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La fiesta de Purim y las fantasías genocidas

Fuentes: gilad.co.uk

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.

Tel Aviv, domingo 24 de febrero de 2013

Purim* es una de las fiestas más populares tanto entre los judíos ortodoxos como entre los tradicionalistas y los denominados judíos israelíes laicos. Las calles se llenan de niños y adultos maquillados y con disfraces de todo tipo que van de una fiesta Purim a la siguiente. Son días felices, pero tras las máscaras carnavalescas los demonios siniestros están al acecho. 

Hanan Usruf, de 40 años, trabajador árabe en el sector de  limpieza de la ciudad fue golpeado salvajemente por varias docenas de hombres judíos. El periódico The  Jerusalem Post informó de las lesiones de Usruf

«…incluida  una fractura en la cuenca del ojo derecho y laceraciones profundas en la oreja derecha y en casi toda su cabeza. Su visión es borrosa en su ojo izquierdo, pero puede distinguir los números y las letras pequeñas», dijeron los médicos.

El Times of Israel  agregó que la víctima -un ciudadano israelí, habría que añadir- atacado por «jóvenes borrachos» necesitó docenas de puntos y los médicos estaban haciendo todo lo posible para salvar su ojo; debajo de su foto horrible en el hospital, se citan las palabras de Usruf:

Los jóvenes lo patearon y rompieron botellas en su cabeza mientras le gritaban insultos raciales. «Gritaban cosas como  ‘fucking árabe’ y ‘consíguete tu propio país’.

Jerusalén, lunes 25 de febrero de 2013

Hana Amtir, una mujer árabe en la parada del tranvía, cerca de la estación central de autobuses, fue atacada por un grupo de jóvenes mujeres judías.  AFP cita a un testigo ocular (judío) que tomó fotografías del ataque y lo documentó en Facebook:

De pronto se oyeron gritos, y un grupo de jóvenes mujeres judías religiosas se enfrentó a la mujer y de repente una joven judía le dio un puñetazo en la cabeza […] luego se unió el resto del grupo, golpeando y empujando a la mujer árabe. La mujer trató de luchar contra ellas, pero le gritaron  que no se atreviera a tocar a los judíos y continuaron atacándola en grupo e incluso por la fuerza le quitaron el pañuelo que le cubría la cabeza […] el hecho fue presenciado por un guardia de seguridad de la empresa ferroviaria y un grupo de estudiantes judíos ultraortodoxos que estaban cerca y no hicieron nada.

El marco

De ambos sucesos -el linchamiento en Tel Aviv y el ataque en Jerusalén- se informó ampliamente en los medios de comunicación israelíes (por separado o juntos [en hebreo]), enmarcados justamente como crímenes de odio, a veces con referencia a crímenes similares en el pasado reciente. Les siguieron algunas protestas públicas -una manifestación, peticiones y artículos de opinión-. Sin embargo, no he visto  ningún informe mencionando el hecho de que ambos crímenes fueron cometidos en Purim (24 de febrero), una fiesta de un día que dura un día más en Jerusalén (24 y 25 de febrero). A lo sumo, se puede encontrar el día de fiesta mencionado de pasada, como por ejemplo en Times of Israel que también describe a  los verdugos de Tel Aviv como borrachos: «La policía aún tenía que hacer algún arresto […] Después de detener sospechosos, la policía determinará si el ataque fue motivado por racismo o si los hechos de Purim se les fueron de las manos a los juerguistas», como si la motivación racista y jolgorio Purim fueran  mutuamente excluyentes. Pero, como es costumbre, Purim fue simplemente ignorado por irrelevante.

¿Es la fiesta judía realmente irrelevante? La idea de que los atacantes estaban borrachos pueden ser fácilmente relacionadas con la obligación religiosa para emborracharse en Purim. Pero eso es sólo la punta del iceberg. Purim se ha identificado con la violencia judía (y con acusaciones de violencia contra los judíos, verdaderas o falsas) durante siglos. Basta pensar en la ciudad cisjordana de Hebrón, por ejemplo: fue en Purim de 1981 cuando los colonos judíos derribaron el techo sobre una tapicería árabe en «Beit Hadassah», expulsaron a su dueño y tomaron la casa, un paso crucial ya que desde entonces se desencadenó una limpieza étnica pura en el corazón de la ciudad palestina. Los desfiles de los colonos de Purim en esa ciudad se han convertido en una tradición de provocaciones, de violencia judía creciente de año en año que culminó en Purim de 1994, cuando un colono judío masacró a 29 musulmanes e hirió a 125 fieles en la Cueva de los Patriarcas. El carnicero se unió al pabellón de la fama de los colonos: «Purim en Hebrón después de 1994 era como Purim en Hebrón desde 1981, pero más todavía, con un nuevo héroe judío para que los niños judíos puedan vestirse como él», escribe el historiador israelí Elliott Horowitz en su excelente Reckless Rites: Purim and the Legacy of Jewish Violence (2006, p. 8) ( Ritos imprudentes: Purim y el legado de la violencia judía, N. de T) que documenta las raíces y la historia dela violencia judía de Purim (junto con los abusos antisemitas cometidos por los cristianos) desde la antigüedad hasta el presente.

¿Por qué Purim?

Al igual que cualquier legado que se extiende desde la Antigüedad pasando por la Edad Media hasta los tiempos modernos, el judaísmo es una cultura multifacética: puede ser tan universal como nacionalista, tanto igualitaria como racista; liberal e incluso revolucionaria y ultraconservadora y todos estos mensajes se pueden encontrar en el mismo dogma. Sin embargo, entre otras cosas, Purim, siempre ha reflejado profundas fantasías genocidas de venganza. El Libro de Esther, la base textual deesta fiesta, cuenta la historia de la salvación milagrosa de los judíos de Persia de sus enemigos, especialmente el malvado Amán. Termina con el ahorcamiento de Amán por el rey persa. En consecuencia, los judíos deciden  vengarse y matar a los diez hijos de Amán, el asesinato de varios cientos de gentiles en Susa, la capital, y luego la masacre de 75.000 gentiles en toda Persia. Así es como termina El Libro de Ester. Los (probablemente inexistentes) fundamentos históricos de estos hechos son irrelevantes: son el mito y la memoria los que importan.

Las raíces genocidas de Purim son aún más profundas: Amán, como el corto Libro de Esther subraya repetidamente, es un «Agagita»  es decir, un  descendiente de Agag», el rey de los antiguos amalecitas, el enemigo arquetípico de los judíos, que la Biblia manda a infligir genocidio: «borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo, no lo olvides» (Deuteronomio 25,19). Cuando el rey Saúl peca perdonando la vida del rey Agag, Dios se lamenta de haberle hecho rey de Israel y el Profeta Samuel «hace pedazos a Agag delante del Señor» (I Samuel 15,33).

Estas no son sólo interpretaciones vanas de los secretos para los aprendices ni secretos guardados para pocos, sino que todo está sujeto a la práctica litúrgica de Purim. Mientras que la lectura pública del Libro de Ester está en el corazón de la festividad, el texto de  la Torá donde dice que se elima a Amalec se lee en la sinagoga el «sábado de la memoria», el último sábado antes de Purim. En cuanto a los árabes, se les percibe como Amán/Amalec y Purim se convierte en un carnaval de la incitación contra de ellos.

Educar a los soldados israelíes

El Rabino Jefe del Ejército israelí acaba de editar un vídeo de corta duración (en hebreo) para «explicar» Purim a los soldados israelíes. Comienza diciendo lo obvio, es decir, que Persia es el Irán de hoy, entre las imágenes que parpadean de vez en cuando se menciona a Amán y aparecen  no sólo Ahmadinejad, sino también Nasralá, el líder de Hizbulá, y Hitler en varias ocasiones, así como Jesucristo, que también hace una breve aparición . En una básica reescritura de la leyenda, evidentemente dirigida contra los palestinos de  la actualidad, se dice que Amán y sus hijos han vivido en la Tierra de Israel, donde eran incitados contra los Judios y demandaban detener  la construcción en Jerusalén (!) antes de irse a Persia, donde transcurre El Libro de Ester.

En otras palabras, el video «educativo» del ejército traza una línea de Amán a Jesús, la Alemania nazi, el Irán de hoy  e Hizbulá, así como con los palestinos de la actualidad. Y Amán, como el vídeo no deja de recordar a sus espectadores, es Amalec, el eterno enemigo de los judíos: «borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo, no lo olvides.»

De Hebrón a Tel Aviv

Es verdaderamente sorprendente que los medios israelíes ignorasen el contexto de Purim en los violentos sucesos de Tel Aviv y Jerusalén. Los judíos israelíes están en presencia de una tendencia al «redescubrimiento y recuperación de la conexión con sus raíces judías». En semejante ambiente es de esperar que esos «redescubridores» tengan en cuenta el contexto judío de la violencia, después de todo, esto también es parte del legado judío al que supuestamente son tan aficionados. Pero no: en lugar de llegar a un acuerdo con las luces y las sombras de la rica tradición judía, los israelíes no ortodoxos son víctimas de siniestros demonios judíos sin que siquiera se den cuenta. Esos demonios han gozado de una existencia ininterrumpida entre los judíos ortodoxos como los colonos radicales de Hebrón y ahora incluso la han colado en la «secular» Tel Aviv.

Nota:

* La fiesta de Purim (en hebreo ורים , Pûrîm = suerte) es una festividad judía y protestante (que también celebran algunas comunidades cristianas) que se celebra anualmente el día 14 del mes judío de Adar en conmemoración del milagro relatado en El Libro de Ester en el que los judíos se salvaron de la aniquilación ordenada por el rey persa Asuero, identificado por algunos historiadores como Jerjes I, en torno al año 450 a. C.

El doctor  Ran HaCohen es israelí, profesor universitario y traductor conocido por criticar duramente las políticas de Israel, y colaborador de antiwar.com. 

Fuente: http://original.antiwar.com/hacohen/2013/03/03/purim-and-genocidal-phantasies/