible, y ante la ausencia del Estado y sus instituciones, la Guerra Civil patente en el corazón de Rojava forzó a amplios sectores de la población a migrar, a quedarse y «ver qué pasa», o a tomar las armas y resistir. Quienes se volcaron por esta última opción se organizaron en las Unidades de Protección Popular (YPG) y en las Unidades de Protección de las Mujeres (YPJ). Basados en una visión antiautoritaria, pluralista, multiétnica, multireligiosa y multipartidista, las YPG y las YPJ son el brazo armado del TEV-DEM (un conjunto de asociaciones civiles, partidos políticos e grupos religiosos que buscan una verdadera democracia directa, participativa y pluralista).

La ideología de la liberación de la mujer es el sustento del paradigma del Confederalismo Democrático. Tras 5000 años de sexismo y dominación patriarcal las mujeres kurdas son la revolución y no un agregado más en la revolución. Para decirlo de otra manera: la revolución es, en la medida en que la mujer se libera, y en consecuencia se organiza y transforma las relaciones sociales de la dominación patriarcal y la mentalidad estatista del capitalismo moderno.

Una vez que las YPG/YPJ recuperaron los territorios de Rojava dominados por las bandas terroristas, la Revolución comenzó a armar un nuevo tejido social, siguiendo el paradigma del Confederalismo Democrático, apoyándose en la sociedad civil y en las mujeres kurdas, principal baluarte en la lucha por la liberación. Bajo el principio de que las mujeres colectivamente organizadas son el ejército revolucionario que puede implantar una nueva sociedad, y que el patriarcado es el enemigo principal en la lucha por el socialismo, las etnias kurdas, armenias, asirias, turcomanas, árabes, chechenas, configuran colectivamente, desde sus barrios, municipios y cantones (similar a una provincia), la administración social de la producción y determinan sus necesidades básicas para saciarlas.

¿Cómo se organiza el Confederalismo Democrático?

Muy someramente, y esquemáticamente, podemos decir que el Confederalismo Democrático, basado en una democracia directa, ecológica y donde la mujer es el factor de transformación social, se ubica en la antípoda directa de la modernidad patriarcal, capitalista e imperialista.

Bajo este paradigma, las mujeres revolucionan las condiciones de vida sociales. En tal sentido, se organizan en la Comunidad de Mujeres del Kurdistán (KJK) tomando un rol de vanguardia revolucionaria, ganando mayor envergadura, en lo ideológico, lo teórico y lo estratégico. «El KJK sostiene que el nivel de libertad de la sociedad está vinculado con el nivel de libertad de las mujeres. Una democratización sustentable sólo puede ser asegurada y garantizada por la liberación de las mujeres. Las ideologías patriarcales de dominación, que degradan a las mujeres como a objetos e institucionalizan la mentalidad sexista, son los puntos más débiles del sistema dominante. No podemos hablar de real democracia, el establecimiento de una vida socialista y libre, a menos que luchemos contra las ideologías patriarcales y sus concepciones relativas a la cultura y la moral» (1).

A su vez, la mínima unidad en que se organiza la sociedad y donde se toman las principales decisiones se denomina Komin (común – especie de asamblea ciudadana). Estos espacios de organización son a nivel territorial, en cada barrio hay unos siete u ocho Komin. También hay Komin de mujeres y según el grupo étnico. Cada barrio, a través de sus Komin, elige a sus representantes a los consejos ciudadanos (similares a los municipios), quienes llevan las propuestas de leyes para ser modificadas, mejoradas o aprobadas. En el caso de ser modificas o mejoradas, las propuestas vuelven a los Komin y esperan su aprobación, para luego volver a los consejos ciudadanos. Es importante rescatar que las asambleas ciudadanas son permanentes y sistemáticamente se vuelcan a discutir los problemas del barrio, a su vez los representantes a los consejos ciudadanos son rotativos y tiene que haber la misma cantidad de representantes mujeres-hombres, e inclusive más mujeres.

Por otro lado, en vistas de las necesidades económicas (en un contexto marcado por la guerra, un bloqueo económico feroz, y una economía prácticamente de subsistencia), los y las ciudadanas conforman pequeñas unidades productivas (las cooperativas). En Rojava se han desplegado cooperativas agrícolas y ganaderas, y pequeñas industrias, que aportan un porcentaje ínfimo a los cantones para el desarrollo de las actividades organizativas, administrativas y vinculadas a la coyuntura de guerra actual, sostenidas por socios que, o bien pueden aportar una cuota (que puede ser individual, o familiar-colectiva) o unirse con su fuerza de trabajo. Desplegando una estrategia de desprendimiento del modelo y mentalidad capitalista se crea un nuevo paradigma basado en la economía social: la misma busca que el 80% de la economía esté en control de producción comunal, mientras que se permite un 20% de iniciativa privada. La idea es que las personas tengan un rol activo en la sociedad y la trasformación se da paso a paso con la participación popular.

También está prohibido en zonas autodeterminadas el monopolio económico, la realización del capital inmoral en la actividad productiva, las malas prácticas productivos que utilizan tóxicos y contaminan, la inversión de capital financiero parasitario y el sostenimiento de prácticas comerciales indebidas que vayan contra el Contrato Social y perjudiquen a la población de los cantones. Siendo el Contrato Social el que regula la vida comunal, en el mismo se establece la creación de una Asamblea Constituyente compuesta por 162 representantes de la sociedad (donde no existe la minoría, y todos los sectores sociales se ven representadas). Es de destacar que todos los cargos son rotativos sistemáticamente, y que todos los cargos están co-presididos por una mujer y un hombre, buscando de esta manera socavar el burocratismo y el poder del patriarcado respectivamente.

Abdullah Öcalan, quien es el líder de los pueblos libres del Kurdistán, propone desde una mirada estrechamente ligada a las necesidades del pueblo, que los mismos pobladores se organicen «sobre la experiencia histórica de la sociedad y su herencia colectiva», desarrollando estructuras propias distintas y opuestas a la de «monopolios económicos, políticos, ideológicos y militares» que son «construcciones que contradicen la naturaleza de la sociedad a través de la simple pugna por un superávit. Estos no crean valores. Tampoco puede una revolución crear nuevas sociedades. Solo puede influencias el tejido social» (2).

Notas

(1) Koma Jinên Kurdistanê – KJK – Unión de Mujeres de Kurdistán (2016) «El Movimiento de la Liberación de las Mujeres de Kurdistán por una lucha universal de las mujeres» . En www.kurdistanamericalatina.org

(2) Öcalan Abdullah (2005) «Confederalismo Democrático» por International Initiative Edition.

Fuente: Kurdistán América Latina