En la cárcel a cielo abierto más grande del mundo, con 356 kilómetros cuadrados, bloqueada, hostigada y bombardeada, donde más de 1,6 millones de palestinos viven sometidos a una criminal ocupación israelí, se suma la crisis del combustible en Gaza. Nuestro Team lo viene reflejando en la Info desde principio de año, de las 4 […]
En la cárcel a cielo abierto más grande del mundo, con 356 kilómetros cuadrados, bloqueada, hostigada y bombardeada, donde más de 1,6 millones de palestinos viven sometidos a una criminal ocupación israelí, se suma la crisis del combustible en Gaza.
Nuestro Team lo viene reflejando en la Info desde principio de año, de las 4 centrales energéticas funciona solo una y a nivel de emergencia, dejando a la población sin luz por casi 10 horas diarias, afectando el sistema de salud y desarrollo. La responsabilidad de Israel de bloquear la Franja de Gaza en 2007, con el bloqueo de Egipto, el beneplácito de la Autoridad Nacional Palestina en su disputa con el gobierno de Hamas y frente a un silencio internacional cómplice, ha provocado que el 45% de la población palestina gaza’auí esté desocupada y en estado de extrema emergencia. La vida se vuelve aún más difícil cuando todo el sistema de buses, taxis y autos privados, está colapsado por la falta de combustible y conseguirlo significa colas de espera interminables en las estaciones que Hamas ha designado para la venta del poco combustible que llega desde los túneles del Sinaí egipcio.
La situación permite que los sectores de los desocupados se encarguen de hacer las grandes y agotadoras colas para esperar en las gasolineras por algunos litros. Al llenar varios bidones de combustible, los taxistas, conductores y residentes que necesitan alimentar sus generadores eléctricos se los quitan de las manos a un precio considerablemente más alto del que lo han pagado.
Entre los difíciles ejemplos, el joven palestino Majdi de 22 años sin trabajo, dice que «aguanta más de 5 horas en las colas para luego vender en menos de 10 minutos todo lo que había comprado con más del 40% de beneficio y, mientras siga la crisis, la gente seguirá comprando». Majdi, explica que paga 3,75 shekels (moneda israelí, equivalente a 0,76 euros) por cada litro de combustible egipcio, que luego traslada con su moto a un cruce de carreteras y lo vende por 5,2 shekels (1,05 euros) y dice: «Cada bidón tiene 18 litros, así que puedo ganar 20 shekels por cada uno (4 euros)» y a pesar de su sonrisa, sabe que es la debacle de su pueblo que está abandonado y hambreado en mano de la potencia ocupante.
El taxista Abu Mohamed, comentó que «con lo comprado, en este llamado mercado negro, podré trabajar sólo unas horas, pero que tendré clientes, porque la escasez de combustible ha dejado cientos de coches y taxis en Gaza parados y las calles están llenas de pasajeros que no tienen quien les transporte». El gobierno de Hamas, la semana pasada ordenó a sus funcionarios que recojan en sus vehículos a todos aquellas personas que están en su camino y con el mismo destino.
Bombardeo
El palestino Mohammed Shareb de 67 años de edad, sobrevivió el martes a la tarde de un bombardeo israelí a su casa al este de Khan Younis, al sur de la Franja de Gaza, ubicada a sólo 350 metros del muro de apartheid, cuando las fuerzas de ocupación israelíes abrieron fuego de ametralladoras de sus tanques que penetraron en las ventanas y las habitaciones. Sharab, un civil palestino, resultó gravemente herido el 16 de enero de 2009, durante la invasión israelí contra Gaza conocida como ‘Plomo Fundido’, en la que murieron sus dos hijos. La potencia ocupante lo viene amenazando para que se marche de su casa.